001.
—¿Por qué aún no está aquí? ¡Lo convoqué hace dos horas! —el cuerpo del príncipe se movía de un extremo al otro en su alcoba, encontrándose ansioso ante la tardía llegada de su compinche.
—Alteza, tenga paciencia. —le dijo su mayordomo—. El hijo del duque seguro tuvo una mañana ocupada, debe estar por llegar, mantenga la calma.
—¡Ugh, por el Sol Kim Taehyung! —exclamó desesperado, gruñendo y continuando con su rabieta hasta que las puertas de sus aposentos finalmente fueron abiertas abruptamente.
—Su alteza real, oh por favor, perdone mi impuntualidad —finalmente un joven apuesto, vestido con un atuendo color verde esmeralda que hacia resaltar su piel canela, su cabello castaño y sus ojos verdosos se presentó ante el príncipe—. Oh no puede ser, iré a la horca ¿verdad? Oh mi Sol, tenga piedad de mi. —cayó sobre sus rodillas y abrazó las piernas del príncipe haciendo todo un teatro muy mal actuado.
—Por el Sol ¿qué estás haciendo? Vamos levántate ¿te has vuelto loco?. —el príncipe de rubios cabellos dibujó en sus pomposos labios una sonrisa divertida.
—Tenga piedad de este solidario hombre, príncipe Jimin. —continuó, sollozando de manera exagerada y chistosa. Aquella mala obra había sido actuada únicamente para disipar el enojo del príncipe ante la impuntualidad de su excelencia, así que no pararía hasta obtener el perdón.
—Soles, tú de verdad... —Jimin suspiro poniendo las manos en su cadera—. Anda ya levántate, no estoy molesto contigo, perdono tu impuntualidad.
—¿En serio? —luego de escuchar esto, de inmediato Taehyung se levantó y como si nada sonrió resplandecientemente, en una sonrisa cuadrada—. ¡Maravilloso! Tenía la certeza de que esta actuación lograría persuadir a su alteza.
—Tae ¿haz pensando en hacer teatro?. —le preguntó el príncipe Park.
—Si, lo he pensado. —respondió muy seguro de si el castaño, con la idea de que su actuación fue realmente exquisita.
—Pues mejor ve pensando en hacer otro tipo de arte, porque eres un asco. —soltó una risita el rubio, y luego vio el rostro de su amigo angustiarse—. Te estoy jugando una broma. No existe otra persona en este reino que logre alégrame el día con sus disparates como tú. —paso su brazo por los hombros de Tae fraternalmente.
—Me alegra escuchar eso. —volvió a sonreír el ojiverde con satisfacción—. Dime ¿qué hay para hoy? ¿Iremos a montar? O tal vez ¡oh! ¿Podemos ir por pastel de zanahoria al pueblo? He tenido antojo desde que fui con mi padre a ver las cosechas de este mes. —cuestionó emocionado.
—No, no haremos nada de eso. ¿Acaso haz olvidado que día es hoy? —Jimin frunció el ceño, mirando a su mejor amigo sorprendido.
El hijo del duque ladeó la cabeza y frunció también el ceño confundido, pero luego de hacer un recuento en su mente y tras darse cuenta en qué día se encontraba, finalmente soltó con conmoción.
—¡Por el Sol, hoy es el día! —exclamó con los ojos bien abiertos—. Hoy llega el príncipe del reino de Luna al reino del Sol, es verdad ¿cómo pude haberlo olvidado?. Pero, ¿entonces para qué me necesitas? Supongo que estarás demasiado ocupado.
—En realidad no. —replicó Park, su mejor amigo volvió a fruncir el ceño sin entender—. Te llame porqué necesito que te quedes hasta mañana conmigo, aquí, en mi habitación. —le explico, Taehyung seguía sin comprender—. Necesito una compañía que me distraiga, ya que tengo prohibido ver al príncipe de la Luna hasta el baile de presentación, y quien más que mi carismático caballero de compañía y mejor amigo.
—¡¿Qué?! —exclamó Kim sorprendido—. Jimin tú sabes, yo no puedo estar en un solo lugar, necesito aire fresco, salir, caminar, convivir, podría incluso volverme claustrofóbico. —en un miedo exagerado.
—No seas tan paranoico, claro que podremos salir, pero después, cuando el príncipe ya se encuentre en su alcoba. —le aclaró—. Así que necesito también que me mantengas alejado de la ala oeste, que es donde estarán sus aposentos. ¿Puedes con ello?. —le miró con una ceja enarcada.
—¡Jimin no por favor! ¡No me hagas esto! —rogó.
—Ugh, eres muy dramático para ser el hijo de un duque —el rubio cruzo los brazos y giro los ojos.
—Y tú muy desquiciado para ser el hijo de un gentil monarca. —contraatacó—. ¿Cómo vamos a quedarnos aquí? ¿No quieres salir? Deberíamos tener una aventura antes de que te comprometas. —le sugirió Taehyung.
—¿Aventura? Por supuesto que no ¿yo? ¿El futuro rey del reino del Sol en una aventura como todo un vándalo? Olvídalo, eso déjaselo a los bandidos, mejor leamos un libro o practiquemos el piano forte. —respondió Jimin caminando hasta su librero.
—¿Qué?, aah claro lo había olvidado, el príncipe Park Jimin, siempre tan apretado. —murmuró junto a un suspiro el castaño echándose en la cama resignado.
—Esto es un verdadero martirio. —protestó—. ¡Oye abre la puerta! ¿Sigues dormido?. —un hombre apuesto, de labios grandes, cabellera marrón y hombros anchos golpeo la oscura madera de la puerta de la alcoba del príncipe—. ¡Abre la puerta ahora Jungkook, tienes que prepárate para tú viaje al reino del Sol!
Llevaba aproximadamente media hora ahí parado intentado localizar al príncipe Jungkook, aunque al parecer todo ese tiempo fue gastado en vano, ya que en ningún momento recibió respuesta, así que entonces harto de solo mirar una puerta, entro sin hacerse esperar más, pasó su mirada por todo el lugar encontrándose con los aposentos completamente vacíos, pero con una enorme evidencia de lo que ya se sospechaba. La ventana estaba abierta y había un tipo de cuerda hecha con las sábanas de la cama colgando hacia afuera, confirmando su sospecha de que el príncipe Jeon Jungkook se había escapado sepa la Luna dónde, otra vez.
El hombre con anteojos redondos tomó aire intentando mantenerse sereno.
No era para nada extraño que eso sucediera, sabia con exactitud que el heredero al trono era muy escurridizo y le gustaba causar demasiados problemas, aunque ese día en particular realmente deseaba con todas sus fuerzas y le imploró a la Luna que el príncipe se abstuviera de hacer cualquier travesura, pero sus plegarias no fueron escuchadas, y ahora debía lidiar con el rey enojado y su hijo extraviado.
—¡Por la Luna! —protestó saliendo rápidamente de la habitación enojado—. Ese mocos lo volvió hacer otra vez —decía entre dientes—. Un día de estos perderé mi cabeza por su culpa, ¡Lunas! no me pagan lo suficiente para ser la niñera de un príncipe revoltoso.
Inmediatamente se dirigió donde el rey completamente temeroso, pero sabiendo que debía infórmale de una nueva travesura de su primogénito, lo cual, por ser una día sumamente importante lo haría explotar, y no iba hacer un explosión para nada bonita.
—Su majestad. —se presentó con una reverencia.
—Maestro Seokjin, ¿ya se está encargando de preparar a mi hijo para partir al reino del Sol?. —le preguntó.
Seokjin tragó saliva y entonces, como todas las otras veces, con pena, miedo y sin nada más que hacer, más que obedecer a su rey, le informó de la fechoría.
—Lamentó decirle majestad, que su alteza el príncipe Jungkook, no se encuentra en su habitación, ni en el palacio. —confesó—. Escapó por la ventana su majestad, la encontré abierta con un prototipo de cuerda hecha con las sábanas de la cama del príncipe. —informó con la cabeza gacha esperando la bomba que en cuestión de segundos estalló.
—¡¡¿QUÉ?!! —vociferó el rey—. Ese jovencito un día va a volverme loco. No puede ser ¿cuando se cansara de darme tantos problemas?. ¡Seokjin, búscalo! —le ordenó—. Lo quiero aquí cuanto antes, ahora.
—De inmediato su majestad. —el hombre hizo una reverencia e inmediatamente se marchó, veloz se dirigió a la puerta en busca del siempre extraviado príncipe Jeon—. Por la Luna Jungkook ¿dónde te metiste esta vez?.
—¡Maestro Seokjin! —un guardia se acercó corriendo al hombre, deteniéndolo para informarle con la voz agitada—. Es su alteza Jungkook, esta por llegar al palacio, ya abrieron las puertas para él.
Seokjin suspiró pesadamente y con cierto alivio, pero apretó su mandíbula y sus hombros se pusieron tensos a medida que apretaba sus puños. Él realmente deseaba explotar en ese mismo instante, pero se contuvo como todas las demás veces.
—Andando. —inmediatamente se dirigió hasta la puerta del palacio la cual ya se encontraba abierta para la llegada del rebelde príncipe.
—¡Wuuuuju! ¡Vamos!. —se escuchó desde lejos.
Intrépido como siempre, el príncipe del reino la Luna cabalgaba a toda velocidad su pura sangre de pelaje negro, conduciéndose al interior de su castillo sin ninguna preocupación, solo disfrutando de la pequeñísima libertad que había tomado esa mañana, sacándole otra cana verde a su institutor.
El viento golpeaba su rostro y su denso cabello azabache rebotaba por el trote del animal, observaba todo con una sonrisa en sus delgados labios asomando sus dos dientes frontales, dejando ver aquella singular sonrisa de conejo que lo distinguía.
Finalmente entró al palacio. Jungkook se detuvo jalando los cinturones del hocico del animal haciendo que se levantara en sus patas traseras relinchando.
—¡Wow! Bien hecho amigo, gran...
—¡Jeon Jungkook!. —un grito llamó su atención, cuando volteó se encontró con su institutor yendo hacia él.
—Oh, oh, aquí vienen los problemas. —murmuró a su corcel, percatándose de que el hombre tenía una mirada mortífera clava de en él.
—Su alteza, buen día. —hablo Seokjin, fingiendo serenidad por unos momento—. Sería tan amable de decirme ¡¡¿dónde diablos estaba?!! —exclamó, ahora si, mostrando su furia.
—Oh ¿yo?... pues verás, yo solo fui a dar una vuelta matutina, ya sabes, me sentía muy enérgico esta mañana. —replicó el príncipe con las manos en su nuca y silbando despreocupadamente.
—¿Oh en serio? No me digas, ¡¿acaso te crees uno de los cuarto mosqueteros para escabullirte así y en un día tan importante?! —increpó de nuevo el maestro—. Por la Luna Jungkook ¿que sucede contigo?.
—Vamos Jin tranquilízate, no es para tanto, solo estás exagerando como siempre. —resopló restándole importancia, de forma burlona, lo que hizo ponerse rojo de furia a su institutor.
—Tú de verdad... —gruñó.
—¡Jungkook!
A continuación volvió a resonar un grito, y esta vez era del rey, su padre. Este también camino hacia él con el ceño fruncido, y sin duda alguna muy molesto también. Jungkook en ese momento deseaba con todas sus fuerzas meterse debajo de una roca.
—Tú muchacho desobligado, inmaduro ¡¿cómo osas desafiar a tu padre?! —increpó Laustus, mirando a su hijo severamente, haciendo ademanes bruscos con sus manos—. ¡¿Sabes acaso qué día es hoy?! ¡Hoy conocerás a tú futuro esposo, la persona con quien dirigirás dos naciones! ¡Baja de ese corcel ahora!.
El príncipe Jeon obedeció de inmediato y bajo del caballo.
—Padre yo...
—¡Mantén la boca cerrada! —le mando a callar con un fuerte grito que dejó a todos lo que se encontraban allí completamente inmóviles y fríos—. Tantos años intentando prepárate para este día, y justamente hoy me convenzo de qué tal vez no estás preparado para ser rey, es una pena, tú madre estaría muy decepcionada.
Jungkook mantuvo la cabeza gacha, no podía decir ni adjudicar absolutamente, no era debido después de esa libertad que se había tomado en un día tan importante. Si se sentía culpable, tal vez no debió hacerlo. Miro de reojo a su institutor, Seokjin estaba parado con las manos en su espalda a un costado de ellos, también molesto, aunque sintiéndose mal por las agrias palabras del rey hacia el joven príncipe que casi crió y vio crecer.
—Ya basta de tantas sandeces, tenemos que enfocar nuestra energía y mente en lo que realmente importa, que es tú compromiso. —terminó de decir el rey—. Sube a tus aposentos y mientras te pones algo adecuado espero y reflexiones tus acciones. ¡Ve, ahora!.
Sin nada más que poder decir, el príncipe hizo una reverencia y se retiró a su habitación con Seokjin detrás suyo, como siempre, acompañándolo. Una vez allí, se lavo y luego los sirvientes trajeron su traje y comenzaron a vestirlo frente al espejo.
—Jungkook, debes saber que todo esto lo hacemos por tú bien. —hablo el institutor al ver al joven príncipe tan desanimado—. En poco tiempo te convertirás en rey, ya es hora de que pongas los pies sobre la tierra, es hora de que tomes responsabilidad. No todo se trata sobre aventuras y travesuras, debes comenzar a comportarte como un verdadero rey, de lo contrario, incluso todos mis esfuerzos y todas mis enseñanzas que te he otorgado habrán sido en vano, y de verdad espero equivocarme. —suspiro con pesadez, Jeon se mantuvo en silencio mordiendo su labio inferior.
Demasiado tarde Jungkook cayó en cuenta de que había cruzado la línea, él sabía que ese día era sumamente importante, y aún así, se dejó llevar por sus impulsos. Sin dudas había hecho mal, pero sabía que con su maestro Seokjin, a quien consideraba casi como un segundo padre, siempre había oportunidad de indulgencia.
—Lo siento, no debí escabullirme ni tampoco desafiar la autoridad de mi padre, ni la tuya. Perdón maestro Jin —dijo Jungkook en un tono triste, volteado a ver a su institutor avergonzando.
—Hey tranquilo. —Jin se acercó a él y colocó su mano sobre su hombro y le sonrió ligeramente—. Eres joven y es comprensible, quieres aventurar, luchar y hacer cosas nuevas, eso lo entiendo completamente porque también tuve tú edad e hice cosas similares, pero hay un momento para cada cosa.
—Si, lo entiendo. Gracias Jin, de ahora en adelante no más travesuras, lo prometo. —replicó con una sonrisa el príncipe de grandes y bonitos ojos negros los cuales lograron, como siempre, cautivar al maestro.
—No haga promesa que no pueda cumplir alteza. —le sonrió mostrando su blanca y perfecta dentadura—. Dicen que el reino del Sol tiene la mejor cerveza dulce, prometo llevarte esta noche antes de tú compromiso.
—No haga promesas que no pueda cumplir maestro Seokjin. —río el príncipe.
—¡Oye! —zapeo Seokjin la cabeza del joven—. Ten más cuidado con lo que dices, nunca pongas en duda la palabra de tus mayores.
—Ouch —Jungkook se llevó una mano a su nuca donde le habían propiciado el golpe y se quejó sonriendo—. Si si, está bien, entonces creo en ti.
—Muy bien. ¿Estás listo? Es hora de irnos, andando.
—Si, andando.
[...]
El pueblo entero del reino del Sol se preparó con un gran festival por ese día tan importante, celebrando que los dos príncipes herederos al trono finalmente se unirían en sagrado matrimonio, unificando la tierra de la Luna y el Sol, dando comienzo a una nueva era donde no habría nada más que prosperidad y paz, terminado finalmente con aquellos tiempos oscuros. Las calles del pueblo fueron decoradas con decoraciones coloridas y alusivas a lo que se celebraba; flores y corazones, Lunas y Soles por todos lados. La gente del pueblo del Sol ya era naturalmente alegre, pero ese día todo se intensificó más, cantaban, bailaban, comían y bebían, simplemente se respiraba fiesta en el reino del Sol.
Pero todo esto fue muy ajeno para las personas que llegaron en carruajes de color oscuro, provenientes del reino de la Luna, estos llamaron mucho la atención, arrastraban consigo una aura, además de oscura, una aura muy imponente que les hizo darse cuenta enseguida a los felices pueblerinos que eran ni más ni menos que el rey Laustus y el príncipe Jungkook del reino de la Luna, lo que los hizo ir corriendo detrás de los carruajes lanzando confeti y gritando "aleluya" y "bienvenidos".
—Lunas, cuanta luz —Jungkook hizo a un lado las cortinas de la ventanilla del carruaje para asomarse, pero inmediatamente cerró sus ojos por un momento hasta que se acostumbrara a todo ese brillo que de pronto entró haciendo sus ojos doler—. Y hace calor ¿qué es este lugar? ¿El infierno?.
—Es el reino del Sol su alteza. Naturalmente es cálido y brillante. —le respondió Seokjin con obviedad.
—Vaya, pero se siente bien, me gusta este tipo de clima y ambiente. —sonrió—. Aquí podré utilizar ropas más ligeras y no me tengo que preocupar por enfermar por el frío. —cerró la cortina de la ventana y se volvió a sentar adecuadamente en su asiento—. ¿Y qué es todo ese bullicio?. —frunció el ceño.
—Los habitantes del pueblo del Sol se distinguen por ser persona muy alegres y... ciertamente ruidosas. —respondió con una risita el maestro.
—Que interesante, si así son los habitantes, no me imagino a su príncipe. —vaticinó Jungkook con una sonrisa—. Seguramente es alguien muy alegre y probablemente también aventurero, si es así creo que nos vamos a llevar muy bien y estaré encantado de desposar a alguien así, tan parecido a mi.
—Me alegra escuchar eso alteza. Hay una gran probabilidad de que así sea, después de todo es el príncipe del reino del Sol, supongo que ha nació con la misma gracia y gentileza que su gente.
[...]
—¡Aghh, Soles! Este calor de verdad, y el ruido del pueblo con ese festival, no puedo concentrarme en mi libro. —protestó el príncipe Jimin frustrado, sentado a un lado de la ventana de su alcoba, con un libro de filosofía en las manos.
—¿Desea agua con hielo alteza? —una sirvienta le pregunto.
—Lo que necesita su alteza es relajarse un poco, a todos no está poniendo de nervios. —Taehyung se acercó al príncipe y le arrebató el libro de las manos.
—¡Oye, devuélveme mi libro! —exclamó, se levantó para arrebatárselo, pero en ese momento Taehyung lo elevó arriba de su cabeza y al haber una considerable diferencia de estatura, el príncipe terminó saltado para poder tomarlo, sin logro alguno—. ¡Kim Taehyung basta, dámelo! ¡Te lo ordenó!.
—No, lo hago por tu bien. —respondió el ojiverde sin bajar el libro—. Eres tan aburrido y apretado que me causas asfixia, llevas toda la maldita mañana leyendo libros y tocando el piano en esta habitación ¡ya, solo salgamos a divertirnos un poco al festival!.
—Mis padres no me lo permiten, salir va contra las reglas. —Jimin seguía esforzándose saltado para alcanzar su libro.
—Entonces hagámoslo a escondidas, vamos, conocemos este palacio como la palma de nuestra mano, sabemos dónde están todas las salidas secretas. —sugirió Taehyung.
—¿Cómo te atreves a proponerme ese tipo de plan? ¿Quieres que desobedezca las reglas de mis padres, de tus reyes?. —cuestión frunciendo sus cejas.
—No seas tan exagerado. —bufo y giro los ojos con una sonrisa burlona.
—¡No lo haré y ya dame mi libro! —el rubio de forma rápida y ágil pateo la espinilla de su amigo haciendo que este cayera de rodillas al suelo ante él, y aprovechando quese estaba quejando del dolor con las manos en la zona golpeada, dejo tirando el libro en el suelo y el príncipe lo recogió —. Gracias. —sonrió con satisfacción.
—Eres un hijo de tú santa madre. —masculló Taehyung adolorido.
El príncipe Park rio.
—Siempre fui mejor que tú en lucha y lo...
De forma inesperada, el sonido de las trompetas que siempre anunciaban la llegada de alguien muy importante al palacio resonaron llamando la atención del hijo del duque y del príncipe, quienes de inmediato silenciaron y se miraron por unos segundos con los ojos abiertos un poco de más, y luego rápidamente se acercaron a la venta para observar que en definitivo alguien había llegado al palacio.
Había dos elegantes carruajes hechos de madera oscura, con piedras preciosas incrustadas en las puertas y en los alrededores como decoración, llevaban guardias con armaduras negras arriba de corceles con pelajes del mismo color, literalmente se veían como una mancha negra en medio de todo ese brillo y dorado del palacio.
Jimin entorno la mirada un poco y junto sus cejas comenzando a especular en su mente de quien se trababa.
—Pero... ¿qué es esto? ¿Acaso es...?
Y sus sospechas fueran confirmadas cuando observaron que rápidamente el mayordomo real del palacio abrió la puerta de uno de los carruajes, dejando salir a un hombre de edad madura, con rostro frío, una cabellera y una barba larga azabache, vestido con una camisa cubierta con una enagua de lino oscuro. Por encima de la enagua usaba un vestido largo color azul marino con una pequeña cola y estaba cubierto por una túnica lujosa, llevaba muchas joyas consigo, entre estas collares de piedras preciosas, brazaletes, anillos en todos sus dedos y su gran e imponente corona negra como la mismísima noche cubierta por rubíes en cada uno de sus picos.
—¿Es el rey? ¿El rey Laustus del reino de la Luna? —cuestión Taehyung completamente impactado ante lo que sus ojos estaban presenciando.
—Creo que... a-asi es —Jimin trago saliva temeroso, luego de enterarse que ese hombre que le puso la piel de gallina con tan solo mirarlo de lejos, será su futuro suegro.
—¡Pronto, mira allí! Creo en el otro carruaje se encuentra tú futuro esposo, alteza. —bufoneo—. Va a salir. —le aviso Taehyung.
El príncipe dirigió su mirada hacia el otro lado donde rápidamente se trasladó el mayordomo para abrir la puerta del carruaje. Por alguna razón sus manos comenzaron a sudar y su pulso aumento a medida que su respiración se agitaba, tenia los ojos bien fijos en aquel carruaje, y no los pensaba a mover hasta lograr ver al príncipe que desposaría.
¡Hola mis corazones!
¿Ustedes a qué reino creen que deberían de pertenecer los miembros faltantes? Que son Namjoon, Yoongi y Hobi, por que en efecto aparecerán, pero siempre es bueno tener en cuenta sus opiniones (;
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