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004.


Jamás había sentido un dolor de cabeza tan intenso ¿por qué su boca estaba tan seca? Maldición podría terminarse toda el agua del reino entero si pudiera, ¡soles! El sabor y aliento de su boca era espantoso ¿y ese leve mareo de donde provenía?.

Los malestares incesantes no dejaron que el príncipe continuara durmiendo. Se levantó con los ojos cerrados, incapaz de abrirlos por la hinchazón de su rostro, su cabeza punzó más fuerte y todo le dio vueltas.

—¡Agh! Soles ¿que le sucede a mi cuerpo? —abrió sus ojos lentamente, descubrió que se encontraba en su habitación y a lado suyo estaba Taehyung durmiendo, todo torcido y con la boca abierta chorreando saliva—. Por el Sol ¡Taehyung! —gritó, una vez más su cabeza punzó—. ¡Agh! ¡Kim Taehyung!.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?! —el castaño se levantó inmediatamente, asustado y alborotado, observó toda la habitación alerta, aunque solo encontró a Jimin sobándose las cienes—. Oh, no es nada, soles me asustaste. —suspiro con alivio—. Buen día alteza ¿qué tal su resaca?.

—¡¿Qué?! ¡¿Resaca?! —punzó de nuevo—. ¡Ouch, ouch! ¿Como que resaca?.

—¿No recuerdas? Ayer salimos a beber cerveza al huevo de oro, y todo patrocinado por su servidor. —se pavoneó Tae con aires de grandeza.

—Tú... idiota —el príncipe rojo de furia se abalanzó sobre su mejor amigo, quien se protegió y empezaron a forcejear—. ¿Como puedes decirlo con tanta tranquilidad? ¡Voy a ser rey! ¡El rey no puede embriagarse con sus súbditos! ¡Ni el próximo duque, bestia!

—¡Alteza recupere sus sentidos! ¡No va a pasar nada!.

—¿Como que no va a pasar nada? ¡La gente del pueblo tiene que ver a su rey como un hombre respetable! ¡No como un ebrio sin vergüenza!. —las manos de Jimin lograron enrollar el cuello de Taehyung sin mucha fuerza.

—Pero no fue así, piénsalo por un momento, si convives así con tus súbditos te verán como un rey gentil y divertido —justificó el castaño mientras lo agitaba por el cuello.

—¡Tú deberías cuidar de mis decoros!

—¡Pero se divirtió y eso es lo que cuenta! —Taehyung se empezó a reír.

—Eres un verdadero desvergonzado. —lo soltó y bufó sentándose—. No se que voy a hacer si mis padres se enteran, me castigaran de por vida, he violado una de sus reglas y al mismo tiempo mis propios principios.

—Calma, no fue para tanto, deja de exagerar. —Taehyung también se sentó y colocó su mano sobre el hombro de su mejor amigo—. No hiciste nada malo, solo conversaste con nosotros y bailaste un poco con aquel chico ¿cual era su nombre? ¿Jungkook?.

—¿Jungkook? —el chico dientes de conejo. Traer a sus pensamientos a aquel joven de rebeldía inigualable, le hizo sentir una extraña sensación cálida en el pecho. De lo poco que recordó en ese instante, lo recordaba a él y a sus grandes, brillantes y oscuros ojos, y desde luego esa sonrisa tan peculiar—. Si, lo recuerdo, en realidad recuerdo todo hasta que tuve el atrevimiento de beberme dos tarros cerveza y me embriague ¡Agh por el Sol!.

—No continúes mortificándote, todas las personas de ese lugar estaban igual o más ebrias que tú, seguramente creerán que fue obra de su imaginación o tal vez no lo recuerden, después de todo la gente del pueblo no creería capaz al príncipe Park Jimin de ir a una taberna a beber cerveza. —intentó calmarle—. ¿Quieres que vaya a verificar? Podría hacerles creer que no pasó.

—Si, eso me tranquilizaría mucho. Y tenemos que buscar a esos sirvientes del príncipe de la Luna, tenemos que hablar con ellos y decirles no se atrevan a abrir la boca por que... ¿qué sucedería si el recto y educado príncipe de la Luna se entera que fui a beber a una taberna con dos extraños? —comenzó a entrar en pánico—. Tae eso no puede pasar, podría agrietar mi compromiso.

—Hey mantén la calma —su mejor amigo tomó sus manos entre las suyas y le brindó una sonrisa tranquilizante—. Te prometo que los encontraremos y les advertiremos. Todo va a estar bien, déjamelo a mi.

—¿Lo prometes?. —le dio una mirada socorra.

—Promesa de duque —Tae levantó su dedo meñique y lo entrelazó con el de su compinche haciendo una de sus especiales promesas.

—Bien, creo que estoy más tranquilo ahora —Jimin volvió a respirar con regularidad—. Por el Sol, tengo que alistarme, ya es tarde. —alargó su mano hacia la esquina de su cama donde había un listón, lo jalo haciendo sonar la campana con la que llamaba a la servidumbre.

—No te preocupes, el príncipe de la Luna no se enterará. —Taehyung se levantó, se puso sus botas y recogió su saco del suelo—. Iré a prepárame para el baile, deberías de hacer lo mismo, aunque antes ve a curar tu resaca.

—Eso haré.

—¡Alteza! ¿Podemos entrar?. —se escuchó detrás de la puerta.

—Bien, me voy ahora, nos vemos en el baile. Te quiero alteza. —le sonrió antes de abrir la puerta y marcharse.

—Yo también te quiero duque. —el rubio le devolvió la sonrisa. Luego una fila de mucamas entraron con joyas, trajes y zapatos.

Algo que el príncipe Jimin no sería capaz de admitir en voz alta, y ni siquiera decirle a su propio mejor amigo es que, en realidad no se arrepiente del todo de esa noche en aquella taberna. Momento a momento, la neblina de su memoria parecía disiparse cada vez más, y el recordar lo que había sucedido en ese momento de embriaguez era cada vez más fácil. Recordaba su estómago adolorido por reír tanto de los chistes de su mejor amigo, recordaba la música que inundaba sus oídos y hacía mover su cuerpo inconscientemente, también recordaba el sabor amargo pero a la vez dulce de la cerveza, y sobre todo, recordaba aquel pelinegro que lo miraba con tanto fervor y que en ese momento, lo había llamado lindo.

Y él también lo había hecho, Jimin lo había llamado lindo y había señalado que tenía una tierna sonrisa parecida a la de un conejo. Y en una insinuación indirecta, le había confesado que ese era su animal favorito, cuando ciertamente no lo es.

Las mejillas del príncipe Park se colorearon de carmesí sin poder evitarlo mientras se miraba al espejo.

Inmediatamente también recordó como él mismo joven de ojos grandes y oscuros hizo un brindis a su salud, y momentos después lo obligó a bailar con él de manera desordenada y despreocupada, sin ningún tipo de coreografía o música "adecuada" solo vueltas, risas y brincos.

Tal vez aquel joven rebelde, animado, un poco insolente, pero divertido había despertado cierto interés en el príncipe. Probablemente por ser tan opuestos, o por ser lo que él siempre quiso: tan despreocupado de la vida. Sin dudas quería volver a verle, quería volver a sentir esa emoción crecer en su pecho y que le presumiera un poco de esa vida tan despreocupada que llevaba y él no podía tener por ser el heredero al trono.

—Es que tú no lo entiendes Jin, fue todo un sueño... —vaticinó Jungkook embelesado, mientras era vestido por sirvientas frente al espejo.

—¡No, lo que tú no terminas de entender es que eso no tenía qué suceder! —objetó su maestro, por supuesto, molesto—. ¿Acaso no ves la gravedad de la situación? ¡Violaron una norma demandada por los reyes! No tenían permitido verse hasta hoy en el baile.

—¿Por qué? Eso es algo extraño si lo piensas bien.

—¡Porque si, solo porque si, porque así lo decidieron sus majestades y punto final Jungkook! Aaagh... —Jin sobo su hombro fastidiado—. ¿Cuando será el día en que obedezcas una orden? ¿Ah? Una sola Jungkook, una sola.

—Si hubiera seguido esa tonta orden no hubiera logrado conocer a mi futuro esposo de esta forma, ahora ya no es un desconocido para mi, ahora creo que... incluso podría llegar a enamorarme de él. —confesó con cierta timidez.

—¿Qué dices? —Seokjin le miro por el espejo sorprendido.

—Que... Jimin es alguien interesante, tal vez al principio me pareció demasiado arrogante y obstinado, pero mientras avanzaba la noche... yo me di cuenta de que... todo eso es como un caparazón, o una careta que se pone para verse digno de ser el rey. —encogió lo hombros y soltó un suspiro—. Pero en realidad él también es lindo, alegre y gentil, pero sobre todo... es muy hermoso. —la imagen de un Jimin ebrio con las mejillas sonrojadas se proyectó en su cabeza, y soltó un suspiro.

—Aún así Jungkook, no debiste arrastrarlo a todo esto, su alteza Jimin hace algo que tú en tu vida haz hecho, que es seguir las reglas, y eso está bien, tú lo obligaste a ser tan rebelde como tú, y eso está mal. —replicó su maestro.

—¿Yo lo obligue dices? Nadie decide por un príncipe que está apunto de convertirse en rey, nadie excepto él, y él decido ir con nosotros, así como también decidió beber hasta ponerse ebrio. —objeto Jungkook con el ceño fruncido—. No trates de hacerme sentir culpable por las decisiones de otras personas.

—Aún así y como haya sido, traerá consecuencias graves. Ni siquiera quiero ver que sucederá cuando llegue la hora de presentarlos en el baile. —Seokjin jalo mechones de su cabello desesperado—. ¿Qué crees que va a pensar el príncipe Jimin cuando se entere que su prometido es un niño inmaduro, rebelde y sin responsabilidades? No querrá despostarte.

El príncipe pareció molestarse por ello.

—Aún si así fuera, nuestro matrimonio no está a discusión, tenemos que casarnos. —afirmó.

—¿Piensa obligarlo, alteza? —enarcó una ceja sugerente.

—Te recuero qué hay un pacto firmado con la sangre de nuestros padres, no se puede romper aunque quisiéramos, eso significaría declarar la guerra y no estamos en tiempos de darnos el lujo de tener una guerra. —le recordó—. ¿Y por qué estás tan pesimista? Lo viste, se divirtió, no hice nada malo, ni nada que él no quisiera hacer, incluso lo cargué en mi hombro hasta aquí y lo dejé en su habitación a salvo, si fuera alguien sin responsabilidad me hubiera apro...

—¡Ni lo digas! —lo interrumpió—. Eso sería vil y sucio, pagarías con tu propia cabeza aún siendo parte de la realeza. Y no soy pesimista, soy realista.

Jungkook rodó los ojos y suspiro con pesadez.

—¿Y entonces que sugiere que haga maestro?. —puso sus labios rectos y las manos en su cadera mientras miraba a su maestro.

—Tal vez si su alteza dejara por una sola vez su orgullo a un lado y pidiera una disculpa...

—¡Pero no hice nada malo!.

—¡Lo ves! Eres un orgulloso sin remedio Jungkook, ¿lo peor? Es que yo estoy metido hasta el fondo en todo esto. —Seokjin apretó con sus dedos el puente de su nariz y soltó un prologando suspiro—. No se que debería hacer, ahora ya es inevitable, me deje llevar por un momento de placer.

—¿Con el hijo del duque cierto? —preguntó Jeon con una sonrisa ladina..

—¡Ni una sola palabra de eso! ¿Entendiste? —le advirtió severo, levantando su dedo índice—. No se que me sucedió, me comporté tan inmaduro, aveces pienso que yo soy el culpable de tu irresponsabilidad por ser el cómplice de tus travesuras.

—Vamos Jin, tranquilízate un poco —completamente vestido ya, Jungkook se acercó a su maestro y lo abrazó por los hombros con una sonrisa—. Tú también te divertiste, fue genial, te veía muy animado con ese duque, no me puedes negar que la pasaste bien anoche.

Seokjin le miro, culpable.

—No, no voy a negártelo. Fue una noche espléndida en su totalidad, aquel joven me cautivo por completo, aún puedo sentir como me quitaba el aliento cuando me miraba fijamente con esos asombrosos ojos verdes y sonreía —volvió a suspirar ligeramente, embobado.

—Entonces arreglemos, "según tú", este desastre. —hizo comillas con sus dedos—. Hablaré con el príncipe Jimin, le pediré una disculpa y mejoraré mi comportamiento.

—¿Qué? ¿En serio harás eso? —incrédulo preguntó Seokjin.

—Así es, pero no prometo mucho, nadie va a quitarme mi esencia, lo sabes perfectamente. —le guiñó el ojo y luego se dirigió a la puerta—. Voy a almorzar ¿vienes?.

—Claro que voy, no voy a volver a perderte de vista ni por un segundo.

[...]

Era la cuarta copa de agua de Jimin de esa mañana y devoraba su tercer plato de comida. Sus padres le miraron confundidos y sorprendidos por la cantidad de agua y comida ingerida. El príncipe procuraba mucho de su alimentación y de su imagen, siempre siendo muy estricto consigo mismo, así que verlo comer tales cantidades de comida era algo bastante ajeno.

—Cariño tómalo con calma, podrías atragantarte. ¿Acaso no cenaste anoche? Ordene a los sirvientes que llevarán tus tres comidas a tu alcoba, y si querías algo más solo podías pedirlo —hablo su madre la reina.

—Tal vez sólo este nervioso querida, el médico me ha dicho que en ocasiones las ansiedades pueden apaciguarse comiendo. —agregó el rey.

—Oh, lo siento padres. —Jimin limpió las comisuras de su boca con una servilleta e hizo una reverencia con su cabeza—. No es mi intención preocuparlos yo solo... creo que la comida esta particularmente deliciosa el día de hoy, tal vez porque es un día importante y se han esmerado más los cocineros, me encargaré de agradecerles personalmente.

—Esta bien, hoy tienes que estar fuerte y con energía, come más si eso te hace bien cariño. —respondió su madre con una calidad sonrisa.

—Gracias madre. Daré mi cien por ciento hoy en el baile. —Jimin le regresó la sonrisa.

—Oh hijo, y hablando sobre eso...

—¿Si, padre?.

—Tú madre y yo no te lo hemos preguntado aún pero... nos gustaría saber tu opinión sobre lo que está pasando y lo que va a pasar. Sobre tu boda y sobre convertirte en rey, no hemos hablando mucho sobre el tema —preguntó su padre tomando la mano de su reina.

—Oh sobre eso... yo, en realidad no pongo ninguna objeción, o cuestionó algo. Creo que convertirme en rey estaba destinado a pasar después de todo, solo que tuvo que apresurarse por los tiempos difíciles por los que está pasando el reino —respondió Jimin con la mirada gacha—. Y sobre casarme... también lo tenia que hacer en algún momento, eso lo tenia claro, así que... daré lo mejor de mi para que todo salga como se planeo. —les dio una sonrisa junto un suspiro.

Sus padres felices y satisfechos por haber recibido esa respuesta también sonrieron.

—Sin dudas criamos a un verdadero rey, le dejó mi imperio a la persona indicada. —dijo orgulloso Soar.

—Estamos tan orgullosos de ti Jimin, eres tan maduro y responsable, no podríamos estar más felices de ser tus padres. —replicó Clary.

—Gracias padres, para mi es un honor.

Si, eso era lo que pensaba Jimin.

¿O tal vez no?.

Había cosas que no podía decirles a sus padres, cosas que podrían hacerlos sentir decepcionados o que podrían preocuparlos, como por ejemplo; que tenía miedo de convertirse en rey. Estaba inseguro, aún no se sentía completamente preparado para gobernar, su perfeccionismo y la disciplina que siempre a llevado lo llevaron a convencerse así mismo de que necesitaba más tiempo, más preparación, más experiencia para ascender a la corona.

También pensaba que probablemente no tenía madera para el matrimonio, ya que, además de tenerle miedo al compromiso con otra persona, también le daba miedo el hecho de compartir el dominio con una persona completamente extraña para él ¿qué pasaría si no compaginarán? ¿Qué tal y no le agradan sus ideales? ¿O si no piensan de la misma forma y eso termina por llevar a la ruina sus naciones?.

Realmente se sentía aterrado, pero Jimin sabía bien que cargaba con un gran peso sobre sus hombros, dos reinos contaban con él, así que tenía que estar a la altura, no podía doblegarse ante sus temores, debía ser fuerte y dar todo de sí mismo. Aunque fuera tan exhaustivo y lo privara de sus propios deseos.

Porqué si, tenia deseos propios, pero eso tampoco podía decirlo.

[...]

—¡Jungkook por favor! ¡Detente en este mismo instante! —Laustus golpeó la mesa con sus puños furioso—. ¿Como te atreves a cuestionar a tu padre? ¿Qué le has enseñado a este muchacho Seokjin? —miró severamente al profesor.

—Majestad déjame explicarle yo...

—Tú eres un incompetente y tú un inmaduro —volvió a mirar a su hijo—. ¿Como es posible que un príncipe que está apunto de convertirse en rey quiera jugar a ser Robin Hood? ¡Es insulso!.

—¡No lo es padre! —protestó Jungkook.

—¡Si lo es!

—No lo es —insistió—. Nunca dije que iba a olvidarme de mis deberes como rey, solo expresé mi deseo por convertirme en un soldado respetable. Puedo hacerlo, soy el más sobre saliente en esgrima, lucha e incluso natación, mi espada es como una tercera mano, puedo con ello padre.

—¡He dicho que no! —volvió a decir vociferando—. Un rey no puede ir por por ahí poniendo en riesgo su vida sin ninguna razón considerable, tienes que dirigir no solo una, sino dos naciones ¿acaso no ves la gravedad de todo esto Jungkook?.

—Yo creo que si llegase a morir, el príncipe del reino del Sol puede dirigir esas dos naciones sin ningún tipo de problema.

—¿Acaso tú conoces al príncipe? ¿Sabes si está apto para tomar tal responsabilidad? Porque parece que si. —inquirió el rey, enarcando una ceja.

Jin palideció, comenzó a rezar en su cabeza para que Jungkook no confesara impulsivamente nada de lo que sucedió anoche, solo por el calor de la discusión.

—No, no lo conozco. —finalmente respondió y el aire regresó a los pulmones de su maestro—. Pero se que podría, tengo el presentimiento de que es alguien excepcional.

—¿Presentimiento dices? —río entre dientes—. Por favor Jungkook, ya basta, tienes diecinueve años ¿cuando crecerás y tomarás tú la responsabilidad? Empieza a ver la vida con ojos de adulto y no de un crío. —su padre se levantó de la mesa y lo miró con desdén—. Realmente me tienes decepcionado, eres mi hijo pero... creo que no tienes remedio alguno.

Si, sin dudas esa palabras dolían, dolían como el carajo.

Pero Jungkook ya estaba acostumbrado a escucharlas.

Su padre nunca se dio cuenta pero, todas esas cosas que hacía, que él veía como travesuras, eran para llamar su atención, quería lograr enorgullecerlo al menos por una vez. Por eso desde pequeño aprendió a cazar y traer como trofeo a los animales más fuertes y feroces, derrotaba con facilidad a cada uno de sus contrincantes en los duelos de espadas, y también logro salir de los lugares más peligrosos completamente ileso, solo por que quería que su padre viera cuan apto es para ascender a la corona, y también, para que le permitiera cumplir su sueño de convertirse en un valeroso soldado, creador y comandante del más valeroso y fuerte ejército.

Pero al parecer había logrado todo lo contrario, su padre no lo veía de esa forma, él veía todos esos esfuerzos como vandalismos, como maneras de desafiar su autoridad. Ya que luego de la muerte de su madre, su padre pareció quererlo proteger más, resultando eso en una opresión indirecta. Laustus en ves de querer verlo irse a cazar, quería verlo metido en la biblioteca leyendo libros, tampoco quería que fuera a lugares peligrosos, quería que fuera al salón a practicar su baile, y en realidad no hacía falta que ganara todos los duelos de espadas, sólo quería que se supiera proteger así mismo.

Ambos deseaban cosas distintas para el otro. Pero ninguno de los dos lo sabía.

Por eso, Laustus terminó siendo para su hijo más un tirano que un padre. Y Jungkook terminó por ser la más grande decepción de su padre, antes de lograr enorgullecérselo.

[...]

—Tal vez no me estoy dando a entender. Son dos hombres, altos, apuestos, uno lleva anteojos redondos y el otro tiene ojos grandes y negros —trataba de explicarle Taehyung al mayordomo, quien era ignorante ante su petición.

—Lamentó mi incompetencia excelencia, pero no he visto a ningún sirviente del príncipe del reino de la Luna con esas especificaciones, me disculpo. —hizo una reverencia.

—¿De verdad? Tal vez trajo demasiados sirvientes y por eso no lo recuerdas. Sere más específico, le diré sus nombre, el apuesto hombre de anteojos se llama Seokjin y el otro de grandes ojos se llama...

—¿Taehyung? —se escuchó detrás de él—. Es decir ¿Excelencia?. —el castaño volteo encontrándose con uno de los hombres a quien buscaba. Y festejo en su interior por haber sido aquel hombre sabio que lo flecho.

—¡Tú! ¡Eres tú! ¡Es él! —señaló emocionado. El mayordomo hizo una reverencia y continuó con sus labores—. Te estaba buscando, a ti y a tu amigo.

—¿A-Así? Dígame ¿en que podemos serle útil su excelencia? —cuestionó Jin nervioso.

—Ven conmigo. —Taehyung lo tomó de la mano y lo llevó rápidamente a una de las habitaciones. Cerró la puerta y por suerte se encontraba vacía—. Quiero pedirte algo. —le dijo.

—Claro excelencia, puede pedirme lo que sea, después que este en mis manos concedérselo, lo tendrá. —replicó inmediatamente, poniéndose a sus órdenes.

—Te pido en mi nombre y en el nombre de su alteza real Jimin, que no le digas a nadie lo qué pasó anoche en la taberna, por favor —le pidió con una mirada socorra—. Díselo también a tú amigo, esto no puede llegar a oídos del príncipe del reino de la Luna. Te lo pido Jin. —Tae lo tomo repentinamente la mano.

El maestro no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas por esta acción.

—C-Claro excelencia, no se preocupes p-por eso, seremos una tumba. —respondió total y vergonzosamente nervioso, e intento ocultarlo detrás de una sonrisa—. ¿Necesita algo más su excelencia?.

—Si, que dejes de llamarme excelencia y me sigas llamando por mi nombre. —Taehyung también le sonrió, acariciando con su pulgar la mano contraria. El maestro casi se derrite en ese mismo instante, simplemente asintió sin chistar—. Gracias hombre guapo, ten un lindo día, espero verte pronto.

El castaño se despidió con un beso en la mejilla del maestro y luego se marcho.

Seokjin se quedó como una estatua, completamente anonadado, sintió su rostro arder y miles de mariposas revolotear en su estómago. Y luego de lograr procesar todo correctamente en su cabeza, soltó un grito mientras brincaba como un niño al que acababa de ganar un dulce. Aunque luego de darse cuenta de esa actitud tan infantil se aclaró la garganta y regreso a su estado normal de hombre adulto.


Buenas buenass mis amores

Yo se que tocaba episodio hasta el Viernes pero creo que deberíamos ir un poco más rápido. Dependiendo como me sienta estaré publicando los miércoles, los días fijos de publicación solo serán los Lunes y Viernes.

Con todo esto de la IA me puse curiosa y también comencé a crear, hice algunas cosas inspirándome en la historia, les dejo lo que puede lograr y también para que tengan un mejor visual.

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