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020.


Jimin estaba preparándose tranquilamente con algunas cosas en una pequeña maleta para desembarcar pronto en la Isla Coral. Desde anoche, cuando se recostó desinteresadamente sobre la madera de la Proa bajo el cielo estrellado, el pacífico silencio de la noche, la leve brisa fresca que recorrió su cuerpo y la cálida mano que sujetó con fuerza en ese momento, lo ayudaron a lograr finalmente poner su mente en blanco, y obligar a los malos sentimientos abandonar su corazón, podía jurar que el momento permanecía en su memoria como un sueño, uno bueno y fugaz que logro borrar por completo la pesadilla que había estado atormentándolo, dándole tranquilidad y en cierta parte... alegría.

—Toc toc, ¿puedo entrar? Necesito hablarte un momento. —era Namjoon, ahora ya no lo ponía ansioso, pero necesitaba hablarle de su preocupación y confirmar también que seguía siendo el mismo hombre que admiraba.

—Claro, pasa también quería hablarte sobre algo. —el rubio se sentó en la orilla de su cama junto al general—. Dime, tú primero.

—Te he notado un poco raro conmigo, dime si he hecho algo para molestarte y me disculparé enseguida. —le dijo dándole una mirada llena de preocupación—. Sabes cuanto yo... te adoro, y no quiero que te distancies de mi por algún error que haya cometido, puedo solucionarlo.

—No Namjoon, detente, no estoy molesto de ninguna manera contigo, no haz cometido ningún error, tranquilo. —le respondió dándole alivio—. Más sin embargo, si hubo algo que estuvo preocupándome, tal vez incluso te parezca algo absurdo pero... necesito decírtelo para confirmar una cosa. —explicó.

—Nada que venga de ti me parecería absurdo, dime lo que sea, yo te responderé con toda sinceridad. —replicó el moreno mirándolo fijamente a los ojos.

Jimin soltó un suspiro y habló.

—Tuve un sueño, es decir, una pesadilla muy horrible donde tú... estabas cubierto de sangre, todos estaban muertos, Tae, el maestro Jin, el capitán Hoseok, Yoongi y... —trago grueso, un nudo se formó en su garganta de tan solo imaginar que ese joven ojos grandes y brillantes no estaba más—. Y por la manera en que hablabas y como me decías que te habías encargado de todo para que fuéramos felices me dio a entender que tú... habías matado a todos —confesó apenado.

El rostro del general estaba perplejo, se quedó un momento sin saber qué responder ante tan repentina cuestión.

—Yo... no se de donde provenga esto, también me resulta sorprendente que hayas soñado algo así, pero ten por seguro que jamás haría algo para herirte ni herir a los que quieres, además soy alguien con principios y valores, nunca me atrevería a asesinar a nadie para mi propia satisfacción, no quiero que pienses que soy tan desalmado ni...

—Lo sé, confío en ti, se que eres un hombre bueno que jamás haría algo de esa índole pero, nunca había soñado nada igual y solo me asusté, aunque... —Jimin sujetó las manos del general y lo miró directamente a los ojos—. Se que podría ofenderte esto pero, necesito que me prometas algo Namjoon, por favor.

—Lo que sea mi príncipe. —respondió sin chistar.

—Quiero que me prometas que, sin importar que cosas cambien en algún momento tú seguirás siendo el mismo, que seguirás protegiéndome y protegiendo a los que amo aunque lo odies. —pidió, a lo que el moreno frunció el ceño desconcertado—. Prométemelo Namjoon, prométemelo por lo que alguna vez hubo entre nosotros dos.

—¿Hubo?... Jimin yo... —cada una de las palabras que salían de la boca del príncipe Park, él las escuchaba como arrepentimientos de todo lo que estaba sucediendo, y eso fue lo que lo sorprendió, ¿algo había hecho mal para que todo de pronto se pusiera en retroceso? No eso no podía pasar—. Si yo... yo te... te lo prometo. —respondió.

Jimin sonrió con alivio y lo abrazó con una sonrisa.

—Lo sabía, sabía que no eras el hombre que apareció en esa pesadilla, discúlpame por desconfiar en ti de esta manera, eres demasiado bueno para ser verdad. —murmuro sobre su pecho.

—Si... yo lo... soy...

Por alguna razón, ahora el capitán Hoseok ya no podía despegarse del poeta de piel pálida de nombre Yoongi, todo el tiempo quería estar junto a él escuchando sus poesías y sus teorías filosóficas, le resultaba demasiado interesante como tanta inteligencia podía caber en un hombrecillo de apenas 1.70, de figura delgada y ojos pequeños y gatunos. Y aunque no quisiera aceptarlo él era todo lo contrario a Yoongi, jamás le interesó ese tipo de cosas como la poesía, leer o incluso escribir, siempre prefirió el mar y las fiestas, le compartió su gusto por la música y bailar, lo cual le resultó al poetisa algo genial.

Realmente eran polos completamente opuestos y tal vez por eso lograron compaginar en tan poco tiempo, el capitán Hoseok era para Yoongi esa vitamina de alegría que él necesitaba de vez en cuando, y Yoongi era para Hoseok aquella fuente de aprendizaje para lograr descubrir otro tipo de cosas interesantes.

—¿Entonces desde pequeño haz vivido en alta mar? —le preguntó el poetisa interesado.

—Si, fui criado entre piratas, mi hogar desde que tengo memoria ha sido este barco, por eso aunque tenga muchas deudas pendientes jamás, pero jamás daría mi barco como garantía, primero me vendo yo. —bromeó el bucanero sacándole una risita al de piel pálida.

—Y dime... ¿qué pasó con esos piratas con los que te criaste? ¿Son ahora los de tú tripulación? —cuestionó, y de pronto el rostro de Hoseok se apagó y entristeció—. ¿Dije algo fuera de lugar? Discúlpame, no quería ser imprudente, si no quieres responder no hay problema.

—No, esta bien, te responderé. —soltó un suspiro y habló—. ¿Te haz preguntando porque bebo tanto? Pues es porqué toda mi tripulación fue asesinada brutalmente frente a mi cuando yo era más joven, les mentí cuando les dije que les di unas vacaciones, he estado sin tripulación desde hace ocho años, y no es porque no haya piratas que no quieran unírseme, es porque yo no quiero tener a nadie más... —le contó afligido—. Bebo Ron y voy a fiestas para olvidar todo y rodearme de gente, después de eso estoy solo, pero... ahora que lo pienso, creo que me agrada que estén abordo. —una sonrisa surco en sus labios.

Yoongi se la regresó y tomó su mano delicadamente.

—Lamentó que estes cruzando este sufrimiento tú solo, no me imagino como te debiste haber sentido cuando asesinaron a lo que tú conocías como tú familia. —le miró con ojos socorros—. Eres fuerte aunque no lo creas, no ha sido fácil para ti y aún sigues de pie, eres un gran capitán Hoseok.

Esas palabras llenaron de calidez y esperanza al pirata.

—Gracias, nunca nadie me había dicho algo tan lindo. —lo miró directamente a los ojos, con los suyos comenzado a cristalizarse—. Realmente creo que eres una persona muy genial Yoongi, quiero aprender muchas cosas de ti.

—Se que lo harás, y espero ser el mejor maestro para ti. —soltó una risita para luego pararse de puntillas y abrazar con ternura al pirata que era más alto que él—. Tú también me estás enseñando muchas cosas de esta vida, así que... mantengámonos juntos ¿si?.

—Eso me gustaría mucho. —Hoseok abrazó la cintura del poetisa y recargó su barbilla sobre su hombro sonriendo, dejando salir un lágrima.

—Umm, hola lo siento, perdonen la interrupción. —Jungkook de imprevisto apareció completamente apenado—. Si quieren que me vaya me iré y volveré en otro momento.

—Oh, alteza esta bien ¿requiere algo? —le pregunto Yoongi separándose de Hoseok quien se volteó para limpiar sus lágrimas rápidamente.

—Necesito que me ayudes con algo, tú eres muy bueno con eso de los poemas ¿cierto? —nervioso le pregunto.

—Bueno, por eso mismo soy muy reconocido en el reino su alteza, soy el creador de muchos poemas hermosos, incluso llegué a escribir algunos para su padre el rey. —le respondió con obviedad.

—Si, claro que lo eres, disculpa. Uhm, me gustaría que me ayudaras a escribir uno, necesito una guía porque yo realmente no se como hacerlo y... tú eres un genio en eso, así que ¿podrías ayudarme? Por favor. —preguntó el príncipe con cierta timidez.

—Desde luego que si su alteza, con mucho gusto. —aceptó—. Capitán ¿le parece bien si voy con el príncipe por un momento? —le pregunto al pirata.

—Si si ve, yo no tengo problema. —respondió—. Ahora yo tengo que ir al timón por qué estamos a una hora de Coral, así que me voy primero. —menciono y luego se fue.

—Excelente, ahora dígame príncipe ¿para quien es este poema tan importante? —inquirió Yoongi.

—Para alguien muy especial...

[...]

—¡Oye tú! ¡Príncipe de la Luna! —le llamó el capitán Hoseok desde el trinquete, el príncipe Jeon lo miró desde cubierta donde estaba junto a los demás—. Trae tu trasero real acá y ayúdame a guardar la vela.

—Oh claro ¡enseguida voy! —Jungkook se quitó su saco y luego se arremangó las mangas de su camisa dejando ver sus fuertes brazos, grandes tonificados y decorados con venas saltadas.

Ese preciso momento Jimin lo vio como en cámara lenta, los fuertes brazos del príncipe robaron por completo su atención, verlo subir sus mangas y quitar la vela junto al pirata mientras sus grandes bíceps resaltaban inmediatamente enviaban a su cabeza pensamientos lascivos. La imagen joven que tenía al principio de Jungkook estaba comenzando desaparecer, y ahora ya lo veía como un hombre deseable.

Inconscientemente Jimin se mordió el labio inferior hipnotizado ante la imagen erógena frente a él, hasta que...

—¡Tierra a la vista! —gritó el capitán Hoseok desde el timón sacando al príncipe Park de sus vagos e impropios pensamientos.

—Jimin ¿estás bien? —Taehyung noto a su mejor amigo inquieto y nervioso, además de ese color carmín en sus mejillas.

—S-Si, iré por mis cosas. —respondió y rápidamente se fue hacia su camarote.

El Sol ya estaba comenzado a ocultarse y la noche estaba acercándose.

—¡Tomen todos sus cosas, hemos llegado a la honorable Isla Coral!. —sonrió el capitán Jung.

Lo "honorable" por supuesto fue dicho con sarcasmo. La Isla Coral sin bien no era del todo territorio de los piratas, si era un puerto donde los bucaneros iban a tomarse un descanso de las aguas y sus aventuras, yendo a cantinas a gastar parte de su botín en ron y cerveza, compañía femenina de alguna prostituta, comprarse nuevas armas o dormir tranquilamente sin el miedo de ser capturados por la marina de los reinos.

Coral era una Isla donde no había prejuicios sobre los piratas, eran más bien vistos como fuertes hombres aventureros que traían consigo anécdotas asombrosas y montones de dinero que ayudaba a la Isla a mantenerse bien cuidada, tenía hermosos lugares como cualquier otra Isla, por eso y otras cosas más era considerada como el mejor refugio por los piratas, nadie los miraba mal y eran tratados como cualquier otro ser humano, además de que en el fondo de toda esa belleza liberal había mucha ilegalidad que por supuesto llamaba a los piratas y que los reinos no sabían de su existencia.

Todos bajaron del barco, encontraron unas cómodas cabañas donde desempacar y luego algunos salieron a buscar las múltiples diversiones nocturnas de las que les había contado el capitán Hoseok; Taehyung como ya era bien sabido le gustaba mucho asistir a las tabernas para tomar un trago y bailar, así que en cuanto el cielo se tornó completamente oscuro se preparó y escapó junto a su amado maestro Jin a una de las múltiples tabernas. Mientras tanto, sorprendentemente Hoseok decidió dejar la borrachera a un lado por primera vez y llevó a su poeta a cenar a un delicioso restaurante para continuar con la charla que dejaron pendiente.

Por su parte, muy alejados de aquellas "diversiones" el general Namjoon decidió quedarse en su cabaña, la cual estaba junto a la del príncipe Park, solo por si llegaba a necesitar algo. El príncipe Jungkook estaba intentado escribir algo en un pergamino, pero había algo que bloqueaba su mente, así que salió a caminar un poco para despejarse y aclarar sus pensamientos. Finalmente Jimin también estaba en su cabaña intentado conciliar el sueño, pero este simplemente lo había abandonado, así que se encontraba caminando por toda la habitación como un león enjaulado, sin sueño y lleno de ansiedad.

—¿Qué es lo que me pasa? Se supone que estoy tan exhausto que debería dormirme de inmediato. —protesto para sí mismo desesperado—. Por el Sol, tal vez debería salir y... si, probablemente nadar un poco podría ayudar. —pensó.

Siendo tan tarde de noche no creyó necesario llevar algo puesto para meterse en el mar, así que entonces salió de su cabaña con nada más que su bata de dormir y se dirigió hacia la playa. Una vez allí sus pies tocaron la suave arena, caminó hacia el borde y sintió con la punta de sus dedos el agua la cual estaba lo suficientemente tibia como para que decidiera meterse de una vez.

Antes de despojarse de su única prenda dio un vistazo al rededor asegurándose de que no hubiera alguien lo suficientemente cerca como para verlo como el Sol lo trajo al mundo. Pero al ver hacia el mar observó a lo lejos una silueta dentro del agua flotando, estaba de espaldas mirando la brillante Luna frente a él. No tenía que preguntárselo, sabía que ese cabello denso azabache y esa espalda ancha le pertenecía al príncipe Jungkook. Así que lo pensó bien dos veces antes de decidir si entrar, pero finalmente lo hizo, se quito su bata y entro al mar en silencio.

Camino hacia Jungkook un tanto tímido, pensando en que estaba completamente desnudo, no sabía si él también lo estaba, pero daba gracias al Sol que era de noche y no podía verse casi nada, solo lo que la luz de la Luna lograba revelar.

El príncipe del reino de la Luna se sorprendió al ver de pronto a Jimin junto a él. Estaba tan distraído pensando mientras miraba la Luna que no se dio cuenta cuando había entrado. Lo observó y sus ojos se iluminaron al ver un poco de su terca piel blanquecina desnuda.

—¿Su Alteza se encuentra nadando a tan avanzada hora de la noche? —inquirió con cierta inquietud.

—No podía conciliar el sueño, así que pensé que un baño nocturno podría ayudarme a fatigarme lo suficiente como para inducir un descanso reparador —respondió el rubio, con la mirada fija en la Luna llena que se reflejaba en el agua—. La vista de la Luna es verdaderamente impresionante, la perspectiva desde aquí es única. En mi reino, la Luna parece apenas un punto de luz en el horizonte, pero aquí parece casi tangible.

—Comparto su asombro, lo mismo pensé cuando presencié el Sol por primera vez —dijo Jeon—. Me sentía agitado, con la mente ocupada en asuntos de gran importancia. Salí a caminar para clarificar mis pensamientos y me encontré en esta playa. No pretendía interrumpir la paz del lugar, y menos aún la suya.

—Yo tampoco esperaba compañía esta noche —respondió Jimin.

—Si mi presencia es intrusiva, me disculpo y me retiraré —dijo el príncipe, buscando la mirada de Jimin—. ¿Quiere que me vaya?

Jimin sacudió la cabeza en señal de negación.

—No hace falta, usted llegó primero que yo, así que en este caso soy yo el que lo este perturbando, si usted quiere yo puedo...

—¡No! —Jungkook sujetó su mano bajo el agua al presentir que se iría—. Por favor quédese, no quiero que se vaya.

—Esta bien, me quedaré. —contestó. Sus manos se soltaron—. He pensando en lo que me dijo esta mañana, sobre... Kibou, Natsukashii y... Viraha —lo miró fijamente a los ojos.

—¿De verdad? —una sonrisa surco en los labios del pelinegro—. Eso me alegra mucho, estaba deseando que lo hiciera, y... ¿qué es lo que ha pensando sobre ello?.

—Que me parece bastante pusilánime —espeto desconcertando al contrario—. Aún no termino de comprender porqué no solo dice las cosas como deberían de ser, sin rodeos ni juegos de palabras.

Jeon soltó un suspiro pesado.

—Ya le expliqué que...

—Lo único que le pido es sinceridad, y lo que continuó recibiendo de usted son únicamente justificaciones de su cobardía. —respondió. Lo miraba firme y decía todo eso intentado darle un empujón, ese podría ser uno de los escenarios perfectos para una confesión, pero lamentablemente no fue así.

—Es todo, ha malogrado este momento con sus reproches. Así que pensándolo mejor si me iré primero, con su permiso. —Jungkook estaba ofendido, así que se dio la vuelta dispuesto a irse.

—Si, huya como siempre lo hace, ande, el único que malogra todos los momentos que tenemos para hacer las cosas bien es usted, así que váyase y continúe siendo un cobarde. —exclamó enfadado.

—¡Bien, mierda! —el pelinegro se devolvió hacia él—. Supongo que la culpa es mía, míreme ahora mismo, vivo como un tonto porque le di toda mi atención, le entregué todo mi corazón, incluso todos esos momentos del pasado y ahora... ya todo ha terminado, porque soy un jodido cobarde. —lo miró fijamente.

—Quiero que sepa que lo voy a odiar, lo voy a pintar como el villano que nunca fue, lo voy a culpar por cosas que no hizo porque... odiarle es la única forma en que no duele. —respondió mientras se formaba un nudo de impotencia en su garganta.

—No me importa, haga lo que quiera, es lo que siempre hace. Pero le diré una cosa, no es justo, nada de esto es justo, ni usted mismo podría decirme que me ama —espeto enojado.

—Yo nunca podría llegar a amar alguien como usted.

—Esto es extraño, por primera vez concordamos en algo.

Ambos príncipes se miraron fijamente, manteniendo una batalla de determinación, firmes y obstinados.

—Y yo por primera vez me alegro de ello. Porqué no se confunda, este matrimonio siempre fue solo para beneficio de nuestros reinos, así que le recomiendo alteza que difiera de cualquier sentimiento amoroso entre nosotros. —espeto el príncipe de rubios cabellos, frío.

—No se preocupe, alteza, no podría llegar a amarle aunque la vida se me fuera en ello, lo desprecio tanto como usted a mi. —respondió el otro príncipe de grandes ojos oscuros.

—En eso estamos de acuerdo.

—Si, lo estamos.

Jungkook se acercó más a Jimin, anulando por completo la distancia entre ellos, quedando a centímetros de su rostro, ambos sintiendo sus respiraciones pesadas. Jeon alzo su mano y acaricio la mejilla del rubio mojando su rostro en el proceso, miró sus carnosos labios donde escurrió una gota, bajo su mano hasta rozar con su dedo pulgar su labio inferior y finalmente tomarlo del mentón, Park no tenía la fuerza de voluntad para apartarlo, solo miraba fijamente sus grandes y oscuros ojos sintiéndose perdido en ellos, abrió su boca instintivamente cuando el pelinegro rozo sus labios con los suyos.

—¿Por qué me hace esto, maldición? —susurro Jeon sobre sus labios con voz lastimera. Lo intentó, realmente lo intentó, pero lo anhelaba tanto que no pudo controlarse más y finalmente lo beso, jodidamente lo beso con vehemencia y pasión.

Ambos se comenzaron a devorar la boca a besos de forma necesitada, Jungkook enrolló en sus brazos la cintura de Jimin y este sujeto su nuca intentando intensificar aún más el beso. Repentinamente el rubio abrió su boca permitiendo que la lengua del pelinegro entrara en su cavidad y que pronto sus lenguas comenzaran a jugar entre ellas. Jimin se colgó de Jungkook y enrolló sus piernas en su torso, y gracias a esto ambos lograron sentir y darse cuenta de su cuerpo completamente desnudo, entonces algo en su entrepierna se puso duro.

—¿Vino desnudo? Pero que osadía. —masculló Jungkook entre besos—. Yo mataría al que se atrevería a mirarlo, no lo soportaría.

—Haa Jungkook... —Jimin estaba demasiado excitado, no sabía lo que estaba haciendo, su deseo y las hormonas se habían apoderado de él nublando su juicio, besar a ese hombre era lo más delicioso que nunca había hecho pero, entonces su cabeza volvió a funcionar y se dio cuenta de lo que estaba pasando, así que de inmediato terminó el beso y se alejó del príncipe completamente anonadado—. No... yo no... no puedo hacer esto, perdóneme, buenas noches. —rápidamente se marchó.

—¡Jimin! ¡Espere, no se vaya!.

[...]

Jimin llegó corriendo a su cabaña, rápidamente entró y cerró la puerta con seguro, se recargó sobre esta mientras intentaba recapitular y procesar todos los hechos ocurridos tan abruptamente. No podía creer que nuevamente fue preso de su deseo, realmente el príncipe Jeon se había convertido en una gran debilidad para él. Podía sentir el corazón acelerado y la respiración irregular, y había algo más... algo doloroso entre sus piernas.

No sabía de qué se trataba, era su primera vez sintiendo todo eso, así que al descubrirse encontró su miembro erecto y anhelante de alivio producto de todo lo que había pasado hace un momento. No sabía exactamente qué hacer, pero entonces recordó lo que una vez le dijo Jungkook: "Cuando esté solo puede tocarse usted mismo cualquier parte del cuerpo donde sienta placer, pero en especial... entre las piernas."

Se encontraba completamente confundido y un tanto asustado, pero eso que tenía allí le molestaba mucho y había una sensación rara y caliente inundado su cuerpo. ¡Necesitaba aliviarlo!.

Se recostó sobre su cama nervioso, miró hacia el techo y cerró los ojos, intentó pensar en algo que le produjera excitación e inmediatamente sus pensamientos se dirigieron hacia Jungkook, pensó en él y en todos esos momentos en que lo había encontrado atractivo; como esa vez que lo vio por primera vez peleando con la espada, su cabello empapado de sudor, su oscura mirada penetrante y es gran cuerpo moviéndose ágilmente. Se tocó el cuello y fue bajando hacia su pecho. También recordó cuando puso sus manos sobre su fuerte cuerpo aquella vez que le ayudó con el arco, su espalda ancha, sus hombros amplios y esos brazo fornidos. Continuó bajando hasta llegar aquella zona, enrolló entre sus manos su erección y comenzó a subir y a bajar. Ya por último recordó cuando hace un momento estaba quitando la vela del barco, sus fuertes brazos desamarrando las cuerdas dejando ver esos grandes bíceps y esas venas resaltadas.

—¡Oh si, Ju-Jungkook! —jadeo, su mano se movió rápidamente.

"Cuando encuentre una sensación que en particular le guste, puede seguir haciéndolo, hasta que la sensación crezca y finalmente alcance un clímax, una liberación"

—¡Ahhh! ¡Si! —gimió con fuerza, su cuerpo vibró y pronto Jimin se sintió totalmente aliviado de una manera demasiado placentera, y también sintió sobre su abdomen un líquido caliente, cuando abrió sus ojos se encontró con algo raro espeso y blanquizco que no sabía que era—. Por el Sol ¿qué acabo de hacer?.

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