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Capitulo 14

Como por arte de Magia

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-Señorita Granger tome asiento.

-Gracias Director

Temblorosa y nerviosa Hermione llego hasta la oficina del Director Snape esperando las peores noticias del mundo. Cualquier cosa había podido pasar, Mortifagos renegados y ávidos de venganza podrían haber encontrado a sus padres, podría haber ocurrido un accidente al aparecerse o incluso ellos mismos podrían decidir que no querían verla nunca… que la odiaban y no deseaban volver a verla jamás.

Tenía que admitir que era esa ultima la que más la asustaba. Temia mas que a nada perder para siempre a sus padres pero la sola idea de que dejaran de amarla le era insoportable y por unos segundos sintió sus ojos arder por las lagrimas contenidas, afortunadamente no estaba sola en el despacho de Snape, como siempre y afortunadamente Draco estaba allí para sostener su mano y regalarle un poco de consuelo.

-Sus padres llegaran el lunes a Londres, dejare un traslador en la sala común de premios anuales a primera hora, se activara a las ocho de la mañana y los llevara hasta sus padres. Están excusados de las clases del Lunes y si necesitan mas tiempo envíen una lechuza a la profesora McGonagall.

La voz de Snape la obligo a prestar atención a sus palabras y comprender el mensaje. Vería a sus padres, luego de un largo tiempo por fin podría verlos y la felicidad y el miedo competían en su interior por dominarla.

-Gracias señor

Snape silenciosos como siempre se levanto de la silla y salió del despacho, veía el dolor y el miedo en los ojos de Granger y sabía que su ahijado necesitaba un tiempo a solas con ella para ayudarla a calmarse. Podría ser que estaba de acuerdo con esa relación pero no necesitaba ver a ese par de adolescentes actuar acaramelados, eso sin duda seria más de lo que su estomago soportaría.

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Draco había intentado por todos los medios tranquilizarla y superficialmente lo había logrado pero en un rincón de su mente, en el más oscuro y pesimista de todos, aun pensaba que la posibilidad de perder a sus padres era inmensa y estaba asustada, aterrada mientras intentaba calmarse para que sus manos dejaran de temblar y lograr aplicarse el delineador negro sin terminar siendo una perfecta impresión de un mapache.

-¡Hermione!

Salto al escuchar el grito histérico de Draco, obviamente había estado perdida en sus pensamientos demasiado tiempo, en un esfuerzo sobrehumano despejo su mente y delineo su ojo izquierdo con cuidado antes de gritarle de vuelta al rubio y tomar apresurada un poco de labial y aplicárselo.

-¡Ya voy!

-¡Nos están esperando Hermione!

Ligeramente más calmada y completamente lista Hermione bajo las escaleras hasta llegar frete al rubio que se encontraba sentado y con los ojos cerrados en el sofá de una plaza que al parecer era su favorito, sonrió al verlo mover los pies nerviosamente obviamente muerto de impaciencia y hablo lentamente llamando su atención.

-Ya estoy lista

Draco recorrió con la mirada a la chica sin el mínimo disimulo mientras sonreía satisfecho ante la hermosa castaña vestida de blanco frente a él. Un vestido de cóctel resultaba lo suficientemente apropiado para la comida en casa de su madre, nada muy elegante pero tampoco casual y ese vestido era perfecto, ajustándose en los lugares correctos de manera demoledora y logrando que deseara golpearse por estúpido.

-Te vez exquisita Granger, nadie que te vea sospecharía que eres una rata de biblioteca

Vaya si di deseaba cruciarse por no haber notado la belleza oculta en esa chica. Sonrió mientras besaba su ruborizada mejilla decidiendo que desde ese momento ningún hombre más que él podría besarla, tocarla o ruborizarla. Hermione Granger era su chica aun que aun no encontraba el momento para informárselo a ella…

-Gracias Draco, no te vez tan mal tampoco, ocultas muy bien la piel de serpiente bajo la tunica.

-Anda Hermione que si llegamos tarde mi madre nos matara…

Hermione sonrió mientras Draco tomaba su mano y tiraba de ella apresurándola, jamás lo había visto tan nervioso. No a él. El rubio siempre parecía flotar en su propio mundo, ajeno a lo que a cualquier otro preocuparía pero al parecer si había algo capaz de perturbar al chico y era su madre.

-¿Asustado?

-¿De mi madre? ¡Por supuesto que si!

Aun riendo un poco de la cara de falso pánico del chico salieron de la torre rumbo al gran comedor donde se encontrarían con los demás para usar el traslador que mandara esa mañana la madre de Draco, una delicada caja de música que parecía ser invaluable.

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-Vaya Hermione te vez muy bien

-Estas hermosa

-Gracias Pansy, Luna. Están guapísimas también.

Blaise caminaba nervioso de un lado a otro completamente impaciente por marcharse de una vez, sabía que el traslador no tenía un hora fija para activarse pero lo aria en el momento en el que todos lo tocaran.

-¡Si, si, todos somos hermosos aquí pero la madre de Draco nos despellejara vivos si llegamos tarde!

-Blaise tiene razón… será mejor irnos ya

Blaise había llegado al punto de quitarle el traslador a Draco y extenderlo frente a los demás, de inmediato Theo se acerco a tocarlo y miraron a los demás impacientes.

-Pansy…

-¿Si?

-¿La madre de Draco es tan aterradora como Blaise la hace sonar?

Hermione se acerco a Pansy disimuladamente cuando vio a Draco tomar el traslador y a Theo jalar a Luna con delicadeza para luego tomar la mano de la rubia y colocarla sobre la fina caja de madera.

-No, Tía Cissy es… solo lijeramente peor.

Pansy no pudo evitarlo y soltó una risita al ver la cara de la castaña, era obvio que estaba muerta de nervios por conocer a Narsissa Malfoy en esas circunstancias nuevas y desconcertantes donde a pesar de saber que no sería juzgada o humillada de nuevo temía serlo.

Nerviosa pero resignada Hermione vio a Pansy tocar el traslador y se acerco también, sintió el brazo de Draco tomándola por la cintura y luego cuando toco la pulida superficie de madera esa horrible pero familiar sensación de ser alada por el ombligo le indico que no había vuelta atrás… conocería a la señora Malfoy.

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-Draco querido, al fin llegas

Hermione abrio los ojos al escuchar la voz de Narsissa, ella recordaba el tono aristocratico y la voz llena de desprecio que penso eran naturalez en esa mujer pero en ese momento solo encontro un cari-oso reproche hacia su hijo por llegar tarde.

-Lo siento mamá, teníamos algunos asuntos que resolver en el colegio y nos retrazamos.

Sorprendentemente Draco se disculpaba con su madre esbozando una sonrisa timida y avergonzada que le daba a su rostro un toque infantil sumamente adorable, no solo ante los ojos castaños de Hermione, Pansy y Narcissa también sonreían con dulzura al ver a la imponente serpiente toda frialdad asemejar en esos momentos a un tierno cachorrito que te mira disculpándose luego de morder tus mejores zapatos y ensuciar la alfombra.

-Esta bien, ahora Blaise, Theo escolten a estas encantadoras damas al salón azul.

-Claro Tia Cissy.

Justo en ese momento Hermione entendio lo que Pansy habia insinuado sutilmente sobre la madre de Draco. Esa bella y elegante mujer no elevaba la voz pero tenia un tono lleno de autoridad en ella que junto a una suave sonrisa en sus labios te obligaba a obedecerla sin siquiera pensar.

-Gracias por invitarme señora Malfoy

-Llámame Narcissa... tengo que confesar que esta reunión tenia un propósito oculto, quería disculparme por todo, por mi comportamiento en el pasado…

Draco miraba a ambas mujeres frente a él en silencio, veía a su madre extender su mano a la chica como una ofrenda de paz. Quizá en apariencia ese gesto era simple pero el significado tras él era profundo. Su madre, una sangre pura de larga tradición mágica estaba ofreciendo no solo una disculpa sino además invitando a una hija de muggles a tocarla.

-Señora… Narcissa, yo no tengo nada que perdonarle. La guerra acabo y prefiero comenzar de nuevo sin viejos prejuicios y rencores.

Sin siquiera dudarlo un segundo para orgullo y satisfacción del rubio vio a Hermione responder con una sonrisa mientras tomaba la mano de su madre y ambas mujeres se miraban a los ojos.

-Vamos queridos, es hora de reunirnos para beber un te mientras los elfos terminan la comida.

Luego de darle un ligero apretón a la mano de la chica Narcissa la soltó para encaminarse con pasos elegantes en la misma dirección en la que los otros chicos se habían marchado con una sonrisa en los labios al ver a su hijo ofrecer su brazo a la castaña para guiarla hasta el salón azul. No le sorprendía pero siempre era agradable darse cuenta que tantos años educando a su hijo para ser un perfecto caballero con quien lo merecía habían dado frutos.

-Quita esa cara Hermione, los elfos no estan siendo explotados. Tienen buena comida, días libres y ropa limpia por que se negaron a aceptar un salario.

-¿De verdad?

Hermione borro la expresión de molestia de su rostro para mirar interrogante al Huron, después de todo sabia que él le diría que el cielo era color verde limón y las nubes de pudding de pasas con tal de evitarse los sermones que solía darle sobre los derechos de los elfos y lo retrogrado que era tratarlos como esclavos.

Tal vez era tonto pero ella confiaba en que lo que Draco le decía era verdad, luego de tantos años de ser enemigos curiosamente ahora el hurón albino era la persona en quien confiaba ciegamente, tonto, ilógico y demente como parecía resultaba nada más que la realidad.

-Sí, mi madre es una buena mujer Hermione.

-Lo sé, ella te ama ¿Verdad?

La gente suele pensar que los Malfoy son una familia disfuncional donde el amor es algo inexistente, quizá porque estaban acostumbrados a ver solo la máscara de aristocrática frialdad que los Malfoy dominaban como si fuera un arte.

Pero nada era mas lejano a la realidad, era obvio para ella que Narcissa daría su vida sin dudarlo por su hijo y que para Draco nada era mas importante que su familia y siempre protegería a su madre incluso sobre de su propio bien.

-Eso es logico, es inevitable Granger… ¡Auch!

Al final del día, los Malfoy eran solo una familia mas y Draco era un buen hombre. Uno que tal vez cometió errores graves pero de mil maneras le había demostrado que no solo estaba arrepentido de sus errores sino que estaba dispuesto a enmendarlos.

-Serpiente vanidosa, ese es tu castigo por llamarme Granger.

Narcissa reía discretamente al ver a su hijo frotar su estomago luego del golpe que le diera la chica en una infantil actuación digna de un actor dramático. Le gustaba ver a su hijo sonreír y le agradecía a esa chica castaña por regresarle la vida a su bebe, porque Draco siempre seria su hermoso bebe con ojos de cielo tormentoso.

-Vamos Mione mi madre nos espera

Hermione frunció el ceño molesta ante ese ridículo apodo, odiaba ese diminutivo porque siempre que Harry, Ron o Ginny necesitaban ayuda en los deberes o en cualquier otra cosa la llamaban así, ese apodo la hacía sentirse tonta y utilizada.

-Luci ¿Qué te dije de llamarme así?

-Bien Hermione, pero nada de diminutivos ridículos.

Casi olvido su enfado al verlo borrar su sonrisa socarrona y mirarla con total seriedad ante ese diminutivo que tanto odiaba.

-¿Qué tiene de malo?, Luci es un diminutivo igual de bueno para Lucius que Mione para Hermione.

Tal vez otro se creería el tono de absoluta inocencia de la chica pero no él. No el príncipe de las serpientes y manipulador por excelencia. No, Draco Malfoy jamás caería ante la voz inocente y los enormes ojos castaños de su chica.

-Debiste ser Slytherin querida…

Claro que el hecho de no caer en sus manipulaciones no significaba que aria algo al respecto. Honestamente amaba esa vena Slytherin en la leona y pensaba disfrutarla porque la hacía lucir terriblemente sexy…

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