028.
PENÚLTIMO
"Las cosas buenas son las cosas más difíciles de creer" Mirándose directamente a los ojos con una sonrisa, eso fue lo que ambos príncipes pensaron en el momento en que se dieron cuenta que, después de un largo tiempo, estaban volviendo a ser realmente felices, y todo gracias a la persona que tenían enfrente.
Realmente estaban agradecidos de haberse conocido.
La devoción en la mirada dorada de Jimin al ver al joven que le robó el alma, y la forma tan entregada en la que Jungkook dejaba un beso sobre la muñeca de su amado, eran acciones tan pequeñas que a la vez demostraban cuán grande es el amor que ambos se tienen.
—Estoy cansado porque dormí en el suelo ¿quieres tomar una siesta conmigo?. —le preguntó Jungkook.
—No hace mucho despertamos, pero está bien, pero solo si lees un cuento para mi. —respondió Jimin con una sonrisita inocente.
—Yo te daría la Luna y las estrellas si así lo desearás mi príncipe. —le dijo con su tierna sonrisa de conejo—. Vamos, te leeré el cuento que más te guste. —le tendió su mano para que la tomara, pero entonces se dio cuenta que su amado llevaba los pies descalzos «la madera del barco seguramente está fría y húmeda» pensó, y entonces Jungkook cargó casi sin ningún esfuerzo a Jimin en sus brazos, tomándolo por sorpresa.
—¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Por qué me estás cargado? Bájame, puedo caminar por mi mismo. —protestó sonrojándose, avergonzado.
—No traes zapatos, si caminas así podrías pescar un resfriado, el suelo de los barcos es frío y húmedo, no quiero volver a verte en la cama enfermo. —le explicó preocupado—. Déjame llevarte hasta mi camarote así, puedo hacerlo, no eres para nada pesado y además soy muy fuerte.
Jimin río con ternura.
—Pero antes camine hasta aquí así, no deberías preocuparte demasiado.
—Una vez te lo dije, cualquier cosa que te suceda sin importar cuán grande o pequeña sea, es de suma importancia para mi y me preocuparé, así que, déjame cuidar bien de ti ¿si?. —le sonrió.
—Está bien, pero... ya para de comportarte tan tierno, mi cara seguramente parece un jitomate. —rio en voz baja desviando la mirada, tratando de ocultar el carmesí de sus mofletes.
—No la ocultes, es un verdadero encanto verte de esta forma. —le beso con dulzura la mejilla haciendo extender el rubor hacia sus orejas—. ¿Listo? Andando, sostente fuerte.
—¿Qué? ¿Por...? ¡Ahh, Jungkook! ¡Detente! —gritó cuando el joven de cabello oscuro comenzó a correr y dar algunas vueltas por toda la cubierta. Al principio tuvo miedo, pero después se relajó y comenzó a divertirse—. ¡Estás completamente loco! ¡Jajaja!.
—¡Si lo estoy! ¡Estoy loco por ti príncipe Park Jimin del reino del Sol! —gritó Jungkook a los cuatro vientos. Ambos continuaron entre risas hasta llegar al camarote. Dejó a su cónyuge con cuidado sobre la cama y se colocó encima de él sin poner todo su peso, se miraron directamente a los ojos, sus rostros bastante cerca como para mezclar sus respiraciones agitadas, pasaron de estar riendo divertidos, a callar y formar un ambiente lleno de tensión y pasión.
Jungkook miró los labios de su amado con hambre, su corazón palpito con fuerza y su respiración se puso pesada, estaba anhelando devorar esa esponjosa y rosada boca como un hombre famélico, pero la inocencia y estupor que Jimin tenía en su mirada, más ese fuerte rubor en sus mejillas lo detuvieron, aún debía esperar un poco más, solo por él.
—Tal vez deberíamos escoger que cuento leer. —habló el rubio nervioso.
—Si, hay que hacerlo. —exhaló, se levantó sentándose en la cama, tragó saliva y relamió sus labios secos—. Aunque... ¿de dónde sacaremos los libros? Al menos yo no traje.
—Es verdad —Park miró hacia el techo calmando su respiración—. Hubiera traído algunos conmigo, pero lo olvidé por completo.
—Me sé algunos de memoria, mi madre solía leerlos para mi padre y para mi, cuando nos sentamos sobre la alfombra frente a la chimenea, yo me recostaba en su regazo mientras mi padre la abrazaba y me dormía escuchándola. —recordó con una sonrisa nostálgica, para luego mirar sobre su hombro al príncipe—. Solo podría de esa forma.
—Está bien, me encantaría que compartieras eso conmigo. —replicó regresándole la sonrisa—. Ven, recuéstate junto a mi.
Jimin le hizo un espacio y Jungkook se recostó a su lado dejando que lo abrazara, él lo envolvió con sus brazos y tal como lo hacía su madre, comenzó a acariciarle su dorada cabellera suavemente.
Comenzó—. Erase un vez un niño que recibió por su cumpleaños, una caja con veinticinco soldaditos de plomo todos igualitos entre sí, salvo uno al que le faltaba una pierna...
La suave voz de Jungkook, las amables caricias en su cabeza y el sonido de sus tranquilas respiraciones lograron que Jimin fuera quedándose profundamente dormido abrazando al cuerpo de su amado. Una vez que Jeon se dio cuenta se detuvo y miró el rostro del rubio, tan angelical y tranquilo, no pudo sentir más que alivio, ternura y felicidad, beso delicadamente su mejilla, vio una sonrisa aparecer en los labios de su cónyuge, entonces lo abrazó y cerró los ojos.
—No sabes cuánto te amo, mi vida no tendría ningún sentido sin ti... —murmuró antes de quedarse completamente dormido también, con la nariz hundida en su melena dorada, oliendo ese delicioso aroma que su amado tenía.
—En efecto, están completamente dormidos, ¿cómo pueden dormir con el estómago vacío? —dijo Tae saliendo del camarote donde ya hacía Jimin junto a Jungkook tiernamente dormidos. Les había ayudado poniéndoles una manta encima.
—¿Estás seguro que solo dormían? —inquirió Hoseok enarcando una ceja pícaramente.
—Pues... tienen todas sus prendas puestas, no hay ningún aroma extraño en la habitación y a excepción de nosotros, ellos quieren esperar hasta la noche de bodas. —replicó y ambos soltaron una risita culpables—. Seguro también están exhaustos, tantos sentimientos te hacen perder mucha energía, y además... cuando estás con la persona indicada, te sientes tan seguro que dormir en sus brazos se te es muy fácil.
—Claro que si, ahora lo comprendo. —respondió Hoseok con una leve sonrisa, diciéndole solo con eso todo a Tae.
—Es el poeta ¿cierto? Jamás te había visto sonreír de esa forma. —inquirió.
Las mejillas del pirata se ruborizaron inmediatamente.
—¿Qué? ¿Yoongi? Es decir ¿el poeta? Nah que va, somos muy diferentes, yo soy solo un sucio pirata y él es... tan inteligente, lindo, perspicaz, distinguido, tierno y... —divago. Se dio cuenta y sacudió la cabeza despertado de su ensueño—. ¡Él nunca querria estar con alguien como yo!.
—Cálmate, tienes que intentarlo, no pierdas nada haciéndolo, dicen muy bien que el que no arriesga no gana. —enarco una ceja con una sonrisa—. Escucha, esos dos que ahora están dentro de esa habitación durmiendo abrazados y todos enamorados, hace un tiempo no dejaban de pelear. —mencionó—. Jimin y Jungkook son tan opuestos como el agua y el aceite, pero lograron entenderse y amarse. Recuerda esto Hobi, los polos apuesto se atraen.
—¿Y qué hay de ti con ese hombre, el maestro? —le preguntó.
—Lo mío con Jin es muy diferente a esto. Jin y yo nos amamos por todas las cosas que hemos vivido y que nos han llevado a donde estamos en este momento. —le explicó—. ¿Quien te dice que el poeta no siente algo por ti? Solo tienes que averiguarlo, ten huevos joder. —le aconsejó.
—Yo los tengo y te lo probaré en este momento. —frunció el ceño queriendo demostrar algo de valentía—. Iré en este momento y le hablaré de mis sentimientos. —aseguró, se dio la vuelta sobre sus talones y solo avanzó unos pasos antes de volver a regresar—. ¿Pero y si me rechaza?... ¡A la mierda, no me importa, iré! —volvió a girarse, pero de nuevo se arrepintió—. ¿Pero y si...?
—¡Solo se un maldito hombre y ve ahora! —Tae hizo voltear su cuerpo y lo empujó—. ¿Cuando te volviste tan cobarde? Por el Sol, ni a beber cuatro litros de Ron te haz acobardado tanto. —soltó un prologando suspiro con las mano en su cadera viendo a Hoseok yendo finalmente a buscar a el poeta—. Y a todo esto... ¿dónde esta Jin?.
Regreso a cubierta y un delicioso olor que llegó a sus fosas nasales lo guió hasta la cocina, donde se encontraba su novio preparando el desayuno bastante animado, tarareaba alguna canción y movía las caderas mientras se encargaba de batir los huevos.
Yoongi estaba con él picando verdura.
—Excelencia —hizo una reverencia, avisándole de su llegada al maestro, e inmediatamente supo que tenía que irse—. Buen día, los dejaré un momento a solas.
—Si, Hoseok estaba buscándote. —le avisó, Yoongi le agradeció y se retiró—. Alguien amaneció de buen humor hoy. —Tae enseguida fue abrazarlo por la espalda con una sonrisa—. ¿Qué te tiene así cariño?.
—No es nada, solo me alegra que todos estemos bien y que finalmente volvamos a casa sin problemas. —respondió—. Me encargaré de prepararles algo delicioso hoy.
—Tu comida ya es deliciosa por sí sola, no te preocupes demasiado. —le dijo—. ¿Hay algo que quieras hacer cuando lleguemos al reino? Además de pedir perdón de rodillas al rey Laustus por no haber detenido a su hijo en este viaje. —rio, se separó de él y se recargó en la mesa.
—Si, es muy probablemente que pierda mi empleo y me corten la cabeza, pero eso no es lo más importante que tengo que hacer algo llegar al reino. —contestó dejando los huevos batidos cerca de la estufa para acercándose a su novio y acorralarlo contra la mesa, dejando muy cerca sus rostros.
—¿Ah si? ¿Qué es? —Tae enarco una ceja pícaro.
—Todas tienen que ver contigo, una de ellas bajo las sábanas y la otra... —de pronto buscó algo a su alrededor. Había preparado también fideos, así que sacó uno entre sus dedos. No era lo mejor, pero era lo que había para lo que quería hacer—. Sé que que esto no es un diamante, ni siquiera llega a ser un metal pero... no puedo esperar más. —dijo confundiendo a Tae.
—¿De qué hablas?.
—Pues... —de la nada, Seokjin se arrodilló frente al ojiverde alanzado el fideo entre sus dedos. Inmediatamente Taehyung supo lo que estaba apunto de pedirle, así que llevó una mano a su boca sorprendido—. Kim Taehyung, duque del reino del Sol, amarte siempre ha sido un placer para mí, no hay quien se compare con tú gracia y tú belleza, simplemente me haz hechizado, no deseo más que estar contigo toda mi vida, así que... te pido que te cases conmigo, por favor.
—Jin... yo... —sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas que pronto se derramaron en sus mejillas—. ¡Si! Acepto, claro que acepto, por el Sol. —tomó de las mejillas al maestro lo beso, Seokjin se levantó y lo abrazó, para luego enredar en sus dedo el fideo cocido.
—Prometo cambiar esta fideo por oro y diamantes en cuanto lleguemos al reino. —le beso la frente.
—Esto es tan irreal, me siento tan feliz, en cuanto Jimin despierte se lo diere, él prometió hacernos la boda más grande del año. —mencionó mirando el fideo en su dedo con una sonrisa de oreja a oreja.
—Ahora que se casará con Jungkook no creo que nuestra boda sea la más grande, pero si será la más hermosa y memorable. —le dio un besito en los labios—. Me haces el hombre más feliz ¿sabías eso?.
—A mi también, te amo demasiado. —se lanzó a besarlo fogosamente y comenzó a jalarlo fuera de la cocina dándole una clara señal de que era lo que quería.
—Tae espera, tengo que terminar el desayuno. —masculló tratando de separarse de él.
—El desayuno puede esperar, ahora estoy muy feliz y desde ahora le harás el amor a tu futuro esposo donde sea y cuando lo pida ¿haz entendido?.
—Por la Luna y todas sus estrellas, solo porque te amo tanto y me vuelves loco. —finalmente cedió, Jin cargó a su futuro esposo y salieron de la cocina besándose.
[...]
Yoongi vio de lejos a Hoseok, él estaba como pensando algo, se movía de un lado hacia el otro como león enjaulado en cubierta, así que en silencio se acercó por detrás de él y le tocó el hombro tomándolo por sorpresa, escuchando un grito agudo bastante chistoso.
—¡Yoongi! Tú, estás, aquí —sonrió nervioso—. Te estaba buscando.
—¿Ah si? Pues parecía como si no. —le dio una sonrisa—. ¿Hay algo que te preocupe? Hace un momento estabas...
—No, claro que no yo... —el miedo estaba comenzado a apoderarse de él, estar frente al poeta lo hacía rendirse ante el pánico, pero como dijo Tae, debía actuar como un hombre y afrontar una situación que probablemente cambiaria toda su vida por completo—. Mejor dicho —exhaló con fuerza y se quitó todo rastro de nerviosismo—. Quiero que sepas algo importante.
—¿Es así? Dímelo entonces. —frunció levemente el ceño expectante.
—Yo... bueno, sé que hace mucho no nos conocemos, pero estos días que he pasado contigo han sido muy diferentes a como vivo mi vida normalmente, tú eres una persona muy inteligente y me haz enseñado muchas cosas, y te agradezco por eso y... —se quedó sin aire.
—Hey, tranquilo, puedes decirme lo que quieras con naturalidad, no tienes porque ponerte nervioso. —le intentó tranquilizar.
El pirata tragó grueso, apretó sus puños y decidido hablo sin balbucear.
—¡Yoongi tú me gustas, joder! —confesó con los ojos cerrados y el rostro completamente rojo. Lo siguiente que escuchó fue unas risas bajas de parte del contrario que lo desconcertaron—. ¿Qué...? ¿Por qué te ríes? Tú no...
—Lo sabía, no eres para nada una persona que sepa ocultar sus sentimientos. —le dijo dejándolo completamente sorprendido—. Me parece bastante tierno que hayas venido aquí probablemente pensando en que decir y terminarás de esta forma. —se acercó a él anulando sus distancias—. Lo supe al mismo tiempo que yo supe que también me gustabas Hoseok. —se sinceró también, y en su piel pálida apareció un leve rubor.
—¿E-En serio? ¿Yo te gusto de verdad? —completamente sorprendido le preguntó Hoseok apuntándose así mismo.
—¿Por qué estás tan sorprendido? Hoseok, que seas un pirata no significa que no merezcas que te amen, eres humano, un grandioso humano en realidad, tienes mucho amor que dar y... también eres apuesto —dijo bajando sus ojos gatunos tímidamente.
—Yo... no puedo creerlo, por primera vez ¡le gusto a alguien! ¡Le gusto a la persona que me gusta! —vociferó completamente emocionado, dando saltos con las manos arriba—. Wow, yo pensé que mi verdadero amor era el Ron pero... —miró a Yoongi y lo tomó de la cintura—. Al parecer siempre hubo alguien allí afuera, específicamente en el reino de la Luna... —levantó su rostro de nuevo tomando su mentón con sus dedos—... a quien yo podía amar y me podía amar también. —sonrió, una sonrisa tan deslumbrante como el Sol.
Yoongi se conmovió y entonces lo tomó de su saco, se puso de puntillas y lo atrajo hacia él chocando sus labios formando un beso que ambos mantuvieron hasta que se quedaron sin aliento y se separaron volviéndose a mirar a los ojos con las mejillas sonrojada.
—Esta combinación es algo extraño ¿no lo crees? Un poeta del reino de la Luna y un pirata del reino del Sol, por lo que veo, todas las parejas de esta nave no estaban muy contentas con lo que había en sus reinos. —chistó Hoseok sacándole una risita al pálido.
—Es verdad, pero también es muy romántico si lo ves desde otra perspectiva como... el amor de tú vida está al otro lado del río, es algo muy pasional. —sonrió.
—Así es, y hablando de reinos... —le señaló con su mirada hacia el frente, a unos cuantos metros podía verse el reino del Sol, lo que querían decir que su viaje había llegado a su fin.
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