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... Y a la mañana siguiente

El distante sonido de una canción se adentró en su sueño despertándolo lentamente, miró la hora en el reloj al lado de su cama, eran casi las nueve de la mañana, había dormido más de lo normal para él, pero como se había quedado despierto hasta muy tarde pensando en posibles escenarios que podrían ocurrir al día siguiente, si aquella farsa de la invocación resultaba real, casi no pudo pegar el ojo.

Al menos su noche de insomnio fue provechosa, tuvo varias ideas interesantes que copió en su libreta con la intención de convertirlas en una historia más adelante, estaba decidido a sacarle el máximo provecho a la locura del día anterior.

La canción de antes volvió a sonar haciéndole saber que estaba recibiendo una llamada, con pereza tomó el aparato del nochero y contestó.

—Buenos días —dijo con voz ronca y adormilada, con esas dos palabras pudo sentir el terrible sabor en la boca con el que siempre amanecía. Era realmente asqueroso tener que hablar con esa peste atormentándolo, ojalá hubiera tenido tiempo de lavarse los dientes antes de contestar la llamada.

—Izuku cariño, ¿aún no te habías levantado? Otra vez te quedaste hasta tarde viendo esos muñecos que te gustan.—Un suspiro se escuchó al otro lado de la línea—. Más te vale no hacer eso entre semana o no tendrás energía para estudiar.

—S-si mamá.

Ese no fue el motivo de su desvelo, pero no es como si pudiera decir, "no mamá, no me quedé viendo anime, sino que estuve haciendo un ritual que encuentre en internet hasta algo entrada la noche y luego no pude dormir de la emoción", eso sonaría descabellado y probablemente su madre se preocuparía por su salud mental.

—¿Qué hiciste ayer mi niño? —Izuku miró el techo mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios, "intentar invocar a mi personaje favorito de anime".

—Probé una receta nueva, hice curry picante, quedó rico, pero se me fue la mano con el picante —respondió mientras se levantaba de la cama estirándose como un gato.

—Y qué tal tu mamá, ¿cómo estuvo tu viaje?, ¿cómo está papá? —preguntó mientras miraba con mala cara su revolcada cama, como odiaba tenderla, sin embargo, alguien lo tenía que hacer.

—Mi viaje estuvo bien cariño, no hubo problema y la comida del avión era buena —respondió ella con voz alegre, se podía notar la felicidad que le causaba poder ir a ver a su esposo—. Tu papá está bien, te manda saludes y dice que para navidad nos enviará dinero para que vengamos los dos a pasar las fiestas con él, porque no podrá ir a Japón y realmente no quiere celebrar sin nosotros.

—¡Viaje! —gritó el adolescente con emoción.

—Te tengo que dejar hijo, pórtate bien y diviértete, mañana te vuelvo a llamar.

—Está bien mamá, dile a papá que lo quiero, disfruta mucho tu viaje y tráeme un regalo.

Su madre colgó no sin antes darle otra advertencia sobre dormir temprano.

Dejando el celular en la cama se dirigió a su armario y sacó una muda de ropa limpia, pues la que tenía puesta apestaba a sudor, con todo en sus brazos se dirigió al baño. Quince minutos después estaba limpio y listo para enfrentar un nuevo día.

—Supongo que hoy almorzaré curry picante —dijo al asomarse a la sala, esta se encontraba vacía y exactamente igual a como la dejó el día anterior.

Izuku no lo iba a negar, se sentía decepcionado, aunque claro que el sentimiento lo hacía sentir como un idiota. ¿Qué esperaba que sucediera? ¿Qué mágicamente Bakugo Katsuki apareciera en su sala? Eso era una locura, era obvio que no sucedería nada.

Se acercó a la mesa que alistó el día anterior y todo seguía intacto, nada se había movido de su lugar y la imagen, le gustara o no, le hizo suspirar.

—Izuku eres un idiota —se reprendió para sí mismo antes de tomar el bentō y el termo llevándolos a la cocina. Ese sería su almuerzo, no planeaba desperdiciar una buena comida, pero primero estaba el desayuno.

Dejando todo en el mesón sacó un plato y una caja de cereales de la alacena, fue hasta la nevera abriéndola y se quedó viendo los envases de leche y yogur de fresa.

—Hoy me siento más arriesgado, tomaré el yogur —mencionó Izuku sacando el envase para dejar caer una buena cantidad del líquido rosáceo sobre las hojuelas.

Una vez que puso todo de regreso en su lugar se quedó de pie en la cocina mientras comía con tranquilidad viendo hacia la sala pensativo, estaba triste porque la diversión de ayer terminó, aunque no pudo evitar pensar: "¿Y si lo hice mal? Quizás si debí poner todo en la ventana de mi habitación o me equivoque en alguno de los pasos".

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no sintió los pasos que se aproximaban a él hasta que ya estaban demasiado cerca.

—¿Tú quién diablos eres? —Una voz ruda y ronca llenó el silencio de la casa haciendo que Izuku soltara el plato de cereales, este cayó haciendo un gran estruendo y ensuciando todo el suelo—. ¡Responde maldito extra! ¿¡Acaso te comieron la lengua los ratones!? ¿¡Quién eres y dónde estoy!?

Del susto Izuku solo atinó a abrir uno de los cajones de la cocina que estaba más cerca de él y sacar un utensilio para utilizarlo como arma en su defensa, lo apretó con fuerza y lo alzó poniéndolo frente suyo como advirtiéndole al intruso de que no se acercara.

Una fuerte carcajada llenó el lugar al instante haciendo temblar al pequeño pecoso.

—Que miedo, un idiota me va a atacar con una espátula. —La burla impregnaba aquellas palabras.

En ese momento Izuku se dio cuenta de lo que tenía en las manos y su rostro se puso colorado de la vergüenza, pero esta no duró mucho, un estallido demasiado fuerte le hizo dar un salto hacia atrás provocando que resbalara con el yogur en el suelo y cayese sentado sobre su trasero.

Otra carcajada hizo que el pecoso alzará la mirada y viera al otro chico, esa vez con más detenimiento, y entonces pudo notar aquello que el susto inicial no le permitió ver.

Frente a él había un joven de más o menos su misma edad, alto, de cabello rubio cenizo despeinado y en puntas, piel blanca, ojos rojos y vestido con...

—¡El uniforme de la U.A.! —exclamó el castaño sorprendido.

El otro dejo de reír para mirarlo, sin embargo, a Izuku no le importó eso, solo agachó la cabeza y empezó a murmurar todas las opiniones respecto de su reciente descubrimiento.

—Puede ser un cosplayer que se metió a mi casa. ¿Pero para qué un cosplayer se metería a mi casa? ¿A robar? Eso es estúpido si alguien quiere robar debe evitar ser visto y viéndose tan llamativo no iba a ayudar a ese propósito; entonces un cosplayer que va a una convención y busca indicaciones para llegar, sin embargo, yo vivo en el cuarto piso eso no tiene lógica; puede ser un nuevo vecino, empero...

—¡Puedes callarte de una maldita vez!

El fuerte grito del rubio lo hizo salir de su mundo y mirar al rubio mientras se levantaba del suelo.

—¿Cómo te llamas? —El pecoso no pudo evitar preguntar mientras una idea descabellada se asomaba por los rincones de su mente.

—Soy Bakugo Katsuki y necesito que me digas cómo regresar a la U.A.

🌸🌸🌸

Hola aquí estoy yo de nuevo y les traigo un capítulo para que disfruten, espero que les gustara.

Gracias por todo el apoyo que le están dando a esta historia, son los mejores.

Y algo que no es parte de esto, pero aun así aquí les va. Algunos me sugirieron hacer un omegaverse y pues estoy trabajando en ello, es de un único capítulo porque quiero experimentar antes de hacer algo más largo y elaborado, tengo que corregirlo, pero ya casi esta, aun así mis correcciones toman eternidades, espero terminarlo para que lo disfruten.

Este capítulo tuvo una leve revisión el 18 de diciembre de 2021.

No siendo más, los quiero y nos leemos en el próximo capítulo o en otra de mis historias.

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