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008.


—¿Es de tu agrado tu nueva habitación? Es acogedora, pero me parece un poco más pequeña que la anterior. —comentó Taehyung colocándole a su mejor amigo un pendiente de diamante en forma de una gota de agua.

—Al parecer mis padres quieren ir reduciendo cada vez más el tamaño de mi habitación hasta que termine junto al príncipe Jungkook solos en una alcoba. —respondió Jimin con una sonrisa irónica.

—Están listos. —terminó de colocarle los pendientes. El rubio se los miró en el espejo con una sonrisa, esta vez de satisfacción—. Se te ven preciosos, nunca te los había visto, ningún par que me enseñaste en realidad.

—Mi madre me los obsequió, pertenecen a las joyas familiares, dice que ya es tiempo de que los tenga. —Jimin soltó un suspiro mientras tocaba los diamantes en sus orejas, con cierta aflicción en su semblante.

Taehyung frunció el ceño confundido.

—¿No te hace feliz? Una vez me dijiste que deseabas tener una reliquia familiar, y esto ciertamente lo es, son joyas que han utilizado tus antepasados ¿por qué no...?

—No es que no me haga feliz tener estas joyas, son hermosas y las atesoraré como a nada. —replicó—. Lo que me tiene descontento es la razón de porque se me fueron obsequiadas. Mi madre lo hace con la ilusión de que en algún momento este matrimonio pueda florecer, de que pueda verme enamorado del príncipe y temo que... pueda decepcionarla, a ella y a mi padre. —explicó, agachó la cabeza y jugó con sus dedos ansioso.

—Te dire una cosa, mírame —hablo su mejor amigo y él lo miró—. Tú jamás podrías decepcionar a tus padres, solo mírate, eres la perfección encarnada.

Jimin resopló—. Tae no digas...

—¡Lo digo en serio! —se puso de cuclillas para quedar a la altura del rostro del rubio—. Toda tu vida te has encargado de hacer todo bien, cada regla, cada práctica, cada destreza, todo lo haz hecho con gracia, belleza... —le acarició la mejilla dándole una mirada de apreciación—... y sobre todo mi querido amigo... con suma dedicación. Eres de las personas más dedicadas y exigentes que he conocido, jamás podrías llegar a decepcionar a nadie. —le brindó una sonrisa.

Jimin le devolvió la sonrisa y puso su mano sobre la suya que estaba en su mejilla.

—Eres el mejor amigo de todos los tiempos, el mejor que puede haber pedido ¿sabias eso?.

—Y se te olvido decir que el más apuesto. —alardeó sacándose una risita ambos, luego se unieron en un tierno abrazo—. Nunca vuelvas a subestimarte a ti mismo, tienes un valor y poder enorme, reconócelo.

—A veces hace falta que te lo recuerden. —se separaron volviéndose a mirar—. Gracias Tae, en serio.

—No hay de que, y no sigas preocupándote, todo a su tiempo, quien sabe, tal vez y puedas terminar enamorándote del príncipe en algún momento de su matrimonio, él no es para nada feo y lejos de su rebeldía es gentil y divertido. —bufoneo levantándose.

—¿Me crees tú para caer enamorado tan fácil de alguien? No fui yo el que entro a mi habitación hace unos minutos expresando su gran admiración por un maestro llamado Seokjin. —agregó Jimin levantándose también de su asiento frente al tocador.

—Soles, lo se. —Tae se rascó la nuca y sonrió culpable—. Pero simplemente no puedo seguir ocultado esto que siento y que crece cada día más, ese hombre me ha robado el corazón. —suspiro—. ¿Qué debería hacer?.

—Bueno... en realidad no lo se con exactitud, yo no conozco mucho del tema del amor así que, si de algo te sirve... escucha a tu corazón, no vayas en contra de tus deseos, puede ser doloroso y frustrante. —le aconsejó mirándolo a los ojos—. Esta disputa es entre el príncipe Jungkook y yo, ni tú ni el maestro Seokjin tienen nada que ver en esto.

—Pero él también me mintió.

—Seguramente contra su voluntad, porque dudo que un hombre tan culto como el maestro Seokjin, sea igual de rebelde que su alteza Jungkook. —objeto—. Así que termina esta lejanía entre tú y ese hombre, y simplemente... hagan lo que su corazón les dicta. —dijo Jimin para luego caminar hacia la puerta.

—¿Tú crees que... el maestro Jin sienta lo mismo por mi? —preguntó Tae.

El príncipe le sonrió y lo miró con obviedad.

—Es indudable y muy notoria la atracción que ambos se tienen. Ese maestro está tan enamorado de ti, como tú de él. —le respondió y salió de la habitación luego de que las puertas se abrieran.

Una sonrisa surcó en los labios de Taehyung, sintió una calidez en su pecho y esas raras mariposas revoloteando en su estómago, estaba muy feliz. Sabía que lo que sentía era muy fuerte e iba a ser caso al consejo de su mejor amigo, terminaría con la lejanía que tenía con el maestro y solo dejaría que las cosas pasaran.

Todos pasaron al comedor y tomaron sus respectivos lugares asignados. El rey Soar estaría en la punta de la mesa, después de todo era su reino donde se encontraban, a su derecha se encontraba su hermosa reina Clary, junto a ella su hijo el príncipe Jimin y a su lado, como siempre, su compinche el hijo del duque Taehyung. Por el otro lado de la mesa, a la izquierda del rey Soar, estaba el rey Lautus, luego el príncipe Jungkook y desde luego el maestro Seokjin.

Se sirvió un gran y delicioso banquete, utilizaron la vajilla de oro y sirvieron el vino más refinado. Todos utilizaban sus mejores galas y portaban la más grande alegría en el rostro, esa noche todo pintaba para bien.

—Jamás creí posible estar sentado en la misma mesa que el rey Soar. —comentó el rey Laustus tomando su copa de vino.

—Me parece igual de sorprendente que a ti Laustus. —respondió el rey Soar—. Pero debo admitir que una parte de mí le alegra que esta rivalidad finalmente haya terminado.

—¿Y la otra parte?. —inquirió Laustus.

—La otra parte extrañará esas arduas batallas que por cierto, siempre ganaba. —bromeó Soar sacándole una risilla a todos en la mesa.

—Yo recuerdo las cosas diferentes, pero bueno, es cosa de reyes aveces ser benevolente. —agregó el rey de la Luna haciendo reír de nuevo a todos.

—Pues salud por eso, por la rivalidad que se extrañara, y las nuevas alianzas que nos alegran. —el rey del Sol levantó su copa y todos lo siguieron haciendo el primer brindis de la noche.

—Tengo que expresar mi gratitud y reconocer el esfuerzo que ha puesto en esta cena reina Clary, todo es de lo más exquisito. —mencionó Laustus.

—¡Oh rey Laustus! No fue nada, lo hice con mucho gusto, siempre es un placer... —la conversación entre los más adultos de la mesa comenzó mientras los platos eran servidos.

—¿Hoy se ve muy bien el hijo del duque no lo cree maestro Jin? —murmuró Jungkook al oído del ya mencionado.

Seokjin se ahogó con su vino, a lo que el príncipe soltó una risita baja.

—¿Podrías guardar más respeto? Tu padre y tus futuros suegros están en la misma mesa. —le regañó en voz baja.

—Vamos Jin, si no haz dejado de verlo desde que se sentó en la mesa, ni él a ti ¿que está pasando? Ya volvió a dirigirte la palabra sin ser frívolo. —preguntó.

—Lamentablemente las cosas entre su excelencia y yo siguen igual, gracias por preguntar. —replicó enfurruñado, realmente no le hacía para nada feliz que las cosas siguieran igual y menos que su alumno se lo recordara—. ¿Y tú? ¿Las cosas con el príncipe Jimin mejoraron luego de su charla en el jardín? Porque tú aseguraste que eso pasaría, que te daría una oportunidad. —inquirió.

Jungkook gruñó y desvió la mirada.

—Las cosas siguen igual también. —masculló, impotente.

—Eso explica porque el príncipe no te ha mirado ni una sola vez, ni tú a él, a pesar de que literalmente está frente a ti, es una pena que su charla no haya salido como esperaba, alteza. —se burló Jin, a lo que el príncipe solo puso los ojos en blanco.

Jungkook 2, Seokjin 2. Finalmente empatados.

—El maestro Jin y yo no dejamos de mirarnos. —le murmuró Taehyung a su mejor amigo con mucha emoción.

—Eso es bueno, aveces una mirada dice más que mil palabras, continúen así, pero háganlo discretamente. —respondió Jimin mirando su plato de comida.

El castaño frunció el ceño.

—¿Entonces por qué te niegas a mirar al príncipe Jungkook? Está frente a ti, al menos salúdalo con una sonrisa.

—No es necesario, estar sentado frente a él es más que suficiente, no necesitamos mirarnos, ni hablar, ni nada. —objeto aclarando su garganta nervioso.

La realidad de por que los príncipes no se habían mirado ni una sola vez era por que después de su corta conversación en el quiosco, ambos habían quedado "debilitados". Los sentimientos estaban a flor de piel, se sentía tímidos, descubiertos y un tanto avergonzados por ciertas actitudes. Jungkook sabía que con tan solo recibir una mirada de esos preciosos ojos dorados haría lo que fuera por verlos de nuevo en una línea al hacerlo sonreír como en el quiosco, y Jimin no tenía duda de que si miraba esos grandes y brillantes ojos negros flaquearía una vez más, y esta vez no quería que se le escapara sonrisitas cómplices, ni ninguna otra imprudencia que pudiera delatarlo.

[...]

Después de un tiempo, entre charlas triviales y diversas bromas las cosas finalmente comenzaron a ponerse interesantes en la mesa. Las miraditas discretas entre el hijo del duque y el institutor del príncipe Jeon, habían evolucionado hasta ser acompañadas de sonrisitas cómplices, que era de lo más adorable, incluso habían fingido querer tomar al mismo tiempo la sal para apenas rozar sus dedos. Por otro lado el príncipe Jimin y el príncipe Jungkook aún luchan contra el impulso de voltear a verse, y cada vez se volvía más difícil encontrar un lugar donde fijar su mirada sin ser tan obvios.

Gracias al cielo, sus padres estaban tan metidos en su conversación que todavía no se habían dado cuenta de la forma en que se evitaban.

Pero no fue hasta que ambos príncipes primero miraron sus platos y luego fueron subiendo lentamente su curiosa mirada hasta que finalmente pudieron verse a los ojos, lo cual fue fugaz, ya que inmediatamente desviaron la mirada y sus rostros ardieron. Luego de eso, fue demasiado difícil continuar con el jueguito de evadirse estando uno frente al otro, así que simplemente se rindieron, y ahora se miraban con más frecuencia discretamente, muy nerviosos y tímidos, intentado ocultarlo, claro.

Y en un momento, cuando sus ojos se cruzaron al mismo tiempo, se quedaron accidentalmente inmersos en un largo contacto visual. Para ambos era imposible no quedar hipnotizados ante tal belleza de ojos que tenían al frente; los de Jimin eran como dos preciosos soles resplandecientes, y los de Jungkook era como ver la mismísima vía láctea en ellos. Si, había cierta chispa y curiosidad en ello, pero aún ninguno lograba descifrarlo.

—¿Tan rápido has pasado de no querer mirarlo a querer perderte en su mirada? —susurró Taehyung con una ladina sonrisa, sacando de sus pensamientos y del contacto visual a su mejor amigo.

—¿Qué? No no, yo solo... no deberíamos hablar de esto frente a mis padres. —masculló Jimin, escuchó al fondo a sus padres seguir charlando con el rey Laustus de algo que no le dio importancia.

—¿Qué cosa no deberíamos hablar frente a tus padres? —cuestionó juntando las cejas.

—Taehyung... —sentenció dándole una mirada mortífera—. ¿Quieres hablar? Entonces hablemos de lo que está pasando entre tú y el maestro Jin en la misma mesa donde están mis padres y el rey Laustus.

—Shh, no puedes decir nada —se apresuró a decir Tae asustado—. Eso sería imprudente, además de que lo verían como una gran falta de respeto. Si no quieres hablar no lo haremos, ya entendí.

—Si, eso creí.

Por otro lado...

—Se que te gusta el príncipe, pero puede parecer grosero mirarlo con tanto fervor frente a sus padres. —murmuró Jin haciendo que su discípulo reaccionara y lo mirara.

—¿Tan obvio soy? ¿Crees que lo hayan notado sus padres? Hace un momento él y yo nos mirábamos tan fijamente que no me di cuenta de los demás. —respondió Jungkook nervioso.

—Tranquilo, ellos están conversando de sus propios asuntos, no creo que hayan notado esa apasionada mirada tuya hacia su hijo. —río llevando la copa de vino hacia sus labios.

—Cállate, al menos no soy yo el que se anda sonriendo y tocándose "accidentalmente" con el hijo del duque, en una mesa donde están sus reyes. —contraatacó el príncipe.

—Por la Luna, no digas esas cosas tan fuerte, podrían escucharte. —increpó Seokjin.

—Pues entonces deja de juzgarme. —lo señaló.

—Si, por supuesto, creo que es un tema muy importante que deberíamos discutir. —decía la reina Clary—. Jimin cariño, Jungkook querido. —los llamo, pero estos parecieron no escucharla por estar inmersos en sus conversaciones con sus respectivos compinches. Carraspeo y luego volvió a llamarles con un tono más fuerte—. ¡Jimin, Jungkook!. —exclamó.

Ambos inmediatamente hicieron silencio y voltearon a verla con los ojos bien abiertos.

—¿Si? —respondieron ambos príncipes al unísono.

—Discutíamos un par de temas importantes,  que a ustedes les concierne ya que tiene que ver con su matrimonio. —dijo. Jimin trago saliva temeroso, y Jungkook se empezó a comer sus guisantes tratando de evadir.

—Así es, hablamos sobre la coronación y como se debería llevar a cabo, quien debería ser parte de su corte y en donde debería realizarse la ceremonia. —agregó Laustus.

Los príncipes escuchaban, cada uno a su manera.

—Así también, nos cuestionamos en que palacio querrían vivir, o si quisieran construir uno nuevo, que eso sería lo más factible, a menos de que quieran vivir separados. —continuó Soar.

—¿Vivir separados? Que no lo mande el Sol, eso sería deshonroso. —señaló Clary—. Pero esto me lleva al siguiente tema, que sería... sobre sus herederos.

Jungkook de pronto se atragantó con sus guisantes y tosió hasta que dos de ellos terminaron en sus fosas nasales. Jimin volteó a verlo junto a Taehyung y ambos se empezaron a reír en voz baja sin poder evitarlo, enseguida Jungkook avergonzando expulsó los guisantes, pero estos fueron hacía el rostro de su maestro causando más risas en los dos jovenes del frente.

—¡Oye! ¿Qué te sucede? ¡Eres un desagradable! —decía Jin limpiándose el rostro con una mueca de asco.

—Oh Jin, creo que tienes un moco en la mejilla. —señaló Jungkook con una sonrisita burlona.

—¿En serio? ¡Quítamelo de inmediato! —ordenó muy apenado.

Taehyung y Jimin se rieron más hasta que sus risas se hicieron más sonoras y escandalosas.

—Uhm... ¿Jimin cariño? Yo estaba intentado decirles que... —quiso seguir hablando la reina pero simplemente las risas de los dos jovenes y la situación entre Jungkook y su maestro, no dejaban espacio para sus palabras.

—¿Como te atreves a lanzarme un moco? ¿Conoces las servilletas? ¡Creí enseñarte modales en la mesa! —le regañó Seokjin lleno de vergüenza y también enojo.

—No seas tan malo, vele el lado bueno, los mocos también pueden servir como mascarillas faciales. —siguió Jungkook. Se había dado cuenta que ya había logrado hacer reír al hermoso príncipe del Sol, ahora sus ojos eran en una línea y los adoraba tanto como sus carcajadas, carcajadas que no escuchaba desde esa noche en la taberna.

El príncipe Jimin no paraba de reírse, su estómago estaba comenzado a doler, sus sonoras carcajadas no cesaron hasta que de pronto salió de él un sonido, mejor dicho un ronquido, como el de un cerdo, lo que lo hizo parar enseguida y llamar la atención de todos en la mesa, quienes lo miraron sorprendidos en silencio.

Cubrió su boca totalmente avergonzado.

—Lo siento. —murmuró sonrojado hasta las orejas.

—Creo que esta cena ya ha llegado a su fin, me siento exhausto y además parece ser que tendremos que hablar en otro momento de los temas importantes. —Soar se levantó de su lugar—. Dejémoslo aquí ¿si? Ahora ya pueden disponer todos de su tiempo. Cariño ¿nos vamos?. —miró a su esposa.

—Claro querido, yo también me siento un poco cansada. —la reina se levantó y con ella todos los hombres en la mesa—. Con su permiso, pasen buena noche. —se despidió y luego abandonó el salón junto a su rey.

—Yo también me retiro. —dijo Laustus—. Mañana tendremos una larga charla maestro Seokjin, y contigo también Jungkook. —sentenció para luego también marcharse.

Los príncipes y sus compinches naturalmente también salieron de la mesa. Pero todavía no tenía planes de ir todavía a la cama, al menos el maestro Seokjin no, que en ese momento decidió olvidarse de la sentencia de su rey y fue a buscar a su hermoso duque.

—Su excelencia. —se acercó a él con timidez—. Me preguntaba si le gustaría...

—Claro que me gustaría. —respondió de inmediato Taehyung sin chistar, lo esperaba con ansias, entonces sin más el institutor le brindó su brazo y él se enganchó de él, pero antes de irse miró a su mejor amigo—. Jimin ¿estarás bien?.

—Lo estaré, ve y haz lo que te he dicho. —le sonrió, el ojiverde le devolvió la sonrisa y luego se fue del brazo del maestro.

Jimin camino hacia la salida del comedor, tenía planeado ir por un libro a la biblioteca y leerlo hasta que se quedara dormido, pero entonces fue interceptado por el príncipe Jungkook.

—Alteza, si tiene tiempo, ¿cree que pueda, es decir, si usted quiere, si podría hacerme el honor de, bueno yo me preguntaba...? Agh que estoy diciendo. —balbuceaba completamente nervioso. Suspiro, conecto su cerebro con su boca y pensó mejor sus palabras—. ¿Quisiera ir conmigo a dar un paseo por los jardines y conversar un rato? —le preguntó y se mordió el labio inferior ansioso.

—¿Todavía pretende acortejarme cuando ya estamos comprometidos en matrimonio alteza? —respondió Jimin con ironía, Jeon encogió los hombros inocentemente. Park soltó una risita y simplemente asintió—. Si, creo que un paseo no estaría mal.

Inmediatamente una sonrisa llena de emoción iluminó el rostro del príncipe Jungkook.

—Después de usted alteza.

—Si, después de mi. —el rubio le miró con una sonrisa ladina y luego salió.

[...]

Hasta a Jungkook le pareció sorprendente. Él sabía que poseía cierta habilidad para poder idear cualquier ocurrencia y hacer reír a carcajadas a cualquier persona, pero, lograr hacer reír por más de dos minutos al obstinado y apretador príncipe Park Jimin del reino del Sol, era sin duda para él, un gran triunfo que debía aplaudirse y premiarse.

—¡Lo digo en serio! En realidad no fue broma pero, ¿como pudo hacer un ruido tan inapropiado cuando se reía? —Jimin se volvió a reír haciendo una vez ese mismo sonido de cerdito—. Bueno ahora lo hace parecer fácil. —se rio Jungkook junto a él.

—Lo siento, en realidad lo hago inconscientemente, jamás me había reído de esa manera y por eso nadie más sabía que hacía eso al reír, nadie más que Taehyung por supuesto. —mencionó el rubio dejando finalmente de reír, soltó un suspiro.

—A mi me parece particularmente encantadora. —dijo el pelinegro mirándolo con las mejillas levemente sonrojadas—. Es una risa natural y ciertamente contagiosa. Nunca se apene de ella.

—Bueno alteza, no pretendo ir por allí haciendo sonidos similares a los de un cerdo, por eso trato de ocultarla. ¿O es que caso quiere que todos se burlen de mi por mi manera de reír? —preguntó frunciendo levemente el ceño con una sonrisa.

—Por la Luna, no. ¿Cómo puede creer eso de mi? —Jungkook se llevó una mano al pecho fingiéndose herido.

Jimin soltó una risita.

—Entonces no vuelva hacerme reír de esa manera frente a las persona ¿entendió?. —enarcó una ceja.

—Fuerte y claro.

Caminaban por un camino de arbustos y árboles iluminado con faroles de luz tenue, había guardias custodiando, pero ellos estaban tan ensimismados en su interesante y enérgica charla, que no ponían cuidado a lo demás.

—Hábleme de su reino príncipe Jungkook ¿como es? ¿Qué tipo de personas habitan sus tierras? ¿Cuáles son sus costumbres?. —le preguntó Jimin con más seriedad, al darse cuenta qué tal vez estaba siendo demasiado benevolente.

—Wow —soltó Jeon sorprendido repentinamente—. ¿Por qué tan de pronto se puso tan serio alteza? Creí que estábamos empezando a tener una conversación más... "calmada" —hizo comillas con los dedos.

—Estoy calmado, más de lo que debería. —respondió Park—. Pero si no quiere hablar de eso, ¿entonces de que deberíamos de hablar? ¿Del clima? A mi parece esplendido, es una noche despejada y...

—No sea condescendiente conmigo. —objeto—. Sigue sin relajarse, debería intentarlo, al menos conmigo puede hacerlo con confianza ¿o tal vez debería llevarlo nuevamente por cerveza dulce?.

—Exactamente por eso, no me relajo porque no se que esperar de usted, no se que otra rebeldía intentará hacer y no quiero verme involucrado otra vez. —espeto Jimin

—¿En tan baja estima me tiene?. —sorprendido Jungkook preguntó—. Ya le dije que siento haberle ocultado mi verdadera identidad aquel día, pero no estoy planeando hacerlo una segunda vez, puedo cometer errores pero nunca repetirlos, no soy tan estúpido.

—¡Príncipe Jungkook! —frunció el ceño.

—¡Príncipe Jimin! —exclamó juntando también las cejas—. Estoy intentándolo ¿por qué no puede hacer lo mismo? Ya me disculpe, quiero enmendar mis errores, quiero... yo solo quiero que... no sea tan malo y obstinado conmigo ¿podría intentarlo? —le preguntó Jeon.

—Yo... —el rubio se quedó sin palabras. ¿Realmente estaba siendo tan malo como obstinado con él? ¿Estaba exagerando? Tal vez Jungkook tenía razón, debía relajarse un poco, él ya se disculpó, todo estaba bien ahora ¿por qué se aferraba a alejarlo entonces?. Trago saliva y exhalo—. Voy a intentarlo, pero eso no significa que tiene mi confianza todavía ¿entendió?.

No estaba del todo complacido, pero tampoco podía pedir mucho más. Así que simple asintió.

—Fuerte y claro. —sonrió mostrando su ilustrada dentadura.

Esa sonrisa de conejo.

Fue inevitable, el rostro del príncipe Jimin se calentó y en sus mofletes había un fuerte color carmín. Todo por esa boba y tierna sonrisa de conejo.

[...]

El camino que recorrieron los llevó hasta una hermosa y gran fuente rodeada de luces, flores y luciérnagas, habían llegado al medio del jardín. Era un lugar hermoso y tranquilo sin dudas, ambos se sentaron en la orilla de la fuente, permanecieron unos segundos en silencio, escuchando a los grillos y la ligera brisa que soplaba.

—Escuche que aquí hay un bosque con criaturas magias ¿eso es verdad, alteza? —preguntó el príncipe de la Luna.

—Lo hay, pero solo algunas personas están autorizadas a ir. Es un área altamente protegida, mi madre así lo decidió. —le respondió el príncipe de cabello dorado. Jungkook le tomó atención—. Mi madre es muy apegada a ese bosque, lo visita cada cuando y algunas veces me ha llevado con ella.

—¿En serio? ¿Y qué hay ahí?.

—Todas las criaturas mágicas que te puedas imaginar, gnomos, pegasos, sirenas, piedras vivientes, trolls y sobre todo hadas, que ciertamente no tienen un buen temperamento. —río en voz baja, recordando aquella vez que las mujercitas le halaron el cabello porque estaban celosas—. Todos en ese bosque adoran a mi madre, realmente la consideran su reina.

—¿Y por ejemplo las hadas son portadoras de magia? ¿Pueden cumplir deseos? —preguntó Jungkook completamente interesado, como un niño pequeño.

—Lo son, pero no tenemos permitido utilizar su magia, a menos de que ellos deseen obsequiarnos. —le explicó.

—Supongo que las hadas le obsequiaron algo muy preciado a tú madre. —dijo Jungkook.

—Si, le han obsequiado muchas cosas, ella las guarda para si misma, realmente atesora todos sus obsequios. —replicó

—Me refiero a usted alteza. —aclaró volteando a verse—. Seguramente cuando estaba en su vientre la bendijeron dandole a su hijo gracia, inteligencia y suma belleza. —Jungkook se quedó callado un momento, mirando el rostro del príncipe Park que parecía haber sido esculpido por los mismos ángeles, era sin dudas la criatura más hermosa que sus ojos hayan visto, su piel tan blanca como la nieve, sus deslumbrantes ojos color miel, y sus sensuales labios increíblemente gruesos y de tono rosado. El príncipe Jeon tragó grueso, deslizó su mano lentamente hasta colocarla con suavidad sobre la del rubio quien se sorprendió y soltó una exclamación ahogada—. Déjeme decirle lo hermoso que luce esta noche.

Jimin se quedó como una estatua, miraba con los ojos bien abiertos al pelinegro y sentía sus dedos acariciando los suyos, su respiración se agitó y su corazón se aceleró, estaba apunto de flaquear una vez más. ¿Debería corresponderle? O ¿debería simplemente huir de la situación? Aunque... la pregunta correcta aquí sería ¿por qué debería de huir y no corresponderle?.


Siempre esperando que los episodios sean de su agrado, muchos besos muack💗

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