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10 de octubre, 2017

Me despierto con el sonido de mi celular vibrando en la mesita de noche. Debí apagarlo, pero el cansancio fue más fuerte y me quedé dormida. Lo bueno es que mis clases son en la tarde, así que no debo levantarme por ahora.

Agarro mi celular y me doy con la sorpresa de que tengo treinta llamadas perdidas de Zack y cinco de mi mamá. Lo primero que hago es devolverle la llamada a mi mamá.

—Hola, amor —me responde mi progenitora al otro lado de la línea—. Te estuve llamando todo el día porque un chico muy simpático vino a la casa a buscarte, y ya que no quería levantarte le dije que te podía esperar en la sala.

A veces mi mami puede ser muy ingenua.

— ¿Sabes que pudo haber sido un violador, o un secuestrador, hasta un traficante de órganos? Imagínate que termine en el mercado negro solo porque mi mamá dejó entrar a un desconocido a casa —le riño.

—Te está esperando en la sala, tengo una reunión en estos momentos, adiós —me dice con y termina la llamada.

¿Por qué tengo que enfrentarme a cosas así a estas horas de la mañana? Bueno, son las once de la mañana, no es muy temprano que digamos, pero los fines de semana me levanto de mi cama a la una y tomo mi desayumuerzo. De acuerdo, no es una palabra muy coherente.

Intento arreglarme lo mejor que puedo — después me daré un baño —, reviso si es que Melissa está en casa topándome que su cuarto está vacío y luego, bajo las escaleras para encontrarme con el chico de las sonrisas coquetas sentado en el sofá de mi sala viendo una película en la televisión.

—Buenos días — digo tranquila.

En estos momentos puedo decir claramente que mi lado hormonal invadió mi cerebro, pues Zack se ve guapísimo con unos vaqueros azules y una camiseta negra que demuestra que el chico hace ejercicio. ¿Cómo rayos puede verse tan bien a esta hora?

—Buenos días —habla, calmado. Así que no está enojado, eso es perfecto porque pretendo hablar con tranquilidad.

— ¿Ya desayunaste? —pregunto, curiosa.

Este intercambio tan seco de palabras necesita de más emoción por nuestra parte.

—No —niega con la cabeza—, pero quiero hablar contigo un momento. ¿Puedes sentarte?

—Claro —me acomodo a su costado en el sofá sin borrar la sonrisa en mi rostro la cual siento que es muy fingida.

Noto como él toma aire con fuerza y lo expulsa de la misma manera, parece que se estuviera armando de valor para cualquier cosa que vaya a decir.

— ¿Por qué estabas donde Eduardo viendo una película a solas con él a las diez de la noche? —me pregunta con calma.

—Porque somos amigos —me encojo de hombros y creo que mi voz sonó muy sarcástica en esa respuesta.

—A ver —levanta su mano haciendo una señal de stop—, voy a preguntártelo de otra forma... ¿Por qué estabas con él un viernes en la noche viendo una película cuando estás en algo conmigo?

— ¿Qué estas insinuando? —frunzo el ceño. Ante tal pregunta puede haber muchas interpretaciones y necesito que me las aclare.

—Que estás conmigo —hace una seña hacia sí—. No me gusta que pases tiempo con chicos a solas.

— ¿Me estás haciendo una escenita? —pregunto. La sorpresa se nota claramente en mi voz.

— ¡Claro que te estoy haciendo una escenita! —Grita, desesperado— Me gustas mucho, Leslie y no quiero verte con otros chicos, me hubieras preguntado antes.

Me pongo de pie, tranquilamente y creo que eso logra desesperarlo aún más.

—Un momento —lo interrumpo—. Tú y yo —lo señalo primero y luego a mí— no estamos juntos —niego con la cabeza—, y si lo estuviéramos yo no tendría que estar pensando en preguntarte si voy a salir con uno de mis mejores amigos. ¡Es como mi hermano!

—Por favor —se cruza de brazos y resopla. Me hace recodar a un niño pequeño cuando hace un berrinche—. ¿Quién dice que no te desea en secreto?

Sacudo la cabeza en forma de negación. ¡Por favor! Espero que no esté diciendo lo que creo que es.

—Porque hemos sido amigos por años y nunca me ha hecho notar que me "desea" —hago el gesto de comillas con mis dedos cuando digo la palabra "desea".

—Deberías tomar en cuenta mi opinión sobre ello —dice entre dientes. Su gesto enojado borra todo lo atractivo que tiene, su ceño fruncido y su rostro rojo de la ira no le favorecen.

— ¿Respecto a mis amigos? —Pregunto, curiosa— ¿O sea, tú vas a elegir con quién puedo juntarme y con quién no?

— ¡Sí! —Exclama levantando sus brazos frustrado o enojado, mientras que yo estoy perdiendo la calma que me caracteriza— ¡No puedo creer que hayas estado donde Eduardo a esas horas y no me hayas dicho!

— ¿Tenía que decirte? —el tono de mi voz cambia de sorprendida a irónica.

—Claro —dice como si fuera obvio—, se supone que estamos en algo.

— ¿Y por eso tengo que pedirte permiso para ir a la casa de mi amigo?

—A esas horas de la noche ¡Sí! —grita volviendo a perder su control. Pasa sus dedos por su cabello desordenándolo y provocando que caiga un mechón sobre su ojo derecho, así que mueve la cabeza con fuerza para apartar ese parte de su cabello que obstruía su vista— ¿Si un hombre te invita a su casa para ver una película a estas horas de la noche, cuales crees que serían sus intenciones?

—Ver una película como amigos, ¿será? —digo con sarcasmo.

— ¿En verdad crees eso? —Estoy. Perdiendo. Mi. Paciencia— ¿O sea, que tú aceptas ese tipo de invitaciones así de cualquier hombre?

—No es cualquier chico, es Eduardo.

— ¿Entonces, Eduardo es especial? ¿Te gusta pasar las noches con él? ¿Viendo películas, supuestamente? ¿Qué dice eso de ti, Leslie?

— ¿Qué estás insinuando?

— ¡Qué pasas las noches con Eduardo! —grita. Se pone de pie y se empieza a mover de un lado a otro llevándose tres dedos a su barbilla quedándose en una actitud como si estuviera pensando.

No puedo creer que esté insinuando algo así.

—Te estás pasando —hablo entre dientes.

— ¡No me estoy pasando! —vuelve a levantar la voz. No me atrevo a decir nada porque cuando me altero puedo ser un poco mala, así que mejor me calmo. Tomo aire con fuerza mientras escucho que él hace también lo mismo— No puedo creer que tengas tan poca consideración y no me hayas dicho que ibas a ir a su casa. ¿Dónde quedo yo, Leslie?

—La verdad que...

— ¿Qué? —me interrumpe. Se pone en una posición dándome la espalda, veo como todos sus músculos se contraen con frustración— No me imagino con cuántos hombres has pasado la noche y yo no estoy enterado —esto último lo dice con una voz que parece que estuviera decepcionado.

¡Paren todo en estos respectivos momentos! Si pensaban que iba a darle una oportunidad a Zack ahora todos están completamente equivocados.

Pienso que va a decir algo más pero la sala entera queda en silencio. Tomo aire con fuerza mientras escucho que él hace lo mismo. Espero que se haya dado cuenta lo que sus palabras han provocado en mí.

—Leslie —pronuncia unos segundos después con una voz como de arrepentido. Voltea a mirarme fijamente a los ojos para acercarse poco a poco a donde estoy sentada—, sé que me sobrepasé.

Niego con la cabeza decepcionada por todo lo que acaba de ocurrir.

—Perdón yo... fueron los celos—intenta tomar mi mano pero le huyo a aquella acción.

— ¡Oh por Dios! —Murmuro un poco irritada sin apartar la mirada de la suya— Esto no va a funcionar entre nosotros dos —niego con la cabeza—. No me gustan los celos, no me gustan las personas posesivas. No me gusta esto que estás haciendo.

— ¿Qué estoy haciendo? —pregunta para de nuevo perder sus estribos.

— ¡Una escena! —Chillo— Ayer te pusiste todo posesivo con lo de voy a recogerte y ahora me dices que tengo que preguntarte cuando quiero reunirme con mi mejor amigo. Jódete, Zack. Si pensabas que te estaba dando le beneficio de la duda pues acá termina. Entre tú y yo no existe algo.

—Y-yo —titubea.

—Has insinuado algo horrible —pronuncio. Mi cabeza se mueve como si estuviera negando debido a mi desconcierto ante sus palabras.

—Fueron los celos hablando —se excusó—. Recién me estás dando una oportunidad y tengo tanto miedo de perderla.

No sé qué hacer, no sé qué decir. Estoy atónita por lo sucedido.

—Creo que todo esto está mal —susurro al cabo de unos segundos de suma tensión.

— ¿Todo esto? —pregunta, preocupado.

—No debí darte una oportunidad.

—Espera —intenta acercarse y vuelvo a huir. Mi espalda termina apoyada en la pared y Zack muy cerca de mí, por lo menos no me está tocando ni tampoco hace el amago de hacerlo—, tengo miedo, ¿de acuerdo? Tuve una relación anterior y me engañó con su mejor amigo.

Mi boca cae abierta, sorprendida.

—Eso fue hace años —hace un gesto de "no importa" con su mano—. Fue justo como sucedió ayer. Ella no me dijo que se había ido con su mejor amigo y cuando la llamé me dijo que todo estaba perfecto. A la mañana siguiente la escuché, por accidente —aclara—, hablar con sus amigas sobre que había tenido sexo con su amigo la noche anterior.

— ¡Oh por Dios! —suspiro.

—Por eso reaccioné así.

—Eso no justifica que hayas insinuado que paso las noches con varios hombres —la amargura vuelve a invadir todos mis sentidos, sin embargo, intento que no afecte mi sentido de la razón—. No te imaginas cómo puede afectarle a una persona una insinuación como esa.

Sobre todo a una mujer me faltó decir.

—Leslie...

—Te invito a que te retires de mi casa —apunto hacia la puerta mirándolo fijamente a los ojos.

Estoy cansada, pese a que recién me levanto de mi cama, sinceramente estoy cansada emocionalmente por esta discusión que he tenido con Zachary. No deseo seguir hablando de lo mismo porque estoy segura que no llegaremos a nada.

—Les...

—Retírate de mi casa, por favor —pido llamando a toda la tranquilidad que se encuentra dentro de mí.

Con un suspiro intenta sonreírme de esa manera coqueta pero su intento termina en fracaso. Dándome una última mirada da media vuelta para caminar hacia la puerta de mi casa.

— ¿Podemos hablar luego? —se detiene unos segundos en el umbral.

—Claro —pronuncio decidida—, cuando dejes de ser un estúpido, ahora vete. Adiós.

Veo como con un gesto de resignación abandona mi casa a paso lento, luego escucho el sonido de un carro siendo arrancado para después desaparecer por la avenida.

Maldita posesividad.


***

—Hola, cariño. ¿Comiste algo? —mi mamá apareció en la puerta de mi habitación luciendo agotada pero con una sonrisa en su rostro.

Levanto la mirada del libro sobre el comportamiento del ser humano que mi profesor dejó como tarea.

—Hola, mami —respondo con dulzura—. No hay comida abajo, me hice un emparedado.

— ¿Todo bien? —enarcó una ceja.

—Creo que tienes que tener cuidado con las personas que dejas entrar a la casa.

— ¿Por qué? —Se acercó a paso ligero a donde estaba sentada en mi cama— ¿Te hizo algo? El chico no parecía malo.

Negué con la cabeza. Me acomodé mejor en mi cama cruzando mis largas piernas estilo indio y aparté el libro para concentrarme en hablar con mi progenitora.

—Pues no pasó nada malo —bajé la mirada a mi regazo.

— ¿Entonces pasó algo bueno? —Sugirió y su voz se tornó maliciosa— Por favor dime que usaste condón.

— ¿Por qué siempre terminamos hablando de condones?

—Para que quede en esa pequeña mente tuya lo importante de usar protección.

La observé sorprendida. A veces mi mamá se podía sobrepasar un poco.

—El punto no es ese. Solo que no vuelvas a dejar entrar a extraños a la casa.

Ella se encogió de hombros indiferente a mi simple y pequeño pedido.

—Es mi casa, Leslie; yo dejo entrar a quien yo quiera.

—Se nota el sentido de democracia en este lugar —mi voz sonó más sarcástica de lo que pensaba.

—Si tienes alguna queja mándasela a tu padre —se pone de pie con una gran sonrisa en su rostro. Camina hacia la puerta de la habitación con total tranquilidad.

—Apenas veo a mi papá —me quejo.

—También puedes mandarle esa queja —se burla y me deja sola, de nuevo.

Atraigo de nuevo el libro para prestarle atención, sin embargo, no puedo pasar de la segunda hoja porque todo lo que sucedió hoy con Zack vuelve a mis pensamientos y se repite como una película ante mis ojos.

Realmente me sacó de quicio y pocas veces dejo que una persona vea esa faceta mía. La verdad es que no es posible que haya reaccionado de esa manera. ¡Eso es ser completamente impulsivo e ilógico! Yo solo estaba dándole una oportunidad para que posiblemente en un futuro seamos algo más, pero no, él lo estropeó de la peor manera.



11 de octubre, 2017


«Sé que fui un imbécil, lo lamento, en serio»


«Olvídalo»


«Yo no puedo olvidarte»


«Ah, pero sí puedes pensar que paso todas las noche con algún hombre, ¿no? »


«Me equivoqué de palabras»


«Entiendo, errar es de humanos»


«Entonces... ¿Me perdonas? »


«Déjame pensarlo»


«Mi meta era conquistarte, ahora cambio de planes. Mi meta nueva es lograr que me perdones y como he logrado conocerte un poco; pienso que también debo recuperar tu confianza»

«Quiero lograr hacerte entender que no todos los chicos son iguales, no romperé tu corazón. Primero tengo que descongelarlo»


«Suerte con ello»  


***



¿Pensaban que ahora iban a vivir una hermosa historia de amor?

Te la creíste we 

La verdad es que no entiendo por qué rayos avanzan un paso y luego retroceden siete. Así no se puede.

Directo a mi shipp Zaclie :( 

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