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018.

Lo único que se escuchaba en la mesa eran los cubiertos golpeado los platos y los incómodos mastiques en el silencio ensordecer y abrumador, todos en la mesa se apresuraban a terminar su cena para poder irse de ese infierno. Nadie del palacio del reino de la Luna se esperaba tan bochornosa situación, ver tan distáncianos y aparentemente enfadados entre sí a los príncipes próximos a casarse era sumamente extraño, esperaban algo más... apasionado, dulce, encantador, no eso.

—No se ustedes pero este silencio me parece infernal, preferiría mil veces ir a comer con la servidumbre antes de permanecer un segundo más aquí. —habló Taehyung rompiendo el hielo.

—¿Hay algún tema del que quieras hablar en especial, Tae? —Jimin condescendiente hizo acto de presencia—. A mi me parece igual de incomodo que a ti estar en la misma mesa que esté despreciable hombre —miró de reojo al pelinegro a su costado.

—¿Acaba de llamarme despreciable? —preguntó Jungkook ofendido.

—Bueno... si le quedo el saco, póngaselo —respondió dando un sorbo a su copa de agua.

—Jin, detenlos te lo pido —murmuro Tae preocupado.

El maestro Seokjin carraspeó interrumpiendo la discusión que estaba comenzado a acalorarse entró los príncipes.

—Esta bien el silencio, no hace falta comenzar una discusión, deberíamos continuar comiendo, los chefs se esmeraron, la comida está deliciosa.

—¡No! ¿Como se atreve a llamarme despreciable en mi mesa? ¡frente a mis sirvientes, en mi palacio, en mi reino! —vocifero Jungkook, continuó—. Que no se le olvide alteza que ahora se encuentra en mi reino, así que le exijo respeto.

—¡Insolente! —Jimin furioso se levantó de su asiento golpeado la mesa—. Aunque estemos en su reino no se atreva a darme órdenes ni mucho menos a exigirme absolutamente nada, que no se le olvide que es cuestión de tiempo para que finalmente rompamos este retorcido compromiso. —exclamó.

—¡Deje de repetirlo maldición! —Jeon también se levantó de su lugar golpeado la mesa con sus puños enojado.

—¡Yo puedo decir lo que se me plazca!

Jungkook dejó su lugar y caminó con pasos firmes y duros hacia Jimin, Taehyung y Jin se asustaron al pensar que la guerra verbal se volvería física, todos en el comedor esperaban lo peor. Pero Jungkook se detuvo frente al rubio, con una distancia casi nula entre sus cuerpos y rostros, lo tomó con sus dedos del mentón y lo obligó a subir su rostro para que lo mirara.

—¿Realmente me odia tanto, Jimin? —murmuró acercándose a sus labios peligrosamente.

La respiración de Park se agitó y su cuerpo vibró por completo.

—Si, ahora ya váyase. —le respondió.

Jeon se dio la vuelta, listo para irse, pero su escape fue efímero. Jimin reaccionó rápidamente, sujetando su brazo con una mano firme. Sin embargo, Jeon no se dejó retener. Con un movimiento brusco, se libró del agarre y se volvió hacia él.

Sus ojos se encontraron en un enfrentamiento silencioso. La respiración pesada y entrecortada de ambos llenaba el aire. La mirada de Jimin era intensa, llena de resistencia y atracción. La de Jungkook, en cambio, parecía una mezcla de anhelo y deseo.

Por unos segundos eternos, se miraron fijamente, sin decir una palabra. La tensión entre ellos era palpable, como una cuerda tensa a punto de romperse. El tiempo parecía haberse detenido, dejándolos suspendidos en un momento de pura electricidad.

Finalmente, Jimin habló, su voz baja y ronca.

—No, no te vayas.

Y de repente, la tensión estalló.

Sus labios se encontraron en un beso salvaje y apasionado, como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido. Olvidaron la elegancia del comedor, olvidaron a los demás en el salón, que se vieron obligados a desviar la mirada, incómodos.

La pasión entre ellos crecía con cada segundo. Jungkook, consumido por el deseo, lanzó todo lo que había sobre la mesa al suelo con un movimiento brusco. Los platos, las copas, los cubiertos, todo se estrelló contra el suelo en un ruido estruendoso. Luego, con una fuerza que parecía incontenible, tomó a Jimin por la cintura y lo subió a la mesa, sin dejar de besarlo. Jimin se aferró a sus hombros, devolviendo cada beso con la misma intensidad.

Sus jadeos se entrelazaban con los besos, creando un ritmo frenético que parecía no tener fin. La mesa crujió bajo su peso, pero no les importaba. Nada les importaba, excepto la pasión que los consumía. El comedor se convirtió en un escenario de una escena privada, intensa y prohibida.

—Salgan, salgan todos. —ordenó Seokjin y todos los sirvientes comenzaron a dejar el salón.

—Jin pero no puedo dejarlo hacer esto, tengo que detenerlo —protesto Taehyung siendo jalando hacia la puerta.

—Escúchame ¿qué prefieres? ¿Qué estén en paz o que continúen en guerra? —él se quedó en silencio sabiendo la mejor respuesta, entonces salieron del comedor cerrando todas la puertas.

Estaban inmersos en una burbuja de pasión, donde nada más existía. El mundo exterior se había desvanecido, y solo quedaban ellos dos, perdidos en el fervor de sus besos. La boca de Jimin era un dulce que Jungkook no podía saciarse de saborear, y la de Jimin era igualmente adicta a la suya.

Sus cuerpos estaban en llamas, la temperatura corporal había aumentado, y la fricción entre ellos era casi insoportable. Estaban al borde del abismo, a punto de ceder ante el placer que los consumía.

Pero de repente, algo dentro de la cabeza de Jimin hizo clic. La burbuja estalló, y la realidad volvió a imponerse. Jimin se separó de Jungkook, rompiendo el beso con brusquedad, y su mirada cambió, pasando de la pasión a la ira. Su mano se elevó, y una bofetada sonora resonó en el aire. Jungkook se tambaleó hacia atrás, sorprendido y confundido.

—Pero... ¿qué pasó? ¿Por qué me abofetea? —desconcertado le preguntó.

—¿Por qué me hace esto? —la cara de Jimin estaba pálida, y sus orbes dorados brillaban con lágrimas contenidas—. ¿Por qué se empeña a complicar más esto?.

—El que se debería hacer esa pregunta es usted mismo. Tan solo mírenos, aún hay deseo entre nosotros, aún nos queremos eso es muy notorio —replicó Jungkook.

—¿Solo eso? ¿Deseo, cariño? —una lágrima se escurrió por su mejilla—. Deme una razón más y que usted sea un poco demasiado idiota no vale.

—Porque usted no quiere hacer esto.

—No es suficiente.

—Porque yo tampoco quiero hacer esto.

—No es suficiente.

Se miraron fijamente a los ojos.

—¿Qué más quiere? —le preguntó Jungkook.

—La razón —respondió Jimin aclarando su garganta—. La razón por la que debo seguir donde estoy, y no seguir con este viaje... dos palabras, cinco letras... dígalo y soy suyo.

—Yo te... —las palabras tropezaron en la lengua del pelinegro—. Te... —aún costaba, se notaba que todavía no podía decirlo y fue decepcionante.

—Gracias, es lo que quería oír. —Jimin rompiendo en llanto abandonando rápidamente el salón, una vez más lo había intentado pero nuevamente recibió la misma basura de siempre y estaba comenzando a cansarse.

Al amanecer los príncipes y sus compinches abandonaron el palacio con todo su equipaje y provisiones, no sin antes haber mandado una carta a sus señores padres sobre el segundo repentino viaje que tendrían. Estaban en la costa del reino de la Luna, había muchos barcos pesqueros, barcos de la marina y también embarcaciones privadas, cuando localizaron al pirata ebrio de nombre Hoseok, que por cierto se había hecho notar haciendo un escándalo cuando los vio, fueron hasta él.

—Principitos, buenos días —hizo una reverencia tabaleando, tenía una botella de Ron casi vacía en la mano lo que indicaba que estaba ebrio—. ¿Están listo para el viaje? ¡TaeTae! —notó al ojiverde a quien enseguida abrazó amistosamente—. Cuanto tiempo sin verte ¿como han estado las cosas para el duque?.

—Excelente Hobi, gracias por preguntar —respondió Tae con amabilidad.

—Aleja tus sucias manos de pirata de mi novio. —Seokjin apareció detrás de ellos con el rostro oscurecido, lanzándole una mirada territorial al pirata.

—¿Novio? ¿Tienes un novio? —pregunto Hoseok a lo que el joven duque solo encogió los hombros culpable—. ¿Eso quiere decir que ya no iremos a ver a los...?

Taehyung rápidamente le tapó la boca con sus manos callándolo.

—Hobi por favor, no seas impertinente, que estes ebrio no quiere decir que puedas hablar con tanta naturalidad, modérate ¿quieres? . —masculló él nervioso.

—¿Busca a alguien, alteza? —preguntó Jungkook al ver que Jimin buscaba desesperadamente a alguien con la mirada, obviamente él lo ignoró—. Le estoy preguntando algo ¿podría responderme? —no lo hizo—. ¡Príncipe Park! —exclamó finalmente llamando su atención.

—Vuelva a alzarme la voz y le arrancare la lengua —lo amenazo apuntándolo filosamente con su dedo índice—. Que le importa usted lo que yo haga, encárguese de sus propios asuntos.

—¿Puedo ayudarlo en algo?.

—Sabe que, creo que si —respondió ilusionándolo—. ¡Callándose y desapareciendo de mi vista! —exclamó arrebatándole aquella ilusión.

—Buen día a todos. —el poeta de nombre Min Yoongi finalmente se les unió, los saludo a todos con una reverencia y ese rostro serio que al parecer lo caracterizaba—. Creí que había llegado tarde, pero al parecer llegué justo a tiempo.

—Bienvenido Yoon ¿traes solo una maleta? —señaló Jin.

—Así es, no necesito nada más que mi pluma, tinta y papel. —respondió.

—¿Quien eres tú? No lo conocía antes ¿vendrá con nosotros? —preguntó el pirata quien sorprendió al poeta, Yoongi lo miró con una mueca de asco al ver su aspecto descuidado y ese repugnante olor a alcohol emanando de él.

—Una pregunta ¿este hombre será quien nos transportará hasta la isla fantasma? Porqué por lo qué mis ojos pueden apreciar, no se encuentra en las mejores condiciones para hacerlo —inquirió Yoongi.

—¿Y este quien carajo se cree que es? —Hoseok le dio un buen trago a su botella para luego lanzara contra el suelo rompiéndola en pedazos—. ¿Quien demonios eres tú? Pareces un maldito abuelo. —se río.

—Mi nombre es Min Yoongi señor, y le agradecería que dejara de ser tan grosero y despectivo con mi persona, usted y yo no somos iguales. —se defendió.

—Usted y yo no somos iguales —le arremedo con voz chillona—. Escucha algo abuelo, la nave en la que viajarán es mía, y allí todos ustedes son iguales, menos yo, yo soy el capitán y se joden.

—Esta bien ebrio, ya ve a dormir un rato, yo puedo encargarme. —un hombre de piel morena, labios gruesos y de uniforme elegante azul marino decorado con insignias y medallas dignas de un general, apareció detrás del pirata tomándolo por el hombro.

—¡General Kim! —la mirada del príncipe Jimin se iluminó y sonrió de oreja oreja al ver al hombre—. Llegaste, pensé que no vendrías, te estaba esperando.

—Jamás me atrevería a faltarle, mi príncipe. —Namjoon respondió, también mirándolo con una sonrisa.

—¿Y este mal nacido que hace aquí? ¡No lo quiero en el viaje! Lárgate por donde viniste, aquí tú no eres bienvenido. —protestó Jungkook inmediatamente, enojado.

—Lo siento alteza, pero yo solo sigo órdenes del príncipe Jimin y si él desea que esté aquí aquí estaré. —firmemente respondió el general.

—¿Acaso quieres morir? —Jeon estaba apunto de golpearlo pero Seokjin lo detuvo.

—Jungkook recupera tus sentidos, no eres el único inconforme con la presencia del general en este viaje, pero son los deseos del príncipe Jimin y hay que respetarlos —susurro Jin tratando de calmarlo.

—¡A la mierda! —el pelinegro empujó a su maestro y molestó subió primero a la nave.

—Lo siento Namjoon, no quiero que te sientas incómodo, no es tu culpa que él te odie, lo hace por la cercanía que tenemos, pero trata de entenderlo por favor. —Park le dio una mirada socorra.

—Esta bien, no te preocupes, el apenas en es un crío, yo ya soy un hombre y sería muy inmaduro de mi parte ceder ante sus provocaciones. —replicó con una sonrisa tranquila—. Puedes estar tranquilo, yo solo vine para cuidarte.

—Comprendo —Jimin suspiro con alivio—. ¿Subimos? Ya nos demoramos demasiado.

—Después de ti.

[...]

—¡Escuchen todos! —habló Hoseok subido en el castillo de la proa, mirando a los demás que se encontraban en cubierta—. Me di el tiempo para ordenar personalmente todos los camarotes, hay suficientes para todos en la nave así que pueden ir escogiéndolos. —explicó—. Dos cosas, primero yo soy el capitán de esta nave así que aunque tengamos a sus altezitas reales abordo, seré yo quien de todas las órdenes. Y segundo, nadie toque mi Ron —sentenció, todos solo hacían como si entendieran, pero en realidad les valía un comino sus reglas—. Si entendieron bien, entonces que comience el viaje.

—Capitán yo tengo una pregunta. —agregó Yoongi.

—Dígame abuelo.

—¿Donde esta su tripulación? —preguntó enarcando una ceja.

—¿Mi tripulación? —de pronto Hoseok se puso nervioso—. Uhm, ellos... ellos están de vacaciones, si, les di este tiempo libre para que no dieran molestias —respondió, obviamente mintiendo—. ¡Bien! Andando.

El ancla fue removida, las velas extendidas y pronto el barco comenzó a moverse. La nave del capitán Hoseok era como cualquier otro barco pirata, de un tamaño considerable, pintado con colores vibrantes y alegres, no tan característicos de los piratas pero dejando ver de que reino provenía el ebrio pirata, y estaba sorprendentemente limpio, aunque por supuesto no se podían ocultar todos esos barriles llenos de botellas de Ron. Los camarotes estaban... bien, dentro de lo que cabía. Eran habitaciones medianas con todo lo necesario, un armario, una cama y un espejo, aunque no con los lujos que los pasajeros estaban acostumbrados a tener.

—¿Te gusta tu habitación? —le pregunto Namjoon al príncipe de dorado cabello que miraba en la pequeña ventana circular el único paisaje que tendría durante todo el viaje, el mar.

—No es a lo que estoy acostumbrado, pero es todo lo que necesito. —respondió volviéndolo a mirarlo con una pequeña sonrisa—. Taehyung ahora tiene novio y no quiero volver a encontrarlos en situaciones indecorosas, así que si no te importa, me gustaría que te quedaras en el camarote más cercano, por si... necesito a alguien por la noche.

—¿Sueles tener pesadillas? —le preguntó sentándose con él en el borde de la cama.

—Temo tenerlas durante este viaje, han sucedido cosas que podrían atormentar mi sueños, incluso estando despierto me atormentan. —replicó cabizbajo, jugando con sus dedos.

—Entonces si es así —el general colocó su mano sobre las ansiosas manos del príncipe, dándole un poco de confort—. Me quedare cerca por si me necesitas ¿esta bien? No importa la hora, puedes acudir a mi cuando lo necesites. —le sonrió.

—Gracias Namjoon, realmente me alegra que estés aquí y te tenga. —le devolvió la sonrisa.

Dolía mucho, dolía como el carajo. Jungkook solo pasaba por allí para escoger su propio camarote, pero su curiosidad al escuchar las voces de Jimin y Namjoon conversando lo llevaron a sentir una vez más dolor y celos. Es verdad que la curiosidad mata al gato. Y el pensar qué tal vez ya no haya vuelta atrás de esto lo aterraba, todavía quería recuperar a Jimin, era lo que más quería en el mundo, pero se sentía asustado, a él probablemente le guste el general Kim, es demasiado notorio y es por eso que le asustaba decirle te amo, porque tal vez el te amo de Jimin ya sea para otro hombre y él termine lastimado.

—No es correcto escuchar la conversación de otras personas. —murmuró Jin al oído del pelinegro sorprendiéndolo.

—Jin, lo siento, es solo que yo quería...

—Se que esto no es fácil para ti, ver a quien quieres enamorándose de alguien más es doloroso, te sientes impotente y te preguntas... ¿que tiene, o que hizo él que yo no? —le dijo—. Pero si me dejas darte un consejo mi muchacho, ese general no te llega ni a los talones, tú eres mejor es muchos aspectos, no te dejes intimidar y mucho menos vencer, aún puedes recuperar a su alteza.

—No ya no puedo, el viaje comenzó ¿que no vez Jin? La decisión está tomada. —contestó agachado la mirada afligido.

—¿Este viaje? Que importa el viaje, el barco tiene un timón y en cualquier momento podemos darle vuelta para regresar, yo lo vi Jungkook, ustedes aún se quieren, solo tienes que esforzarte, ya lo hiciste una vez antes y lograste que aceptara tu propuesta de matrimonio genuinamente, puedes lograrlo de nuevo, yo lo sé. —Seokjin le dio ánimos.

—¿Y si ya es demasiado tarde? Solo míralos Jin, ellos se miran con tanto fervor que... mierda esta duele demasiado, yo lo quiero de verdad, yo quiero casarme con él, yo quiero hacerlo feliz, pero él me detesta —dijo Jungkook.

—Escúchame, nunca es demasiado tarde para el amor, si realmente lo quieres entonces lucha por él, demuéstrale que lo quieres y que quieres estar con él de nuevo, no dejes ganar a ese presumido general.

—¿Desde cuando te cae mal? Creí que habías dicho que respetara su relación con él y que no me pertenecía. —inquirió enarcado una ceja.

—Bueno, siempre se puede cambiar de opinión ¿cierto?.

—Si, así es.

[...]

La noche cayó, los estómagos vacíos de los tripulantes comenzaron a rugir hambrientos y a falta de un chef especializado en la tripulación, el maestro Seokjin tuvo que sacar sus dones culinarios para alimentar a esas bocas protestantes por comida, y dio gracias a la Luna que tenía a su adorado duque junto a él para ayudarlo con toda esa comida que por cierto, fue hecha con mucho amor, y eso se vio reflejado en la mesa ya que todos disfrutaron de sus platos hasta dejarlos completamente vacíos.

—Vaya Jin, no sabía que eras tan bueno cocinando, cuando nos veamos la próxima vez por favor haz de comer para mi. —pidió Yoongi.

—No es para tanto, solo hice lo que pude para alimentarlos correctamente. —respondió él tímido.

—No seas tan modesto querido, de verdad te luciste esta noche, ningún chef que conozca ha preparado comida tan buena como la tuya —le halago también su chico de ojos verdes, haciéndolo sonrojar.

—Al parecer ya tenemos un chef. —agregó Jungkook—. Después de esto, quiero que tú prepares mis tres comidas, te lo imploro.

—¿Debes de estar loco, verdad mocoso? —respondió Jin.

—O si quieres yo puedo contratarte como el chef de la tripulación, si te interesa claro. —mencionó Hoseok.

—¡Oigan, oigan! Él es mi novio y futuro esposo, así que al único que le prepara de comer es a mi ¿cierto querido? —exclamó Taehyung marcando territorio.

Pronto la mesa se llenó de risas y trivialidades, el ambiente finalmente se sentía ameno, el príncipe Jimin no se sentía incómodo, al contrario, le alegraba que al menos todos los demás estuvieran tranquilos y divirtiéndose, pero decidió dejar la mesa en silencio y retirarse primero a su camarote, quería descansar y pensar. Jungkook al darse cuenta de esto abandonó de inmediato la conversación y fue detrás de él, Namjoon también notó esto y solo pudo gruñir de impotencia.

Ya se había cambiado sus ropas para dormir y se encontraba peinado su sedoso y dorado cabello frente al espejo como hacía cada noche, miraba en su reflejo un rostro triste y cansado, no tenía ánimos y siempre se sentía decaído, todas las discusiones que había tenido con el príncipe Jeon había sido agotadoras y realmente dolorosas, como si cada una fuera una cuchilla que se clavaba en su cuerpo. Ya no quería seguir ¿pero como no hacerlo cuando Jungkook ni siquiera puede decirle que lo ama? Eso le hacía entender que de verdad hablaba enserio cuando lo escucho decir todas esas cosas aquel día.

De pronto se escuchó como tocaron la puerta.

Jimin tenía en mente a dos personas, Taehyung o el general Kim, pero cuando abrió la puerta ninguno de ellos se encontraba afuera.

—Príncipe Jungkook ¿que lo trae por aquí? —preguntó sorprendido.

El pelinegro trago saliva nervioso, realmente no sabía porque estaba allí, pero algo le decía que siempre debía ir detrás de él.

—¿Podemos hablar?.

—No creo que sea el momento adecuado, por favor regrese por donde vino. —Park comenzó a cerrar la puerta, pero Jungkook lo detuvo.

—Príncipe Jimin le ruego que no se enamore de él. —dijo—. No sabe lo que estoy sintiendo en este instante, es como un fuego que me quema internamente, cada vez que los veo juntos.

—No se de lo que está hablando, ahora váyase —contestó el rubio y de nuevo quiso cerrar la puerta, pero Jeon insistió y volvió abrirla.

—Sabe bien de lo que estoy hablando. —dio un paso hacia él, pero él retrocedió—. ¿De verdad le gusta tanto el general Kim? Dígame alteza ¿usted... podría llegar a amar a ese hombre? —le pregunto sin más.

—Sus preguntas son impropias, le pido que se detenga. —replicó Jimin poniéndose de pronto nervioso—. Váyase por favor.

—No lo haré, me quedaré aquí, siempre. —contestó con firmeza.

—Si no escucharé de usted las cinco letras y dos palabras que le estoy pidiendo, entonces no voy a seguir escuchándolo.

—Pero...

—¡Dije que no! —vociferó y finalmente Jimin logró cerrar la puerta.

Jungkook se quedó mirando la puerta impotente, se sentía tan idiota, era un idiota en realidad. Tan cerca pero a la vez tan lejos, esta vez no había más forma de recuperar a Jimin que decir esas palabras mágicas que tanto le costaba decir ¿por qué era tan jodidamente cobarde?.

—¿Quiere un consejo, alteza? —escucho la voz de aquel general que tanto detestaba, lo estaba mirado recargado en la pared del pasillo.

—De ti no quiero absolutamente nada idiota. —pasó por su lado yéndose.

—Déjelo en paz, él ya no lo ama, ahora a quien comienza a amar es a otra persona, supérelo. —espeto.

Jeon se detuvo y lo miró sobre su hombro.

—¿Qué haz dicho?.

—Lo que escucho. Perdió su oportunidad, tan sólo mire donde nos encontramos, estamos en un viaje para romper su compromiso ¿acaso eso no es suficiente para que entienda que Jimin ya no desea más estar con usted? —soltó con voz burlesca.

La sangre le hirvió al príncipe, inmediatamente empujó contra la pared al general y lo tomó del cuello del saco.

—¡¿Qué tratas de decir?!.

—Suélteme o no respondo de mi. —sentenció Kim.

—¿Acaso ahora si vas a tener los huevos de golpearme? ¿Ah? Maldito —gruño Jeon en su rostro.

—Estamos en alta mar príncipe, en una nave que tiene su capitán y por lo que dijo, él aquí manda, no usted, así que si, golpeare su real rostro con mucho gusto. —aseguró sonriendo burlonamente.

—No... eso quieres ¿cierto? Quiere que te golpe para que Jimin me desprecie más. —inquirió alejándose de él—. Pues no vas a lograrlo, voy hacer lo que sea necesario para recuperar a Jimin y tú no vas a impedirlo, él aún me quiere.

—¿Por qué está tan seguro? ¿Acaso no ha visto como su alteza se comporta cuando esta conmigo? Usted no está para saberlo pero... yo fui su primer amor y lo que tuvimos hace tiempo aún puede revivirse. —sonrió orgulloso y Jungkook apretó sus puños furioso.

—Tú podrás ser su primer amor, pero yo soy su verdadero amor, tú fuiste el viaje y yo su destino, desde que nacimos él y yo estuvimos destinados. —afirmó mirándolo directamente a los ojos—. No te sientas tan seguro general Kim Namjoon, lo único que necesito es coraje para poder recuperarlo, y después de esto... créeme que ya lo tengo.

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