Especial #1
05 de octubre, 2017
En realidad no tengo la más mínima idea de cómo llegué a estar aquí.
Todo empezó el día que ella golpeó con su codo mi vientre, luego le pedí su nombre y su número de teléfono. No había pasado por mi cabeza la idea de me iba a decir un nombre falso junto con un número que no era de ella, cuando me di cuenta de lo sucedido me interesó saber aún más sobre esa chica tan peculiar.
No es por presumir, pero soy yo, las chicas siempre han caído de rodillas con una sonrisa mía o con tan solo una mirada. Tampoco es que yo haya sido el típico rompecorazones, pero sí he tenido mi cuota de pretendientes. Además, siempre he estado concentrado en mis estudios, no tanto para considerarme un nerd pero sí para tener el apelativo de aplicado.
Empezar a estudiar medicina cambió mi vida por completo. Es estar dedicado las veinticuatro horas del día a tu carrera con tan solo unas dos o tres horas de libertad a la semana. Y esas dos o tres horas de libertad las usaba para hablar con ella.
Conocer a Leslie puso mi mundo de cabeza. Como dije antes, nunca he tenido que insistirle a una chica, pero a ella tuve que suplicar la quinta enmienda. Así todo inició como un reto personal para conquistar a la única chica que me había rechazado. Me estresaba que sea tan cortante y varias veces fría, me sacaba de mis casillas; todo lo que escribía ella lo tomaba de otra forma y lograba más perdidas que victorias.
Recién la conocí el día que supuestamente íbamos a ir al teatro. Había estado ansioso toda la semana de exámenes porque por fin ella disque había accedido a salir conmigo, pero todos mis planes fueron arruinados porque su mejor amiga tuvo un accidente. Sin embargo, aproveché el pánico e intenté tener una conversación civilizada con ella.
Ese día entendí varias cosas sobre su carácter frío y cortante, el cual solo era hacia personas que no le tiene confianza porque a su mejor amiga y al resto de sus amigos le era muy dulce y atenta.
Caí cautivado por ella en el instante que su risa inundó toda el pasillo de la clínica, caí rendido a ella en el momento que dejó caer su máscara de frialdad; caí de rodillas por ella en el momento que sonrío hacia mí y no era fingida.
Después, todo fue un caos en mi vida. Tuve que pedirle a su mejor amiga el horario de la chica que me atraía. Solo tenía un día a la semana en que podía coincidir mis horas libres con las de ella, aparte de los fines de semanas. Aprovechaba ese día para ir a buscarla a la universidad. Veía como ella con indiferencia me hablaba y que hacia todo lo posible para que me alejara de ella, lo cual para mí en esos momentos me resultaba imposible.
Ella me empezaba a atraer como un imán.
Me había propuesto a no caer por ninguna chica durante mis estudios en la universidad. Estaba tan ocupado con la medicina que me negaba a dedicar tiempo a alguien pero justo llegó Leslie para cambiar todos mis planes. Arriesgué mi vida por ella, porque no estaba dispuesto a aceptar que la aparten de mi vida, a pesar de que pude haber muerto aquel día. Sin embargo, la mirada de aprecio en su rostro valió cada segundo de pánico que viví cuando pensé que era mi último día de vida.
Luego, su mensaje en el chat abrió un mundo de posibilidades frente a mis ojos. Ella estaba dispuesta a darme una oportunidad para que logremos algo en un futuro. Cosas así no se hablan mediante una plataforma online de redes sociales, tenía que hablar con ella en persona.
Es por esta razón que me encuentro esperándola apoyado en su carro. Se supone que ella debió haber salido de su clase hace quince minutos. Estoy en esta posición un tanto incomoda desde veinte minutos y, la verdad, he venido predispuesto a esperarla todo el tiempo posible porque tengo que admitir a los cuatro vientos que Leslie Espinoza es la única chica en todos mis años de vida que me gusta. Me gusta mucho.
Cuando ella sale de la universidad no puedo despegar mis ojos de su forma tan confiada de caminar, el vaivén de su cabello y la mirada de completa tranquilidad que desprende hacia todos. Ella viene en dirección a su carro cuando me nota apoyado en él. Su mirada cambia de tranquilidad a molestia en tan solo segundos. Me encanta lo que puedo causar en ella.
Le sonrío porque de alguna manera siento que con aquella acción, ella va perdiendo todas sus defensas para ir cayendo de pocos por mí.
Le digo para comer un helado, aunque al principio se muestra reacia al tema, acepta. Entramos a su universidad después de hacer todo un papeleo. Caminamos hacia la cafetería, en todo el trayecto siento como ella me mira de reojo ocasionando que la sonrisa de mi rostro nunca desaparezca. Pedimos los helados y como no había mesas disponibles, nos vamos hacia los pastos.
—Vine hasta aquí para que me digas lo que me dijiste por el chat — le digo mientras agarro un trozo de helado con mi cuchara.
— ¿Qué cosa? —pregunta indiferente sin mirarme a los ojos.
—Que yo te gusto —anuncio basta confiado de mí mismo
—Tú no me gustas —toma un trozo de helado y yo hago lo mismo.
Lo sé, Leslie, por eso es que mi misión es conquistarte.
—Bueno, tú sí me gustas —me encojo de hombros con una gran sonrisa.
Veo como sus mejillas se tiñen de rojo e intenta borrar la sonrisa en su rostro que se estaba formando. Ver a Leslie sonrojada es uno de los grandes placeres de mi vida a partir de este momento.
—Qué bueno por ti —me responde, aunque intenta sonar indiferente no lo logra.
—Aunque no te conozco lo suficiente, puedo decirlo a los cuatro vientos y con la esperanza de que no te sientas presionada, de que me gustas, Leslie y tengo toda la intención de conquistarte —mi sonrisa nunca desaparece.
¡Ahí está! Lo dije. Admití mis sentimientos por ella.
— ¿En serio? —Enarca una ceja como si me estuviese retando— ¿En qué semana vamos?
Ah, todavía se acuerda del plan que su mejor amiga me sugirió.
—La sexta —tomo otro trozo de helado para demostrar que no es importante llevar la cuenta de las semanas.
—Ah mira, qué interesante —dice despreocupada.
A veces, solo a veces, pierdo mi paciencia con ella. No entiendo por qué le cuesta tanto admitir sus sentimientos.
— ¿Puedes dejar esa mascara tan fría que me estas demostrando y volverte por un momento aquella chica que me dijo sus sentimientos? —le pido y clavo la mirada fijamente en mi dulce que ya está pronto de acabarse.
—Yo...
Su mirada fría se fija en la mía y siento como si me cayera un baldazo de agua helada al entender que ella solo me dijo todas esas cosas para jugar conmigo, para tener a alguien con quien divertirse, ¿no? Mierda, por eso es que por chat se muestra tan dulce y por otro lado se está riendo de mí. Apuesto a que en estos momentos se está burlando de toda esta situación.
—Está bien —la interrumpo porque ya no tengo ganas de seguir escuchándola—. Lo entiendo. Querías burlarte de mí, ¿no?
— ¿Perdón?
—Que me dijiste todo eso para hacerme una broma, para que yo te diga mis sentimientos y después puedas reírte ¿No? Debe ser un plan con tu mejor amiga, apuesto que todo empezó cuando ella me dio tu número de teléfono.
— ¡Espera! —Interrumpe mis acusaciones levantando su mano en señal de "stop"— Deja de juzgarme mal, porque me estás tildando de fría, ahora de insensible y técnicamente de cruel porque yo no sería capaz de hacer semejante cosa a alguien. No soy de demostrar mucho lo que siento, además te dije claramente que estoy bastante confundida pero que estoy dispuesta a intentar algo...
El movimiento de sus labios es cautivante. Veo como frunce el ceño, su mirada no se aleja de la mía y sus labios se mueven al compás de sus palabras logrando que no pueda desviar mis ojos de aquella acción. Quiero besarla, la verdad es que muero de ganas por besarla. Es así como noto que tiene una mancha de helado en la comisura de su boca.
Tengo una idea.
—Te has ensuciado de helado — la interrumpo de nuevo.
— ¿Qué? —Pregunta y acabo de lograr mi objetivo, se ha distraído de todo el asunto— ¿Dónde?
—Espera —me acomodo de tal manera que termino muy cerca de ella invadiéndome el delicioso aroma de su perfume—, yo te ayudo —agarro una servilleta disque dispuesto a ayudarla con esa mancha.
Cuando estoy muy cerca de su rostro y nuestras narices están casi rozándose es cuando tomo la iniciativa y mis manos sueltan la servilleta para tomarla de las mejillas. Su mirada se muestra confundida hasta que cierro los ojos para juntar sus labios con los míos.
La felicidad inunda todos mis sentidos porque he logrado mi cometido. Ahora sé que besar a Leslie es cautivante y puede llegar a ser mi nueva adicción.
***
Zack olvídate de Leslie y quédate conmigo *-* (esto fue escrito hace mucho tiempo, pero lo subo porque es San Valentín)
Ay, este hombre acaba de ganarse un pedazo de mi corazón.
PD: Espero que les guste el especial :)
PD2: No se olviden de votar, comentar y recomendar la historia si les gusta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro