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[🐢] 04

 
 
Observó atentamente la bolsita con caramelos entre sus manos, analizando con cuidado si su idea era buena o no. La noche pasada no pudo dormir adecuadamente debido a que cierto chico rubio vagaba por sus pensamientos. No sabía que era, si vergüenza o alguna especie de curiosidad, pero algo dentro de su cabeza le decía que debía disculparse con JiMin e intentar acercarse a él.

Toda la noche no pegó los ojo por pensar en la situación, era consiente de que no podía simplemente acercarse al rubio de la nada, no ahora que sabía de la condición de este. Lo que menos quería era asustarlo de nuevo, bien podía soportar miles de confrontaciones con su insoportable hermano, pero ver de nuevo al indefenso y tierno JiMin con lágrimas en los ojos y expresión asustada en el rostro no.

Se le complicaría acercarse a JiMin, así que debía pensar con cuidado sus acciones para no asustarlo de nuevo y que termine huyendo, aunque, pensándolo bien, era probable que ni siquiera intente huir, solo gritaría y quedaría petrificado en su lugar. Por eso mismo, tenía que ser cuidadoso.

Aventó hacia arriba la bolsita de caramelos y la volvió a atrapar con su mano, soltó un suspiro largo y metió la bolsita dentro de su chaqueta, con toda la delicadeza del mundo, cosa que le sorprendió porque solo se trataba de una bolsa de dulces.

Miró a su alrededor, intentando ubicar con la mirada a JiMin. Era muy temprano por la mañana, las clases apenas darían inicio por lo que el tumulto de gente caminaba a todas direcciones, algunos apurados y otros relajados.

Después de un rato en que sus ojos bailaban en busca del rubio, pudo visualizar aquellos rubios cabellos siendo cubiertos por un gorrito de lana color azul pastel. Sonrió inconcientemente, bajando su mirada al rostro del menor, encontrándose con la imagen más adorable que pudo presenciar. Sus mejillas estaban más abultadas de los normal, debido a que comía un poco de fruta picada. Sus mejillas estaban muy rojitas, al igual que la puntita de su nariz, muy probablemente por el frío de la mañana. A pesar de la distancia en la que estaban, YoonGi notó que los labios de JiMin brillaban, quizás porque la fruta tenía miel o solo era un poco de saliva.

Estaba a punto de acercarse al rubio, pero estaba tan perdido en ver los detalles del chico que no se dio cuenta que estaba acompañado. Fue hasta que vio como ChanYeol limpiaba con una servilleta los labios de JiMin, sonriéndole con ternura. También estaba acompañado de más personas, las cuales no les dio importancia. Se lamentó internamente porque no podía acercarse ahora, debía esperar a que estuviera solo.

—Parece que no es buen momento. —susurró en un hilo de voz, metiendo la mano a dónde la bolsa con caramelos aguardaba.

—No, no lo es. —el pálido dio un saltito en su lugar, asustado por la inesperada voz. —Oh, lo siento. —se disculpó la chica mientras bajaba la cabeza avergonzada.

—No te preocupes, AhIn. —sonrió para calmarla, recibiendo una sonrisa también.

—Llevas un largo rato observándolo, no quería interrumpir tus pensamientos.

YoonGi suspiró. —Quiero disculparme pero, no sé cómo vaya a reaccionar...

AhIn palmeó el hombro del azabache, comprendiendo su temor.

—Descuida, te ayudaré a acercarte pero eso será después, no creo que quieras recibir un golpe de ChanYeol.

YoonGi soltó una risita que, aunque sonaba divertida, en realidad era nerviosa. No le temía al idiota de ChanYeol pero si temía que acercarse JiMin sea malo para el rubio.
 
 

 
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La hora del almuerzo llegó, junto con las posibilidades de conseguir acercarse a JiMin. AhIn, como había prometido, acompañaba a YoonGi para poder ayudarle a acercarse a JiMin sin asustarlo.

Caminaron hacia la cafetería donde probablemente estaría, pues según AhIn, el rubio se juntaba ahí con uno de sus amigos.

El bullicio del lugar los recibió, muchas personas parloteaban con sus respectivos grupos de amigos. La cantidad de gente en el lugar no era mucha, pero aún así conseguían dar la impresión de que eran muchas.

—Allá está. —señaló AhIn una de las mesas más retiradas del lugar, apartadas de toda la gente y, por ese motivo, seguramente era más tranquilo.

YoonGi mordió su labio cuando visualizó al rubio, quien apesar de estar encogido en su lugar debido a toda la gente, mantenía una sonrisa hacia un chico frente a él. YoonGi realmente estaba nervioso, lo único que le tranquilizaba era que ChanYeol no se veía por ninguna parte, y eso en efecto era bueno, así no evitaría que hablara con JiMin.

—Iré ahí primero y haré que TaeHyung me acompañe a comprar algo, luego te acercas. Intenta sonreír lo más amigable posible, así JiMin sentirá que no le harás nada, si apareces con la cara que traes ahora lo vas a asustar.

—¿Qué tiene mi cara?

—Nada, solo que parece que estás a punto de cometer un crimen.

YoonGi tragó saliva, debía estar relajado antes de acercarse.

AhIn se despidió luego de desearle suerte y se dirigió a la mesa donde JiMin y el chico desconocido estaban. YoonGi observo que intercambiaron unas cuantas palabras, y luego de unos minutos AhIn y el otro chico se levantaron de la mesa. Esa era la señal de YoonGi.

Se acercó con cautela a la mesa, sintiendo sus manos sudar por los nervios. Cuando estuvo frente a la mesa, dejó salir todo el aire que contenía en sus pulmones. JiMin al sentir una presencia levantó su mirada, abriendo los ojos al ver de quién se trataba. A pesar de la sonrisa que YoonGi le daba, JiMin intentó huir, pero YoonGi le detuvo.

—E-espera, no te haré daño. —el rubio detuvo sus acciones, girando su cabeza para ver al pálido, analizando su rostro. Bajó la mirada un poco incómodo y volvió a sentarse. YoonGi tomó eso como que no escaparía. —¿Puedo sentarme? —JiMin dudó un poco pero luego asintió, sin levantar la mirada.

Estuvieron un rato en silencio, YoonGi sin saber ahora que hacer. Se dio una abofetada mental y decidió hablar.

—Quería disculparme, no debí hablarte así la vez pasada, no fue mi intención. Tampoco quise asustarte ayer, no sabía de... —silenció sus palabras, pues no sabía si la condición de JiMin fuera algo de lo que le incomodara hablar. —¿Podrías perdonarme? —sonrió nervioso.

JiMin levantó un poco la mirada, dejando de jugar con los dedos de sus manitos. Asintió luego de unos segundos, sacándole una sonrisa al pálido.

—Soy YoonGi, tú eres JiMin ¿Cierto? —el rubio asintió. —Tienes un lindo nombre. —JiMin no dijo nada, solo sus mejillas reaccionaron a pintarse de un color rojizo.

YoonGi metió una mano al bolsillo de su chaqueta y sacó los caramelos, extendiendo la bolsita a JiMin. —¿Te gustan los caramelos? —JiMin vio la bolsa frente a él, y aunque sus ojitos brillaron al ver dulces, negó con la cabeza. —¿No te gustan? —preguntó desanimado el azabache.

N-no debo... Aceptar. —la voz de JiMin acarició los oídos de YoonGi, quien sonrió por lo dulce y suave que era.

—¿Por qué no?

Desconocido... No d-debo aceptar. —repitió mientras mecía los pies.

—Oh, es eso. No tienen nada malo si es lo que te preocupa, si quieres puedo comer de ellos también para que veas que no te haré nada. —dicho esto, YoonGi abrió la bolsita y agarró un caramelo, llevándolo a sus labios.

JiMin observó su acción en silencio, intercalando la mirada entre YoonGi y la bolsita de dulces. Un poco más confiado, deslizó su mano por la superficie de la mesa y tomó uno de los caramelos, jugando con el con sus dedos. Lo observó por unos momento, detallando la textura y la forma de él. Era redondo y de color blanco, un espiral de color amarillo adornando desde el centro del dulce.

Me gusta el amarillo. —murmuró con una sonrisa para luego llevar el dulce a sus labios. El dulce sabor se sintió en su boca, amplió más sus sonrisa.

—¿Tu gusta? —el menor asintió. —Puedes comer todos los que quieras, son tuyos.

¿Míos? —parpadeó sorprendido, viendo a YoonGi asentir. —Míos. —repitió emocionado y tomó otro caramelo.

YoonGi sonrió mientras veía a JiMin comer los caramelos con entusiasmo, notando que los caramelos amarillos llamaban más su atención. El pálido habló de algunas cosas, JiMin solo se limitaba a asentir y a pronunciar algunos monosílabos. YoonGi sabía que le llevaría tiempo hacer que el rubio le tomara más confianza, pero por alguna razón no le molestó, realmente quería hacerse cercano a JiMin.

Se despidió de él prometiéndole que le compraría más de esos caramelos, y JiMin gustoso aceptó.

Después de todo, tal vez no era mala idea acercarse.
 
 
 

 
  
  
  
 
 
 
Holaaa.
Mil disculpas por la tardanza :(

Esperamos que el capítulo haya sido de su agrado.

Muchas gracias por leer 💞

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