Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXII

Querido Ulises:

Te escribo porque, quizá, llevas rato esperando saber de mí. Te escribo porque, muy probablemente, mi tan prolongado y obtuso silencio te ha mortificado más de lo debido.

De antemano te aclaro que me encuentro perfectamente bien, por si te lo preguntabas. Un poco (mucho) más tranquilo, con la mente quieta, con el peso del pasado todavía a cuestas, pero con el espíritu en completa calma.

He vuelto a sonreír, pero no demasiado. He vuelto a convertirme en un fugitivo de mi habitación y es hecho que le debemos, tú y yo, a Ganimedes. He logrado conciliar el sueño a lo largo de estas noches grises que, de a poco, han recuperado su verdadero tinte.

Estas palabras nacen, no en mi isla, sino mucho más lejos. Nacen, Ulises, en el patio de recreos auspiciadas por el alegre bullicio estudiantil de una vida que no se detuvo a pesar de mi ausencia.

Ganimedes me acompaña, me sonríe a menudo, me obliga a participar en sus locuras o en las de Diomedes. O me convence para invitar a Néstor a casa porque parece que le gusta.

Es un poco incómodo el asunto en verdad, lo admito... pero es mi hermano ¿qué se le hace?

Arquímedes volvió a dar señales de vida solo para despedirse para siempre. No pude sentirme tan satisfecho, en verdad, al toparme con tal manifiesto de su parte: era de esperarse.

¿Me afectó? No como esperaba y menos como debería... cosa que, quizá, se deba a la presencia de Ganimedes.

No sentí, de nuevo, el taladro de la pérdida perforándome en lo profundo: en o absoluto. No sentí tampoco ese enfermizo vacío que todavía, cuando me descuido, me embriaga ni bien la imagen del péndulo humano vuelve a mi memoria.

No sentí nada, Ulises, que me diera señal alguna de que había perdido algo importante, porque lo verdaderamente importante parecía haber cambiado de forma, de nombre, de rostro: yo mismo.

Él se encargó de recordármelo. Él se encargó de hacerme entender un asunto intrínseco de mi verdad, de mi pensar... y me hizo abrir los ojos para así, finalmente, devolverme la capacidad que, en su momento, me costó tanto abrazar: mi propia ACEPTACIÓN.

Vuelvo a ser capaz de reconocerme ante el espejo. Vuelvo a ser capaz de visitar reinos caídos, de blandir espadas y lucir armaduras mientras lidero un batallón en algún campo de batalla.

Aquiles, el verdadero, el heróico, vuelve a resucitar. Vuelve habitarme en sueños mientras que yo, el otro Aquiles, intento acostumbrarme a habitarme a mí mismo y habituarme a una vida que, de cierto modo, comienzo a entender con mayor simpatía.

Las singularidades de esta idea nueva, de este intento de simpleza que buscamos inaugurar en mí me permiten, con cierto temor, reestablecer mis propios lineamientos y, con ello, conducirme hacia la posibilidad de un (re)descubrimiento...

A estas alturas del desastre, Ulises, debo admitir que tuviste razón en todo. Debo admitirlo, en verdad: jugaste sucio todo el rato porque te obligué a hacerlo, te obligué a disparar a matar -además de que, seamos honestos, era necesario-.

Siento que con solo agradecerte no será suficiente está vez. Hemos superado, una vez más, otra notoria circunstancia sembrada bajo esta maldición -dulce maldición- que nos mantiene prisioneros de un concepto: la amistad.

Durante todo este tiempo, amigo mío, jamás valoré de verdad esa palabra, por tanto, tampoco he valorado, como debería, todo lo que has hecho o hiciste por mí desde hace tanto: eres único en verdad...

Y ha quedado, en definitiva, desterrada la teoría del falso parecido entre Ganimedes y tú: lo he experimentado lo suficiente y puedo declararlos agua y aceite.

Como Ganimedes no hay dos, Ulises. No cabe la menor duda , y que esto no hiera tus sentimientos, de que él está en otro nivel, en otra altura, en otra categoría más elevada... quizá es más cercano a los dioses, no lo sé. Quizá nisiquiera lo tenga merecido, pero aquí está, conmigo siempre.

Espero saber de ti pronto. También extraño leer tus palabras cuando desaparezco. Y es que nunca me escribes si no te doy alguna razón previa. Creo que te mal acostumbré a eso ¿verdad?

Enserio, escríbeme. Escríbeme cuando quieras. De mí tendras siempre respuesta.

Aquiles Javier Barboza

Maracaibo, abril de 2021

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro