006.
—Alteza permítame...
—¡No! —vociferó Jimin interrumpiéndolo dando pasos duros hacia él—. De ninguna manera le permito ¿como se atreve? ¡Usted es un insolente, mentiroso y sin vergüenza! Me ha mentido, me ha visto la cara ¿usted cree que esos comportamientos son propios de un príncipe?. —inquirió.
—Alteza, permítame explicarle, si tan solo me dejara...
Volvió a interrumpirlo.
—¿Qué tiene que explicar? ¿Qué justificación va a ponerle a todo esto?. Lo que usted hizo alteza, no tiene excusa. ¿Que se proponía? ¿Quería arruinar el baile? ¡¿Eso es lo que quería?! —exclamó enojado.
—¡No por supuesto que no! —replicó Jungkook nervioso—. Mi propósito no era arruinar el baile de ninguna manera. Déjeme explicarle alteza, se lo ruego. —le dio una mirada socorra.
—¡Pues entonces hágalo!
—Si, se que no fue prudente mentirle, estuvo mal y merezco su desprecio.
—Si, eso... yo por un momento creí que con el tiempo podría llegar a compaginar y empatizar con usted, pues cuando vi a su padre pensé que seria un hombre tan educado y serio como él, pero luego de darme cuenta quien realmente es... eso cambio por completo, ahora lo desprecio príncipe Jeon Jungkook. —espeto, rudo y frío.
—Pero... mi intención no era que me despreciara con mis acciones alteza.
—¿A no? ¿Entonces cual era su intención?.
—Conocerlo —enseguida respondió—. Quería conocerlo sin presiones, sin máscaras. Esa era mi intención, porqué sabía que por eso nos prohibieron vernos antes, quería que nuestra primera impresión estuviera repleta de hipocresías y amabilidad forzada. Tan solo yo... quería conocer a mi futuro esposo genuinamente. —explicó y bajo el rostro afligido.
Jimin pareció sorprendido ante la explicación, era justificable y en realidad era algo bueno, pero eso no quitaba que estuviera enojado y... ciertamente se sintiera herido y un poco decepcionado por haber sido engañando e ilusionado.
—¿Y por qué no dijo eso cuando nos conocimos?.
—¿Acaso usted hubiera venido conmigo aún así a aquella taberna? —le pregunto al tiempo que levantaba de nuevo la mirada y fijaba sus ojos oscuros en los dorados del príncipe.
—Yo... —Jimin lo pensó por un segundo; si pudiera regresar a ese momento y él se lo hubiera propuesto haciéndole saber desde el principio quien realmente era, entonces hubiera contestado: —. No, por supuesto que no.
Y hubiera dicho que no, porque temía decepcionar y hacer enojar a sus padres, y no porque realmente él así lo quisiera.
—¿Lo ve? Mentí por una buena causa. Le ruego me perdone, haría cualquier cosa por obtener su perdón príncipe Jimin. —sus cejas se levantaron y una mueca triste apareció en el rostro del Príncipe Jeon.
—Hizo mal, su alteza. Aunque su intención haya sido noble, eso no significan que no sea egoísta y me haya herido. Estuve apunto de echar a perder todo, si tan solo mis padres hubieran puesto más atención en mi expresión hubieran logrado ver la verdad en mi rostro, hubieran sabido de inmediato que nosotros ya nos conocíamos de antemano ¿sabe lo que significaría eso? Que los hubiera decepcionado. —le dijo quedándose sin aliento de tan solo imaginarlo.
Jungkook sonrió sin gracia.
—¿Sabe algo alteza? Yo ya estoy acostumbrado a eso, a la decepción. —mencionó y el rubio pareció confundió ante eso—. Pero si usted no quiere darme su perdón, está en todo su derecho, lo entenderé por completo alteza... solo quería que lo supiera.
Jimin aclaró su garganta y miró con los ojos brillosos al príncipe. Muy dentro de si quería que las cosas fueran diferentes, una parte de él realmente quería que él fuera un simple sirviente y no con quien tendría que gobernar dos reinos. Los pensamientos que había tenido conforme al pelinegro tenían que ser desechados por completo. Tenía que cumplir su deber a la perfección, ser un hijo y un rey ejemplar, así que no podía darse el lujo de hacer travesuras y rebeldías con quien reinaría, eso no era aceptable.
Jungkook era el hombre con quien gobernaría, no su amigo de aventuras. Tenía que marcar su distancia y continuar con el plan, porque de lo contrario... terminaría desarrollando algo más que curiosidad y eso no lo dejaría pensar claramente.
Estar casados no significaba que podían enamorarse, desde el principio eso no estaba en los planes de Jimin, él tenía bien en claro que su matrimonio era por mera conveniencia, e iba a continuar con eso, después de todo ya estaba acostumbrado a ir en contra sus deseos.
—Lamentó decirle príncipe Jungkook que, aún con este intento de conocerme, usted no logro conocerme ni un poco, al parecer sus esfuerzos no rindieron frutos. —le hizo saber.
—Pero todavía tengo todo nuestro matrimonio para lograr conocerlo, me esforzaré mucho. —replicó Jungkook decidido.
El rubio sonrió burlonamente.
—Suerte con eso, porque después de esto, además de ganarse mi desprecio, se gano mis desconfianza, no lo dejare conocerme alteza, y yo tampoco deseo conocerlo a usted. —afirmó, giro sobre sus talones para regresar al salón.
—¡Alteza! —lo detuvo Jeon—. ¿Recuerda algo de lo que hablamos e hicimos en la taberna? —le preguntó con esperanzas.
Jimin mordió su labio inferior, bajo la cabeza y sonrió.
—No, no recuerdo nada. —mintió, por el bien de ambos. Sabía que iba a ser difícil olvidar a ese joven rebelde, divertido y lindo con sonrisa de conejo, pero era lo mejor, de esa forma no decepcionaría a nadie y sería un rey ejemplar, sin nada que lo distrajera de cumplir con su deber.
—¿Entonces que haremos con ellos? ¿Los torturaremos? —masculló Taehyung en un murmuró, entusiasmado.
—No —respondió Jimin con una sonrisa fingida, saludando a todo aquel que pasaba frente a él y le hacía una reverencia.
—¿Les cortaremos la lengua?.
—No.
—¿Los meteremos a un calabozo hasta que mueran de hambre?.
—Por el Sol, que inhumano, claro no.
—¿Entonces que te parece si los amarramos a una rueda de madera y la hacemos girar mientras lanzamos dagas? Eso sería divertido —con una sonrisa maliciosa pregunto el hijo del duque.
—¿Tae estas bien? —Jimin lo miró con el ceño fruncido preocupado por la salud mental de su mejor amigo—. No podemos hacer nada de eso, recuerda que después de todo él es el príncipe Jungkook del reino de la Luna y mi futuro esposo, y futuro rey. —le recordó.
—Si, lo sé —resoplo el castaño con decepción y luego hizo un puchero.
—Entonces deja de pensar tantas barbaridades. Al parecer yo no soy el único lunático aquí, su excelencia necesita ver a un médico urgentemente. —insinuó el príncipe Park mirándolo de soslayo.
—¡Oye! Yo no tengo que ver a ningún médico, estoy completamente bien de mis facultades mentales, así que aquí el que realmente se esta volviendo loco eres...
—Disculpe mi imprudencia por interrumpir su conversación alteza. —el maestro Seokjin se presentó apenado haciendo una reverencia, recibió una mirada sorprendida pero a la vez indignada del hijo del duque—. Me gustaría hablar con su excelencia, si es posible. —miró al joven quien desvió la mirada y se cruzó de brazos.
Jimin miró a su mejor amigo.
—Díselo tú Jimin, yo prefiero no gastar mi saliva. —mascullo bruscamente el ojiverde.
—Su excelencia Taehyung atenderá cualquier asunto que tengan que hablar, les daré privacidad. —el rubio se marchó, su mejor amigo lo miró desconcertado ¿como se atrevía a apuñalarlo por la espalda de ese modo? Por el Sol que iba a vengarse.
—Ese traidor —gruñó.
—Taehyung, por favor, déjeme explicarle antes de que comience a juzgarme. —le pidió el maestro con desesperación.
—¿Qué va a explicarme maestro Seokjin? No tiene vergüenza, ni usted, ni el príncipe Jungkook. —Taehyung miró al hombre enojado—. ¿Con que cara viene aquí pidiendo una oportunidad de redención?.
—Se lo pido Taehyung, solo escúcheme, tengo buenos motivos para justificar todo esto. Por favor, vayamos afuera para que le explique todo. —casi le rogó.
—No, no quiero escucharlo, me siento tan decepcionado de usted maestro Jin ¿como puede ser posible que un hombre adulto como usted y de su capacidad intelectual pueda rebajarse a mentir tan vilmente? —le dio una mirada llena de desdén—. Le pido no volvamos a cruzar caminos, ni palabras. —desvió la mirada obstinado.
—Pero Taehyung...
—Y no le permito tutearme, para usted soy su excelencia. —remarcó con frialdad.
—Esta bien, si así usted lo desea, no volvere a molestarle, su excelencia. —Jin dio un paso hacia atrás tomando distancia, mientras deshacía el nudo en su garganta—. Lamento mis imprudencias, lo dejaré en paz, disfrute del baile, su excelencia. —hizo una reverencia y luego se fue.
Luego de que el maestro Jin le diera la espalda perdiéndose entre la gente, Taehyung lo miró irse con los ojos vidriosos y sin aliento. Si estaba enojado y dolido por su traición, pero también se sentía triste y como le había dicho, decepcionado. En realidad no quería al maestro lejos, quería tenerlo muy cerca, deseaba conocerlo más y con el tiempo ganarse su corazón. Pero, una persona que te miente una vez lo hará otra y otra vez. Además Jin le debe su lealtad al príncipe Jungkook, y Taehyung al príncipe Jimin.
[...]
—¿Quiere bailar de nuevo alteza? A nuestros invitados les encantará vernos compartir la pista una vez más. —Jungkook de pronto apareció entre la gente interceptando al rubio.
Jimin le miró con desdén y luego puso los ojos en blanco evitándolo, el enérgico príncipe de cabello negro lo siguió unos pasos detrás.
—Es increíble lo sin vergüenza que es usted príncipe Jungkook. —expresó con fastidio—. No no quiero bailar, y preferiría mantenerlo muy lejos de mi, así que dejé de seguirme ¿quiere?.
—No no quiero. —replicó él—. Se que está molesto y me desprecia, pero esto es una fiesta dada en nuestro honor, por nuestro compromiso, así que pienso que deberíamos permanecer juntos, las personas podrían suponer qué hay algo malo entre nosotros.
—Por supuesto que no ¿acaso no escucho? Lo quiero lejos de mi, vaya a ver a quien mas invita a bailar, debe a ver muchas damas muriendo por aceptarle un baile. —le sugirió el príncipe Jimin.
—Pero yo no deseo bailar con esas damas. —Jungkook tomó la mano del rubio deteniéndolo y atrayéndolo hacia él, colisionando sus cuerpos, dejando bastante cerca sus rostros—. Yo quiero bailar con usted, con mi prometido. —sonrió.
—Usted de verdad... suélteme en este mismo instante, se lo ordenó. —masculló Jimin entre dientes, sin forcejear, no quería armar un escándalo y que se supiera la verdad.
—Lo siento alteza, pero no puede darme órdenes.
—Esta es mi reino, claro que puedo darle órdenes, así que le ordeno que me suelte o habrá graves consecuencias. —lo amenazo mirándolo fijamente de manera feroz.
—¿Ahh si? ¿Como cuales? —inquirió el príncipe Jeon entornando la mirada con suspicacia—. No habrá ninguna consecuencia, al menos no hoy. Solo concédame un pieza y ya ¿quiere?.
—Ya le dije que no. Estoy demasiado exhausto, le pido que me libere y me permitirá descansar, alteza, de lo contrario me hará aborrecerlo más. —pidió Jimin.
—¿Tanto le aborrece? —enarcó una ceja mirando fijamente sus ojos color miel.
—Así es, así que no me haga odiarlo de por vida. —murmuró con firmeza.
—Esta bien, lo haré solo porque estas cansando y además no quiero obligarle, eso sería lamentable para un príncipe. —Jungkook finalmente lo soltó.
—Ya nada sería lo suficientemente lamentable para usted, príncipe Jungkook. —lo miró ferozmente.
—Alteza ¿le han dicho que tiene unos ojos preciosos? Son tan dorados como la misma miel o el oro. —señaló Jeon en un intento de disipar el intenso momento, tomando por sorpresa al contrario.
Jimin trago saliva abriendo sus ojos un poco de más, sintió su pecho presionarse y un escalofrío recorrer su columna.
—¡Callase! —luego de comenzar a sentir como su rostro se ponía caliente, inmediatamente se dio la vuelta y se alejó del príncipe a zancadas.
Jungkook río entre dientes.
—No, claro que no te lo han dicho, príncipe Jimin.
[...]
Y como último deber de esa noche, Jimin permaneció a lado del príncipe Jeon despidiendo en la puerta agradeciendo a cada uno de sus invitados por a ver venido, tomados de la mano escuchaban cada elogio por su compromiso y respondían a cada pleitesía con una sonrisa totalmente fingida. Y luego de que el último invitado abandonó el salón y subió a su carroza, caminaron al interior del castillo aún tomados de la mano y cuando finalmente las puertas cerraron totalmente se soltaron de una manera brusca.
—Es un buen mentiroso príncipe Jimin. —señaló Jungkook.
—Es una lástima que no pueda decir lo mismo de usted, príncipe Jungkook. —le dio una mirada con desprecio y luego camino hacia la salida del salón—. ¡Tae! ¡Vámonos!.
—¿Se va tan pronto? Al menos deberíamos presentarnos formalmente. Me llamó...
Jimin lo interrumpió sin interés en su discurso.
—No me importa quien sea, ni cuántos años tenga, ni de donde venga, ya conocí lo suficiente de usted. Me voy a descansar, dulces sueños Principe Jungkook. ¡Tae!. —continuó con su camino.
—¡Ya voy! —Taehyung camino junto a él y entonces ambos abandonaron el gran salón, dejando solo a Jungkook y a Jin con los sirvientes y meseros que se encargaban de limpiar todo.
A Seokjin le pareció extraño ver una sonrisa dibujada en el rostro de Jungkook, luego de haber recibido un completo desprecio por parte del príncipe del reino del Sol.
—¿Por qué estás sonriendo?. —le preguntó.
—Tan solo míralo, tan hermoso como indomable. Es rebelde a su manera, y me alegro por eso. —respondió el pelinegro aún mirando por donde se había ido Jimin.
—Eso no es rebeldía, es desprecio, no te deberías de alegrar, no es para nada bueno, te lo digo yo. Taehyung también me desprecia ahora, y todo por tus rebeldías, porque siempre tengo que pagar yo por tus platos sucios —murmuro con tristeza el maestro.
—Lo voy a recuperar —miró a su institutor—. Es decir, los vamos a recuperar. Si se que ahora nos odian, pero con esfuerzo podemos demostrarles cuanto nos importan ¿estás listo para luchar por ello?. —preguntó con entusiasmo.
Jin lo miró indeciso e inseguro.
—¿Qué tienes en mente niño?.
Holaaa amores
Hace poco una personita me pregunto que ¿por qué los padres de Jimin y Jungkook, y también toda la sociedad en la historia digamos ve "normal" el matrimonio y romancé entre 2 hombres. Si ya haz leído mis historias sabrás que dentro de mis historias es como si la homofobia nunca hubiera existido, en mis historias una pareja de la comunidad LGBTQ+ es completamente común y no se es juzgado.
Sabemos que esto de la homofobia y discriminación a la comunidad viene mayormente de la religión cristiana y católica (a lo q no le veo sentido pq Dios jamás señaló mal esto). Así que en esta historia en particular, no existe la religión cristiana ni ninguna otra, la gente de ambos reinos cree en el Sol y la Luna, se muestra cuando pongo una exclamación de sorpresa —¡Soles! ¡Por el Sol! ¡Lunas! ¡Oh mi Luna!— De esa forma, en vez de —¡Oh por Dios! ¡Dios! ¡Ay mi dios!.
En fin, por eso nd mas creo en mi y en bts. Espero haya aclarado sus dudas.💗
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