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027.


—Lo siento, sigue durmiendo. —aviso Taehyung saliendo del camarote donde se encontraba el príncipe del reino del Sol, todavía inconsciente—. El médico que venía con la tripulación de la marina curó sus heridas y le dio un tratamiento, dijo que su cuerpo esta un poco débil así que necesita descansar. —explicó.

—Entonces deberíamos dejarlo, tal vez mañana ya podamos visitarlo y hablar un poco con él, por ahora vayamos todos a descansar también, que realmente lo necesitamos. —dijo Seokjin tomando de la mano a su novio, yéndose junto a los demás, menos uno.

Jungkook se quedó allí frente a la puerta del camarote. Se notaba en su rostro que estaba tan preocupado que estaba dispuesto a esperar todo la noche allí parado hasta que pudiera volver a ver a Jimin.

—Jungkook ¿no vienes? Tú también necesitas descansar, estuviste desvelándote en el timón y bebiste de un raro veneno. —le preguntó su maestro.

—Estoy bien, el médico también me revisó y dice que todo se encuentra bien. —respondió sin dejar de mirar la madera desgastada de la puerta—. Me quedaré aquí, ustedes vayan a dormir y no se preocupen por mi.

—No seas necio, ve a descansar, sé que estás preocupado pero mañana ya habrá oportunidad de...

—Déjalo —lo interrumpió Tae—. Si él quiere quedarse aquí entonces no hay nada que podamos hacer, recuerda lo que dijeron aquellas mujeres... "si dos personas están enamoradas no hay poder en la tierra que logre separarlos, ni siquiera la misma muerte". —sonrió levemente, Jin lo miró y entonces bajo la cabeza finalmente cediendo.

Entendía su preocupación y el afán de permanecer lo más cerca que pudiera de él, pues luego de vivir tal angustia y poner todo su empeño y energías en ello era bastante comprensible, así que no había más que aceptar sus anhelos.

—Al menos cena algo y consigue algo en que sentarte, nos vemos mañana.

—Lo haré, hasta mañana descansen todos. —se despidió brindándoles una pequeña sonrisa al tiempo que movía su mano, los demás le respondieron de la misma forma y se fueron.

Además de estar preocupado, el príncipe Jungkook también se sentía ansioso, lo único que los separaba era una puerta y unos cuántos centímetros de distancia. Y como aquella vez que llegó al reino del Sol y vio la puerta custodiada de la habitación donde se encontraba, pudo sentir su presencia, esa aura hermosa y sublime que él trasmitía. Al principio pensó que era algo extraño, pero ahora piensa que probablemente es porqué siempre han estado unidos desde que llegaron al mundo.

Ese era su destino, estar unidos.

Ahora solo quería que despertara para hablar con tranquilidad y sinceridad, quería también saber cómo se sentía, cuáles eran sus pensamientos y sus preocupaciones, hablar sobre el futuro y planear lo que sucedería en el presente, dejando atrás el pasado. Y de tanto pensar en ello se fue quedando poco a poco dormido, hasta que no pensó nada más y su mente al fin se quedó en blanco.

[...]

Al llegar el alba, todo el ambiente sentía tranquilo, todos dormían finalmente tan despreocupados y serenos, ya no había algo que les diera pesadillas, o ansiedad que les arrebatara el sueño. Podría decirse que incluso desde esa mañana todo volvería a lo que se conocía como "curso natural", dentro de lo que cabe, ya que, todo por lo que habían pasado y todo lo que habían visto mantendría a todos pensado y procesando información, pero no seria difícil de superar.

El príncipe Jungkook abrió sus ojos lentamente, despertó en el suelo todo adolorido, jamás había pasado una noche en un suelo sin si quiera una manta para cubrirse, se estiró y tronó su espalda contracturada, y no fue hasta después del segundo bostezo que se dio cuenta que la puerta que había estado custodiando estaba entre abierta.

—¿Qué? —abrió los ojos lleno de sorpresa y se levantó rápidamente, entró a la habitación y busco con desesperación al príncipe de rubia cabellera, pero no encontró más que la cama vacía y las sábanas desordenas—. ¿Príncipe Jimin? —el recuerdo de aquella mañana en la Isla Coral donde fue a buscar al príncipe a su cabaña y se enteró que había sido secuestrado, apareció en su mente como un relámpago, aterrándolo.

La boca se le secó y comenzó a sudar frío. Inmediatamente salió hacia cubierta y buscó en las demás partes del barco pero no lo encontraba. Su mente decía «no, no, no, otra vez no por favor» su miedo lo abatió, bloqueó su juicio y eso no le permitía pensar claramente, así que trató de tranquilizarse y respiro. No tenía porque suceder nada malo, todo había terminado, solo eran secuelas de lo vivido, era normal, su mente le estaba jugando un mal juego.

—Todo está bien, tranquilízate. —exhaló y los latidos de su corazón bajaron de velocidad y su respiración se reguló. Su cuerpo se normalizó y su mente se despejo—. ¿Dónde podrá haber ido? —se preguntó. Solo había un lugar donde no había ido aún—. La proa.

Y efectivamente, allí estaba él.

El príncipe Jimin se encontraba en la proa, recargado en la barandilla, mirando en silencio los primeros rayos de Sol, recibiendo la fresca brisa salada en su rostro, disfrutando del sonido de las gaviotas y de la marea tranquila al amanecer. Tan calmado como nunca antes, disfrutando aquel esclarecer con los pies descalzos, el cabello despeinado, su fina bata de dormir de seda moviéndose por la brisa, y sin importarle las vendas que cubrían los hematomas de su cuello y cuerpo sonreía pasivamente.

Fue la imagen más preciosa que Jungkook pudo haber presenciado, así que la guardo en su memoria, en lo más importante.

Enseguida su cuerpo se movió, y como si de un imán se tratará se pegó a él, abrazándolo por detrás con leve fuerza, hundió su rostro en el espacio entre su cuello y su hombro, sintió la tersa piel de Jimin aumentar repentinamente de temperatura al mismo tiempo que escuchaba una exclamación de sorpresa.

—Jungkook... príncipe Jungkook ¿qué está haciendo? —murmuró el rubio con los ojos abiertos un poco de más y el cuerpo estático.

—¿No crees que continuar con las formalidades a estas alturas es algo extraño?. —murmuró sobre su piel—. Déjame quedarme un poco más así, hueles muy bien...

Con toda la timidez representada como un fuerte carmesí en sus mofletes y una sonrisa embobada, el príncipe Park suspiró y asintió tomando con suavidad las grandes manos que enrollaban su cintura. El abrazó de Jungkook se sintió ameno y cálido, el como se aferran a él le decía que estuvo mucho tiempo esperando por ello, era como si con esa acción le dijera "te extrañé con locura". Algo que también Jimin sentía, y que lo expresó entrelazando sus dedos con vigor. "Si, yo también".

—Dormiste en el suelo, creí que solo te gustaba ver la estrellas desde allí. —mencionó el rubio.

—Estaba negado a alejarme de ti. —respondió Jeon levantando el rostro, recargando su barbilla en el hombro del contrario—. Me asusté cuando desperté y no te vi, al parecer lo sucedido me ha dejado marcado.

—Eso no tiene que ser así... —se giró, el pelinegro no soltó su cintura. Jimin miro su rostro y lo acuno entre sus manos, mirándolo con angustia—. Tampoco fue tan malo. —trató de hacerlo sentir mejor.

—¿No lo fue? Claro que lo fue Jimin, solo mírate, tu hermoso rostro está arruinado, tienes vendas por todo el cuerpo y... me siento terrible. —bajo la mirada completamente avergonzado y triste.

—Nada de esto fue tú culpa, probablemente yo tenga más culpa en todo esto, pero tú no, tú me rescataste. —los orbes dorados de Jimin se cristalizaron con lágrima que amenazaban por salir—. Fui un tono, no debí hacer este viaje desde el principio...

—No, Jimin espera no...

—Nunca me mentiste, si realmente te amaba debía creerte, me aferré a probarte por mi egoísmo y por eso terminé siendo secuestrado por ese maldito... —exclamó dejando salir voraces lágrimas de sus ojos.

—No digas eso, tú no...

—Luego enloquecido por el dolor que me causó enterarme de que habías muerto estuve apunto de matar a Namjoon, e hice cosas repugnantes para llegar hasta el momento donde le puse una daga en la garganta —mencionó, su rostro completamente empapado por el llanto.

—¿Qué? ¿Cosas repugnantes? —cuestión Jungkook frunciendo levemente el ceño, más que enojado o confundido, estaba asustado.

—Yo... yo le dije que lo amaba, acepte que pusiera un anillo en mi dedo, lo bese, me tocó —confesó. El pelinegro abrió los ojos de par en par sorprendido—. ¡Lo siento Jungkook! —vociferó desgarrando su garganta, aferrándose a la ropa del contrario, dejando caer su cabeza completamente rendido y sus lágrimas mojaron el suelo.

Entonces los ojos llenos de sorpresa de Jungkook, se comenzaron a llenar también de lágrimas, pero no eran lágrimas de dolor por sentirse traicionado, sus lágrimas eran de culpa. Una de ellas resbaló por su barbilla y cayó en la piel de la nuca de Jimin y se sorprendió, así que levantó la cabeza y observó a su amado llorando con el rostro atónito.

—¿Qué? ¿Por qué estás llorando?... no lo hagas por favor, yo lo...

—¡Jimin perdóname, te lo ruego! —vociferó atrayendo abruptamente a su cuerpo al ya mencionado, dejándolo aún más sorprendido por su respuesta—. Pasaste por todo eso y fuiste obligado a hacer cosas horribles en contra de tu voluntad solo por mi, no puedo creerlo, perdóname por favor.

—Jungkook... amor mío, no hay nada que perdonar, me encontraste, me rescataste y ahora... todo ese dolor que sentíamos... no se compara con todo el amor que nos tenemos. —Jimin lo abrazó y sollozo—. Hay que dejarlo todo en el pasado, déjame ver tu rostro, mírame... —se separó volviendo a ver el rostro mojado de su amado —. Fue solo una pesadilla más, podemos superarlo, juntos. —le dio una sonrisa.

—Si, juntos... —también le brindó una tierna sonrisa mirándolo directamente a los ojos—. Te amo, príncipe de mi mente y de mi alma.

Y entre aquellos sentimientos encontrados unieron sus labios en un casto beso que pronto se volvió mas romántico. Había lagrimas aún deslizándose por sus mejillas, sus cuerpos estaban colisionando entre sí y sus corazones latían fuertemente. Al finalizar el beso, se miraron soltando una risilla para luego juntar sus frentes y simplemente disfrutar con los ojos cerrados de todo lo que estaban sintiendo en ese instante.

Todo atestiguado por el hermoso amanecer.

Momentos después, Jungkook trajo una manta para Jimin ya que solo traía puesta ligera ropa de dormir y la brisa permanecía fresca hasta después de las doce del día, así que lo cubrió con ella y tomaron asiento cerca de la borda para seguir mirando lo que quedaba del amanecer, mientras continuaban con una conversación un poco más trivial.

—¿Haz pensando en que es lo que va a suceder cuando lleguemos al reino? Antes de que viera a la tropa de la marina estaba tranquilo, pero después, me puse a pensar en todo lo que van a decirnos nuestros padres al llegar. —Jimin soltó un suspiro con pesadez, de tan solo imaginar lo que sus padres le dirían al llegar, en como lo recibirán con múltiples regaños y reproches.

Probablemente lo que más le preocupaba era que, por primera vez, escucharía aquella palabra que lo aterraba, y sí, aún después de todo le importaba, ya que había pasado veinte años de su vida esforzándose para no escuchar la palabra "decepción" así que se había acostumbrado a sentirse ansioso cuando hacía algo incorrecto.

Sin embargo, él también tenía muchas dudas que quería que fueran resueltas por sus padres; como el hecho de que nunca le dijeron la verdad sobre las brujas del oeste y lo que había sucedido con los reinos. También estaba molesto, y esta vez no iba a quedarse callado, iba a defenderse como nunca antes lo había hecho.

—¿Quieres que te diga algo sinceramente? —respondió Jungkook y lo miró de soslayo—. Realmente ya no me importa que es lo que opine o tenga que decir mi padre de todo esto. Cualquier cosa que yo haga siempre va a terminar decepcionándolo de alguna u otra forma, al menos ha sido así desde la muerte de mi madre. —confesó bajando la mirada cabizbajo.

—Jungkook tú... ¿quieres hablar sobre eso? —antes le preguntó. Como era de esperarse, Jimin ya sabía de antemano de la muerte de reina Bitna, al investigar sobre la familia real del reino de la Luna, pero jamás quiso tocar una fibra tan sensible, así que siempre se mantuvo alejado del tema, aunque si le interesaba saber que es lo que Jungkook sentía, pues de esa forma lograría conocerlo mejor.

—Considero que ya es momento de hablarlo, y ahora que vas a ser mi esposo tienes que saber del suceso que marcó mi vida por completo. —contestó y suspiró antes de seguir. Jimin se acomodó y le colocó su atención por completo.

La reina Bitna fue la mujer más hermosa e inteligente, adorada por muchos y envidiada por otros pocos. Era reconocida por haber sido alguien muy aventurera, también un poco rebelde, pero por sobre todo portadora del más grande corazón. No era fan de los vestidos pomposos, y era enemiga de los corsés, odiaba los bailes y aborrecía los tacones altos. Le gustaba llevar el cabello suelto y despeinado, amaba a los animales y montar a caballo a horcajadas, fanática de la naturaleza y de explorar el mundo, pero su corazón estaba en su pueblo, simplemente adoraba ayudar a sus súbditos e involucrase en sus vidas y necesidades.

Pero, eso mismo fue lo que también la llevó a su muerte...

La reina deseaba darle nuevo territorio a sus súbditos, buscaba tierras igual de fértiles como las del reino del Sol para cosechar y un lugar más cálido para vivir. Así que se despidió de su amado esposo, quien siempre tenía que quedarse a atender sus asuntos con el parlamento, y de su adorado hijo de tan solo ocho años, que siempre esperaba su llegada ansioso, aunque lamentablemente, ella nunca regresó de ese viaje. Su barco se hundió por una tormenta y no hubo sobrevivientes.

El rey y el príncipe del reino de la Luna estaban devastados, al igual que todo el pueblo, fue sin dudas una gran pérdida para todos aquellos que la amaban. La reina Bitna además de ser una grandiosa esposa y madre, era por mucho la más bondadosa y magnífica reina, siempre se iba a quedar en los corazones de todos.

—Tú perdida me rompe el corazón, no me imagino lo que debiste haber sufrido al crecer sin tú madre y lidiar con todo ese dolor tú solo. —entristecido dijo Jimin, tomando la mano de Jungkook con cariño en signo de apoyo—. Siento tanto tú pérdida amor.

—Durante los siguientes años lo superé y me enfoque en cosas más importantes, como prepararme para ser rey y... tratar de enorgullecer a mi padre, aunque eso último jamás voy a poder lograrlo. —agregó bajando la mirada afligido.

—¿Por qué dices eso?. —frunció levemente el ceño.

—Después de la muerte de mi madre mi padre se volvió más estricto y frívolo conmigo. —explicó—. Él prefería que estuviera tocando el piano antes de aprender a utilizar una espada, o bailando en vez de practicar mi puntería con el arco. Yo quería probarle que podía ser tan fuerte e inteligente como mi madre, pero para él eso era negativo, para él significaba que tendría el mismo destino que ella. Así que cada vez que me esforzaba para obtener un logro él lo veía como rebeldía.

—Solo quería protegerte, la muerte de tú madre seguramente fue algo demasiado doloroso, ella fue el amor de su vida. —Jimin le dijo—. Tienes que intentar compréndelo, imagínate si en vez de estar aquí yo hubiera muerto.

—Esto dejaría de llamarse vida para mi, no tendría razón para respirar. —respondió Jungkook enseguida.

—Sí, tal vez estuvo mal la forma en la que intentó de protegerte, pudo haber tenido más empatía y consideración pero, el miedo nos ciega a todos y solo hacemos cosas sin pensar para rescatar aquello que más amamos, eso ya lo sabemos. —mencionó mirándolo a los ojos—. Tú padre te ama Jungkook, y sé que si le hablas de tus sentimientos comprenderá y cambiará su forma de ser contigo.

—¿Eso crees?... —le preguntó, a lo que su amado le contestó que si con una cálida sonrisa, motivándolo—. Te digo algo, siempre te he admirado, admiro tú perseverancia y la disciplina que llevas con todo, mereces que tus padres estén orgullosos de ti y no tienes que temer solo por esto, haz dedicado tú vida entera a ser perfecto y eso es admirable, como me gustaría ser un poco como tú Jimin.

—Yo preferiría que no. —respondió Park dejando confundido al contrario por su respuesta—. Si me he dedicado toda mi vida a ser un hijo ejemplar no es porqué yo realmente lo desee, solo lo hago para que mis padres se mantengan orgullosos de mi —confesó jugando con sus dedos—. ¿Te digo algo sincero también?.

—Si, claro.

—Aquella vez que nos conocimos fui contigo a la taberna porque era algo que yo por primera vez deseaba hacer de verdad. —reveló Jimin—. Jamás había hecho algo igual a lo que hice aquella noche, beber, bailar, reír, cantar... fue toda una experiencia para mi. También fue ahí donde comencé a interesarme por ti, me gustaba la manera tan deliberada en la que te comportabas, como si no tuviera ninguno peso encima y solo... levitaras tranquilamente, yo quería ser como tú.

—¿Qué? —Jungkook frunció el ceño sorprendido.

—Es extraño ¿no? Tú quieres ser como yo y yo como tú —soltó una ligera risita—. En fin, cuando me enteré que eras el príncipe que desposaría y con el que reinaría me puse muy furioso, ya que estaba obligado a comportarme y no usarte como mi pareja de travesuras, me sentía muy frustrado en ese momento, pero al final... ahora me doy cuenta que... si tenemos un poco uno del otro.

—Así es —Jungkook tomó las manos del príncipe suavemente entre las suyas y lo miró con una leve sonrisa—. Taehyung me dijo que había madurado durante todo este viaje, él me dijo que estaba orgulloso de mi... eso significó mucho.

—No es que fueras inmaduro, solo querías demostrarle a su padre cuán capaz y sagaz eres, ahora lo entiendo. Y al menos yo te puedo decir que... eres el hombre más valiente, inteligente y con el corazón más grande que he conocido. —Jimin le dio una linda sonrisa mientras le decía—. No hace falta que tú padre te diga que está orgulloso de ti, porque yo lo estoy, tú madre si estuviera aquí también lo estaría y tú también deberías estarlo.

—¿Cómo no podría estarlo? Logré tantas cosas, entre ellas las más importante... quedarme contigo por el resto de mis días, hasta que nos reunamos en una siguiente vida. —dijo Jungkook mirando a Jimin con suma devoción, sus ojos brillantes y una sonrisa formándose en sus labios.

—Eres el diamante que estaba buscando Jeon Jungkook. —respondió y luego le dio un dulce beso en los labios.

—Cuando estuviste capturado hay algo que Taehyung me dio. —sacó de su bolsillo la caja de terciopelo donde se encontraba el anillo de su madre.

—¿Eso es...?

—El anillo de compromiso que te di cuando te pedí matrimonio en el bosque Mabeob, si el mismo. —replicó—. Este anillo le pertenecía a mi madre y me conmoví mucho cuando me dijo que lo llevabas a todos lados contigo. —sonrió con las mejillas levemente rosadas.

—Así es, estaba esperando el momento en que me lo volvieras a poner. —respondió.

—Entonces ya no hay razón para seguir esperando más. —Jungkook se hincó, abrió la caja y la extendió hacia Jimin—. Una última vez. —suspiró nervioso—. Tenía mucho tiempo soñando con esto que tengo contigo y ahora que lo tengo lo último que quiero es perderlo, así que, príncipe Park Jimin del reino del Sol ¿quieres casarte conmigo?.

Los ojos dorados del príncipe Park brillaron de pura ilusión y felicidad, una sonrisa surco en sus labios cuando respondía.

—Porque para cosas bonitas en esta vida, tú; para tocar el infinito tus besos; para perder el miedo tu locura; para llenarme el alma de felicidad tu compañía. Porque para todo y para siempre, sencillamente tú. Siempre serás solo tú amor, por supuesto que acepto casarme contigo. —respondió.

Jeon le colocó inmediatamente el anillo y luego se acercó a él para juntar sus labios una vez más en un apasionado beso nostálgico.

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