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013.

Lo único que le importaba a Kim Taehyung en ese momento era ver desesperadamente a su hermano de otra madre. Debido a la preocupación de los más cercanos en el palacio al príncipe, fue inmediatamente comunicado de que su alteza Jimin, se había negado a salir de su habitación desde hace dos días y no recibía ninguna visita, entonces enseguida corrió a palacio para averiguar que era eso que lo tenía en confinamiento.

Mientras se dirigía a zancas por el pasillo intento calmar sus pensamientos pensando que tal vez pudo haber pescado algún resfriado, o tenía algún tipo de problema que le prohibía salir de su alcoba. Deseaba llegar ya, pero fue lamentable encontrarse con las persona ideal, en el momento menos oportuno.

—Tae, que alegria verte. —Seokjin dibujó una sonrisa en su rostro al ver a su chico de ojos verdes. Pero noto tal angustia en su rostro que enseguida se preocupó—. ¿Esta todo bien? Te veo algo...

—Jin, querido, hubiera deseado estar aquí para pasar tiempo contigo pero, estoy apurado por ir donde Jimin, estoy preocupado porqué me dijeron que no ha salido de su habitación desde hace dos días, y él nunca había hecho algo así —le explico nervioso.

—Si, había escuchado que el príncipe Park se había negado incluso a dejar entrar a sus sirvientes, creí que era porque estaba enfermo o algo así... —tomó las manos de su amado entre las suyas y las besó con cariño—. Ve con tu amigo, seguramente te necesita. —le brindó una sonrisa.

—Gracias, cuando sepa que le sucede y me asegure de que esté bien, vendré contigo ¿si? —acarició el rostro del maestro con su mano, mirándolo con una sonrisa.

—Claro, no te preocupes.

Tae realmente deseaba dejarle un beso en sus carnosos labios, pero el apuró y la incertidumbre simplemente no se lo permitieron, no podía más con la ansiedad, así que sin hacerse esperar más entro a la habitación del príncipe sin previo aviso.

—¡Jimin! —lo buscó rápidamente con la mirada.

Y ahí estaba, con su ropa de dormir, sentando en el banquillo de la ventana, con un semblante afligido y el rostro entristecido. Sin duda alguna no era una enfermedad lo que lo tenía cautivo, algo malo de verdad le estaba pasando.

—Tae ¿qué haces aquí? Creí que estarías con tu padre trabajando. —su voz sonaba ronca.

—¿Como iba estar trabajando sabiendo que a mi hermano le está pasando algo malo? —se sentó a su lado, tomó su mano sintiendo su piel fría y lo miró a los ojos agobiado—. Dime qué está mal, sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa que te preocupe.

—Yo... no quiero hablar sobre eso, no lo tengo permitido además, perdón Tae. —Jimin jalo sus manos y miró la ventana—. Deberías irte, el cielo se ve nublado, pronto lloverá.

—¿Qué? No no me iré sin que antes me digas que es lo que está pasando, tú no eres así ¿por qué no quieres decírmelo?. —frunció el ceño.

—No es que no quiera decírtelo, comprende, no puedo. —volvió a mirarlo a los ojos, con los suyos cristalinos—. Lo único que puedo decirte es... que es algo inhumano, que no apruebo pero que no tengo opción.

—Jimin, por favor...

—Lo siento, de verdad. —una lágrima cayó por su mejilla, pero rápidamente la limpió—. Y lamento también hacerte preocupar y hacerte venir por nada, así que ya puedes irte.

—¡No voy a hacerlo, ya te dije que no me iré sin que antes me expliques qué carajo está pasándote! —exclamó Taehyung desesperado—. Dime ¿te hizo algo el príncipe Jungkook? Porque si fue así yo...

—¡No, él no hizo nada! —vociferó Jimin levantándose—. En realidad... soy yo el que le hace daño. —bajo la cabeza afligido dejando salir un par más de lágrimas.

—¿Es por lo que me dijiste el otro día? ¿Sobre no poder llegar a amarlo cuando él si siente algo por ti? —le preguntó acercándose a él—. Ya te dije que solo tienes que darle una oportunidad, no es tan difícil Jimin ¡solo habré tu corazón!

—¡Eso es lo que estoy haciendo! —gritó volteando a verlo—. Y por eso mismo me encuentro así, no porque no sienta lo mismo, porqué... me mentiría a mi mismo si dijera que no siento nada por el príncipe Jungkook, cuando estoy con él me siento diferente, me hace sentir... libre.

—¿Entonces cuál es el problema? Háblame por un demonio.

—¡Porque me están obligando a mentirle y a ser partícipe de un acto insensato! Y yo... —su voz se cortó, las lágrimas se acumularon hasta que le empaparon el rostro, Taehyung solo lo abrazó de inmediato.

—Está bien, tranquilo, si no quieres hablar sobre esto no lo hagas, ahora entiendo, no te preguntaré más, calma. —lo abrazó con más fuerza y le acarició el cabello mientras Jimin lloraba desconsoladamente en su hombro.

—Taehyung yo lo único que quiero es no decepcionar a mis padres. —masculló—. Lo intento, pero esto es demasiado, es demasiado de verdad... y no se si pueda, tengo miedo. —se aferró a él con las uñas enterradas en sus ropas.

—Escúchame, hay cosas para las que simplemente no estamos preparados o no podemos hacer, ellos lo entenderán, no debes ser perfecto todo el tiempo, no es tu deber ser perfecto, serás el rey pero, aún eres un humano y sientes y piensas como todos... no te lastimes haciendo algo que no te haga feliz, haz lo correcto y nunca olvides tus principios, ni tus sentimientos, siempre se fiel a ti mismo.

—Si... eso voy hacer. —Jimin limpió sus lágrimas y miró a su mejor amigo—. Hablaré con el príncipe Jungkook, tengo que decirle esto y otras cosas más. Cuando lo haga prometo decírtelo también a ti, mientras tanto... necesito estar solo y pensar como se lo diré.

—Claro, si eso quieres, te daré la privacidad que necesites. Pero al menos deberías tomar un baño y dejar que limpien estos aposentos, podrás estar pasando por algo muy agobiante pero, nunca pierdas el glamour que distingue al príncipe Park Jimin. —Tae le intentó sacar sonrisa y lo logró, finalmente vio sus bonitos ojos dorados en una línea.

—Gracias Tae, gracias por venir, no se que haría sin ti. —se volvieron a fundir en un abrazo—. Esta vez voy a escuchar a mi corazón, seguiré mis propios consejos.

—No sabes como me alegra escucharte decir eso, eres un verdadero príncipe valiente.

El clima finalmente se tornó lluvioso y el príncipe Jungkook decidió dar un paseo en soledad por el palacio para distraerse y pensar en algunas cosa que lo tenían inquieto. La noticia de que el príncipe Jimin se encontraba confinado e indispuesto desde hace dos días en su habitación lo puso intranquilo, quería volver a verle, necesitaba nuevamente tenerlo peligrosamente cerca, sin embargo, le sorprendió mucho más verlo en ese salón que sobresalía y tenía paredes de cristal, sentado en un sofá largo sin respaldo, mirando en silencio la lluvia envolvente.

—Alteza. —llamó su atención.

—Príncipe Jungkook, que inoportuno. —Jimin se levantó tomado por sorpresa.

Ambos hicieron un reverencia.

—Me sorprende verle aquí, escuche que desde hace dos días se encontraba en su habitación sin deseos de salir o de recibir visitas, y debo decirle que eso ciertamente me entristeció. —mencionó el príncipe Jeon mirándolo directamente a los ojos—. Si pudiera expresarle con cuanto fervor quería volver a verle luego del momento que pasamos juntos, no se imagina.

—Al parecer mi reclusión alarmó a todos en el reino, lamentó darle preocupaciones tan innecesarias por mis tonterías. —bajo la mirada apenado.

—No se disculpe, y no son preocupaciones innecesarias, ni tonterías, desde luego que me voy a preocupar por la salud y bienestar de mi prometido. —replicó. Jimin volvió a mirarlo, cautivado y sorprendido por lo que había dicho—. Todo lo que le pase a usted es de suma importancia, al menos para mi lo es. —le brindó una dulce sonrisa.

Cada palabra y cada gesto del príncipe Jungkook ahora le parecían simplemente adorables, causaban en él una sensación cálida, como si abrazara y cuidara de su corazón con sus propias manos, siempre llenándolo de esas palabras que lo hacían sentir importante y reconfortado. Estaba comenzando a sentirse... conquistado.

—¿Le gustaría sentarse conmigo un rato? —le señaló el espacio a su lado. Ambos tomaron asiento y mirarlo los cristales del salón donde caían y escurrían las gotas de lluvia, el sonido era relajante.

—Sabía, esta es mi primera vez presenciando la lluvia —mencionó Jungkook.

—¿Qué? ¿Habla en serio? —incrédulo preguntó Park.

—No miento. En mi reino, por ser naturalmente una región de clima frío debido a la cercanía con la Luna, en vez ser lluvia es granizo o nieve. —explicó sorprendiendo al contrario—. El clima aquí es cálido por su cercanía con el Sol, la lluvia no se siente fría, es más bien una sensación húmeda y cálida.

—Así es, lluvias cómo está suelen ser bastante relajantes. —agregó—. Yo nunca he visto la nieve o el granizo, por las mismas razones que las suyas, desde luego que he investigado y visto solamente en libros.

—Juro solemnemente llevarlo a conocer la nieve en mi reino. —prometió Jungkook poniendo una mano en su pecho justo arriba de su corazón—. Lo llevaré al lago cristalino, donde el agua se convierte en hielo y es fácil patinar sobre el, también haremos bolas de nieve y podemos lanzarás ¡oh! Y también hacer un muñeco de nieve.

—¿Un muñeco de nieve?

—Si, apilas tres bolas de nieve de diferente tamaño, colocas tres botones en la bola del medio, dos en la bola de arriba con una zanahoria en el medio, un sombrero, una bufanda y dos ramas a los lados. —explicó moviendo sus manos en el aire como si estuviera haciéndolo imaginariamente—. ¡Y tara! Obtienes un muñeco de nieve, yo antes los hacía cada nevada con mi... —su madre, para Jungkook todavía era un tema sensible de tocar y aún no deseaba hablarlo, ni siquiera con Jimin—... en fin, hagamos uno en la siguiente nevada.

Jimin soltó una risita satisfactoria, le encantaba ver a ese chico contar esas cosas con esa emoción que lograba trasmitirle.

—Si, hagámoslo.

—Entonces... ¿me dirá por qué no quería salir de su habitación? ¿Por qué me abandonó por dos largos y tortuosos días? —le preguntó Jungkook afligido.

—Yo no hice tal cosa, es solo que... necesitaba soledad para ordenar algunos pensamientos. —respondió Jimin nervioso.

—¿Hay algo que le preocupe alteza? Quiero que sepa que, aunque me tenga en baja estima, puede confiar en mi y hablar con naturalidad cualquier cosa que le cause angustia. —movió su mano, deslizó sus dedos entre los del príncipe Park sujetando su mano en forma de apoyo y cariño.

Y se quedó atónito cuando Jimin le correspondió la acción y entrelazó sus dedos en un firme agarre.

—Ya no lo desprecio mas, príncipe Jungkook. —le brindó una hermosa sonrisa que causó miles de mariposas en el estómago de Jungkook y una gran emoción en su pecho—. Y... esto que me tiene tan angustiado es un tema con mis padres en el que... —callo, no, todavía no era el momento para decírselo—... en el que no quisiera participar, pero no tengo opción.

—¿Por qué no la tiene?.

—Porque buscar otra opción significaría decepcionarlos, y es algo que no quiero pero... también, no me siento bien haciéndolo, le hago daño a personas que... —miró el rostro del príncipe Jeon y un nudo se formó en su garganta—. Personas que yo estimo.

—Debería sentirse afortunado. —dijo Jungkook, a lo que Jimin frunció el ceño confundido.

—¿Disculpe?.

—Hay personas que... aunque hagan lo correcto aún así siguen decepcionado a las personas que aman, al menos usted tiene opción y vive con un miedo de decepcionar, lo que me dice que... jamás ha probado el amargo sabor de la decepción, y por eso es afortunado.

—¿De que está hablando? —Park soltó repentinamente la mano del pelinegro—. Le estoy diciendo que me encuentro entre la espalda y la pared ¿y usted viene a decirme que tengo que sentirme afortunado por el gran peso que cargo sobre mis hombros? Usted es increíble alteza. —desvió la mirada ofendido.

—No, yo no quise decir eso, lo que quería decir es...

—¡Para usted es demasiado fácil! Vive una vida llena de aventuras y sin preocupaciones, lo que me quiere decir que jamás en su vida ha probado el amargo sabor de la presión. —contraatacó.

—En eso se equivoca, siempre se equivoca en todo lo que piensa de mi, pero no voy a culparlo, de esa forma me conoció y es normal que es lo único que conozca de mi, pero —lo miró nuevamente a los ojos y se acercó un poco más a él—. Por eso mismo deseo que logre conocerme más a profundidad, aquí alteza —sujeto la mano de Jimin y la colocó sobre su pecho—. Deseo que excave en mi esperando que encuentre ese diamante que busca, quiero... yo quiero, deseo ser todo para usted.

—Pri-Principe... —se encontraba sorprendido, se quedó sin aliento por tan repentina declaración.

—Dijo que iba a llevarme a ese bosque mágico, por favor vayamos esta noche, escapemos como esa noche de la taberna y muéstremelo. —le pido.

Jimin aclaró su garganta y asintió.

—Si, lo llevaré. —respondió—. Perdóname por siempre pensar mal de usted, es verdad no conozco casi nada, pero desde ahora me esforzaré para hacerlo y... no dudo que encuentre ese diamante en usted.

—Espero que si. —Jungkook sonrió—. Nos vemos al anochecer, en el jardín, junto a los rósales, donde nos conocimos.

—Ahí estaré.

[...]

—¿Estás seguro de que nadie viene por aquí? Esto no está bien Tae. —el maestro Seokjin, como de costumbre, se encontraba preocupado, prefería vigilar la puerta de la sala donde se encontraban, que atender a su chico de ojoverdes que le pedia desesperadamente ser acariciado y besado.

—Por el Sol, ya te dije que no tienes de que preocuparte. —Taehyung estaba encima de él a horcajadas, besaba su cuello y paseando sus manos por su cuerpo—. Esta lloviendo, seguramente todos toman el té o duermen una siesta, cálmate ¿quieres?.

—Pero ¿y si alguien quiere venir aquí a tomar ese té o a dormir esa siesta? Después de todo estamos en una sala de descaso. —insistió.

—Querido solo para, estas malogrando el momento, solo déjate llevar. —continuó besándole el cuello y fue subiendo hasta finalmente besarle los labios de manera apasionada, al mismo tiempo que movía sus caderas intentando tentarlo un poco.

—Tae te lo pido, no quisiera que nos encontraran en una situación tan bochornosa. —sujeto sus caderas y lo detuvo.

Y no funcionó, simplemente el maestro no podía relajarse, así que Taehyung no tuvo más alternativa que detenerse y bajarse de él completamente frustrado y ciertamente molesto.

Soltó un "Agh" mientras giraba los ojos y se sentaba en el sofá a un costado del de gafas circulares.

—Jin ¿qué está mal contigo? Intento mantener un momento de pasional, pero tú solamente te preocupas y no paras de hablar sin sentido. Otro hombre en tu lugar simplemente se callaría y tomaría las caricias, por todos los soles. —bufo frustrado con el ceño fruncido—. Estoy comenzando a creer que no te gusto de verdad.

—Por la Luna no, claro que me gustas, me encantas. No vuelvas a decir algo así, por favor. —aseguró Seokjin, miró a su duque molesto y eso lo hizo sentir culpable—. Lamento preocuparme así, pero aunque no lo creas lo hago por ti, no quisiera que alguien de tu posición fuera encontrado haciendo actos inadecuados en el palacio.

—¡Pero a mi no me importa! —lo miró despertado—. ¿No lo entiendes? Me importa muy poco que nos vean besándonos, o haciendo las cosas que dos personas que se quieren hacen, yo quiero correr ese riesgo por ti, pero si tú no lo puedes hacer por mi entonces —se levantó y tomó su saco del sofá—. Lo mejor es que paremos aquí antes de que esto vaya más lejos.

—¡Taehyung no te vayas! Te lo pido, quédate. —Jin sujeto su mano y le dio una mirada socorra—. Te pido que me entiendas y te pongas en mi lugar. Yo soy alguien sin mayor relevancia, soy un simple institutor que da igual con quien se esté besando, pero tú... eres el próximo duque de este reino, eres cercano al príncipe y estimado por sus majestades, al grado de ser considerado como parte de la familia real. Podría perjudicarte amor mío. —se levantó quedando frente a él, tomó su mejilla y lo acarició.

—Nada malo me va a pasar, confía en mi, soy consiente de todo lo que hago, más de esto que de cualquier otra cosa. —replicó—. Y por eso mismo, porqué soy un duque me siento con la confianza de actuar como actuó cuando estoy contigo, si alguien llega a decir algo le cerraré la boca, pero eso sería imprudente, nadie quisiera enfrentarse a alguien que como tú dijiste, es cercano al príncipe, y es considerado por los reyes como parte de la familia real. —lo miró a los ojos y le brindó una sonrisa para calmarlo—. No sigas preocupándote demasiado, todo va a estar bien, solo confía en mi.

—Quiero que seamos libres de expresar nuestro cariño abiertamente, sin vivir en la incertidumbre de ser vistos, sin tener que preocuparnos de tener un chaperon cerca para no cometer actos indecentes.

—Al diablo eso, hagamos lo que queramos.

—Pero de la manera correcta. —agregó—. Ahora que tu padre se encuentra en el reino iré a verlo.

—¿Qué? —Taehyung sorprendido abrió sus ojos un poco de más.

—Si, iré a hablar con él, le haré saber que te cortejo y tengo planes de pedirle tu mano en matrimonio, de esa forma, cualquier chisme que sea esparcido no tendrá mayor importancia. —le hizo a saber con seguridad.

—No puedo creerlo, de verdad eres tan... singular. Podríamos vivir un romance lleno de peligro y adrenalina, pero, tú prefieres ir por el camino correcto y hablar con mi padre. —Tae soltó una risita—. Ahora veo que el Sol si escucho mis deseos.

—¿Que le pediste? —Jin se interesó arqueando una ceja.

—Un hombre bueno y maduro, que no jugará con mis sentimientos y me hiciera plenamente feliz. —respondió poniendo sus brazos sobre los hombros del maestro—. Estuve antes con muchos chicos idiotas que solo me utilizaron y me hirieron, pude haber perdido mis esperanzas en el amor, pero no lo hice y lo agradezco, porqué así pude encontrarte y brindarte todo el amor que te mereces.

—Yo también estoy agradecido de que no hubieras cerrado las puertas de tu corazón, siempre quiero hacerte feliz Kim Taehyung. —Seokjin se acercó a sus labios y se besaron lenta y entregadamente.

El beso iba tranquilo, pero se deformó hasta convertirse en un beso apasionado y vehemente. El maestro al fin decidió dejarse llevar y tomar a su chico, después de todo ya se habían comenzado a desnudar, se encontraban en una sala completamente "sola", con un sofá bastante cómodo, la chimenea encendida y el sonido de la lluvia al fondo.

Taehyung tiró su saco, tiro en el sofá a Seokjin y se subió encima suyo a horcajadas, unió de nuevos sus labios e introdujo su lengua dentro de su cavidad buscando la de su hombre para comenzar un jugueteo entre ambas. Al mismo tiempo se comenzaron a despojar de su ropa, Jin le desabrochó el chaleco y luego la camisa bajándoselos por los hombros, Tae también hizo lo mismo y luego bajo sus manos hasta su pantalón, quitó el botón y bajo la cremallera, y cuando estaba apunto de meter su mano...

—¿Segura que está aquí?.

—Si su alteza, lo vi entrar aquí hace una hora.

—¡Tae! —Jimin entró a la sala abruptamente, encontrando a su mejor amigo con el torso desnudó encima del maestro Seokjin quien también se encontraba sin camisa y con el pantalón desabrochado—. Lo lamento tanto. —cerró rápidamente la puerta y se puso de espaldas.

—¡Mierda Jimin! ¿Acaso sabes lo que es tocar? —Taehyung rápidamente bajo del maestro y alcanzó sus ropas para ponérselas encima, Jin también se levantó e hizo lo mismo.

—No sabía que tenía que tocar en mi propio palacio.

—Su alteza perdone esta osadía, le juro que no volverá a pasar. —le prometió el de gafas circulares completamente avergonzado poniéndose rápidamente la ropa.

—¡¿Qué?!, Oh no no, esto claro que va a volver a suceder —agregó Taehyung—. Que mi mejor amigo no tenga modales eso no significa que puede dejarme sin sexo.

—¡Kim Taehyung! —Jimin y Jin exclamaron al unísono regañándole.

—¿Qué? Todos tenemos necesidades y yo estaba apunto de cumplir la mía, si no fuera por tu interrupción. —justificó encogiendo los hombros inocentemente.

—¡Agh! Solo, termina de vestirte y ven conmigo, necesito que me ayudes a escoger que ponerme, tengo una cita... con el príncipe Jungkook. —le hizo saber dejando tanto a Tae como a Jin anonadados.

—¿Como dijiste? ¿Con el príncipe Jungkook? ¿Una cita? —cuestionó el ojiverde.

—Si, eso dije, así que apresúrate, te espero en mi habitación. —Jimin sin más salió de la sala.

—¿Una cita... con Jungkook? —aún incrédulo preguntó el maestro—. ¿Cómo fue que lo logró?.

—Buena pregunta, bueno, tengo que irme, necesito escuchar el contexto y ayudar a una emergencia de moda. Nos vemos después querido —Tae besó rápidamente los labios de su amante y camino hacia la puerta—. ¡Oh! Y continuaremos con esto en otro momento ¿entendido? —le aseguró y le guiñó el ojo antes de salir.

—Por supuesto que si, mi adorado duque. —soltó embelesado—. Por la Luna yo también tengo que ir con ese mocoso, necesito vestirlo y darle indicaciones —también se marchó, camino hacia la habitación del príncipe con una sonrisa emocionada—. Ya es un niño grande, tendrá su primera cita.

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