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011.

La flecha se clavó en el cuerpo del ave.

El príncipe Jimin montaba un purasangre de pulcro pelaje blanco, empuñaba su arco y disparaba flechas con agilidad y precisión a cualquier objetivo a la vista. Algo en que sin duda alguna su alteza era excepcional, era en el tiro con arco, su puntería era precisa, desde muy joven se interesó en el arco, tomó clases y como siempre, se exigió hasta lograr la perfección en el "deporte". Poseía la viveza y la delicadeza para manejar el arco, siempre que tenía tiempo salía a cazar un par de perdices o simplemente practicaba con dianas en el campo del palacio, era algo que disfrutaba hacer.

—Lleven todas las aves al palacio y ordenen que las hagan hoy para la cena, y recuérdenles a los cocineros cuanto adora mi padre las perdices estofadas a la catalana. —ordenó el príncipe Park, los guardias recogieron las aves e inmediatamente regresaron al palacio para hacer lo que su alteza real pidió.

—Es usted sorprendente ¿acaso fueron seis aves las que conté? —se escuchó a sus espaldas.

Jimin reconoció en seguida la voz y sonrió levemente con cierta emoción.

—En realidad fueron ocho, al parecer su vista le está fallando... —jalo las riendas de su caballo haciéndolo girar, encontrándose con un pelinegro de ojos grandes montando en un corcel como el suyo pero de pelaje negro—... Príncipe Jungkook, ¿qué le trae por aquí tan temprano?.

—Esta mañana en particular el sueño me abandonó más rápido de lo común. Quise salir a dar un paseo para ver el alba y oh, que casualidad. —sacó algo que traía colgando en su espalda—. También traje un arco conmigo ¿quiere que probemos nuestras destrezas una vez más?.

El rubio volvió a reír, burlonamente.

—Puede que me haya ganado en el duelo de espaldas pero, en el tiro con arco, ni usted, ni nadie tiene oportunidad contra mi, así que si vino buscando una competencia le aseguro que perderá, le siguieron ahorrarse esa humillación. —le aconsejó con aires de egocentrismo.

Jungkook sonrió también, esa inigualable soberbia que poseía el príncipe Jimin, por alguna extraña razón, en él, le parecía ciertamente atractiva, ya que no era una soberbia sin argumentos, él podía hablar y sonreír con tal egocentrismo sin ningún problema, porque todo lo que decía era verdad y eso era lo atractivo; que supiera quien es y de lo que es capaz. Una persona que se conoce tan bien así misma, siempre resulta atractiva, por la seguridad que trasmite.

—Si algo aprendí en el duelo de espadas con usted, es que no debo subestimarlo. —replicó—. Así que no lo haré, me sorprendió su destreza con la espada, algo en lo que yo soy excelente, así que no dudaré de su habilidad con el arco, le creo alteza. —aceptó con dignidad.

—Me alegra escuchar eso, de lo contrario hubiera herido su ego, y eso seguramente para usted sería algo horrible. —agregó el príncipe Park acercándose al pelinegro sin borrar su juguetona sonrisa.

—Nunca asegure nada de mi. —le aconsejó—. Si supiera que mi ego lo dejo guardado bajo llave cuando vengo con usted —confesó, mirando esos hermosos ojos color miel frente a él—. Pero creo que usted no confía en mi, así que se lo voy a probar. Príncipe Jimin, enséñeme a tirar con el arco por favor.

—Tampoco se burle de mi.

—No lo estoy haciendo. Mi tiro con el arco no es tan bueno como para cazar ocho aves ¿en cuanto? ¿Una hora?. —frunció el ceño mirándolo con duda.

—En menos, pero tampoco quiero ser arrogante. —resopló Jimin orgulloso—. Esta bien le enseñaré a afinar su tiro, solo con una condición. —le dijo.

—¿Cual?.

—Que usted me ayude a afinar a mi mi combate con la espada ¿tenemos un trato? —Jimin se colgó su arco y luego estiró su mano a Jungkook con la palma abierta.

El príncipe Jungkook sonrió y estrecho su mano con la del príncipe Park gustoso.

—Si, tenemos un trato. —se miraron fijamente a los ojos, sus manos entrelazadas, era indudable la fuerte energía que se sentía entre ambos, era sumamente sugerente, les provocaba emoción y resultaba muy atrayente.

—Empuñe su arco y tome una flecha, alteza. —soltaron sus manos, sus respiraciones pesadas y sus labios repentinamente secos.

—S-Si, claro. —Jungkook tomó una fecha del aljaba en su espalda, subió su arco, colocó la fecha entre la cuerda y la madera del arma y estiró—. Estoy listo, deme instrucciones.

Jimin intentó analizar su postura, pero sus ojos lo traicionaron y terminaron observando el cuerpo del príncipe Jeon con un repentino deseo. Esa espalda ancha con esos hombros amplios, y sobre todo esos fuertes brazos que incluso arriba de su camisa podían notarse sus músculos, los bíceps y las venas en sus brazos que se marcaban, ¡por el Sol está apunto de perder la cordura!.

Jimin jamás había tenido ese tipo de sucios pensamientos, tampoco llamaba su atención el disfrutar de ciertos placeres carnales, y es por eso que hasta el momento y a su edad, tocar ese tipo de temas lascivos le incomodaba y le parecía simplemente impropio, así que por ende el príncipe del reino del Sol, seguía siendo completamente puro y casto, aunque solamente físicamente, porqué al parecer mentalmente ya no.

—¿Príncipe Jimin? Está comenzado a dolerme el brazo. —le hablo Jungkook sacándolo de sus pensamientos.

—Oh si claro. —el rubio sintió su rostro caliente. Agitó su cabeza y despabilo su mente de tales pensamientos indignos—. Veamos, enderece más su espalda —colocó su mano sobre la ancha espalda del pelinegro y su corazón comenzó a latir rápidamente—. Uhm, sostenga firmemente el arco. Y ahora... —con su otra mano tomó el fuerte brazo el príncipe, envolvió con su mano lo que pudo de su bicep, estaba duro y grande. Trago saliva—. Bájelo un poco, no lo tense demasiado. —acercó su cuerpo al de Jungkook lo más que le permitió la distancia que les daban los caballos y miró un objetivo, había un punto blanco marcado en uno de los árboles, lo hizo apuntar allí—. Ahí ¿puede verlo? Hay un punto blanco en ese árbol. —murmuró en su oído.

La piel de Jungkook se erizó, los bellos de sus brazos se levantaron y su respiración comenzó a agitarse, sentir esas pequeñas y suaves manos sobre su cuerpo, mientras usa su suave voz para murmurarle al oído y al mismo tiempo siente su respiración en la piel de su mejilla y su oreja, simplemente lo estaba haciendo delirar, un escalofrío recorrió su columna.

Relamió sus labios y asintió.

—Lo veo.

—Entonces, a la cuenta de tres. Uno... dos... tres, suelta.

Jungkook soltó la flecha, y con todo y todo, la flecha terminó dando justo en el blanco. Fue sorpréndete luego de que ambos no se encontraran en las mejores condiciones nerviosas para tirar tan correctamente.

—¡Lo hice, dio justo en el blanco! —festejó el pelinegro con una sonrisa—. ¿Vio eso? Yo... —al voltear se encontró con el rostro del príncipe Park muy cerca de suyo, si hubieran estado un poco más cerca sus labios se hubieran juntado.

Se miraron nerviosos.

—Lo hizo, alteza, felicidades. —Jimin aclaró su garganta mientras se alejaba con cierta vergüenza.

—Fu-Fue gracias a su talento con el arco, es usted muy bueno.

—Lo se, no tenías que recordármelo. —alardeó—. Espero la próxima vez sea tan bueno como yo enseñándome a utilizar la espada.

—Seré el mejor maestro, lo prometo, le enseñaré todo lo que debe saber de la espada. —Jeon sonrió ladinamente.

—Estoy ansioso por conocer cada una de sus partes. —respondió Park con una voz ligera y sensual.

—¿Continuamos hablando de armas blancas, su alteza? —le preguntó Jungkook enarcando una ceja.

El rostro de Jimin se convirtió repentinamente en un jitomate.

—¡Claro que si! ¿De que más? —aclaró y luego solamente huyó. No, no estaba hablando de armas blancas y por eso puso a correr a su caballo alejándose de aquel príncipe que le causaba pensamientos inadecuados.

El pelinegro río entre dientes, le pareció sumamente tierno, no esperaba una reacción tan... "casta" de alguien de la edad de Jimin. Apenas se llevan por dos años, pero en ese momento Jungkook se puso a pensar si entonces él era el más impuro de los dos, no era un secreto que con la rebeldía que poseía el príncipe del reino de la Luna, ya haya probado diferentes tipos de placeres a su corta edad. Tal vez ser un príncipe curioso y con incontables riquezas tiene sus beneficios.

—Principe Jimin... ¿por qué me resulta tan... lindo? —se preguntó embelesado—. ¡Oiga! ¡¿A donde cree que va?! —Jungkook también galopeó a su caballo velozmente siguiendo al príncipe rubio.

Cuando logro alcanzarlo, una repentina carrera se creo.

Ambos galopaban sus caballos entre los árboles del bosque, sentían la brisa fresca del alaba golpear sus rostros y alborotan sus cabellos, la euforia creció cada vez más hasta formales sonrisas y sacarles risas mientras intentaban ganar aquella inesperada carrera.

El primero en salir de bosque fue Jimin, proclamándose como el ganador, Jungkook llegó después siendo el obvio perdedor.

—No sabía que montaban tan bien a horcajadas, sigue sorprendiéndome, alteza. —dijo Jeon con la respiración agitada.

—Hay muchas cosas que aún no sabe de mí ¿lo ve? No conoce ni un cuarto de lo que soy. —Jimin sonrió con orgullo.

—Pero cada vez se vuelve más interesante. —señaló—. Y como el caballero que soy le otorgó la victoria de esta carrera, felicidades alteza real. —también sonrió haciendo una reverencia con la cabeza.

—¿Eso es lo que fue, una carrera?. —preguntó.

—¿No lo fue?

—¿No se necesita competencia en una carrera? —el rubio frunció el ceño con una sonrisa burlesca.

Jungkook río en voz baja.

—Solo si hubiéramos elegido una meta juntos, pero no hicimos tal acuerdo. —respondió.

—Lo ve, no le gusta perder.

—Yo no... quiero decir... —intento negarlo, más no pudo ante la mirada analítica del príncipe del reino del Sol—. En las contadas ocasiones que sucede no me es difícil admitir si pierdo o me equivoco, pero acepte también que me tomo desprevenido, usted hizo trampa alteza.

—¿Como se atreve a juzgarme luego de que usted hizo lo mismo, y de una forma más descarada que yo?. —entorno la mirada, el pelinegro simplemente aceptó su culpa y Jimin soltó una melodiosa risita—. Ya deberíamos regresar.

—Si, regresemos, debe estar cansando. —se condujeron al palacio—. ¿Puedo hablarle de algo que he estado pensando alteza?. —habló Jeon.

—¿Pensar? ¿Usted? Es una combinación bastante... inusual. —río—. Adelante, puede hablarme de eso que ocupa sus pensamientos.

—No se si está de acuerdo conmigo pero, parece que... estábamos comenzando a... hablar un poco más, sin discutir o... señalar los errores del pasado. —mencionó Jungkook.

—¿Le parece? —frunció el ceño Jimin—. Yo creo que solo estamos siendo benevolentes,  ya que no creo que usted desee mantener esta disputa por más tiempo. —replicó volteando a verlo.

—¿Benevolentes ha dicho?, no es así como yo lo describiría. Yo diría que estamos comenzando a relajarnos.

—Veo que su palabra favorita es relajarse ¿verdad?.

—Y la de usted la menos favorita. —ambos rieron—. Pero hablando en serio, las cosas están comenzado a cambiar entre nosotros y es... agradable, le pido por favor que continúe comportándose así conmigo.

—¿Benevolente?.

—Lindo.

Jimin abrió sus ojos un poco de más sorprendido ante esa repentina palabra descriptiva. ¿Se estaba portando lindo? ¿Como es portarse lindo?, lo único que estaba haciendo era darle una oportunidad a Jungkook, y vaya que lo estaba disfrutando, tal vez demasiado para no darse cuenta que se estaba portando lindo.

—¿Como dijo? —preguntó desconcertado.

Cuando llegaron al palacio las puertas ya estaban abiertas, ingresaron y ya había guardias esperándolos.

—Alteza —Jungkook bajo de su corcel y le entregó las riendas a un guardia—. ¿Qué estará haciendo esta tarde? —le pregunto yendo a ayudarlo a bajar del su caballo.

—¿Esta tarde? Yo... uhm, creo que iré un rato a la biblioteca, después de la comida me apetece leer con un poco de té. —respondió, mirando los ojos grandes oscuros de Jungkook, algo atontado.

—Alteza.

—¿Si?

Jeon acortó sus distancias dando un paso hacia él, conectaron sus miradas y le murmuró—. Nos vemos en la biblioteca, durante la puesta del Sol ¿si?.

—¿Desea unírseme a leer un libro y tomar té?. —le preguntó incrédulo.

—Más que eso, alteza. Nos vemos allí, pase una buena mañana, fue divertido compartir este tiempo con usted, hasta luego. —hizo una reverencia y luego se marchó.

—Hasta... luego. —murmuró en un resuello el príncipe Park.

—Su majestad, ya estoy aquí, como pidió. —se anunció Seokjin haciendo una reverencia, presentándose en la habitación donde se encontraba el rey Laustus—. Dígame, en qué puedo serle útil. —colocó sus manos en su espalda poniéndose a su disposición.

—Tengo una enmienda para usted maestro. —hablo el rey, sentado en uno de los sillones revisaba algunos documentos, los cuales dejó en la mesita junto a él para hablar.

—Estoy a su completa disposición, mi rey. —replicó—. ¿Qué es lo necesita que haga?.

—Esto no es algo que me enorgullezca admitir, siendo sincero con usted, me entristece en cierta parte. —Laustus se levantó y camino hacia el ventanal en la parte posterior de la habitación—. Se que usted y mi hijo son bastante cercanos, incluso podría decir que... Jungkook lo ve más como un padre, que como su institutor.

—Majestad yo no pretendo... —se apresuró a decir.

—Se que no pretende nada, esto no va en esa dirección. Lo que quiero decirle es... —dio un ligero suspiro mirando la ventana—... esta bien si mi hijo encuentra en usted esa imagen paterna, después de todo ha estado con él durante diez años, educándolo, dándole valores y sobre todo, y algo en lo que ciertamente he fallado es... dandole la atención y el amor de un verdadero padre. —volteó a ver al maestro que tenía el rostro lleno de sorpresa.

—Majestad permítame decirle que, mi intención jamás fue olvidar cual es mi lugar, tengo claro que solo soy el maestro del príncipe pero... —aclaró su garganta antes de continuar, tomándose un momento—. Pero siendo también sincero con usted, el príncipe Jungkook es alguien a quien le tengo gran apareció, tal vez esta mal que me adjunte esto pero... yo... he criado a ese joven, lo he visto crecer hasta convertirse en un hombre y se me es natural sentir ese sentimiento paternal por él —acepto.

—Maestro Seokjin.

El rostro serio del rey le hizo creer que había dicho algo fuera de lugar, y cuando se acercó a él abruptamente con pasos firmes su cuerpo tembló por completo al creerse muerto por su bocota insolente.

—Majestad le ruego me disculpe, se que debo recordar cual es mi lugar y lo haré, no pretenderé más ser...

El rey lo tomó de los hombros y lo miró a los ojos tranquilamente. Sorprendido el maestro lo miró sin entender que estaba sucediendo.

—Maestro Seokjin, no estoy enfadado con usted.

—¿A-A no?. —parpadeó desconcertado.

—No. Le dije al principio que esto no es algo de lo que me sienta orgullo admitir, porque se... que la manera en que yo intento educar a mi hijo le hace creer a él que soy yo el malo del cuento y me alegra que... Jungkook al menos tenga una persona para apoyarse y encontrar amor. —le aclaró—. Yo amo a mi hijo, pero por eso hago lo que hago.

—Estoy de acuerdo con usted majestad. —respondió Jin, temeroso.

—Lo se —se alejó—. Después de la lamentable muerte de mi amada Bitna, lo único que siempre he querido es proteger a mi hijo, por eso lo abstengo de hacer tantas cosas peligrosas en las que pueda llegar a tener el mismo destino que su madre, solo intento protegerlo. —confesó Laustus, sincerándose.

—Y eso está bien su majestad, es su padre y después del desafortunado incidente de la reina Bitna, que la Luna la tenga en su gloria, es normal que quiera protegerlo de más, tiene miedo como cualquier padre, e incluso como rey. Lo comprendo su majestad no tiene porqué lamentarse por preocuparse por su hijo. —respondió el maestro con la misma sinceridad.

—Lo lamentable aquí es que Jungkook ha llevado sus aventuras juveniles a rebeldías inigualables, y eso me ha hecho también ponerle mano dura, por eso en este momento no estamos tan bien como quisiera, así que necesito que haga esta enmienda por mi. —dijo.

—Dígame majestad, como le dije estoy a su completa disposición.

—Ya es hora de que ese jovencito tome al menos una responsabilidad en su vida. —alzó sus dedos y llamó al mayordomo que los acompañaba, este se acercó y le dio una caja de terciopelo negro—. Este, es el anillo de compromiso de mi querida Bitna de cuando nos casamos. —abrió la caja, había un sorprendente anillo con una hermosa piedra Alejandrina pura en el centro.

Seokjin trago saliva estupefacto ante tal pieza tan maravillosa. Esa piedra era una de las más raras y más anheladas, fue seguramente encontrada en las minas del reino de la Luna en aquellos tiempos dorados.

—Eres a la única persona que escucha, así que necesito que le digas a mi hijo que le ponga este anillo en el dedo al príncipe Park Jimin. —ordenó entregándole la caja al maestro quien la tomó con suma delicadeza y cuidado—. Tiene que proponerle matrimonio de la manera adecuada y con la argolla adecuada, no permitiría que le diera otra cosa que no le haya pertenecido a su madre, simplemente es cuestión de tradición y honradez.

—Entiendo su majestad. Le diré y haré que le proponga matrimonio al príncipe Jimin lo más rápido que se me sea posible con esta magnificencia de joya. —asintió haciendo una reverencia de 90 grados.

—Bien, cuando lo haya hecho dile que venga a buscarme ¿entendido?.

—Entendido su majestad, no le fallaré.

[...]

Luego de que la hora de la comida concluyó, Jimin se dirigió a la biblioteca del palacio con el deseo de hundirse en uno de los muchos libros que poseía la gran colección de la biblioteca real. Ordenó que le trajeran té, y le pareció peculiar a los sirvientes que esta vez pidiera otra taza extra. Busco entre los interminables pasillos un libro que llamará su atención, era amante de la ficción, pero también de la filosofía y sobre todo de la poesía, aunque uno de sus gustos culposos siempre iban a ser las novelas de romance, no se consideraba una persona del todo romántica, pero si un poco idealista, le tenía miedo al amor, pero aún así le gustaba pensar en un amor mágico y genuino.

El Sol comenzó a caer, finalmente estaba ocurriendo la tan esperada puesta. El príncipe Park se encontraba algo ansioso por su encuentro con el príncipe Jungkook. No le era fácil aceptar que Taehyung tenía razón al decir que su alteza Jeon poseía más virtudes y habilidades que la rebeldía y la insolencia, su perspectiva del príncipe había cambiado un poco, ahora lo veía más como un hombre, si indisciplinado, pero a la vez valiente y fuerte, ahora le parecía atractivo, tenia cierta curiosidad y muchas veces ha tenido la oportunidad de probar el sabor de su boca, pero simplemente dimite y se aleja, con miedo e inseguridad.

No podía entregarse tan rápido, su extrospección todavía no había terminado, como siempre quería la perfección, aunque tal vez en esta ocasión no la logre obtener por ser una persona el objetivo, pues nunca llegas a conocer a alguien realmente, pero aún así, necesita estar seguro de todo, aunque muy dentro de si quisiera dejarse llevar como en aquella noche en la taberna.

—Príncipe Jimin. —sonó a sus espaldas esa voz ligeramente grave que él reconocía a la perfección.

Inmediatamente salió de sus vagos pensamientos y volteó a ver al chico de cabello negro e inigualable sonrisa de conejo que ansiaba ver.

—Principe Jungkook, si vino. —hizo una reverencia con una leve sonrisa—. Creí que preferiría hacer otras actividades antes de meterse en una biblioteca, que seguro es muy ajena a usted.

—Si es con usted, es un placer estar aquí. —respondió el pelinegro haciendo también una reverencia, sonriéndole—. Le dije que lo vería aquí durante la puesta del Sol y aquí estoy, un príncipe nunca falta a su palabra, alteza.

Jungkook miró con apreciación al príncipe del reino del Sol, sus ojos se iluminaron y se quedó sin aliento mirando lo hermoso que lucia, llevaba puesta una camisa de seda, pantalones blancos ceñidos a sus hermosas piernas gruesas, botas café, un saco con encaje dorado con detalles en oro y una mascada enredador en su cuello. Su rostro estaban tan pulcro, fino y bello como siempre, su cabello brillante y esponjoso, las mejillas abultadas con un leve rubor, sus pomposos labios brillando en un carmín natural y esos ojos dorados que lo hechizaban con una sola mirada.

—Pues... me alegra que esta aquí, alteza, así puedo mostrarle o más bien, presumirle un poco de la maravillosa colección de libros que posee la biblioteca del palacio del reino del Sol. —presumió Jimin con una sonrisita.

También le dio una mirada llena de apreciación al príncipe del reino de Luna, le resultaba tan atractiva la manera tan despreocupada pero también elegante en que se solía vestir, perecía como si hubiera tomado cosas del armario aleatoriamente, pero en realidad cada detalle era exquisito. Llevaba una camisa negra larga, con una abertura en "V" que dejaba ver su voluptuoso pecho y los bordes dorados, simples pantalones negros ajustados y botas, una faja en su torso con hermosos detalles en dorado, una capa y un lujoso collar adornando su cuello. Era joven pero tenía un rostro bastante masculino, la clavícula marcada, pómulos prominentes y labios delgados, ojos exhorbitantes oscuros y una densa cabellera negra que llegaba a sus orejas.

Las miradas que se daban solo podían expresar cuanto deseo y admiración se tenían uno al otro. Sabían lo que estaban sintiendo, pero solo uno de allí se iba a permitir sentirlo por completo y dejarse llevar.

—Entonces... ¿ya encontró algo que llame su atención?. —Jungkook acortó sus distancias, tuvo la osadía de acorralar con sus brazo al príncipe contra la estantería mientras lo miraba con pasión.

—N-No, todavía no, debe de ha-haber algo por aquí abajo. —la única salida que vio Jimin fue ponerse de espaldas y rápidamente de cuclillas y hacer como si buscara algo en la parte de abajo, mientras intentaba templar su rostro caliente.

—Uhm, príncipe Jimin... —a diferencia de Park, Jeon tenía segundas intenciones, por supuesto buscaba algo más que la simple lectura de un libro y pensaba que su alteza del Sol también lo buscaba, pero tal vez se había equivocado.

—¿Qué le gustaría leer? Tenemos por aquí... —comenzó a buscar entró los libros completamente nervioso, no sabía que hacer, solo quería ocultar su rostros hasta que este dejara de estar rojo—. El té está por allá, por si quiere ir sirviéndose un poco.

—Me parece que vi a un sirviente de ese lado, él puede servirlos mientras encontramos un buen libro para leer, déjeme ver... —también se hincó buscando en la estantería de arriba donde buscaba Jimin.

El rubio sintió el cuerpo de su alteza de la Luna presionándose contra su espalda y enseguida se giró encontrándose con él mismo muy cerca de él. Lo miró con los ojos bien abiertos, las mejillas aún rosadas y la boca repentinamente seca.

—Le recuerdo qué hay más estanterías con más variedad de libros, alteza —le dijo con la respiración agitada.

—Es que, creo que aquí hay un libro que me gusta mucho. —Jungkook volvió a acercarse, esta vez su rostro hasta que su narices rozaron, se recargó con su mano sobre los libros y miró con deseo los labios del príncipe Park, mientras relamía los suyos.

—Pri-Principe Jungkook, po-por favor. —soltó en un resuello Jimin levantando su rostro, dejando sus labios muy cerca de los del príncipe Jeon, apunto de tocarse.

—¿Esta rogando para que pare, o para que inicie? —Jeon estaba decidido a poseer esa carnosa boca con vehemencia, la anhelaba como a nada en este mundo, pero...

Lamentablemente no fue así.

Gracias a que Jungkook se había recargado de más, los libros comenzaron a caer sobre las cabezas de ambos malogrando el momento, y sin poderlo evitarlo ambos comenzaron a reír por tan inesperado y tonto suceso.

—Por la Luna, lo siento alteza, fue mi culpa —se disculpó Jungkook entre risas sobando su cabeza.

—Está bien, no pasa nada. —contestó el rubio. Otro libro cayó, pero fue a caer en la cabeza de Jungkook, lo que le causo grandes carcajadas.

—¡Ouch! ¡Oigan no se burle! Es doloroso. —se quejó Jeon—. ¡Príncipe Jimin!.

—¡Perdón! ¡AJAJAJA! Es solo que... ¡JAJAJA! —no podía parar de reír, fue como esa vez en la cena, y como esa misma vez se le salió ese peculiar sonidito de cerdito en la risa—. ¡Oh!.

Callaron y se miraron por unos segundos, después ambos se volvieron a echar a reír.

—¡No se burle de mi risa!.

—¡Usted no se burle de mi cabeza rota!.

Decían entre melodiosas risas que podían escucharse como eco por toda la gran biblioteca.

Hola mis amores ¿cómo estás? Espero que pasando un buen día. ⭐️🫶🏻

Deje arriba una foto hecha por la IA, pero dejare otra acá sobre lo qué pasó en el episodio


Ahora que la IA ya permite ha con famosos les daré más de esto.

Sin más hasta luegooo

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