Narra Meg: Eran las 7.30 y yo ya estaba lista para lo que sería mi cita con Milo, me puse un vestido rojo y salí de la habitación, me senté en el living y esperé a que llegara Milo, a las 7.55 tocaron a mi puerta. Abro la puerta y me lo encuentro, con un traje y su corbata desabrochada, lo miro y me dice.

Milo: Lo sé —se ríe— No alcancé a abrocharme —sonríe—

Meg: Tranquilo —le sonrío, y me acerco a él— Yo lo hago —le abrocho la corbata, él sonríe—

Milo: Gracias —sonríe— ¿Estás lista? 

Meg: Sí —sonrío— Listísima 

Milo: Entonces vamos —me toma la mano y nos vamos juntos—

Meg: ¿A dónde vamos? —le digo cuando vamos bajando por el ascensor—

Milo: Es una sorpresa —me dice, sonriendo y robándome un beso—

Meg: Está bien, confio en ti —sonríe—

Milo: Por supuesto —sonrío—

Narra Meg: Bajamos del ascensor y vamos al parque del frente, donde Milo me dirige a un pequeño picnic que parece tener preparado desde antes de ir a buscarme. Lo miro y él sólo sonríe, luego me dice

Milo: ¡Sorpresa! —me sonríe— Bienvenida al mejor picnic de tu vida 

Meg: Milo, esto es hermoso —le sonrío— 

Milo: Lo mejor para la mejor —me guiña el ojo— 

Meg: En serio no puedo creer lo que hiciste —sonríe— Eres increíble 

Milo: Bueno, ¿vamos? —me ofrece su mano a lo que yo acepto—

Meg: Vamos —le sonrío—