Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

81

A pesar de lo que creía Isabela, Giovani no la atacó en el baño, a pesar de estar los dos sin ropas y con miles de posibilidades. Más bien, se comportó bastante bien para lo que estaba acostumbrada y ameritaba la ocasión. Le había recogido el cabello para que no se mojara más, le había enjabonado el cuerpo, masajeado, no la había tocado de forma tan provocativa como para llevarlo a lo sexual. Lo más que había hecho era besarla, pero no los típicos besos que la dejaban sin aliento, sino aquellos que hacían la experiencia bastante...

Eso no quitaba que los ojos de él habían brillado peligrosamente todo el tiempo, como si estuviera preparando el platillo que más tarde se comería. Y ese platillo era ella.

Y debido a que solo se limitó a masajear su cuerpo salieron rato más tarde Isabela se sentía tan relajada que apenas tenía ganas de hacer otra cosa que comer y acostarse en la cama. No podía negar que las manos de Giovani habían hecho maravillas con cualquier tensión que podría quedar en su cuerpo.

-¿Te sientes mejor?- recibió un beso en su nuca mientras el brazo de él rodeaba su cintura por detrás y la recostaba contra el pecho desnudo del hombre -Estabas actuando muy extraño hoy por lo que pensé que estabas tensa, pero al parecer por la expresión de tu rostro lo que hice funcionó perfectamente.

Isabela en otro momento se hubiera puesto en guardia por la cercanía, pero después de todos sus encuentros y lo relajada que este hombre le había hecho sentir simplemente asintió recargándose más contra él. El aliento de él contra su cuello la estremecía ligeramente. Juró que pudo sentir un bufido saliendo del pecho de él.

-¿Quiere la princesa que la lleve cargada a su cuarto, o mejor, al mío?

Y como Isabela era tan... Isabela al momento reaccionó y se separó de él.

-Yo puedo ir por mí misma- se ajustó la bata de baño que era lo que cubría su desnudez y caminó en dirección a su habitación sintiendo el peso de la mirada de Giovani que la seguía. No se había equivocado al pensar que él la estaba preparando para devorarla después y no tenía que ser con penetración, ya había vivido en carne propia que el hombre tenía muchas formas de tener sexo.

-Me estás mirando el trasero- protestó ella mientras subían la escalera.

-Tengo un trasero hermoso moviéndose delante de mí. Cómo no voy a mirarlo.

Isabela apretó los labios y se cubrió las nalgas con sus manos como si eso resolviera el problema.

-No lo mires- dijo ella y terminó se subir las escaleras mucho más rápido en dirección a su habitación.

-Te cambias en la tuya- pudo escuchar a Giovani antes de entrar- Pero para dormir vienes a la mía, sino te voy a buscar.

Y ella sabía muy bien que él era capaz de abrir la puerta y llevarla hasta su cama. Isabela se pegó a la puerta una vez la cerró y se dejó caer hasta el suelo cubriéndose todo su rostro completamente rojo.

¿qué era aquel sentimiento que la estaba invadiendo? Era cálido, acogedor, pero que a la vez le daba miedo. A pesar de todas las cosas y de su inicio, se sentía muy bien estar con Giovani. Le hacía bromas a su forma, hasta jugaba con ella, pero siempre la estaba protegiendo, como si ella fuera su prioridad. Además, le había ayudado tanto en el poco tiempo que se conocía, aun si había un contrato de por medio, que ahora incluso, el contacto físico no le repugnaba como antes, más bien... ella se encontraba buscándolo.

-Ah Isabela, mira que eres complicada- suspiró dejando salir su frustración. Sabía que si indagaba un poco más descubriría el tipo de sentimientos que sentía en ese momento, pero le daba tanto miedo que nunca iba en ese camino.

Ese camino... no terminaría bien. Al menos ese era el único escudo que le quedaba.

***

Después de comer Giovani se había encerrado en su oficina a trabajar junto a Kamil. Isabela agradeció que Kamil se hubiera encargado de los estudios de Allen esa tarde. Aunque no era que el niño necesitara de mucha ayuda, era un genio y entendía las cosas a un nivel completamente diferente de los humanos normales. Ella misma a veces tenía problemas para seguirle el ritmo, solo que él aún era un niño de 10 años. Ayudarle a hacer la tarea era una actividad que creaba cierto vínculo. Y ella había visto a Allen divertirse bastante intentando sacar una sonrisa del siempre rostro de Kamil. Más bien lo había torturado por casi una hora.

Ahora ella estaba delante de su cuarto con su celular después de despedir a Allen que ya estaba acostado con Kiki del otro lado de la cama. El Golden que era normalmente intranquilo estaba bastante relajado y hasta había cerrado los ojos. Le había dado un beso y apagado la luz antes de salir.

Lo que en ese momento le cruzaba por la mente cual sería la opción más sensata a tomar. Podía acostarse a dormir en su cama cerrando la puerta con candado y quizás algo más para que no fuera fácil entrar. Giovani era capaz de entrar por la ventana o por el cuarto de Allen que se comunicaba con el de ella. Cualquier opción era válida para él. Era un hombre que nada lo detenía.

Lo otro y que le evitaría ese tipo de problemas para entrar en otro, sería ir directo a la cama de él y esperarlo. Eso... podría llevar a otra cosa. Sin embargo, ella apretó el teléfono en sus manos y las palabras de su compañera resonaron en su mente. Estaba segura que estaba haciendo una locura. Sí, una locura.

***

Ella no sabía a qué hora Giovani volvería a su habitación, donde ella estaba ahora mismo. No entendía que estaba pasando por su cabeza cuando hasta se había cambiado y puesto un vestido de seda de tirantes y que apenas llegaba a mitad de los muslos. Su cabello rojo estaba trenzado cayendo por su espalda hasta la cama acariciando. Cualquiera que la viera de seguro pensaría que ella tenía intenciones de llegar a algo esa noche y quizás sí, sino, no estuviese viendo el video de su celular.

Las palabras de su compañera de trabajo resonaban en su mente. Tener a un hombre a sus pies. Por la forma en que últimamente Giovani se comportaba sería fácil pedirle algo, pero ella no era de las de simplemente pedir sin dar nada a cambio. Durante la tarde algo le había rondado por la mente. Al ser una mujer práctica había cosas que no podía dejar de lado.

Una de ellas era donde viviría con Allen una vez que terminara el contrato con Giovani.

Una parte de ella le decía que no serían echados de la casa, Giovani estaba bastante interesado en su cuerpo, pero nada le garantizaba que una vez que el plazo se cumpliese y ellos tuvieran sexo sus caminos se separaran.

Hay comenzaba el problema. Él le había dicho que le daría 10 millones de dólares, solo que su deuda mágicamente se había convertido en el doble de eso. Lo más sensato sería contratar un abogado para investigar el caso y eso le llevaría mucho tiempo y dinero, y durante esos hasta meses tendría que tener un lugar donde vivir. Y no podía tener a Allen todo el tiempo de un lado a otro.

Dándole vueltas al asunto había terminado con la idea de decirle a Giovani que le comprara una casa a Allen. Al menos eso garantizaría que su hijo tuviera donde vivir en un futuro. En el caso de ella no le importaba mucho siempre y cuando su hijo tuviera un techo. Y si este al menos tenía un patio Allen podría tener el perro que tanto había querido en el pasado.

Y por eso estaba ahí. Para pedir aquello. No creía que Giovani se negara, pero eso era algo que no podía decir con seguridad.

La habitación estaba solo iluminada por las lampatas de las mesitas de noche. Ella estaba sentada en el medio de la cama dándole la espalda a la puerta. Había agarrado los audífonos inalámbricos de Giovani de su escritorio y aprovechando que él estaba trabajando por tiempo indefinido aprovechó en saciar su curiosidad.

Encendió el celular y puso el video. No era muy largo, pero estaba filmado desde diversos ángulos y de forma lenta por lo que los detalles estaban muy vívidos. La forma en que la mujer arrodillada entre los muslos del hombre sentado frente a ella era de cierta forma erótica. Como agarraba el miembro de él y lo acariciaba. Cuando lo llevó a su boca Isabela tragó en seco. Había escuchado que aquello se podía llevar hasta la garganta, pero se imaginó que solo eran historias exageradas. Se equivocó al ver como la nariz de la mujer tocó la ingle del hombre.

Se removió un poco en la cama y con el corazón palpitando a mil enfocada a aprender lo más que podía. Sin darse cuenta que la puerta se abría y alguien entraba.

De repente alguien quitó uno de los audífonos de su oreja y habló contra ella.

-Yo puedo enseñarte, no tienes que ver un video- la voz de aquella persona hizo sobresaltar a Isabela que casi cae del otro lado de la cama. Su celular quedó cerca de Giovani que la miraba con los ojos entrecerrados y una sonrisa depredadora.

El hombre agarró el celular y miró por unos segundos la pantalla.

-Esto es solo porno barato. La realidad es mucho mejor- apagó el celular y lo dejó caer- Y bien preciosa, ya que lo estabas viendo y estás vestida así- la recorrió con la mirada- Me puedo imaginar que estaremos haciendo hoy- ya comenzaba a desabrocharse la camisa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro