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015.

Ya nada sería igual ahora que los sentimientos de ambos príncipes habían sido expuestos, ya no había manera de negarlo, ahora solo era cuestión de confianza y seguridad para que todo fluyera y resultara de la mejor manera. Ambos se encontraba plenamente felices, su matrimonio ya no se basaría solamente en un convenio, ahora también de amor.

—Buen día su alteza real. —la mucamas entraron a la habitación del príncipe para comenzar con su rutina diaria de belleza.

—Buen día. —respondió Jimin sentado al borde de su cama, estirándose con una sonrisa dibujada en el rostro. Ese día en particular se encontraba muy feliz—. ¿Podrían poner más esencia de coco en la bañera por favor?.

—Como desee su alteza.

Aún le costaba admitir que su mejor amigo tenía razón al aconsejarle abrirle su corazón al príncipe Jungkook, y aunque se le fue de verdad complicado logro hacerlo, ¿tenía miedo? Por supuesto, como cualquier persona, pero no se arrepentía de ello pues gracias a esa decisión logró conocerlo mejor dejando atrás esa pésima imagen que tenía de él. Ahora se encontraba cautivado, emocionado y completamente enamorado.

—¿Cual desea ponerse el día de hoy alteza? —le mostraron varios trajes de hermosos colores claros y detalles brillantes.

—Déjame pensar... —llamó su atención el traje blanco con encaje color rosado, un rosado dulce y amoroso—. Este, me gusta este. —lo señaló sonriente.

—Por supuesto.

Ahora una clase de cortejo no sonaba nada mal, quería conocer más a profundidad al príncipe y deseaba que él también lo conociera a él, ya que lo único que conocía Jungkook de Jimin era lo obstinado, frívolo y si, egocéntrico que podía llegar a ser, ahora quería que conociera cuan cálido, atento, y como él le había dicho, lindo que podía ser también. Necesitaba demostrarle que también podía esforzarse y lograr cautivarlo así como Jungkook lo había hecho, había logrado meterse en su pensamientos y en su corazón, tan seguro se sentía que incluso podría decirle que lo ama cuando el momento llegue.

—Está listo su alteza, y como siempre, luce deslumbrante. —le dijo la joven luego de colocarle su tiara frente al espejo—. Hoy luce particularmente más feliz que otras veces, espero que eso que lo tiene tan feliz lo tenga siempre.

—Si, hoy me encuentro muy feliz. —respondió Park mirándose al espejo—. Llamen al mayordomo real, necesito ir a un lugar por una persona —se levantó.

—Ahora mismo su alteza real.

Un nuevo comienzo, una pagina en blanco donde escribir su complicada historia de amor. Se sentía un poco extraño, jamás actuó de esa manera, pero había algo en ese joven apuesto con dientes de conejo que lo impulsaban a comportarse de maneras diferentes a cómo es normalmente él, pero se sentía bien, finalmente liberarse un poco de la rutina, vivir nuevas experiencias y sentir nuevos sentimientos.

El amor era sin dudas algo extraordinario.

—Ordena que pongan la mesa de la terraza del jardín, ahí es donde almorzaremos su alteza Jungkook y yo. —ordenó Jimin dirigiéndose enérgico y emocionado donde el príncipe—. Dijiste que estaba en la sala norte ¿no?.

—Alteza, permítame, todavía no puede ir donde el príncipe Jungkook, está en una audiencia con el rey Laustus. —mencionó el mayordomo siguiéndolo.

—¿Tan temprano? —frunció el ceño, cuando llegó escuchó unos murmullos, mejor dicho, una acalorada conversación sonora que le causó confusión.

—Esto no es cuestión de política —exclamó Jungkook.

—No me obligues a preguntar —le respondió su padre.

—No te estoy obligando, esto no es tú asunto, es mi matrimonio.

—¡Tú matrimonio es asunto del palacio, tu matrimonio es asunto del parlamento y también es un asunto del reino de la Luna! ¡Esto no puede salir mal!... —vociferó, suspiro pesadamente y continuó—. Necesito saber si ya le pusiste ese anillo en el dedo.

—Dijiste que me casará por el bien del reino, lo hice, me pediste cautivarlo para facilitar las cosas, me esmere, me dijiste que modificara mi personalidad para proteger nuestra imagen y obedecí ¡me pediste ponerle un anillo en el dedo y eso hice! ¡No entiendo! —vociferó con desespero—. Desde que llegué al mundo me quedo muy claro que existió para la felicidad o miseria de una gran nación y en consecuencia debo actuar en contra de mis pasiones —protesto—. Soy el modelo del deber, la corona reside en mi clavada con un cuchillo, y no tienes que volver explicármelo padre ¡¡por que soy yo!! —gritó completamente furioso.

Jimin quedó perplejo, un nudo se formó en su garganta y sus ojos se pusieron cristalinos. Había escuchado claramente todas esas duras palabras salidas de la boca de Jungkook y no había duda de que siempre fue ese vil mentiroso que él creía que era, fue doloroso darse cuenta de que todo seguía siendo una mentira, otra desfachatez, una vez más se decepcionó, pero además de sentir eso y tristeza, también estaba enojado consigo mismo, por simplemente dejarse llevar y levitar hasta las nubes sin antes ponerse a pensar que la caída sería verdaderamente dolorosa.

Una lágrima escurrió por su mejilla, rápidamente la limpió y se dio la vuelta regresando por donde vino.

—Desayunaré solo, no hace falta esperar al príncipe. —ordenó con la voz rota, se quitó el anillo que portaba en su dedo anular y se lo entregó al mayordomo que caminaba detrás de él—. Guarden esto y póngalo con las demás joyas en mi armario.

El amor además de ser extraordinario, también podía ser... decepcionante.

No, no habían sido los mejores días.

Jungkook anhelaba con todas sus fuerzas volver a compartir tiempo con el príncipe, pero Jimin se negaba rotundamente. Todo era demasiado confuso «¿que fue lo que sucedió?» eso se preguntó el príncipe del reino de la Luna ¿acaso había hecho algo fuera de lugar? ¿Por qué ahora él simplemente se alejaba sin dar una explicación?, los últimos días habían sido más que espléndidos, hasta parecía como un sueño.

No era un nueva confinamiento, el príncipe Park realizaba sus actividades como naturalmente, los sirvientes entraban y salían de su habitación sin problemas, cenaba con sus padres e incluso paseaba con Taehyung quien también se portaba receptivo con él.

Las pocas veces que logro encontrárselo en el pasillo y quería saludarlo o preguntarle qué sucedía él simplemente lo ignoraba de la forma más hiriente. Antes solo era un desprecio salido de un capricho, pero ahora era odio, puro y verdadero odio. Ahí supo cuando algo de verdad andaba mal.

—¿Qué fue lo que hiciste? Debiste haber hecho o dicho algo que lograra hacerlo enfadar, el príncipe Jimin no es del tipo de persona que se enoja sin ningún tipo de razón —aseguró Seokjin también confundido.

—De verdad no hice ni dije nada malo esta vez, me comporté impecable, de lo contrario ya estaría rogando por su perdón de rodillas, Jin debes creerme. —desesperado respondió Jeon.

—No lo sé Jungkook, sueles ser demasiado bocazas aveces. Pero bien, digamos que no hiciste nada inadecuado...

—¡Mierda no lo hice!

—¡¿Entonces que razones tiene para ignorarte de tan mordaz manera?! —exclamó sin comprender.

—¿Tu novio el duque no te ha mencionado nada? —preguntó.

—No solemos traer a nuestra conversación temas con otras personas, tampoco lo he visto preocupado y mucho menos distante, Tae sigue siendo mi Tae —respondió aliviado—. Vamos Jungkook recuerda, que pudiste haber hecho.

—Estoy completamente seguro de que nada, pero ya estoy harto de sentir esto, de estar con esta maldita incertidumbre, así que me parare frente al príncipe y no me iré hasta que me de una explicación. —dijo con firmeza.

—¿Y si empeoras las cosas?.

—Al menos sabré que lo intente. Ya vuelvo, deséame suerte. —y sin más salió de la sala y busco a un sirviente que supiera de la ubicación del príncipe—. ¡Oye, tú! —llamó a un joven quien inmediatamente hizo una reverencia poniéndose a su disposición.

—Alteza real ¿en que puedo serle útil?.

—¿Sabes dónde está el príncipe Jimin?.

—Está en la biblioteca del palacio, me parece que leyendo y tomando té. —respondió, si era demasiado obvio.

Enseguida se dirigió velozmente hacia aquel lugar, entró y lo por todos lados hasta que encontró esa cabellera rubia, estaba sentado en una mesa claramente leyendo un libro con una bandeja de té. Decidido camino hacia él y se posición como había dicho frente suyo, aunque que claro no lo suficiente para perturbarlo, la mesa los separaba, uno en cada extremo.

Carraspeó llamando su atención.

—Príncipe Jimin, deseo hablar con usted por favor. —le pidió nervioso, no hubo respuesta, una vez más lo ignoro—. Alteza se lo ruego, quiero saber porqué...

—¿Podría por favor dejar de hablar?. —habló Jimin en un tono brusco sin dejar de mirar su libro.

—¿Podría escucharme y mirarme? —Jungkook frunció el ceño desesperándose.

—Lo escuchare si yo deseo escucharlo. —subió la mirada, sus ojos mortíferos clavándose en el pelinegro.

—¿Ahora cual es el problema? Se ha comportado distante desde aquella noche después de ir al bosque Mabeob ¡y no entiendo porqué usted...!

—¡Usted está interrumpiendo mi lectura con sus dislates! —Jimin se levantó azotando las manos contra la mesa molesto.

Jungkook también azoto sus manos contra la mesa irritado, luego se acercó abruptamente al rubio hasta quedar frente a él muy cerca de su rostro, lo miró a los ojos, subió su mentón con sus dedos y acercó sus labios a los suyos.

—¿Quiere que lo deje en paz? —le preguntó en un murmuró sobre sus labios.

—Si, déjeme en paz. —respondió Park sin chistar. Inmediatamente Jeon se alejó completamente desconcertado por su frialdad.

—Por favor, le ruego me diga que es en lo qué le he fallado para merecer tal desprecio, todo estaba bien entre nosotros, no entiendo que pudo haber fallado para que ahora nos encontremos así. —habló angustiado.

—Como siempre usted creyendo que no hizo nada malo, fingiendo demasiado para convencerse de una falsa inocencia, realmente es el ser más despreciable que he coincidió. —masculló bruscamente.

—No diga eso por favor, me hiere.

—¿Más de lo que usted me ha herido a mi! —río irónicamente sin gracia—. No lo creo.

—Yo jamás lo he herido de ninguna forma y de ser así le ruego me perdone, haría lo que fuera por...

—¿Usted piensa que puede seguir engañándome? Basta príncipe Jungkook ¿no se cansa de decir tantas mentiras? —lo interrumpió—. Deje de ponerse esa máscara de inocente y muéstrese tal cual es ¡un insolente, mentiroso y manipulador! —exclamó.

—¿Qué? ¿Pero por qué...? —sus ojos se abrieron un poco de más con estupor y dolor al escucharlo decirle esas cosas tan crueles.

—No debí bajar la guardia, pensé que podía ser una mejor persona, pero no fue así, siempre fue el mismo mitómano que creía que era. —lo miró con rencor y cierta aflicción—. Realmente su rebeldía no tiene límites, no le importa herir a las personas a su alrededor, usted no es más que un crío desobediente e inmaduro que no le importa nada más que sentir placer, yo estoy... decepcionado de usted, príncipe Jungkook —espetó.

Fue la gota que derramó del vaso, escucharlo decir eso fue tan doloroso que ese dolor se convirtió en furia. Aún no entendía porque era tratado de esa forma tan desalmada, no se merecía esos insultos, no se merecía ese odio ¿por qué seguía soportándolo?.

—Es suficiente. —se puso firme—. Aún no termino de entender porque esta tan enojado conmigo, pero no tiene el derecho de llamarme de tales formas ¿acaso usted no tiene sentimientos? Oh si, lo olvidé, claro que no los tiene ¡príncipe egocéntrico, creído y lunático!. —gritó.

Inmediatamente un golpe resonó por todo el salón. Jimin furioso le propició una bofetada, logrando voltearle el rostro y dejarle la mejilla roja.

—¡¿Como se atreve?! ¡Nunca vuelva a llamarme de esa forma! Lo quiero lejos de mi, no vuelva a dirigirme la palabra ¿entendió? ¡No quiero más este matrimonio! ¡Me niego a efectuar esta boda! ¡Yo ya no deseo casarme con usted! —vociferó Jimin.

—¿Ah sí? ¿Y que va hacer alteza? Dígame ¿simplemente irá a decirle a sus padres que ya no nos casaremos porque usted ya no quiere? ¿Eso hará?. —cuestionó Jungkook con su mano sobre su mejilla ardiente, con la respiración agitada y apunto de perder los estribos.

—¡Así es! Eso haré. —afirmó.

—Pues no puede hacerlo. —respondió.

—¿Por qué no? ¿Quien va a impedírmelo? ¡¿Usted?! ¡Ja! Si claro, como si me importa lo que tenga que decir un insolente como usted.

—Porque esta unión se trata de salvar a nuestros reinos, no de asuntos de querer o no querer, no hay escapatoria para ninguno de los dos, porque le diré algo también alteza. —lo miró fijamente a los ojos, de forma brusca y vacía, como nunca antes—. Yo también ya no deseo casarme con alguien como usted, alguien sin sentimientos.

—Entonces le propongo encontrar una salida a este infierno, ninguno de los dos queremos llegar al altar ¿no es así? Hay que buscar como desafanarnos de esta retorcida unión.

—Me parece lo ideal.

—He estado ideando un plan todos estos días, tal vez funcione o tal vez no —si, claro que le dolió saber que estuvo buscando alternativas para deshacerse de él—. Tenemos que arriesgarnos, no hay más alternativa y yo haría lo que fuera por no estar ni un según más cerca de usted.

—Siento los mismo —mentira.

—Mañana lo veo aquí mismo, traiga a su maestro, yo traeré a Taehyung, no soporto estar en una habitación solamente con usted. —dijo y sin más que agregar chocó su hombro con el cuerpo de Jungkook mientras salía.

Dolió, dolió como el carajo.

Y aún sin saber porqué, Jungkook había perdido a Jimin en tan solo unos días, de estar besando sus labios a recibir una bofetada suya. Sintió como si su corazón hubiera sido molido hasta hacerse polvo, se sentía vacío, triste, derrotado... simplemente desahuciado.

No había más que hacer más que fingir que también lo despreciaba y dejarlo ser libre porque eso también es amor.

[...]

—¿Estás completamente seguro? Deberías tomarte un momento para pensarlo mejor, esta decisión no es algo que puedas tomarte a la ligera. —le sugirió su mejor amigo nervioso.

—Si Taehyung, estoy seguro —afirmó Jimin decidido—. Ya te hice caso una vez y le di la oportunidad, por un momento... lo dejé entrar a mi corazón... —dijo con tristeza—. Pero mira lo que obtuve, mentiras y más mentiras, yo no puedo estar con una persona así, de lo contrario mi vida se convertirá en una completa mentira y me niego.

—Está bien, comprendo. Aunque todavía no puedo creer que haya dicho tales cosas, el príncipe Jungkook no parece un joven...

—Pues créelo, aveces las personas no son lo que piensas, todos tenemos secretos y aunque me pese admitirlo... los secretos que el príncipe guardaba me hirieron profundamente. —suspiro bajando la cabeza afligido.

—Tienes razón, tú no te mereces eso. —le acarició el cabello dulcemente, también triste por toda la situación—. Dije que te apoyaría si algo salía mal y aquí estoy, busquemos esa salida juntos, que bueno que aún no te enamorabas, sino hubiera sido más difícil.

Jimin lo miro, sus ojos dorados le decían lo contrario a lo que él afirmaba, y eso le preocupó ya que... seguramente su corazón estaba completamente roto y hacer esto le estaba doliendo demasiado.

—Oh querido, ven aquí. —lo abrazó con fuerza, el rubio se aferró a él y contuvo las lágrimas—. Se por lo que estás pasando, el amor es demasiado complicado, solo el amor puede doler así pero, eres fuerte y lograrás superarlo.

—¿Y si no logro hacerlo? Tae yo estaba comenzando a ama...

La puerta del despacho se abrió abruptamente, el príncipe Jungkook y el maestro Seokjin entraron, saludaron con una reverencia ambos nerviosos.

—Buenas noches su alteza real, Tae. —Jin les dedicó una sonrisa.

Jimin enseguida se compuso y miró con fiereza a ambos.

—¿No saluda? ¿De pronto perdió sus modales, alteza? —le dijo Park frunciendo el ceño.

—¿Acaso va a responderme? ¿Me hablará a acaso? Porque preferiría no gastar saliva. —le respondió Jungkook bruscamente.

—Para mi mala suerte estoy obligado hacerlo, debemos hablarnos, pero solo para lo necesario y en esta ocasión es necesario.

—Yo le hablaré si deseo hacerlo.

—Entonces yo le responderé si deseo hacerlo.

Se miraron fijamente y de forma retadora, de pronto el ambiente se sintió pesado e incómodo para los demás en la habitación.

—¿Que les parece si tomamos asiento y comenzamos a dialogar? Ninguno de los dos quiere estar más de lo necesario en la misma habitación, ni viéndose, ni respirando el mismo aire... entonces ¿nos sentamos?. —sugirió Tae, a lo que todos asintieron y tomaron asiento en la mesa redonda de madera.

—Por lo que se, usted alteza tiene un plan para que no se efectúe la boda ¿no es así? —preguntó Seokjin.

—Así es maestro, ya no deseo casarme con el príncipe Jungkook, por lo que busque algunas alternativas para no llegar al altar sin que se desate una guerra entre nuestros reinos por el incumplimiento del convenio. —respondió Jimin.

Jungkook estaba inquieto, enojado, receloso, no quería eso ¡por la Luna que no lo quería!

—Cuénteme ¿cual es su plan?.

—Hace años, cuando comenzaron los tiempos oscuros en ambos reinos se decía que esa maldición había sido lanzada por las brujas del oeste. —mencionó.

—¿Hablas de las aquellas brujas que fueron desterradas a la isla fantasma por utilizar hechizaría oscura? —cuestionó Jeon.

—Así es —replicó—. Los reyes dijeron que solo eran ideas de los súbditos, una manera de sentirse mejor o buscar alguna esperanza, pero a mi no me parece una idea tan retorcida, después de todo los reinos las desterraron y utilizaban magia negra, probablemente quisieron vengarse.

—Si, tiene sentido. —dijo Taehyung convencido.

—A mi me parece la idea más absurda que he escuchado ¿magia? ¿Venganza? Lo que le sucedió a los reinos no parece estar ligado con eso. —agregó Jungkook en un tono burlesco.

El príncipe Park le lanzó una mira mortífera.

—¿Eso piensa? Oh espera, la pregunta correcta aquí es ¿usted piensa? ¡El absurdo aquí es usted! ¿Como se atreve? ¿Tiene una mejor idea? Pues expóngala, porque de cualquier manera ¡no me casare con usted! —exclamó levantándose de su asiento azotando sus manos en la madera.

—¡Su decisión sólo traerá más problemas a los reinos! Lo que debería de hacer mejor es no seguir ideando sandeces ¡y dejar de comportarse como un niño! —Jungkook también se levantó, azoto una mano en la mesa también y con la otra señaló con su dedo índice al rubio.

—Le recomiendo que retire su dedo de mi rostro en este preciso instante antes de que yo mismo se lo arranque. —masculló Jimin.

—Por favor ¿podríamos dialogar como... noruegos? —Jin jalo al príncipe Jeon hacia su asiento, sentándolo de nuevo—. Por favor alteza continúe.

—El plan es este —dijo Jimin tomando asiento de nuevo junto un suspiro—. Viajaremos a esa isla, encontraremos a esas brujas y les pediremos que eliminen la maldición de los reinos, de esa forma todo volverá a ser como antes y el convenio ya no será necesario, es decir, no habrá boda. —explicó.

—¿Como iremos allí? No podemos tomar un barco del palacio simplemente por que si, el rey hará preguntas y con su matrimonio cerca no querrán que salgan ahora del reino, es muy arriesgado Jimin. —preguntó Taehyung asustado.

—¿Y quien dijo que tomaremos un barco del palacio? Por algo existen los piratas, esos hombres harían lo que fuera por dinero. —contestó.

—Pero también son estafadores por naturaleza. —agregó Jungkook, Jimin lo miró con una mueca de molestia.

—Yo conozco un buen pirata, es el capitán de su propio barco —mencionó Tae—. Va mucho al huevo de oro, se la pasa ahogado en Ron pero es confiable, muchas veces hemos bebido juntos y...

—¿Haz bebido con un pirata? ¿Qué tipo de pirata es? ¿Por qué le tienes tanta confianza? —cuestionó Seokjin notablemente celoso, enarcando una ceja.

—Maravillosa idea Tae, ire a hablar con él y negociaré para que nos lleve en su nave hasta esa isla, pero un momento... en realidad no se como llegar allí, se necesitaba un mapa que contiene la ruta específica aunque aquí en el reino no hay muchas librerías y dudo que ese mapa esté aquí. —bufo con pesadez.

—Yo puedo ayudar en eso —mencionó el maestro Jin—. En el reino de la Luna tengo un buen colega, es un poeta que posee la librería más grande del reino, todo tipo de libros, escritos y mapas que puedan imaginarse, se que él puede ayudarnos.

—¿Un colega? ¿Qué tan cercanos son? Quiero conocerlo, Jimin tenemos que ir allá. —dijo Taehyung notablemente celoso también.

—Por supuesto que iremos, él debe tener ese mapa. —asintió Park—. Bien, tenemos la nave y el mapa, solo necesitamos...

—Una coartada —habló Jungkook—. ¿Usted piensa que su padre o el mío no harán preguntas de a donde nos dirigimos en una nave desconocida? Su idea es fantasiosa pero no pensé que usted también lo fuera.

—¿Que sugiere alteza? —le preguntó, enarcando una ceja el rubio.

—Un viaje romántico para "conocernos mejor y acordar una fecha para la boda" —hizo comillas con los dedos—. Llevando a nuestros compinches como chaperones por supuesto, de esa forma no pondrán objeción e incluso se pondrán felices.

—Si, es una buena coartada. —concordó Taehyung—. Bastante creíble a mi parecer.

—Entonces eso diremos. —replicó Jimin—. Tenemos todo, barco, mapa y coartada, partiremos los cuatro el Lunes en la madrugada en el reino de la Luna. Tae consígueme una audiencia con ese pirata para mañana, maestro Jin confío en usted para conseguir los carruajes para ir al reino de la Luna con su colega. —ordenó.

—Wow wow ¿y yo que papel tomó en todo esto? —preguntó Jungkook.

—El papel de observador silencioso, es todo, como siempre se lleva la parte más fácil, debería agradecérmelo. —respondió Jimin de mala gana.

—Pues me niego a tomar ese papel, al menos déjeme... acompañarlo con ese pirata, no me siento confiado dejándolo ir solo a ese lugar con un hombre de su tipo. —pidió Jungkook, dándole una mirada socorra llena de preocupación, del tipo de preocupación que sientes por alguien que te importa mucho.

—¿Cree que no puedo defenderme yo solo? Pensé que esas veces donde medimos nuestras destrezas habían sido suficientes para demostrarle que no soy la damisela en peligro, puedo hacerlo solo, le repito que deje de subestimarme. —contestó Park.

—No lo subestimó y tampoco creo que sea la damisela en peligro, estoy seguro que usted es lo suficientemente capaz de defenderse de una tripulación entera pero... es mi deber, como caballero y... por los momentos que me quedan como su prometido —dijo Jeon mirando esos bonitos orbes amarillos que tanto adorada ver.

Jimin también lo miró, pero no con los mismos ojos de rencor, le dedicó una mirada más suave como las de antes, esa mirada llena de ilusión y de cariño. Aún era muy notoria esa atracción y ese apreció que había entre ellos, su conexión era innegable.

Y entonces por un segundo Jimin pensó en tirar todo a la basura, quiso olvidarlo todo y volver a estar con ese chico de ojos grandiosamente encantadores y tierna sonrisa de conejo, no deseaba nada más que estar en sus brazos besando sus labios una vez más, pero antes de que flaqueara el mayordomo tocó la puerta.

—Príncipe Jimin, hay alguien que desea verlo, es el general Kim, finalmente ha llegado de sus vacaciones y lo está esperando en el salón posterior. —anunció.

—¿¡El general Kim!? —Jimin se levantó de golpe de su lugar con una repentina sonrisa emocionada dibujada en su rostro—. ¡Enseguida voy! —aviso—. La reunión a terminado, Tae, maestro Jin tienen una tarea. —camino hacia la puerta, esta fue abierta pero se detuvo en el marco y miró sobre su hombro al príncipe Jeon—... y, príncipe Jungkook... lo veo mañana en la puerta del palacio con su propio caballo. —salió casi disparado.

Jungkook estaba confundido ¿quien era el general Kim y porque Jimin estaba tan feliz y emocionado por su llegada? ¿Es alguien importante? ¿Es alguien cercano? ¿Qué tan cercano? ¿Qué tan importante? Maldición tenía que averiguarlo él mismo, no podía soporta ver a su príncipe tan feliz por otro hombre.

Sin decir nada se levantó de su lugar y camino hacia la puerta.

—¡Jungkook! ¿A donde vas? —le preguntó Jin.

—A averiguar quién es ese maldito general Kim. —respondió y salió molesto de la habitación.

—Ese mocoso busca problemas. —bufo y miró a su duque de ojos verdes—. ¿Quien es el general Kim, cariño? —preguntó.

Taehyung soltó un largo suspiro.

—Es una larga historia.

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