Cuando Giovani le había dicho que el dinero viene y va ella no le había tomado tanta importancia, pero ahora sí, cuando el catálogo que le había dado no era de apartamentos, sino de casas que valían más que lo que ella podría ganar en un año con 5 trabajos juntos. Miraba la revista de un lado a otro frente al hombre que desayunaba delante de ella.

-¿Por qué el rostro de impresión?- preguntó Giovani tomando un sorbo de café.

Ella alzó la mirada sin saber cómo articular palabras.

-Yo... no estoy buscando algo tan caro.

-Una casa es una inversión. Cuando necesitas resolver una situación la vendes y después puedes comprarte algo más pequeño. Y en mis estándares... el catálogo que tienes en las manos es lo más barato que considero para vivienda.

Isabela comprendía que a pesar de que Giovani no había tenido tan buena experiencia con su familia, siempre había vivido rodeado de lujo, por lo que un apartamento como en el que ella vivía antes o uno de mejor calidad, no entraba ni en la categoría de pensarlo siquiera.

Sus manos temblaban ligeramente. Quería algo para Allen pero no así de caro. Eran casas hermosas no mentiría. Sería un sueño vivir en ellas y mucho mejor si no había que pagarlas, pero de ahí a que se la regalara el hombre solo porque lo pidió... era complicado. Si era Allen el que la incitaba siempre a pedir más dinero.

-¿Qué miras Bella?- Allen masticaba su pan con mantequilla que había querido para desayunar. A pesar de siempre hablar de querer hacer dinero era un niño de gustos simples para nada extravagantes a pesar de que se los podía dar estando allí.

Se inclinó estudiando el catálogo.

-¿Vas a comprar una casa?- preguntó él extrañado.

-Corrección, yo les voy a regalar una casa así que ayuda a tu madre a escoger una bien bonita porque ella está completamente indecisa- Giovani intervino alentando al niño, sabiendo por donde entrarle para convencerlo rápido.

Los ojos de Allen brillaron. Era lo suficientemente inteligente para no tener que preguntar. Por el contrario, dejó la tostada, se bajó de la silla y se subió al regazo de Isabela.

-vamos a escoger una casa bien linda para Bella- dijo con una sonrisa en los labios que no permitió que la mujer pudiera protestar.

Ella miró del Allen a Giovani que alzó los hombros con un rostro complacido. Él era del tipo de hombres que le gustaba hacer alarde de sus capacidades. Y cierto niño se estaba aprovechando de eso.

Y fue gracias a Allen que poco después de media hora Kamil ya estaba llamando por teléfono a la propiedad escogida para irla a visitar el fin de semana.

-Ceo, ya todo está organizado. Se puede visitar a las 8 de la mañana- dijo él mientras Giovani preparaba todo para salir.

Isabela se quedó pensativa y miró a Allen.

-¿Nos dará tiempo?- le preguntó.

Allen también lo pensó.

-Creo que sí, sino nos demoramos mucho.

-¿Qué ocurre?- Giovani escuchó su conversación.

-Pues, Allen tiene un juego de futbol por uno de los club de la escuela el mismo día lo que a las 11 de la mañana. Es un evento importante.

-Si les gusta la casa dejaré a Kamil para que termine el proceso de compra y demás. Es muy ágil y es el que normalmente hace ese tipo de movimientos. Así que no tienen que preocuparte.

Tanto Allen como Isabela asintieron.

-Y Giovani, gracias- Isabela le dijo sinceramente.

-No hay de qué preciosa- Se ajustó la manga de su traje- ya sabes cómo realmente me gusta que me agradezcas.

Y las mejillas de Isabela se volvieron rojizas.

***

Dios, aquello se veía mejor que en las fotos, que decía, aquel lugar mucho más de lo que se mostraba en las referencias. La casa estaba relativamente cerca de la de Giovani dabido a que se encontraba en el mismo distrito residencial. La construcción era relativamente moderna. Con un jardín exterior. Dos plantas, estudio, más cuatro cuartos, seis baños, gimnasio, piscina, y demás espacios, incluyendo un patio trasero con piscina y terraza grande. Aquella era una casa que pegaba más con Giovani que con ella y... bueno, era pasa su hijo, así que mejor no opinar. Era como él había dicho, era una inversión a largo plazo.

-Belaaaaaa- Allen vino corriendo hacia ella con una sonrisa de la emoción- me encanta, es súper grande, tiene piscina y espacio, así que puedo tener un perro- se giró hacia Giovani- ¿Kiki podrá visitarme y jugar conmigo?

-Kiki no tiene con quien jugar mucho en mi casa así que de seguro le gustará eso.

-Siiii. Allen abrazó la cintura de Isabela- vamos a tener nuestra propia casa. Ya no tendrás que preocuparte por la renta.

Ante eso una lágrima cayó sobre la cabeza de Allen pero fue suficiente para que este alzara la mirada alarmado.

-¿Por qué lloras Bela? ¿No estás contenta?

Ella negó con la cabeza.

-No estoy llorando, fue una basura en el ojo- dijo ella secándola rápidamente y controlando sus emociones para abrazar a Allen contra ella.

Pudo sentir el peso de la mirada de Giovani que fruncía el ceño dada la reacción que había tenido. A él no lo podía engañar. Él conocía la historia de ella por lo que de seguro sabía por qué estaba así.

Kamil se acercó a ellos con un sobre en las manos y la gestora a su lado.

-Entonces, me encargo de hacer el resto de los papeles.

-Te lo encargo. También cuida del detalle del anonimato lo más que se pueda- Giovani fue muy específico en este último punto. Gracias a lo que conocía de Isabela y la relación de Allen con su familia, si salía a la luz que había una propiedad a nombre de ellos al momento estarían en el ojo público- Se giró hacia madre e hijo.

-Ahora, nosotros nos iremos al juego de futbol.

Isabela alzó una ceja.

-Va con nosotros.

-Claro querida- dijo él como si fuera algo natural- Además tu hijo no se ha negado a que no asista.

Y con eso los tres caminaron en dirección a uno de los dos autos que los esperaban en la entrada. Uno de ellos le pertenecía a Kamil mientras el otro era un mercedes de Giovani. Allen subió atrás e Isabela al frente junto a Giovani y fueron en dirección al estadio donde se realizaría la competencia.

Sin embargo, el cielo desde esa mañana se estaba nublando y parecía que pronto comenzaría a llover.