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021.

Preso era él de sus brazos, todo apachurrado en su pecho, sintiendo el calor de su cuerpo y oliendo su embriagante aroma, casi sin poder respirar, pero eso le encantaba a Taehyung, no había otro lugar donde quisiera estar más que aprisionado en los brazos de su amante, él se sentía el hombre más pleno estando con Seokjin. Esa mañana sus cuerpos amanecieron desnudos bajo las sábanas pues luego de pasar la noche más divertida bailando y bebiendo, el extasis del momento los llevó a mandar directo al carajo aquel supuesto cortejo que habían estado "manteniendo", y olvidaron una de las reglas más importantes, y simplemente se entregaron al placer.

¿Y se sentía culpables acaso? Bueno... aquellas sonrisas enamoradas decían algo diferente.

—Anoche fue la mejor noche de mi vida ¿sabías eso? —confesó Jin mirando con devoción a su amado.

—La mía también, no hay cosa que se le compare. —concordó el joven de ojos verdes recostado en el pecho del maestro sonriendo—. Pero hey —lo miró—. ¿Si sabías que rompimos una de las reglas más importantes del cortejo, sino la más importante, verdad?.

—Un cortejo no hace falta cuando tu corazón y tu mente te dicen que esa persona es la correcta con tan solo verla a los ojos. —respondió mirando esos bellos ojos color esmeralda, sintiéndose el hombre más afortunado—. Haber hecho el amor contigo es y siempre será lo mejor que me ha sucedido. Te amo Kim Taehyung y siempre lo haré. —le dijo para luego juntar sus labios en un dulce beso.

—Y yo te amo a ti, Kim Seokjin. —respondió Tae sobre sus labios, luego volvió a besarlo esta vez con más pasión. Las sensaciones de anoche aún seguía vivas y fueron tan placenteras que se les fue fácil volver a desearse.

Taehyung se subió a horcajadas sobre el maestro, besó sus labios y luego bajó hacia su cuello, de allí continuó descendiendo dejando besos húmedos por su pecho hasta llegar más abajo terminando en su entre pierna donde ya había una ansiosa erección esperando por ser atendida.

—Voy a bajar ¿está bien? Tengo que hacerme cargo de eso. —el castaño sonrió al igual que Jin, entonces se metió bajo las sábanas, mientras tanto el maestro solo cerró los ojos y puso sus manos en su nuca preparado para ser una vez complacido por su novio.

Pero de forma abrupta unos toques en la puerta y el llamado de alguien no muy apreciado, arruinaron por completo la atmósfera.

—¿Excelencia? ¿Está despierto? El príncipe Jimin desea hablar con usted. —era el general Namjoon, para desgracia de Seokjin quien ahora lo despreciaba aún más—. ¡Excelencia! ¿Podría abrir por favor? El príncipe Jimin pide una audiencia con usted ahora.

—¿Qué quiere tan temprano? —Tae salió de debajo de las sábanas frustrado.

—No lo sé, pero voy a mandarlo directamente al demonio. —enojado, el maestro Jin se levantó, se colocó su bata y abrió la puerta con una cara de pocos amigos—. Es usted muy inoportuno general. —le dijo.

—Maestro, no esperaba encontrarlo aquí. —respondió el moreno con rostro serio.

—Para su información, esta cabaña es de mi novio y mía, así que tal vez la próxima vez podría ser más sensato y pensar dos veces al llamar a la puerta de una pareja tan abruptamente. —le regaño con el ceño fruncido.

—Mi asunto es con su excelencia, no con usted, ¿podría llamarlo por favor? —replicó Kim ignorándolo y dándole una mirada autoritaria y llena de desdén.

—Oye ¿quien te crees que eres? —exclamó Jin—. ¡Yo no soy tu sirviente! ¿Acaso en la milicia no enseñan modales a sus soldados? ¡Eres un...!

—Jin querido ¿qué sucede aquí? ¿Por qué discuten? —Taehyung finalmente apareció completamente vestido, detuvo y se interpuso de inmediato en la pelea que estaba apunto de comenzar.

—No puedo creer que el príncipe Jimin tenga en tan alta estima a un hombre como él, tan insolente y grosero. —ambos hombres se miraron furiosos y listos para lanzar el primer golpe.

—Por favor, recuperen sus sentidos, no queremos más disputas en la actual situación en la que nos encontramos, con la de nuestros adorados príncipes tenemos. —persuadió el ojiverde, terminando de abotonar su chaleco—. Jin amor ¿te parece bien si voy con el general a ver a Jimin por un momento? Parece que me necesita con urgencia.

—Por supuesto, el príncipe necesita de alguien que realmente sea confiable y agradable, no de hombres despreciables, así que ve no hay problema. —respondió sin dejar de asesinar con la mirada al general.

—Está bien, volveré tan pronto y termine de atender la situación. Ve a ducharte y luego reunámonos para desayunar ¿si? —dejó un beso en los labios de su amante—. Te amo, ya regreso. General ¿vamos?.

—Después de usted, excelencia. —Namjoon tampoco dejó de ver mortíferamente al maestro hasta que se fue con Taehyung.

¿Acaso ese bulto de sábanas era Jimin?. Se preguntó Taehyung al ingresar solo a la cabaña del príncipe y encontrarse al mismo escondido debajo de todas las sábanas y cobijas de la cama. ¿De qué se trataba ese extraño comportamiento?.

—¿Jimin? Estoy aquí, el general Kim me dijo que querías hablar conmigo. —se acercó lentamente con un poco de miedo y desconcertado.

—¿Él ya se fue? —preguntó Jimin bajito.

—Eso creo —miró por la ventana y no vio a nadie cerca—. Si se ha ido, Jimin ¿todo esta bien? —se volvió hacia él y se sentó a su lado—. ¿Por qué estás abajo de las cobijas? Puedes salir, no hay monstruos afuera —bromeó.

—No puedo, estoy tan avergonzado que no creo ser capaz de ver a nadie de frente. —respondió.

—¿Avergonzado? ¿De qué me perdí anoche?. —enarcó una ceja confundido.

—Ayer hice algo muy inmoral, muy impuro en toda la extensión de la palabra Tae. No sé cómo voy a lograr salir de aquí, necesito que me ayudes. —pidió, su voz escuchándose temblorosa.

—Para que pueda ayudarte necesito que me digas que está pasando, porque no entiendo absolutamente nada. —contestó—. Y no te preocupes, sabes que jamás te juzgaría, por el Sol eres mi mejor amigo tú fuiste el primero en saber cuando di mi primer beso y cuando probé mi primer...

—¡Está bien! —finalmente Jimin se descubrió, tenía las mejillas rojas, el cabello embarruñado y su bata de dormir puesta—. Acércate, te lo diré al oído, ven. —Tae se acercó, el rubio le comenzó a susurrar al oído su pecado, y conforme la historia iba avanzando el castaño iba abriendo cada vez más sus ojos de pura sorpresa, hasta que terminó y...

—¿¡Te masturbaste!? —vociferó Taehyung y rápidamente Jimin le tapó la boca con sus manos.

—¡Cállate por todos los Soles! ¡Cierra la maldita boca Kim Taehyung! —increpó nervioso, luego lo soltó—. No seas imprudente, te lo estoy diciendo de esta forma porque es un secreto, bestia, no grites así.

—Está bien, lo entiendo, lo siento. Entonces ¿anoche te masturbaste pensando en el príncipe Jungkook? —volvió a repetirlo, esta vez más bajito pero aún así volvió a mandarlo a callar.

—Si, así fue, y no estoy orgulloso de ello, me siento tan... obsceno. —se cubrió con sus manos su rostro completamente rojo, avergonzado.

—Pero... no es tan malo como lo piensas, todas las personas nos masturbamos, créemelo. —le miró con tranquilidad—. Probablemente pienses eso porque es tu primera vez y además de cómo surgió, es normal que te sientas así, pero tranquilo todo ser humano le gusta sentir placer y pensar en eso que le causa ese placer, no tiene nada de malo. —le hizo saber logrando que el rubio descubriera su rostro y el rubor en todo su rostro disminuyera.

—¿En serio?.

—Pero claro que si, si te dijera todas las veces en que yo me he tocado pensando en hombres te sorprenderías, pero mírame, no estoy tan avergonzado como debería. —le sonrió tratando de calmarlo.

—¿Qué debería de hacer ahora? —le preguntó.

—Nada, lo que hiciste anoche fue explorarte y conocer el placer, no importa si pensaste en un calamar, en un pastel, o en el príncipe Jungkook, lo que importa es que te sentiste bien haciéndolo y sabes otra cosa... eso dice mucho de tus sentimientos, deseas carnalmente a ese hombre, no puedes atreverte a negarlo. —señaló Taehyung.

Jimin bajo la mirada culpable.

—No, no puedo hacerlo. Realmente lo deseo como hombre, cada vez que nos besamos o nuestros cuerpos están cerca siento ese magnetismo, esa atracción que sé que él también siente y es innegable. —mencionó.

—Claramente, tonto. —replicó Tae con obviedad, poniendo los ojos en blanco—. Además de los sentimientos románticos que existente entre ustedes hay atracción sexual, y déjame decirte que esa es una de las bases más importantes en una relación. Es obvio que sientas cosquillas al besarlo y al sentir su piel aumente tu temperatura, no tienes porque sentirte avergonzado, no sigas recluyendo esos deseos, deja que fluya y ya.

—¿Me estás diciendo que me entregue a él y ya? Tae no vamos a casarnos, comprende, no puedo hacerlo. —respondió.

—Eres un cabeza dura, pero no estoy aquí para juzgarte, solo te apoyaré sin importar que. —le dedicó una sonrisa y lo tomó de los hombros—. Sigue a tú corazón y a tus deseos, si no es con el príncipe es con otra persona, y si estás dispuesto y seguro a cancelar su compromiso te recomiendo que comiences a buscar a otra persona que te haga sentir cosquillas allá abajo, porque cuando pasa todo esto... es más difícil olvidar y soltar.

Jimin trago grueso asustado.

—¿Y si no puedo? ¿Y si no quiero?.

—Entonces deja de ser tan necio y sigue a tú corazón, busca repuestas de lo que causó todo esto y soluciónenlo mientras haya oportunidad, porque si continúan así... ya no habrá retorno. —tomó de las manos a su mejor amigo y lo miró directamente a los ojos—. Se lo que pasa dentro de esa cabecita tuya, entiendo todas tus dudas y tus inseguridades pero... deben de sentarse hablar, hablar es muy bueno ¿sabes? Seguro hay una explicación para cada cosa. —le sonrió cálidamente.

—¿Eso crees?

—Es la realidad. ¿Quieres que tú fantasía sexual se vuelva realidad? Entonces primero comienza con la parte del corazón y los sentimientos, que esa también es una de las bases más importantes de una relación. —Tae le explicó—. Piénsalo, tampoco me hagas tanto caso, piénsalo hasta que estés completamente seguro y no te quede ni la más mínima duda.

—Eso haré, como siempre, gracia Tae. Realmente sin ti moriría. —le dijo con una sonrisa para luego abrazarlo escondiendo su cara en su cuello, pero algo llamó su atención, una marca roja y reciente en la piel de su compinche—. ¿Te picó algún insecto? —le preguntó.

—No ¿por qué?.

—Tienes una marca roja en tú cuello ¿qué es?. —lo miró con curiosidad.

La inocencia de Jimin le parecía demasiado tierna a Taehyung, realmente era un virgen inexperto que necesitaría mucho de su guía.

—No es nada raro, es solo que... —de pronto también se puso tímido y cubrió su marca—. Anoche me dejé llevar de más y... termine... haciendo el amor con Jin —confesó.

—¿Qué? —Jimin estaba en shock, no sabía cómo reaccionar.

—Si, anoche pues... las cosas se salieron un poco de control y terminamos entregándonos al placer. —volvió a explicar.

—No puede ser Taehyung ¿y qué hay del cortejo y entregarte hasta el matrimonio? —le pregunto completamente sorprendido.

—El cortejo ya quedó en el olvido, realmente ya no es necesario, y sobre entregarme hasta el matrimonio... Jimin, ambos sabemos que no tengo ni pelo de castidad. —respondió haciendo sonrojar a su mejor amigo.

—Eres un tonto —lo tiró a la cama y ambos rieron—. Tienes que contarme todo ¿fue especial? ¿Te gustó? ¿Fue un caballero contigo? ¿Como se sintió? —cuestionó Jimin curioso y emocionado por su mejor amigo.

—Mira, te contaré, pues...

[...]

Fue extraño no ver por ningún lado en todo el día el príncipe Jungkook, todos esperarían de él travesuras y aventuras en la Isla, pero nada de eso pasó, todo lo contrario, el único que pudo verlo un momento en el día fue su maestro, y Seokjin avisó que estaba trabajando en algo muy importante y altamente confidencial. Nadie colocó demasiada atención, solo continuaron con sus actividades. Jimin estuvo más tranquilo, verlo sería difícil luego de todo lo que pasó la noche anterior, así que no puso objeción ante su reclusión.

Cuando el cielo se oscureció todos salieron a disfruta de su última noche en la Isla con su distintivo acompañante de interés. Esta vez fue el turno de Yoongi y Hoseok de irse a tomar un trago tranquilo ya que el poeta no era amante del alcohol, mientras tanto Seokjin y Taehyung estaban teniendo la cena más romántica de sus vidas, y por otro lado...

—¿Quieres salir a dar un paseo? —Namjoon se presentó en la puerta de la cabaña del príncipe Park con una rosa en sus manos, completamente nervioso.

—¿Ahora? Umm si, esta bien ¿por qué no?. —él aceptó luego de pasar en la cabaña toda la tarde y sentirse aburrido, salió de su habitación y acompaño al general.

—Maldita sea, ese idiota me ganó ¿ahora que hago? —murmuró molesto el príncipe Jungkook escondido en la oscuridad, llevaba consigo un pergamino y un ramo de múltiples flores hecho por el mismo. Solo había llegado unos segundos después de Namjoon y solo por eso había perdido su oportunidad.

[...]

—¿Recuerdas cuando solíamos pasear toda la noche por los jardines del palacio? Hablábamos tanto y reíamos tanto que al día siguiente mi voz estaba ronca, pero no había mejor momento en el día que estar junto a ti, anhelaba verte a cada instante —trajo a su memoria Namjoon con una sonrisa.

—Si, lo recuerdo bien —respondió Jimin con una pequeña sonrisa también—. Nunca hubo ningún silencio incómodo, la conversación solo fluía y no nos deteníamos, las horas pasaban volando y solo el alba nos separaba, eran momentos muy buenos.

—Sin dudas.

Recorrían un camino tranquilo e iluminado rodeado de hermosos palmeras y flores, el bullicio de la música y la gente en las tabernas y los festivales sólo eran como un sonido lejano.

—También recuerdas cuando... nos besamos por primera vez —dijo poniéndose de pronto nervioso.

El príncipe abrió sus ojos un poco de más sorprendido ante la repentina declaración.

—Eso... ¿por qué tan de repente...?

—Jimin ya no puedo continuar ocultándolo por más tiempo, tengo que decírtelo. —abruptamente Namjoon se detuvo y se puso delante del rubio—. Yo... Jimin yo... se que lo que sucedió entró nosotros fue fugaz, ni siquiera hubo oportunidad de formalizarlo pero, ahora que tu compromiso va a romperse yo me preguntaba si... ¿quisieras casarte conmigo? Porque yo... yo te amo Park Jimin.

Si, quería escuchar ese te amo, pero no de esos labios, no de esa persona, por eso al escucharlo no se sintió como lo imagino, y entendió que cada te amo se siente diferente, y con el de Namjoon... no sintió absolutamente nada, solo impresión. Pero eso no quería decir que no apreciaba al general, claro que lo quería, después de todo fue su primer amor más no el último, ni mucho menos el verdadero, ese ya tenía un nombre y un apellido, pero lamentablemente no era el de él.

—Namjoon, yo no...

—Te haré muy feliz, prometo ser el mejor para ti  —se apresuró a hablar y rápidamente tomó al rubio entre sus brazos—. Te amo, siempre te he amado, dime que si por favor, jamás te fallaré, te atesoraré Jimin mi hermoso príncipe —se acercó a sus labios para besarlo a lo que él príncipe se negó.

—Namjoon detente, por favor no hagas esto. —volteó el rostro evitándolo y trató de empujarlo, pero su fuerza de él era inmensa—. Basta, basta te lo pido ¡¡Namjoon!! —vociferó y finalmente poniendo todas sus fuerzas logró apartarlo, el moreno lo miró confundido—. ¿Por qué lo hiciste? ¡Lo acabas de arruinar todo!.

—Pero... Jimin ¿de que hablas? Creí que estábamos sintiendo lo mismo, que nuestro amor estaba renaciendo. —trató de volverse acercar pero el príncipe le dio la espalda.

—Déjame solo, vete por favor. —pidió molesto.

—No, no me iré ¿por qué no quieres aceptarme? Todo este tiempo he hecho todo para lograr que me ames y tú... me amas ¿verdad? —le pregunto, pero su silencio fue respuesta suficiente—. Entonces tú no... ¿por qué? ¡¿Por qué no puedes amarme?! ¿Es por ese príncipe inmaduro? ¡Jimin dime algo!.

—¿Y si fuera por él que? —exclamó volteando a verlo de nuevo—. Namjoon yo... te quiero, te aprecio demasiado, eres como parte de mi familia, tú...

—¡No es suficiente! Yo quiero que me ames, que me veas como hombre, quiero ser tuyo, el cariño no es suficiente.

—Pues lo siento, es lo único que puedo darte. Fuiste mi primer amor y te agradezco por todo lo que me enseñaste, pero ahora las cosas han cambiado, el pasado... se quedará para siempre en el pasado, trata de olvidarlo, por tú bien. —espeto y luego se marchó perdiéndose entre las palmeras y los arboles.

—Jimin...

—¿Y si voy mañana? Tal vez pueda dárselo antes de llegar a la isla fantasma —se preguntó así mismo Jungkook, caminando de un lado hacia el otro mirando su pergamino en sus manos, buscando alguna solución para su problema—. Pero y si me manda al demonio, bueno eso es muy probable ¡pero no! Ya basta de tanta cobardes, tengo que darle esto a como de lugar y después podré...

De pronto, escucho a lo lejos unos lamentos, eran los de una persona llorando. Confundido guardó su pergamino y de inmediato fue a investigar qué o quien era, tal vez alguien necesitaba ayuda así que camino entró los árboles llevando por el sonido de los lamentos hasta que llegó a un estanque rodeado de rocas, con peces anaranjados, nenúfares, luciérnagas y un pequeño puente de piedra que era donde provenía aquel llanto.

Se acercó subiendo al puente, y en el medio, tirado sobre sus rodillas allí estaba su bello príncipe de cabello dorado llorando desconsoladamente. Enseguida fue hacia él completamente preocupado.

—¿Príncipe Jimin? ¿Qué sucede? ¿Por qué está llorando? ¿Se encuentra herido? ¿Alguien le hizo algo? —cuestionó inspeccionándolo rápidamente de pies a cabeza buscando alguna herida o hematoma, pero de pronto, Jimin lo abrazó con fuerza—... ¿alteza?.

—Jungkook... dígame ¿cuando más tengo que esperar? Esto es horrible, no quiero más esto. —le preguntó entre lágrimas y la voz desgarrada.

—¿De qué esta...? —Jungkook no habló más, simplemente lo abrazo con fuerza guardando silencio solo brindándole su hombro. Jimin lloraba desconsoladamente y se aferraba a él con las uñas. Y eso quería decir que algo malo le había sucedido, o mejor dicho, alguien le había hecho algo malo y ese alguien iba a pagar por haber tenido la osadía de hacerlo sentir de esa manera.

[...]

Jungkook aún seguía buscando explicación al llanto del príncipe, se sentía tan frustrado e impotente, verlo llorar era como sentir mil cuchillas clavadas en el pecho.
Jimin no decía ni una palabra, después de un par de minutos finalmente paró de llorar, pero se disculpó y luego se levantó para entonces darle la espalda evadiéndolo, sintiéndose repentinamente avergonzado.

Jeon alargó su mano hacia él en un intento de que lo mirase de nuevo, pero se detuvo al ver que además de estar notoriamente avergonzado, se notaba triste, pero en cierta parte también molesto, no sabía si preguntarle o dejarlo un momento solo, así que decidió apartarse y dejarlo tranquilizarse, se dio la vuelta sobre sus talones pero abruptamente Jimin le habló deteniéndolo.

—Le pido de la manera más atenta que se retire, en estos momentos prefiero la soledad... —le dijo.

—No mienta. —espeto Jungkook.

Jimin volteó a verlo frunciendo las cejas.

—No estoy mintiendo, por favor regrese por donde vino.

—No está bien, usted está sufriendo y cuando lo veo sufrir yo... me lleno de angustia y furor. —dio pasos lentos hacia él—. No continúe mintiéndose...

—¿A que ha venido?.

—Porqué... eso es lo qué haces cuando realmente aprecias a alguien, lo sigues a mitad de la noche entre la oscuridad y el frío, solo para decirle que... —delicadamente sujetó su mano y entrelazó sus dedos con suavidad—... si de pronto tiene deseos de llorar, si tiene deseos de gritar, de reír o incluso de morir... tendremos que hacerlo juntos. —apretó levemente su agarre y le brindó una cálida sonrisa.

Una lágrima recorrió la mejilla de Jimin, este le miraba fijamente, con el aire golpeado su rostro y sus sentimientos a flor de piel.

—¿Y es que acaso ya no me desprecia más?. —le preguntó en un hilo de voz, con un nudo el la garganta.

—Jimin... mi querido príncipe del Sol, ¿como podría despreciar a tan hermosa criatura? —alargó su mano hacia el rostro del rubio, acariciando su mejilla mojada—. No piense ni por un segundo que lo he llegado a despreciar, eso nunca ¿entendió?.

—¿Entonces porque le dijo todo eso a su padre sobre mi? —cuestionó Jimin y Jungkook lo miró confundido, sin saber de qué hablaba exactamente—. Casarse solo por el bien del reino, cautivarme para facilitar las cosas, modificar su personalidad para proteger la imagen de su familia, ponerme un anillo en el dedo solo porque asi la ordenó su padre... —explicó y más lágrimas escurrieron por sus mejillas—. Vivir para la felicidad o miseria de una gran nación y en consecuencia... actuar en contra de sus pasiones ¿acaso yo no soy parte de esas pasiones?.

—¿Qué...? —ahora todo tenía sentido, esa discusión que tuvo con su padre él la había escuchado y por eso de pronto se alejó. Sabía que todas esas cosas que había dicho no eran como Jimin las pensaba, todo lo dicho fue con el sentido de que su padre lo obligaba a hacerlo—. Jimin déjame explicarte...

—Solo dígame si es cierto todo eso o no. —miró los orbes oscuros del contrario con esperanza.

—No, por supuesto que nada de eso es cierto —respondió con sinceridad en sus pupilas—. Dije que eso porque mi padre intenta controlarme y ese día se lo estaba recriminado, todo el tiempo él intenta reprimirme y yo...

—¿Cómo puedo confiar en sus palabras?.

—Soy un caballero, jamás me atrevería a mentirle, pero aún no me crea —respondió Jungkook para luego sacar de su cinturón un pergamino y tendérselo al príncipe—. Tome esto, es un regalo que le hago desde mis más profundos sentimientos, luego de que lo lea por favor venga a mi con una respuesta.

—¿Qué... qué es? —preguntó tomando el pergamino desconcertado.

—No puedo decírselo, solo le pido por favor que... —miró los hermosos ojos color dorado del príncipe Jimin y un nudo se forma en su garganta—... me de la oportunidad de entrar nuevamente en su corazón, le juro no le fallaré.

Jimin lo miró sin decir una sola palabra, solo miró el pergamino en sus manos y su pulso se aceleró repentinamente.

[...]

Inmediatamente al llegar a su cabaña, Jimin encendió una vela y la puso en la mesilla de noche, se sentó en su cama y tomó entre sus manos el pergamino que le había dado Jungkook. Aclaró su garganta y mordió su labio inferior nervioso, aún estaba dudando si descubrir que había en aquel pergamino, el miedo lo estaba comenzado a invadir, pero no dejó que lo hiciera, así que rápidamente y decidido, desamarró el listón que había alrededor y lo abrió.

Encontró un largo texto con la letra del príncipe. Se acomodó bien en su cama, se acercó un poco más a la luz y comenzó a leer lo que estaba escrito.

"Jimin tú eres mi vida y mi pasión, eres lo que tanto anhela mi corazón, tú eres el aire que respiro, eres mi primer amor y serás siempre el último, eres mi corona y eres mi reino, mi alma es tuya, mi cuerpo necesita tanto tú presencia, si no te tengo muero por ti. Una mirada tuya, un susurro de tus labios, un toque de tus dedos me darán la vida por siempre, es por ti que existo en este universo, no hay nada que se iguale a ti, ni el Sol ni la Luna, simple no lo hay, apiádate de este amante que solo ve tu magnificencia, pero no lo tientes con tú belleza porque este pobre enamorado no lo soportaría, la belleza es como un anillo que llevas en tu dedo, todo el mundo palidece ante el encanto que hay en ti, este pobre enamorado no podría vivir sin la belleza de tus ojos, así que ten piedad por favor no se los quites, eres todas las cosas hermosas de mi vida, tú eres el príncipe de mi mente y de mi alma"

Las lágrimas de Jimin mancharon el pergamino, estaba sintiendo tantas cosas en ese instante que la única forma de poder expresarlo fue llorando, sentía felicidad, melancolía, amor, ilusión tantos sentimientos encontrados, pero todos le decían una sola cosa...

—Yo... lo amo, por el Sol, lo amo con toda mi fuerza y mi alma. —murmuró con una sonrisa tierna dibujada en sus labios—. No puedo creer que él me haya escrito esto, es tan hermoso... —sollozo, para luego darse cuenta—. Tengo que decírselo, tengo que decirle que lo amo, ya no tengo más dudas, lo amo. —se levantó, limpió sus lágrimas y completamente seguro portando una sonrisa y llevando en sus manos el pergamino fue en busca del príncipe.

Cuando abrió la puerta se dio cuenta que el alba estaba llegando, el Sol apenas estaba dando sus primeros esplendores y la brisa fresca inundó sus fosas nasales. Caminó directamente hacia la cabaña de Jungkook, estaba decidido a confesarse, ya no le importaba nada más, no había más que ocultar, aquella poesía que le dedicó fue suficiente para darse cuenta que Jungkook también sentía lo mismo por él, todas esas palabras anhelantes y entregadas entraron profundamente en su corazón y ya era tiempo de finalmente terminar con todo y estar para siempre unidos.

Pero de pronto, algo golpeó por detrás su cabeza con fuerza, se sintió mareado y en cuestión de segundos todo se puso negro. El príncipe Jimin estaba tirado en el suelo con el pergamino botado a un lado y su frente sangrando, se encontraba dentro de un profundo pozo de inconsciencia.

—Llévenlo a la nave, no hay tiempo que perder, tenemos que llegar cuanto antes a la Isla Fantasma. —una sonrisa maliciosa y vil fue la causante de todo. Un par de piratas tomaron el cuerpo del príncipe y se lo llevaron rápidamente en silencio—. No hay manera de que yo pierda, yo nunca pierdo, Jimin y el reino del Sol serán míos.

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