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Isabela notó que después de cenar y ponerse a ver una película para matar el tiempo, Giovani se comenzó a comportar bastante extraño. Su piel se había tornado ligeramente más sonrojada y había ligeras gotas de sudor corriendo por su sien que él secaba con desinterés. De vez en cuando abría su boca y dejaba salir un largo jadeo y se removía bastante en la cama donde ambos estaban recostados contra el respaldar viendo la pantalla. Ni siquiera estaba siguiendo el hilo de lo que ocurría en la pantalla, pues las veces que ella le había preguntado él le había dado una respuesta ambigua.
También en solo la hora que llevaban se había levantado tres veces para ir al baño y se había tomado varios minutos dentro. Cuando volvía parecía algo agitado y no de muy buen humor. Una de ellas se había dado hasta un baño donde su cabello quedó húmedo y en parte de su pecho aun corrían algunas gotas de agua.
-Giovani ¿te encuentras bien? ¿La comida te cayó mal?- ella comenzaba a preocuparse por su estado.
Él corrió su cabello hacia atrás acomodándose en la cama una vez que la pantalla se apagó y agarraba el mando del aire acondicionado bajando refrescando aún más la temperatura.
-No tengo problemas con el estómago. Solo necesito descansar- le respondió un poco tosco dándose la vuelta hacia el otro lado casi ignorándola.
Isabela apretó los labios.
-Bien, no me digas- le respondió fingiendo indignación ya que eso siempre funcionaba para que el cediera y se dio vuelta del otro lado, aunque no cerró los ojos. Espero, pero nada. Giovani no se movió.
Ahora si realmente preocupada por él. Ella no tenía ningún síntoma, ni molestia ni dolor, al contrario del día anterior o a Giovani, pero le preocupaba que le hubieran hecho algo o agregado algo a su cena. Además, la temperatura de la habitación comenzaba a descender rápidamente y la manta que la cubría no fue suficiente para evitar que su cuerpo comenzara a temblar de frío.
Miró por encima de su hombro a su esposo y se giró para acercarse a él. Giovani se había quitado quedado solo en el pantalón de seda de dormir después del baño por lo que si había frío al menos el cuerpo de él la podía calentar. Aunque le extrañaba que él usara el aire acondicionado tan frío ya que no sería la primera vez que ambos estuvieran en la cama, y él solo refrescaba el ambiente.
Se corrió hasta que estuvo a milímetros de la espalda de él y rozó su piel con la punta del dedo. Un gemido se escuchó del otro lado y el cuerpo del hombre se estremeció notablemente. Automáticamente se sentó exaltado en la cama jadeando.
-¿Qué estás haciendo Bela?
Ella se quedó con el dedo en el aire como si hubiera hecho algo malo y con una expresión inocente le respondió.
-Está haciendo frío y quería... ¿algo de calor?- los ojos de Giovani la fulminaron- Pero aparte de eso, estás ardiendo.
Giovani soltó un suspiro y se levantó rápido de la cama, en dirección nuevamente al baño.
-Sube la temperatura- le dijo cerrando la puerta fuerte detrás de él sin dejar que ella le dijera algo más.
Isabela se sentó ahora con más sospechas. Acaso. Buscó su celular y buscó los síntomas de él en google y todos le dieron un mismo resultado haciendo que las mejillas de ella se sonrojaran.
Con razón él había tenido tanto calor todo ese tiempo, y caminaba constantemente. Ella lo había querido evitar, pero... estaba segura que había visto una erección en el pantalón de él cuando se levantó.
Siguió leyendo algunos artículos y lo encontró solo la hicieron sonrojar más pero el hicieron llegar a una conclusión, Giovani necesitaba ayuda. Y ella no podía quedarse con los brazos cruzados y de forma egoísta cuando él la había ayudado a ella toda la noche y hasta quedado sin dormir a su lado cuidándola.
Dejó el celular a un lado de la cama y respiró profundo. Sentía su rostro verdaderamente caliente por lo que estaba pasando por su mente. Aun después de todo lo que había hecho con Giovani, eso no quitaba el hecho que se avergonzaba cuando estaba desnuda delante de él.
Se levantó de la cama un poco dudosa y se acercó a la puerta.
-¿Giovani?- llamó.
Podía escuchar del otro lado el sonido del agua de la ducha corriendo. No hubo respuesta.
-Giovani- ella volvió a insistir- déjame ayudarte, por favor.
Esta vez supo que la había oído pues la ducha fue cerrada. Ella no abrió la puerta, esperó por su esposo. Segundos después se estaba impacientando hasta que él habló del otro lado.
-¿Estás segura de esto?
Segura seguro, no, no lo estaba, pero se sentía realmente mal dejar a Giovani así.
-Creo que es algo que podemos resolverlo entre los dos- dijo ella de forma inocente, aunque el tema que estaban abordando nada tenía de inocente.
El corazón de ella palpitaba en su pecho y más cuando la puerta se abrió y el hombre que estaba del otro lado la hizo estremecerse. Giovani dio un paso hacia ella. Las gotas de agua aun corrían por su cabello, rostro, cuello y se desplazaban por su torso hasta perderse en el borde de la toalla que cubría su cadera.
Isabela retrocedió tragando en seco. El azul de los ojos de él era verdaderamente intenso en ese momento y jadeaba. Se notaba que estaba teniendo fiebre pues su rostro estaba bastante rojo. Las venas se marcaban también a lo largo de sus brazos y cuello.
-¿Fue un afrodisiaco?- preguntó ella.
Giovani asintió corriendo inútilmente el cabello hacia atrás. Su pecho subía y bajaba.
-Mi hermano pretende que te quite la virginidad y tú no estás ayudando mucho-
El casi la regañó.
-Es que...- ella apretó sus manos a cada lado de su cuerpo- Como iba a dejarte solo cuando estás sufriendo así- no supo de donde salieron esas palabras, pero si fueron desde su interior y no estaba mintiendo. Ver a Giovani en ese estado la ponía muy ansiosa.
-Isabela- él la llamó y la hizo alzar la cabeza.
Una mano se enroscó alrededor de su nuca y tiró con algo de fuerza de ella hasta que sus labios se posaron duros. Isabela se sorprendió incluso con la agresividad con la que la había atacado y se había aferrado a los suyos. Supo al momento que no debía poner resistencia pues el parecía tener intenciones de morderla y si lo hacía podría ocasionarle una hemorragia y ya bastante sangre había perdido la noche anterior.
La lengua de él se filtró con vehemencia dentro de su cavidad hasta lo más profundo. Lamía todo su paladar, sus dientes, jugaba con la propia de ella enroscándose y atrayéndola a su boca donde la chupaba. A pesar de que Isabela estaba acostumbrada a los besos de Giovani, la forma en que la besaba ahora era bastante agresiva. Incluso su agarre era duro en su nuca no dejándola escapar y sabía que si seguía así dejaría marcas en todo su cuerpo. EL hombre no estaba controlando su fuerza.
Giovani apenas la soltó para tomar un respiro. Su aliento caliente golpeaba contra el de ella y sus miradas se entrelazaban. Ella no estaba huyendo a pesar de que él se comportaba para nada amable, muy diferentes de las otras veces. Era ahora una bestia que deseaba aplacar a como diera lugar su dolorosa excitación.
Y a pesar de que Isabela estaba al tanto de todo eso, y que su destino podría estar en peligro... estaba sumida en su mirada y no se movía del lugar. Su piel picaba sobre todo donde él la tocaba y erizaba sus bellos. Ella estaba respondiendo a él y eso era lo más peligroso porque uno de los dos tenía que tener la cabeza fría en aquella situación.
-¿Estás segura de que puedes lidiar con esto?- Isabela tragó en seco, había algo de duda en ella porque no sabía que podría ocurrir. Giovani al ver esto agarró con su mano libre la de Isabela y la puso sobre la toalla, la pequeña palma justo encima de donde estaba su erección para que ella supiera realmente a que se iba a enfrentar.
Un gemido traicionero escapó de los labios de él ante la leve presión. Su miembro palpitaba contra los dedos de ella. Estaba realmente caliente.
-Sabes que hace tiempo he querido comerte- le dijo él sin ningún filtro dejando caer su cabeza sobre el hombro de ella. Su respiración golpeando el borde de su cuello erizándola.
Isabela tembló con las mejillas encendidas y bajó su cabeza, pero sus ojos terminaron con la imagen de su mano contra el miembro de él. No era desagradable.
-Lo sé. Me lo hiciste saber en el momento que nos vimos por primera vez- recordó como él la había sostenido en sus brazos y le había hecho la vulgar propuesta.
Giovani besó el cuello delante de ella.
-Eso no ha cambiado- jadeo al sentirla temblar contra él. El afrodisiaco estaba haciendo que su boca hablara- Con cada día el deseo de tenerte debajo de mí y yo llenándote hasta el fondo y dejarte gritando- una sonrisa extraña se mostró en su rostro como si se lo estuviese imaginando.
-Si haces eso ahora... los dos estaremos en un serio problema.
En otro momento Isabela saldría huyendo de seguro de aquella habitación y bien lejos de Giovani, pero sus pies no se movieron. El aliento caliente de él de cada palabra que soltaba, el olor que desprendía su cuerpo y la forma en que la mano se había desplazado de su nuca por toda su espalda de forma lenta, hasta que atrapó una de sus nalgas y la apretó la tenía en un estado que ni ella misma se conocía.
Pero podría dar por seguro que estaba excitada y sus bragas ya estaban húmedas. Apretó los labios, pero no pudo replicar. Giovani había esperado mucho y ella no se había resistido.
-Quizás podamos pasarla bien rico sin necesidad de llegar al final- esta vez se lo había dicho al oído.
Él se enderezó y la cargó, dejándola caer contra la cama, y él a horcajadas contra su cadera para que no escapara. Se pasó la mano para echar el cabello hacia atrás y la miró desde arriba. Giovani se movió realmente ágil después y antes que Isabela se diera cuenta la había dejado solo con las bragas puestas.
-Giovani ¿esto...?- dijo ella avergonzada cubriéndose apenas los pechos que estaban sonrojados.
Él ladeó la cabeza de lado como si aquello fuera natural y uno de sus dedos jugó con el costado de la braga azul solo desplazándola un poco hacia abajo pero no quitándola.
-Esto, amor mío, es lo que impedirá que tome tu virginidad hoy, asi que asegúrate que no te la quite.
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