Capitulo 1
Un cielo estrellado.
Es la vigésima vez consecutiva que salgo a mirar el cielo para ver las estrellas, me es imposible no mirarlas y tratar de contarlas todas, de admirar su hermoso sintilar... de dibujar su rostro en las estrellas
A pesar de que hayan pasado días, aún recuerdo la gran aventura que me trajo Wofly, aquella en que lo conocí a él.
Años atras...
—Te quiero ver en la fiesta antes de que toque la campana Mag —decía por quinta vez en la mañana mi madre— o..
—O estare castigada el resto del verano, lo se mamá —Amo a mi madre pero a veces me desespera.
—Y no olvides ir por los listones —continúo mientras tomaba dos enormes bolsos con accesorios decorativos. Abrio la puerta y antes de salir me dio un beso en la frente—.Te quiero, no hagas ningún revuelo.
Silencio absoluto quedo luego de que mi mamá se fuera, no tenía nada que hacer en todo el día exepto ir a mis clases de natación por la tarde. Ya que, ire por esos listones primero.
Al salir a la calle unos rayos de sol me indicaron que este día no estaría nublado como ayer, mientras cerraba la puerta alguien grito mi nombre.
—¡Buenos días Migenia!
—Buenas días señora Flora —Le devolví el saludo cuando termine de cruzar la calle hasta llegar a las rejas que cercaban su hermoso jardín—. Por lo que veo esta arreglando sus flores.
—No realmente —respondió borrando su sonrisa—. Estoy despidiendome de mi amado manzano, hoy en la noche se lo llevarán.
Sabía desde hace días que las raíces del manzano estaba extendiéndose demaciado hasta tal punto que salió por la vereda, pero no imagine que sería arrancado de raíz. Pobre señora Flora, ella ama mucho a ese árbol, todas las tardes se sienta bajo su sombra tejiendo prendas para sus nietos. Ese manzano es como el tesoro de su jardín, a pesar de que todas las manzanas sean amargas, no bromeó, cada año probaba una y sabían más horribles que un limón.
—No se ponga así, estoy segura de que sí planta otro manzano este será mucho más hermoso —dije para intentar animarla. Ella es tan buena, cada aniversario del barrio nos prepara tartas de frutas de su jardín ak que cuida rigurosamente, no merece perder a su manzano sin embargo creo que sí no lo talan y extraen las raíces este podría ocasionar daños en la calle.
—Gracias querida. Esta tarde horneare una tarta de piña junto a muchas otras de pera.
—No tiene idea de como ancio probarla —Si hay algo a lo que no puedo resistir son a las tartas de piña ¡amo a esta mujer! —. La veré en la fiesta y apuesto a que todos se derretiran al probar sus deliciosas tartas.
—Hasta pronto linda ¡cuidate mucho¡
Con una sonrisa me aleje continuando mi camino, pero antes no pude evitar mirar ese manzano y en que tal vez sería la última vez que lo viera..
Caminaba en dirección a la parada de autobuses sin nigún problema, todo estaba perfecto, claro hasta que escuche los ladridos de un perro que perseguía a un pequeño gatito. Sin pensarlo dos veces la tome alejándolo del can, doy gracias de que era pequeño o de lo contrario me habría atacado.
Fuera de cualquier peligro, baje al gatito que tenía levantado para comprobar que estuviera fuera de peligro, me esperaba de todo menos aquello: Una especie de polluelo azul que dijo "Mi", no estaba así hace un momento ¿Qué es esta cosa?
No tuve tiempo de reponder a mis cuestionamientos ya que unos enormes seres similares a las tortugas ninjas aparecieron a mi alrededor.
¿De donde salieron?
—Entreganos al Mionix -hablo uno de ellos con una voz raposa.
¿El qué?
No entendí nada de lo que estaba sucediendo, todo era confuso e irreal.
—Atente a las consecuencias.
Lo único que sentí luego fue su mano alrrededor de mi cuello, mis pies dejaron de tocar el piso y poco a poco el oxigeno se iba, pensé que este sería mi fin al verlo sacar una espada y acercarla a mí. O eso creí al escucar el sonido de unas bocinas y un ver un extraño resplandor.
No supe que sucedio despues, no supe como apareci en el lado de la acera con aquella criatura blanca.
Me levante un poco aturdida, el cuello me dolia como si mil abejas me picaran pero ese no era el problema ahora, las tortugas horribles estaban al otro lado de la calle, uno hablaba por un extraño objeto, otros empezaron a ponerse unas extrañas gafas transparentes y el que casi me asesina me estaba mirando fijamente.
No me quede ahí para averiguar que querían; Tenía que huir.
El primer lugar que se me vino a la mente fue la casa de Any que estaba a una cuadra, lo primero que hice al llegar fue tocar la puerta como loca, esas cosas estaban a metros de alcanzarme.
—¡Mig! Que gus...
—¡Entra ahora! -Grite desesperada cuando abrio. Pobre puerta no tenía la culpa de que la cerrara con tal brutalidad.
Al estar a salvo me dirigí a la ventana a contemplar el panorama haciendo oidos sordos a las interrogantes de mi amiga, lo que me temía estaba afuera ¿y ahora que hago?
—¿Me puedes explicar porque actuas tan asustada? -pregunto Any sarandeandome. Tenía que contarle del peligro que corriamos.
—Esas cosas —Señale la ventana—. ¡Ahí afuera estan unas tortugas que intentaron matarme!
—No me digas que tomaste drogas - dijo observando por la ventana—. Afuera no hay nada.
—¡Claro que sí! —Levante a la extraña criatura para demostrar que decía la verdad—. Ellos querían esto.
—¿Un oso de peluche? —¿Entonces ella no podía ver nada de lo que yo veía?—. Mira mejor ve a casa a des...
—¡No! —grité—. ¡Afuera hay criaturas que intentaron asesinarme y quiza a ti también si no hacemos algo! —Estaba empezando a alterarme y cuando me altero solo quiero gritar.
—Llamare a tu madre —Fue todo lo que dijo dirigiendose hacía el telefono. No la detuve porque tal vez era la mejor opción, mamá sabría que hacer.
Unos golpes en la puerta detuvieron la minima calma que había conseguido.
—¿Y ahora quién toca de esa manera? -pregunto enojada Any. Las tortugas gigantes fueron lo primero que pense .
—¡No habras! —supliqué asustada—. Son las tortugas.
—Claro que no —afirmó exasperada y dirigiendose a la puerta— de seguro es el vecino que otra vez dejo caer su ropa en la azotea y...
No sabría como explicar el chorro de agua que cayo sobre mi amiga e interrumpio caminata hacia la puerta.
—Espero que no sea el agua del florero lo que me hayas arrojado Migenia —dijo dandose la vuelta lentamente-. Porque si es así juro que...—No supe porque se paralizo hasta ver que tenía sus ojos fijos en mis manos ¿por qué ahora si podía ver a Mi? ¿Acaso él le tiro ese chorro de agua a Any?
Un golpe en el piso me saco de mis pensamientos.
Any se había desmayado. Genial, lo que faltaba.
Intente despertarla pero no tuve resultados y no sabía donde estaba el botiquin de esta familia, lo obvio sería que estuviera en el baño pero lo raro es que ellos no lo guardan ahí.
Unas pisadas fuertes se escucharon en el piso de arriba, ¿comó es que las tortugas entraron? Estaba al punto de la desesperación que por poco le daba cachetadas a Any salvo que Mi me detuvo y se posicioso sobre su cabeza y envio chispas a su rostro, segundos despues mi amiga desperto y grito al ver a Mi sobre ella.
—Any no hay tiempo para gritos —dije tapandome los oidos—. Tenemos que irnos
—¡Comó quieres que no grite si estoy viendo a una especie de pelota mutante!
Un estruendoso ruido hizo que Any gritara más incluyendome tambíen a mí, las tortugas gigantes rompieron la puerta de alguna de las habitaciones de la planta baja.
—Por favor dime que no son las cosas que intentaron asesinarte.
—¡No te lo dire pero corre!
Con Mi sujeto en mis brazos y una Any gimoteando corrimos hacía el miniascensor de la casa, los padres adinerados de mi amiga si que se toman muchas libertades.
Una cuchilla que aterrizo en la pared detuvo nuestra huida, por pequeños milimetros casi es enterrada en el brazo de Any, esto hizo que ella gritara más. Esta vez si le dí una cachetada para que se callara y volvieramos a correr debido a que esas tortugas lograron vernos y continuaban lanzandonos cuchillas.
Afortunadamente llegamos al ascensor pero antes de que este se cerrara una cuchilla aterrizo en una de mis piernas, grite de dolor, dolía como el infierno y la sangre no ayudaba a que Any dejara de llorar.
Una vez más Mi logro sorprenderme, de su cuerpo salió una extraña niebla oscura que envolvio el cuchillo y lo saco, mire mi pierna y esta ya no tenía rastro de ninguna herida o cicatriz.
Un extraño silencio se formo luego de presenciar aquello, ambas estabamos sin palabras. Claro que el silencio se rompio con el sonido del ascensor dando avido que llegamos al ultimo piso.
—Eso fue...
—Lo averiguamos luego -interrumpi a Any—. Ahora debemos tratar de escapar.
Debí de ser idiota al oprimir el boton del último piso, ¿comó diablos ibamos a huír desde la azotea? Y para culminar las tortugas llegarón segundos despues de nosotras.
Estabamos acorraladas, sin escapatoria, por cada paso que ellos daban hacía adelante nosotras dabamos uno atrás y sin darnos cuenta ya no había mas espacio para retroceder sin caer desde varios metros.
"Salten"
¿Qué?
"Salten ahora"
¿Acaso esa voz era de Mi?
—Debemos saltar —dije tomando la mano de mi amiga.
—¡No! ¡¿Estas loca?! —gritó Any
—Debemos de confiar en él —señale a Mi.
—¿En esa cosa?
—¡Es ahora o nunca!
A pocos intantes de que esas tortugas nos atravesaran con sus espadas ambas saltamos y unas extraña luz cegadora fue lo último que vi.
Al abrir los ojos lo primero que vi fue un piso blanco con el dibujo de una mantis que se me hacía familiar, me levante un poco más y varias personas vestidos con una especie de kimono me veían confundidas, gire un poco la cabeza y me encontre con alguien muy familiar que intentaba despertar a mi amiga.
El ex de Any.
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