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Giovani revisaba los papeles uno por uno muy concentrado. Leyendo cada detalle. Nada podía salir mal. Después de tres horas de que Kamil le hubiera explicado todo, de que él le hubiera relatado lo que había pasado y que los papeles estuviesen firmados sobre la mesa entre ellos Giovani se apretó el entrecejo soltando un respiro.
-Realmente necesito un baño y dormir unas buenas horas. Necesitaré energía para mañana- como Ceo el trabajo se le había acumulado dado el cambio de planes a última hora. Y se encontraba realmente agotado.
-mandaré que le sirvan algo para comer para que pueda ir a descansar- Kamil se levantó, pero antes de irse se giró de nuevo- ¿le aviso a Isabela para que venga a comer con usted?
Giovani alzó una ceja.
-Ella está ahora con su hijo. No creo que me quiera meter en la ecuación.
Kamil pestañeó y solo debido a la confianza que ellos se tenían de años se permitió decir lo próximo.
-Parece que está celoso de niño. Acaba de sonar de esa forma.
Giovani mantuvo una expresión neutral, y lejos de lo que pensó que diría Kamil, este soltó.
-Yo también lo creo- se pasó la mano echando su cabello hacia atrás.
Kamil inclinó la cabeza hacia un lado.
-Al parecer ustedes dos se unieron aún más en este viaje.
Giovani no podía negar ese hecho.
-Creo que tenemos más química de la que pensaba- sus orbes azules brillaron ligeramente- me despierta cosas Kamil. Nunca me había sentido así antes.
Kamil lo escuchó y aunque antes se iba a ir ahora se sentó de nuevo delante de Giovani.
-¿le interesaría dejarla como su esposa una vez termine el contrato?- la pregunta tarde o temprano aparecería y eso lo sabía el Ceo.
-Eso es... algo que no sé. No te miento si te digo que me gustaría que ella se quedara más tiempo. He pensado en el hecho que falta poco para que termine el tiempo que debemos estar casados y no se sintió nada bien, sin embargo, me conoces. No soy un hombre de atarme de ese modo y además... no se los sentimientos de Isabela. Ella está casada conmigo porque necesita dinero y mantener tanto su seguridad como la de su hijo. Pero una vez que ella tenga el dinero en mano puede que desaparezca de mi vida y nos convirtamos como dos extraños.
-Es una posibilidad, quizás no- Kamil se quedó pensativo- Quizás si habla con ella y le di...
-No- Giovani habló rápidamente- Ella no tiene intenciones de tener una relación amorosa al menos no una oficial que reconozca- ella le había comentado su historia y los traumas del pasado no eran tan fácil de quitar.
Solo le quedaba esperar y ver que ocurría entre ellos. Mientras tanto y como estaban las cosas no tenía porque limitarse. Tal vez una ayudada podría convencer a la mujer.
Aunque ahora el que necesitaba ayuda era él.
Después de una buena comida, resolver algunos temas pendientes de trabajo y un baño relajante se encotnraba acostado en medio de su cama y sin poder cerrar los ojos. La razón. No podía dormir tan fácilmente.
Los utlomos días que había dormido junto a Isabela se habían sentido bastante irreales. Había dormido muchas veces con Samantha en la cama junto con él, con o sin sexo, pero era diferente. Completamente diferente. El calor de ella, la forma en que respiraba, la fragancia que emanaba, como se sentía su cabello contra su piel y podía seguir diciendo. Todo condicionaba que ahora deseara agarrar a la mujer y traerla, tirarla en la cama y obligara a dormir a su lado, para eso era su esposa. Pero no, ella se había pasado todo el tiempo con Allen, hasta habían cenado en la habitación del menor y no rastro de ella.
-Debí haberme quedado al menos otro día más en aquella endemoniada casa- dijo con los dientes apretados y se levantó sentándose en la cama. Su cabello estaba algo alborotado después de secarse mientras daba vueltas sobre la almohada.
Giró su rostro hacia la puerta y la convivió llegó a él. Isabela tenía un hijo, pero estaba casada con él después de todo. Así que él podría dormir con ella ¿no?
Algo debía estar mal con su cabeza para estar pensando así, pero ya era demasiado tarde porque estaba delante de la puerta del cuarto de Allen tocando. No lo hizo con mucha fuerza por si el niño estaba durmiendo hasta que la puerta fue abierta y apareció la mujer pelirroja con su habitual rostro de perro molesto cuando era perturbado su sueño.
-¿Qué ocurre?- su voz estaba ligeramente ronca de haber estado profundamente dormida.
Giovani alzó una ceja.
-Vamos a dormir a mi cuarto- la agarró de la muñeca, pero ella miró por encima de su hombro antes de salir y cerrar la puerta detrás de su espalda.
-Allen está durmiendo, ssshhhhh- ella lo mandó a callar aun sin ser soltada- Y esta noche voy a dormir con él.
Giovani estaba delante de ella. Se encontraba cansado, agotado, solo deseaba poder descansar, pero su mente estaba en otro lado. Con su mano libre agarró el rostro de Isabela y la jaló levemente hacia él. Bajó su cabeza y besó sus labios. La sintió estremecerse por el susto, pero eso no le impidió que siguiera forzando su boca metiendo su lengua entre sus labios. Ya había aprendido como hacerlo sin que ella pusiese resistencia.
Isabela gruñó en rebeldía por el ataque de él, pero su protesta quedó estancada en su garganta mientras era soltada y el brazo de él envolvía su cintura y la pegaba a él. Giovani se desplazó hasta ponerla contra la pared y encerrarla con su cuerpo. Su pierna se metió entre los muslos de ella que solo estaban cubiertos con una bata de algodón.
Giovani lamió y chupó su lengua y sus labios. Recordó que ella le había dicho que le dolía así que no fue muy brusco esta vez, más bien se enfocó en hacer que la estimulación fuera exquisita y supo que tuvo resultados cuando la sintió temblar debajo de él. El muslo de él que la inmovilizaba fue un soporte para el cuerpo de ella junto con la pared. Al separarse ambos estaban jadeando e Isabela tenía los ojos cerrados.
-La próxima vez puedes golpearme, pero no está- soltó Giovani antes que ella reaccionara- estoy realmente cansado
-¿Qué?- preguntó ella ante la aquello saliendo de su aturdimiento.
-Que vamos a dormir- y diciendo esto la cargó sobre su hombro.
Sin embargo, Isabela que creyó que la llevaría hacia el cuarto de él, se equivocó y tuvo que cubrirse la boca cuando Giovani abrió la puerta del cuarto de Allen y los hizo ingresar. El niño dormía en el medio de la cama profundamente ajeno a lo que ocurría a su madre y el depredador que la estaba acosando, como decía ella.
Giovani la dejó en el borde de la cama sentada y repasó los labios de ella con el pulgar.
-Vamos a dormir- le dijo él casi en un murmullo y dándole la vuelta a la cama se acostó del otro lado de Allen pues, aunque la cama era grande, no cabrían dos personas solo en la mitad.
Isabela aun dudosa hizo lo propio, pero le advirtió con el dedo a Giovani antes de pasar la colcha por encima de ella. Y aunque el Ceo no lo dijo no pasaron más de dos minutos para que cerrara los ojos y durmiera profundamente.
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