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014.

La emoción creció dentro de él, y su corazón se detuvo por un segundo cuando vio a Jimin acercándose a lo lejos ¿era acaso un ángel lo que sus ojos veían? Incluso en la oscuridad de la noche, la grácil figura etérea y sublime del príncipe Park podía distinguirse con fulgor, poseía un brillo inigualable. Jungkook también había puesto mucho empeño en su imagen esa noche, gracias a los consejos de su maestro logró verse impecable y presentable.

Pero Jimin... oh Jimin...

Él era la criatura más hermosas que nunca había visto.

Todos los días lucia hermoso, su belleza era natural, pero esa noche en particular parecía bajado del mismísimo Olimpo. Traía puesto un hanfu de tela blanca con pedrería dorada, mangas sueltas y airadas, una cita ajustada a su pequeña cintura y arriba de eso una capa con un bordado de diferentes flores amarillas. Y nada que decir del aspecto de su belleza facial, simplemente era el rostro de un ángel.

—Pero... prí-príncipe Jimin, yo... —paso saliva, su boca repentinamente seca—. Es decir... usted... se ve completamente hermoso, exquisito, no hay palabras. —balbuceó Jungkook atontado

El rubio se sintió halagado y una sonrisa tímida apareció en sus labios.

—Se lo agradezco, usted también se ve... bastante apuesto. —respondió jugando con la falda de su hanfu, nervioso—. Entonces... ¿cual es el plan su alteza?.

Jeon agitó la cabeza despabilándose, saliendo del transe en que lo había metido la hermosura del príncipe del reino del Sol.

—Bueno, iremos a aquel bosque mágico ¿no es así? Eso fue lo que usted me dijo, así que literalmente robe un caballo de los establos para que pudiéramos trasladarnos con más facilidad, no quisiera que se ensuciara su hermoso atuendo cayendo al suelo gracias a la oscuridad. —replicó, también nervioso.

—¿Robó un caballo? ¿Como por qué?. —frunció el ceño.

—Mmmh, no lo sé, creo que ya estoy acostumbrado a hacerlo ya que mi padre no le permite a los capataces prestarme mi caballo después de las diez de la noche. —explicó y encogió los hombros.

—¿Trajo sólo uno?.

—Así es, dos hubiera sido demasiado ruidoso. Espero que no le moleste compartir caballo conmigo. —le sonrío con candidez.

—Al parecer no tengo alternativa. —respondió, también con una sonrisa y camino hacia el caballo—. Esta vez no montaré a horcajadas, lo haré a sentadillas por el hanfu ¿esta bien?.

—Como usted desee, lo ayudaré a subir. —Jungkook lo tomó por la cintura y lo ayudó a subir al caballo, se sentó con sus dos piernas hacia un mismo lado, después él también se subió detrás suyo a horcajadas—. ¿Quiere que yo sea el jinete?.

—Adelante, no tengo ningún inconveniente. —respondió. El pelinegro se inclinó, sus cuerpos hicieron contacto, demasiado cerca como para sentir su respiración, sus pupilas conectaron por un segundo, tomó las riendas del caballo y entonces lo condujo hacia el bosque—. Indíqueme el camino por favor.

—Es por ese camino, luego de pasar el bosque llegaremos a un campo despejado, y justo enfrente estará la entrada de nuestro destino. —le explicó.

—Mientras vamos le explicaré un poco más del bosque. Su nombre es el bosque Mabeob, lo que significa magia única, fue nombrado así por mi madre —le contó—. Y como ya le dije, no todos tienen acceso, tal vez nuestros súbditos no tengan pensamientos maliciosos, pero no podemos confiarnos, después de todo la maldad existe en todas partes y lo que más queremos es proteger a la criaturas que habitan allí.

—Es muy bondadoso de su parte, tiene razón, en todas partes existe la maldad y supongo qué hay gente que ambiciona obtener magia para... un ejemplo, hacer el mal como siempre. —agregó Jungkook.

—Lamentablemente así es, hace unos años atrás, los piratas casi invaden el bosque, intentaron saquearlo, hirieron a algunas criaturas y destruyeron todo a su paso, fue devastador para mi madre, así que desde ese momento solo personas autorizadas pueden ingresar, se creó un escudo protector con magia y quien ose pasarlo sin ser autorizado... será aniquilado.

—¿Estamos nosotros autorizados?. —preguntó asustado.

—Por supuesto.

Una vez que cruzaron el bosque, llegaron al campo en el cual había un solo árbol, ahí fue donde se detuvieron, bajaron del caballo y lo ataron al tronco. Caminaron hacia el bosque Mabeob, parecía un bosque común como el anterior, pero si ponías atención se lograba ver un resplandor, el cual era debido al escudo que ya había mencionado Jimin.

—¿Esta listo?. —le preguntó.

—Completamente, estoy ansioso por descubrir todas esas cosas nuevas y mágicas, presiento que me encontrare con todas esas criaturas que un día escuche en los libros de cuentos que me leían de pequeño. Y me alegra hacer esto con usted. —contestó Jungkook con una sonrisa.

—Entonces tome mi mano. —le mostró su palma extendida. Enseguida Jungkook la tomó y entrelazaron sus dedos—. Vamos.

Juntos dieron un paso, y sin ningún problema traspasaron el escudo. Frente a ellos apareció mágicamente un bosque maravillosamente irreal; Por ser de noche, había faros de luz colgando de los árboles, había una cascada que hacía un río, en el medio había una construcción de mármol blanco con escaleras y pilares, a su alrededor rocas grandes, miles de flores, árboles y lo más impresionante, y lo que dejó boquiabierto al príncipe del reino de la Luna, fue todas las criaturas mágicas que habitaban allí.

Lo primero que vio fue a los enormes hombres árbol, que parecían ser los guardianes de allí por la forma en que custodiaban el lugar, gnomos y una especie de personas hongo jugando en el lodo, y mientras se adentraban cada vez más pudieron ver más cosas, las flores parecían tener vida propia, cantaban haciendo música para los elfos que bailaban, entre los árboles se escondían lo que parecía ser ciervos, sus pelajes, cuernos y ojos eran completamente blancos y brillantes, eran casi como un espectro, en el cielo había pajaritos de raras especies y los pegasos volaban libremente, también había dragones lo que sorprendió y asustó un poco al príncipe Jeon, y se sorprendió más cuando le tocaron los tobillos mientras caminaba por las rocas hacia la construcción de mármol.

—Pero miren que apuesto hombre a traído el príncipe Jimin. —la voces femeninas más hermosa y seductora que en su vida había escuchado. Eran hermosas sirenas, mujeres mitad humano y mitad pez, con pieles de colores extraordinarios, escamas y branquias en el rostro, sus cabelleras onduladas decoradas con perlas, de gran belleza y coqueteo intenso.

—Señoritas, agradecería que le soltaran los pies a mi prometido. —Jimin sujeto el brazo de Jungkook, defendiendo lo suyo y las sirenas enseguida lo soltaron volviendo al agua entre risitas—. No te preocupes, son casi inofensivas.

—¿Es cierto que con su canto atraen a los piratas para...?

—Por supuesto que no, eso solo es un mito de piratas. Ellas en realidad son nobles, pero muy demasiado enamoradizas, sienten un amor tan intenso y casi obsesivo, que incluso pueden llegar a morir por eso. —le explicó volviendo a caminar.

—Ya veo...

De pronto se escucharon unas voces agudas acercándose a lo lejos, pronto se hicieron presentes mujercitas pequeñas y con alas, volaron alrededor de Jimin emocionadas.

—¡Príncipe Jimin te estábamos esperando! —dijo una de ellas, luego miraron al otro joven de cabello negro—. ¡Oh! ¿Así que es él? ¿Es el príncipe del reino de la Luna? —pregunto ahora rodeándolo a él, mirándolo con gran asombro y curiosidad.

—Ho-Hola, mi nombre es Jungkook, es un placer. —se presentó con una sonrisa y una reverencia con la cabeza.

—¡Que apuesto y gentil! —agregó otra—. No puedo creerlo, finalmente está aquí, jamás me lo imagine así, estuvimos esperando mucho por conocerlo.

—¿Es así? —estaba sorprendido, eran criaturitas extrañas, pero sumamente adorables y amigables, eso le dio algo de confianza.

—Por supuesto —respondió otra más—. Nuestra adorada reina Clary nos contó del acuerdo qué hay entre el reino del Sol y el reino de la Luna, usted se casará con nuestro príncipe Jimin ¡es muy romántico!.

—Si, eso creo... —se rascó la nuca un poco avergonzado.

Jimin carraspeó llamando su atención de las mujercitas voladoras.

—Venimos aquí para, además de tráelo a conocer su hermoso bosque, también porque deseamos que nos muestren algo sobre su mundo, el príncipe Jungkook está muy curioso. —les dijo.

—¡Claro que si! ¡Vengan vengan! Siéntense en las escaleras del Partenón, hoy es nuestra entrega mensual de energía, les encantará, venga. —volaron avisando a todas las demás criaturas de la actividad y de los invitados a quienes comenzaron a saludar mientras se dirigían a aquella construcción de mármol griego.

—Esas eran hadas, son enérgicas ¿no es así?. —mencionó Jimin.

—¿Hadas? Yo creí que no tenían una buena relación por lo que me dijo la otra vez sobre su fuerte carácter. —murmuró Jungkook.

—Si, antes no teníamos una buena relación. —tomaron asiento en las escaleras—. Ellas me halaban el cabello y cuando entraba al río me escondían mis ropas, pero luego de dialogar y compartir tiempo logre ganármelas y ahora me aceptan, soy su príncipe, antes no lo era, antes solo era el rubio fastidioso.

Soltaron una risita.

—¡Todos! —exclamaron las hadas, llamando la atención de todas las criaturas y de los príncipes—. ¡Es hora de regresarle al Sol toda la energía que a favorecido a nuestras tierras y a nuestras almas! ¡Tomen un poco de su energía y obséquiesela a nuestro glorioso Sol! —dicho esto, ellas fueron las primeras en sacar de sus pechos una luz circular dorada, la alzaron y esta se elevó por si sola hacia el cielo.

Las demás criaturas tomaron también esta luz de sí mismos y otros pocos de la tierra e hicieron lo mismo y pronto todo el bosque y el cielo se llenó e iluminó de estas lucecillas sorprendentes. Una imagen que a los príncipes les pareció completamente hermosa, simplemente irreal y maravillosa.

—Esto es... —Jimin murmuro mirando el cielo.

—Hermoso... —dijo Jungkook, mirando nada más y nada menos, que a su precioso príncipe de cabellera y ojos dorados. Nada le parecía más hermoso que esa imagen de Jimin, él era la verdadera magia para él.

Una de las hadas miró a los príncipes y se percató de la mirada llena de devoción del príncipe Jeon, que iba dirigida a su amado prometido quien en cambio miraba sorprendido el espectáculo de las luces, y entonces tuvo una idea, junto a sus hermanas para contarles y entonces una fue con las sirenas y las otras dos con las flores.

—¡Oigan necesitamos de su ayuda! —les dijeron—. ¿Qué tal si ponemos un poco de ambiente? Ayudemos al príncipe Jungkook, tan solo mírenlo, esa es una mirada de una persona enamorada.

—Un poco de música no haría daño. —sugirieron. Tanto las flores como las sirenas aceptaron, ya que lo que más amaban era cantar y el amor—. Lenta, lenta y bonita.

Y entonces, en sintonía, las flores y las sirenas comenzaron una de sus tantas bellas canciones.

Tiempo aquel, viendo a la distancia
Tiempo fue, viendo al interior
Tiempo que, no me imaginaba lo que me perdí

Jimin miraba las lucecillas, impresionado y un poco nostálgico, recordó aquellos momentos de pequeño con sus padres, cuando recibían la primavera con en el festival de Cantoya, donde todo el pueblo se reunía para lanzar linternas flotantes, esas lucecillas que se les parecía bastante.

Y hoy aquí, viendo las estrellas
Y hoy aquí todo es claridad
Desde aquí, ya puedo ver, que es donde debo estar

Y la luz encuentro al fin
Se aclaró aquella niebla
Y la luz encuentro al fin
Ahora el cielo es azul
Es real brillando así, ya cambió la vida entera.

Si, lo recordaba con claridad, ese tipo de globo de papel, con una vela en su interior. Su padre lo ayudaba a encenderlo y luego mientras se encontraba en los brazos de su madre, los tres lo levantaban haciéndolo flotar hacia el cielo. Sin dudas se le parecía, la única diferencia es que... ahora tenía a Jungkook a su lado, y ese se quedaría como otro recuerdo preciado.

Esta vez, todo es diferente
Veo en ti la luz.

Volteó a verlo y lo encontró mirándolo con fervor. Sus mejillas se colorearon de un leve carmesí, le sonrió con candidez a lo que el príncipe Jeon le respondió de la misma forma.

—¿Quiere intentarlo? —le preguntó Park.

—¿Podemos hacerlo también nosotros? —frunció el ceño confundido.

—En este bosque... todo es posible. —respondió, alargó sus manos hacia el pecho del joven pelinegro y sacó de su interior aquella luz, a lo que Jungkook se sorprendió bastante—. ¿Lo ve? Ande saque también la mía, hágalo con confianza.

—Está bien... —Jungkook hizo lo mismo que Jimin, y entonces de la misma forma sacó su luz, anonadado abrió sus ojos un poco de más y sonrió con emoción—. ¡Lo hice! ¡La tengo!.

—Ahora, entregársela al Sol, ambos hagámoslo al mismo tiempo.

Juntos alzaron la luz hasta que esta por si sola se elevó hacia el cielo y en un momento flotando se funcionó haciéndose una sola, muy grande y brillante.

Tiempo aquel, persiguiendo un sueño
Tiempo fue, en la oscuridad
Tiempo que no había visto cómo es la realidad

Jungkook miró a Jimin quien de nuevo miraba el cielo asombrando, miraba con una sonrisa su luz que se había funcionado y era más grande que todas las demás.

Él aquí, luce como estrella
Él aquí, todo es claridad
Si aquí está, me es fácil ver que aquí hoy quiero estar...

Tomó su mano, él lo miró nuevamente, se levantaron quedando de frente, sus miradas conectaron, sus dos manos se entrelazaron y una sonrisa surcó en sus labios. Se miraron con tal devoción y pasión que para ese punto ya era demasiado difícil ignorar lo que llevaban sintiendo desde que fueron a esa taberna. Seguir negándolo o evadiéndolo era inútil, simplemente no había razón para hacerlo, ambos...

Estaban enamorándose.

Y la luz encuentro al fin, se aclaró aquella niebla
Y la luz encuentro al fin, ahora el cielo es azul
Es real brillando así, ya cambió la vida entera

Esta vez todo es diferente...

—Jimin, tengo algo que decirle. —aclaró su garganta, para luego hincarse frente a él y sacar del bolsillo de su saco una cajita de terciopelo—. Es usted la persona más hermosa que mis ojos han visto, posee cualidades que simplemente me tienen encantado, adoro cada parte de usted, sus virtudes y sus defectos. Desde el primer momento en que lo vi me sentí tan cautivado que desee estar con usted el resto de mis días, así que... —abrió la caja mostrando en su interior un brillante anillo—. Príncipe Park Jimin del reino del Sol, le pido que se case conmigo, más que por deber, por lo que está comenzando a nacer entre nosotros, si es que usted también lo siente.

Jimin estaba anonadado, sus ojos bien abiertos, incrédulo, en shock. Su respiración se agitó, su corazón latió con fuerza, se le era casi imposible articular una respuesta, pero no por la sorpresa, sino por la emoción y felicidad que estaba sintiendo.

—¡Si! ¡Claro que si...! ¡Aceptó! ¡Yo aceptó, si quiero casarme con usted! —exclamó e inmediatamente Jungkook con una gran sonrisa le colocó el anillo en su tembloroso dedo anular.

Luego, se levantó, tomó de las mejillas al rubio, lo miró a los ojos buscando una respuesta en su mirada para lo que había anhelado hacer desde hace tiempo, pero aunque encontró esta respuesta necesitaba escucharlo decírselo.

—¿Yo... puedo be...?

Y fue Jimin quien no se hizo esperar más, rápidamente se levantó de puntillas hasta alcanzar los labios del príncipe, y ahora sin más interrupciones o algo que los pudiera perturbar, finalmente sus labios se unieron en un casto y dulce beso, y en ese instante algo explotó en su interior, era como sentir fuegos artificiales dentro de su cuerpo, una chispa, una emoción, una caricia llena de necedad y cariño. Lo habían esperado, anhelado por mucho y ahora no querían que terminara. Guardaron ese momento en sus memorias.

Veo en ti la luz~

[...]

—Entonces ahora... ¿podrían comenzar a tratarlo de tu? —Jungkook y Jimin recorrían el pasillo que dirigía hacia sus aposentos tomados tiernamente de la mano. Le preguntó Jeon aún nervioso.

—¿Cree que es lo indicado, alteza? —respondió Park con una sonrisa llena de felicidad.

—Bueno... —habló tímidamente—. Quiero decir, nosotros ahora estamos oficialmente comprometidos, y además acabamos de... be-besarnos, eso quiere decir que nosotros...

—Nosotros nos besamos sí, pero lo correcto sería... —lo miro, observó esos bonitos y grandes ojos negros iluminados por una ilusión que no quería apagar—... ¿por qué no salimos mañana y todos los días después?.

—¿Me esta invitando a citas? ¿No me dijo antes que el cortejo ya no era necesario porque ya estábamos comprometidos? —inquirió enarcando una ceja.

—E-Ehh creo que si, no lo sé —encogió los hombros—. Solo... me gustaría que nos conociéramos más sinceramente, hasta el momento al menos yo me he portado receptivo, y ahora estoy seguro de que puedo dejarlo... verme tal cual soy —se sincero.

—¿De verdad? Yo encantado, no sabe cuanto trabaje y espere por este momento. —mencionó. Llegaron a sus habitaciones, estás estaban juntas, una frente a la otra, así que se detuvieron y se miraron.

—Lo se y por eso ahora me toca a mi trabajar duro. —replicó Jimin con una dulce sonrisa haciendo sus ojitos una línea.

—¿Le confieso algo?... no tiene idea como adoro cuando sonríe, su sonrisa es realmente hermosa y cuando sus ojos se cierran y se esconden debajo de sus mejillas yo... simplemente me quedó sin aliento. —le confesó mirándolo con devoción.

Las mejillas del príncipe Park se colorearon de un fuerte carmesí.

—Príncipe Jungkook yo...

—Príncipe Jimin hoy fue la noche más maravillosa de toda mi vida, aprecio cada momento con usted, es muy valioso para mi —le dijo y ante su mirada tenía un rubio todo tímido, y le fascinaba. Colocó su mano sobre la mejilla cálida del rubio príncipe y con la otra sujeto su cintura—. Gracias por aceptar mi propuesta, gracias por darme esta oportunidad, gracias por... existir Jimin. —se inclinó hacia los pomposos labios de su príncipe y los besó con delicadeza.

Jimin jadeó en su boca—. Ahh, Jungkook. —dio un paso hacia él pegando su cuerpo con más fuerza al suyo, sus muslos se tocaron y sus pechos colisionaron, el beso se intensificó inmediatamente, sus bocas se movía con necesidad y vehemencia. Pero Jimin aún no comprendía ese deseo que estaba comenzado crecer dentro de él.

—Alteza... deténgase. —Jungkook rompió el beso alejándose, el rubio lo miró desconcertado—. ¿Sabe que es lo que está haciendo ahora mismo? —le preguntó pues lo había analizado bien y algo era seguro, que el príncipe Jimin era completamente virgen y que no conocía bien sus deseos, solo actuaba sin saber qué pasaría, así que se lo explicaría y entonces él decidiría.

—Yo... no, no lo sé...

—Si, eso creí, escúcheme —tomó su mano, entrelazó sus dedos y le murmuró al oído—. Hay algo qué pasa entre dos personas que se besan de la forma en que lo estábamos haciendo nosotros, es una continuación natural de lo qué pasa de noche en su habitación.

—¿De noche? ¿Qué es lo qué pasa de noche? —frunció el ceño confundido.

—Cuando está solo.

—Cuando estoy durmiendo.

—No cuando esta durmiendo, es...

Jimin lo miraba confuso aún sin saber de lo que estaba hablando. Sin dudas era alguien realmente casto y sin experiencia, así que trato de ser más específico sin llegar a la insolencia.

—Cuando se toca usted mismo. —murmuró. El rostro del rubio cambió a confusión a total extrañeza, dándole una clara señal de que tampoco había hecho tal cosa—. ¿Usted... se a tocado, verdad? —no hubo más repuesta más que el rostro perplejo del príncipe Park—. Ponga atención. Cuando esté solo puede tocarse usted mismo cualquier parte del cuerpo donde sienta placer, pero en especial... entre las piernas. —señaló con sus ojos la zona.

Jimin soltó una exclamación ahogada completamente impresionado, su voz era increíblemente baja y profunda que los bellos de su rostro y de sus brazos se erizaron.

—Y cuando encuentre una sensación que en particular le guste, puede seguir haciéndolo, hasta que la sensación crezca y finalmente alcance un clímax, una liberación. —le explicó, lo miró tan inocente pero a la vez tan curioso, quería mostrarle el mismo todo eso, pero no lo haría hasta que él mismo se explorara—. Eso le servirá. Ahora deberíamos ir a descasar, ha sido un día largo.

—S-Si, lo ha sido. —Jimin trago saliva y suspiro—. Nos veremos en otra ocasión entonces. —le sonrió con timidez.

—Por supuesto, le propongo que tomemos mañana el desayuno juntos ¿esta bien?.

—Desde luego, yo lo buscaré, insisto.

—Si así lo desea, esta bien, entonces buenas noches, alteza. —se despidió Jeon.

—Buenas noches príncipe Jungkook. —Jimin respondió comenzado a alejarse.

Poco a poco se fueron alejando en direcciones contrarias hacia sus respectivas habitaciones, soltaron lentamente sus manos hasta el último rose mientras se dedicaban una última sonrisa antes de que cada uno ingresara a su alcoba.

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