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023.

—Estamos desesperados, sus altezas reales, el príncipe Jimin y mi hijo el príncipe Jungkook, llevan poco más de tres semanas fuera del reino, y no hay señal de ellos en destinos propios de una pareja próxima a casarse. —le decía el rey Laustus al mayordomo real que tenía de rodillas en el suelo muerto de miedo—. La única información que hemos recibido de los príncipes es un avistamiento en la Isla Coral, la cual es una Isla repleta de sucios piratas y comercio ilegal. Oh y esta carta, llena de mentiras —dejó caer la carta que había recibido hace un par de semanas de los ya mencionados, hacia el mayordomo.

El rey Soar y la reina Clary se encontraban observando desde sus tronos, expectantes a las declaraciones del sirviente.

—S-Sus majestades y-yo...

—También me han informado que los príncipes no estaban en buenos términos, habían peleando en múltiples ocasiones previo a su viaje, eso quiere decir que el viaje no era para estrechar su relación sino lo contrarió ahora ¡dime lo que sabes! —ordenó en un vocifero que hizo temblar al hombre a sus pies.

—¡Es verdad, es verdad su majestad! —respondió rompiendo en llanto—. Sus altezas reales no se encontraban en la mejor situación personal, estaban distanciados y... encontrando una manera de ya no contraer matrimonio. —confesó, los reyes del reino del Sol fruncieron el ceño confundidos.

—¿Cual fue? ¡Dilo todo y no te detengas!. —exclamó Laustus frunciendo el ceño furioso.

—La Isla Fantasama su majestad, fueron a la Isla Fantasma para buscar a las brujas del Oeste ya que el príncipe Jimin teoriza que ellas lanzaron un hechizo a los reinos que provocó la pérdida de los bienes, quiere ir y pedirles que termine con el hechizo para liberarse de su compromiso con el príncipe Jungkook, eso es todo lo que se, lo juro. —replicó con la respiración irregular.

—¿Qué? ¿Qué cosa hizo Jimin? —Soar se levantó del trono junto a su reina completamente sorprendidos.

—Es imposible, mi hijo jamás haría algo de esa índole, él quería casarse y reinar sin importarle nada, algo está mal en su historia. —justificó Clary—. ¡Este hombre está mintiendo! ¡Vas a pagar por acusar falsamente al heredero al trono!

—Mi reina le juro que no miento, jamás me atrevería a mentirles, estoy diciendo la verdad, por favor tenga piedad de mi. —rogó el mayordomo aterrorizado.

—Es suficiente, eso es todo, ahora largo de mi vista. Y dale gracias al Sol que no te mando por la eternidad al calabozo por ocultarle a tus reyes tal información. —ordenó Soar.

—¡Pero Soar...! —la reina indignad exclamó.

—No creo que este hombre esté mintiendo. —afirmó haciendo enojar a la reina, quien enseguida abandonó la sala completamente molesta.

—Agradezco la generosidad de sus majestades. —hizo una reverencia donde estaba en el suelo y luego se levantó haciendo otra más—. Prometo no fallarles la próxima vez, gracias sus majestades, con su permiso me retiro. —dijo dando una última reverencia para luego marcharse rápidamente.

—Como puedes ver, todo ese show de los príncipes sobre viajar para estrechar su relación es una completa mentira. —volvió a decir Laustus mirando el rostro perplejo y confundido de los reyes del reino de Sol—. Fuimos engañados por nuestros propios hijos y ahora tenemos que hacer algo para impedir esa brutalidad que planean.

—Ellos no pueden ir a esa Isla, no pueden ver a esa brujas, de lo contrario ellos descubrirán que... —Soar entró en razón y Laustus estuvo de acuerdo—. Tenemos que detenerlos. ¡Llamen al general de la Marina! —ordeno a los guardias que de inmediato se movilizaron—. Jungkook y Jimin no pueden llegar a esa Isla, tenemos que impedirlo a como dé lugar.

Jimin había pasado toda la noche reflexionando sus intereses, analizando la situación y planificando cuidadosamente el acto de venganza que haría en contra de Kim Namjoon. No había nada que lo detuviera, no al menos algo dentro de él, perder a los seres que más amaba en el universo le hizo perder también la humanidad, en su corazón jamás se había albergado tanta oscuridad y maldad como en esos momentos. Lo único que deseaba con todas sus fuerzas el príncipe Park Jimin es ver la sangre en sus manos del hombre que le arrebató todo.

Y para lograr eso debía hacer lo primero en su plan; actuar de la forma en que Namjoon quería que actuara, como un siervo indefenso y desamparado que se arrepiente y anhela su amor.

—¡Por favor! ¡He entrado en razón! ¡Namjoon ya no quiero estar aquí! ¡Sáquenme de aquí, se los pido! —el príncipe no dejó de lamentarse hasta que uno de lo piratas que custodiaba su celda apareció frente a él.

—Cállate de una maldita vez, tus lloriqueos son insoportables. —le reprendió.

—Díganle al general Namjoon que he cambiado de opinión, díganle que estoy dispuesto hacer todo lo que me pida y que seré obediente —actuó tan perfectamente el papel de inocente desamparado que logro persuadir al pirata para que fuera por el general—. Perfecto, ahora tengo que encargarme de convencerlo a él. —se decidió.

Cuando la voz de Namjoon se hizo presente en el pasillo del calabozo, inmediatamente Jimin regresó a su papel y se colgó de la rejas con un rostro triste y suplicante.

—¿Qué sucede? Me dijeron que tienes algo que decirme, espero que sea interesante, no vine aquí para seguir escuchando que me odias. —le dijo.

—Perdóname, perdóname por favor Namjoon, he cometido un grave error. —masculló el rubio dejando salir unas perfectas lágrimas que sorprendieron al general.

—¿Cómo dices? ¿Acaso me estás pidiendo perdón? ¿Y lloras?. —cuestionó frunciendo el ceño confundido.

—Así es —levantó su mirada cristalina y dorada hacia los ojos del moreno—. Perdóname, he reflexionado mis actos, no debí decirte todo eso, estoy arrepentido, ahora eres lo único que me queda, quiero estar contigo de ahora en adelante, estoy dispuesto amarte si me das otra oportunidad.

—¿A qué se debe este cambio tan repentino? Ayer decías odiarme, incluso dijiste que me matarías.

—Mis sentimientos me cegaron por completo, no sabía lo que decía, pero ahora me doy cuenta que te necesito más que nunca Namjoon —estiró su mano hacia la del ya mencionado y la tomó delicadamente—. No tengo a nadie más que a ti, tú eres mi primer amor, siempre va a ver un espacio para ti en mi corazón, solo espero que no guardes remordimiento hacia mi. —bajo el rostro afligido.

—¿Y qué hay de tu supuesto y devoto amor hacia el príncipe Jungkook? —inquirió con un rostro serio.

—E-Eso quedó atrás, pensándolo mejor ¿cómo podría yo amar a alguien como él? Tú lo haz dicho, es inmaduro y rebelde, pero tú eres inteligente, fuerte y digno de ser mi rey. —le dijo con una voz apasionada mirándolo de nuevo a los ojos.

—No lo sé yo...

—Namjoon, amor —llamarlo de esa forma le revolvió el estómago pero tuvo que continuar con el show, está por lograrlo—. No me dejes aquí solo ¿acaso antes no me dijiste que me amabas? No dejes de amarme ahora que yo... yo... yo te amo, sácame de aquí y hablemos en tu camarote ¿si?.

El general lo miró por unos segundos y luego sonrió con satisfacción, haciéndole saber a Jimin que también había logrado su cometido.

—Abre las rejas, me llevaré al príncipe a un lugar digo de él. —ordenó y de inmediato Jimin fue liberado. Namjoon lo tomó en sus brazos y acarició su mejilla—. Me alegra que hayas cambiado de opinión, sabía que vendrías a mi.

—Si, te necesito, ahora vámonos de aquí.

Enseguida salieron del calabozo, Namjoon completamente engañado e ilusionado y Jimin con una sonrisa victoriosa.

Inmediatamente el príncipe fue puesto en un cómodo camarote, dejaron que se diera un baño y llevaron a un doctor para que curara sus heridas y le diera medicamento para sus dolores. Ahora Jimin ya no era un prisionero, o eso fue lo que les dijo Namjoon a toda la tripulación, prohibiéndoles hacerle cualquier daño al príncipe y dejando que de esa forma pudiera trasladarse hasta la cocina, rebuscar en los cajones y tomar a escondidas el cuchillo más filoso.

—Si, esto serviría. —murmuró mirando su reflejo en la hoja.

—¿Príncipe? ¿No debería estar descansado? Veo que el doctor ya curó sus heridas. —era chef del barco apareció abruptamente, tomándolo por sorpresa.

Jimin ocultó rápidamente el cuchillo en su espalda.

—Oh, así es, y como me encuentro mejor ahora solo tenía algo de hambre y estaba buscando algo que comer, solo eso. —respondió con una sonrisa nerviosa.

—Si es eso el general Kim nos ordenó llevar su cena y la de él a su camarote, seguramente ya fueron a buscarlo para escoltarlo hasta allí. —le hizo saber.

Era su oportunidad.

—¿Es así? No lo sabía, entonces me iré de inmediato, gracias. —salió de la cocina velozmente, regresó a su camarote y antes de que llegaran los piratas por él, buscó un lugar en sus ropas donde guardar el cuchillo, pero los toques repentinos y la entrada sin previo aviso de los piratas hicieron que dejara caer el cuchillo y en consecuencia obligándolo a ocultarlo debajo de la cama.

—El general pidió que viniéramos por ti para que cenaras junto a él, así que andando príncipe. —le ordenaron.

—Todavía no estoy listo, si ustedes me dijeran dónde está su camarote yo podría ir después y...

—¡Ahora! —vociferó uno de ellos. Entonces Jimin sin más salió del camarote junto a ellos y fue escoltado hacia el camarote de Namjoon—. Estaremos aquí por cualquier cosa, ya puedes entrar, te está esperando.

El príncipe trago grueso, sujeto el pomo de la puerta con miedo y luego lo giro para adentrarse. La puerta se cerró detrás de él y lo primero que vio en la habitación fue una romántica cena a la luz de las velas que lo dejó horrorizado.

—Mi príncipe haz llegado, he preparado esto para ti ven, seguro tienes que tener hambre. —cuando Namjoon apareció en su campo visual enseguida dibujó una sonrisa en su rostro, lo llevó hacia la mesa donde ya hacía una botella de vino, una ramo de rosas y una langosta—. ¿Qué te parece? ¿Te gusta? ¿Esta cena te parece digna de la realeza?.

—Es... encantador, gracias. —respondió. Pero no pensaba en ello, ni si quiera miraba la absurda mesa, estaba buscando algo en la habitación con que matarlo.

—Me alegra ¿vino? ¿O prefieres comer primero? Te tengo una sorpresa, debo confesarte que estoy emocionado y algo nervioso. —dijo el general con una sonrisa temblorosa y las manos inquietas.

—Namjoon —tomó una de sus manos tratado de calmarlo—. Todo esto es hermoso y te lo agradezco pero... he estado en ese frío calabozo dos días, quisiera descansar si es posible.

—Lo siento tanto, de verdad lo siento mi hermoso príncipe —Namjoon entrelazó sus dedos, pero no pudo sentir el escalofrío que recorrió a Jimin por el desagrado que le producía aquel tacto—. Pero me obligaste hacerlo, estabas actuado como un loco y no sabía qué más hacer, pero de ahora en adelante jamás volverás, te lo prometo.

—Gracias. Entonces ¿cuál es la sorpresa?. —preguntó.

—Bueno... yo planeaba anestesiarnos con un poco de vino antes, pero respeto que te sientas exhausto y quieras ir a descansar, entonces... —de pronto se arrodilló frente a Jimin y sacó una caja pequeña la cual abrió mostrándole el anillo que llevaba en su interior—. Sé que esto es apresurado, pero eventos inesperados requiere medidas apresuradas. —suspiro—. Príncipe Park Jimin del reino del Sol le pido que se case conmigo.

De pronto había lágrimas en los ojos de Jimin, pero no por qué sintiera felicidad de que Namjoon le estuviera proponiendo matrimonio, sino porque... recordó cuando Jungkook se arrodilló aquella vez en el bosque Mabeob pidiéndole casarse con él de la misma forma, incluso en ese momento pudo ver su silueta trasparente sobre la de Namjoon y por eso una lágrima escurrió en su mejilla.

Pero eso ayudó a su plan, el general quedó completamente conmovido ante esa imagen creyendo que es por él por quien lloraba.

—¿De verdad estás llorando? —le preguntó sorprendido.

—Si, estoy llorando de felicidad. —mintió y lo hizo otra vez—. Si Namjoon, si quiero casarme contigo. —una vez dicho esto el moreno le colocó el anillo en el dedo anular y lo abrazó, para luego mirarlo y finalmente besarlo.

Jimin estaba sintiendo tanto asco y repulsión que creía que vomitaría en ese mismo instante. Pero incluso en ese momento recordó sus momentos con Jungkook y eso hizo que aceptara al beso y lo siguiera, pensando en que estaba besando los labios de su príncipe rebelde.

—Ahora tengo que irme, de verdad estoy cansado. Gracias por todo esto, me hace muy feliz que nos casemos. —dijo el príncipe con una sonrisa.

—A mi también, gracias por aceptarme, te amo Jimin.

—Si... yo ta-también...

Mentira tras mentira, ese idiota iba cayendo cada vez más.

Finalmente Jimin pudo salir de allí y regresar a su camarote. Cerró la puerta con seguro y se dejó caer con lentitud sobre la puerta hasta sentarse en el suelo y abrazar sus piernas rompiendo en llanto. Miro el anillo en su dedo anular y solo pensó en cómo anhelaba quitárselo y lanzarlo muy lejos, pero lamentablemente tenía que quedarse ahí por un poco más.

—Perdóname Jungkook, tenía que hacerlo, pero pensé en ti en todo momento, tú eres a quien siempre amaré, pronto me desharé de él pero primero tengo que vengar tú muerte y la de los demás. —murmuró y luego escondió su rostro en sus piernas mientras sollozaba.

[...]

—Jungkook, deberías ir a descansar, yo tomaré tu lugar. —Seokjin subió al timón al ver a su alumno allí desde hace un día que comenzó el viaje, comenzando a preocuparse por su estado tanto físico como mental.

—Estoy bien, ve con tú novio, seguramente anhela dormir a tu lado. —respondió de una forma muy pasiva agresiva que era muy ajena a él.

—Taehyung comprende. Pero tú me preocupas, nos haz querido que nadie te suple, ni siquiera el capitán Hoseok que es el que debería manejar esta nave por nosotros, para eso le pagamos.

—Solo me aseguro que nunca paremos, quisiera que esa cosa fuera más rápido, la incertidumbre me esta carcomiendo. —respondió junto a una exclamación de frustración.

—Tienes que tratar de calmarte, vamos a un buen ritmo, verás que pronto encontraremos su barco y lo rescataremos en cuento lo hagamos. —le aseguró poniendo su mano en el hombro del príncipe en signo de apoyo.

—No tienes idea de cuanto anhelo rescatarlo, no sé lo que ese hombre le este haciendo en este momento, seguro está sufriendo, solo y con personas desconocidas. Jamás me perdonaría si le llegarán a hacer algo... —Jungkook soltó un suspiro pesado.

—Esperemos que el príncipe se encuentre en buen estado y nada malo le suceda mientras lo encontramos. Hey, lo vamos a encontrar, te juro que lo haremos y dejaré que hagas sufrir a ese hombre todo el tiempo que desees. —le prometió Jin—. Me quedaré aquí contigo, sé que me necesitas. —se sentó a su lado.

—Jin estoy muriendo lentamente —Jungkook miró a su maestro con sus grandes y oscuros ojos llenos de lágrimas—. He pensando en todo, y pienso que Jimin antes de que fuera secuestrado se dirigía a mi cabaña para decirme lo que sentía, por eso el poema que le di estaba afuera, él estuvo demasiado cerca pero me lo arrebataron. —una dolorosa lágrima escurrió por su mejilla.

—Está bien, está bien —Jin no pudo hacer más que brindarle un abrazo y un hombro en donde llorar. Eso le hizo recordar a cuando era niño y acudía a él cuando se lastimaba y lo dejaba llorar en su hombro—. Estás siendo muy fuerte, la persona que amas está secuestrada y es normal que te sientas de esta forma, así que no te preocupes y sácalo.

—Yo ya estaba listo para decirle que lo amaba, no tienes idea de cuanto lo hago, cuando estoy cerca de él siento que mi corazón va a explotar, solo quiero estar de nuevo a su lado, solo quiero regresar, casarme con él y reinar a su lado hasta envejecer juntos. No deseo nada más. —sollozo abrazando con fuerza a Seokjin.

—Y lo harás, solo ten un poco más de paciencia, casi lo logramos, solo aguanta un poco más...

Hi! siempre con todo mi amor para ustedes, siempre esperando que disfruten cada capítulo! 🩷

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