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Isabela sintió que su hombro era sacudido levemente y abrió los ojos para encontrar su cabeza encima del hombro de Giovani. Aun en medio de su aturdimiento la alzó rápido mareándose en el proceso.

-Uhg- protestó con un sonido de la garganta. Se había quedado realmente dormida y lo peor es que no había estado incómoda realmente. El hombro de él era duro pero ancho. Se restregó los ojos y al mirar por la ventanilla se dio cuenta de que...- ¿Dónde estamos?

El auto se había detenido delante de un restaurante callejero diferente al que habían asistido antes. Ya afuera estaba de noche y las personas comenzaban a pasar de un lado a otro.

-Vamos a ver a un conocido mío- Giovani se había quitado el saco y se arremangaba la camisa- No nos demoraremos mucho, pero insistió demasiado.

Isabela no comprendió, pero igual lo siguió bajando del auto cuando Kamil le abrió la puerta. Miró la estancia delante de ella y no combinaba para nada con Giovani. Era un local grande, lleno de meses, con mucha comida y personas dentro. Desde afuera se podía escuchar parte del bullicio.

-¿Estás seguro de que es aquí?- ella alzó una ceja dubitativa.

-¿Por qué me equivocaría del lugar?

-Porque este lugar no tiene nada que ver contigo. No me imagino verte comiendo en un ambiente así.

Giovani bufó por lo bajo y rodeó desde atrás la cadera de ella pegándola a él para que caminara a su lado.

-No me conoces lo suficiente todavía, además, no es que vayamos directo a ese bullicio- y diciendo esto la arrastró al interior dejando a Kamil en el auto, pero se desviaron adentro hacia una escalera que daba a la segunda planta y donde había una puerta. Al entrar era un área separada y reservada tipo Vid. Había en el medio una mesa con varios platos y una persona esperando por ellos.

-Hola Giovani- el hombre de cabello rubio recortado muy bajito y con ropa de color azul celeste informal se levantó.

-Sabes que no me gusta que me llames de improvisto- Giovani llevó a Isabela hasta la mesa y le dio la mano a su amigo- Isma.

-Dices eso, pero viniste corriendo en cuanto te dije lo que tenía- la mirada de él se desvió hacia Isabela- ¿Y la hermosa dama quién es? Cambiaste tan rápido de parej...

-Es mi esposa- Giovani lo interrumpió- Será mi esposa mañana- se rectificó. Isabela a su lado se sonrojó antes sus palabras, siendo consciente de su posición y como la llamaría a partir de mañana.

Su amigo lo miró con rostro estupefacto.

-No me habías dicho nada. Estabas saliendo con Samantha hasta el otro día.

-Ella y yo no terminamos bien. Incluso ya no asiste a la empresa. Me voy a casar con ella y ya- concluyó el interrogatorio con cierto brillo en sus ojos azules.

-Está bien, está bien- Isma alzó los brazos en son de paz y se giró a la mujer extendiéndole la mano- Un placer.

Isabela le correspondió el saludo.

-Isabela- se presentó con una leve sonrisa, sintiendo como la mano de Giovani se ponía tensa encima de su cadera, porque se había desplazado, y se encontró tentada a retirarla, mas no delante de aquel hombre y cuando había sido presentada como su futura esposa.

-Bueno, ya que están hechas las formalidades, vamos a cenar. Ya mandé a pedir, espero que les guste la comida Tailandesa- Isma les sonrió y los invitó a sentar.

Giovani corrió la silla de Isabela para que ella se sentara y después lo hizo él. Ella pudo sentir la mirada del otro hombre encima de ella cuando se corrió su larga trenza hacia adelante para quitarla del asiento.

-¿Es tu cabello natural?- los ojos del rubio brillaban admirándolo.

Ella asintió y su respuesta pareció emocionarlo.

-Por favor, déjame hacerle una sección de fotografía. Por favor, por favor. Tienes un cabello hermoso y largo, de seguro, triunfarás en las redes sociales nada más salgas.

Ante aquello, Isabela se estremeció y se tensó en el asiento. Si ella se hacía famosa podría ganar mucho dinero, eso sí, pero a cambio sería encontrada muy rápidamente, y al estar en el ojo púbico le sería más complicado proteger a Allen. Una gota de sudor corrió por su sien y de pronto sintió la mano de Giovani encima de su muslo por debajo de la mesa. Lo miró por el rabillo del ojo de forma acusadora.

-Ella no le gusta ser el centro de atención. Prueba con otra persona, además te conozco. No solo le querrás hacer una sección de fotos, la estarás llamando cada 5 minutos para tirarle fotos. Maldito maniático.

Isma se inclinó hacia adelante.

-Giovani, aún no te has casado y ya la estás controlando. ¿Por qué no dejas que ella decida por sí misma?- le dijo en un tono para nada burlón, haciendo que el Ceo gruñera y la mano sobre el muslo de Isabela peligrosamente arriba se apretara.

Isabela sonrió levemente incómoda por la mano ajena y acercó la suya para pellizcar con fuerza la parte de arriba. Pudo sentir como Giovani a su lado se crispó por el dolor por el pellizco que le dejó la piel roja y palpitante, que le hizo alejar la mano.

-Yo puedo decidir por mí que quiero y que no quiero hacer- ella se mostró pasiva, a pesar de lo que había ocurrido debajo de la mesa y que su muslo aún mantenía el calor en la zona donde había sido tocado- En este caso estoy de acuerdo con él. No deseo estar en el ojo público.

Isma hizo una mueca de desilusión y chasqueó la lengua.

-Es una lástima. Te hubiera llevado al estrellato.

-Al estrallato te voy a llevar yo, si no acabas de darme lo que me debes- Giovani lo interrumpió y la atención del hombre se desvió a él.

-Mira que puedes ser desesperado- se quedó y buscó en su bolso un sobre.

Isabela los dejó a ellos dos enfrascados en algún tipo de conversación que ella no pudo descifrar cuando comenzaron a hablar alemán. Ella no sabía ni decir hola en ese idioma, pero tenía cosas más importantes, como por ejemplo escoger de todos esos platos que comer.

Solo después de varios minutos ellos se detuvieron, parecía que era un tema bastante importante. A ella no le importó haber sido dejada de lado. Siempre se decía que no debía inmiscuirse demasiado en asuntos personales de otros.

-Bueno, vamos a brindar- Isma alzó el pequeño vaso con líquido dorado que olía realmente fuerte a alcohol.

El estómago de Isabela se revolvió y respiró profundo para no devolver todo lo que había comido. Solo de recordar que podía pasar la noche con la cabeza en el retrete hasta soltar sangre, le helaba el cuerpo. No era una experiencia muy agradable. Apretando los labios, copió a los dos hombres y brindó con ellos después que su taza fuera llena, pero no lo tomó, se quedó mirando el contenido danzando en el borde.

No quería hacer un espectáculo, aunque si lo tomaba, haría el espectáculo en su casa. No se espetó que su taza fuera tomada de su mano y terminara siendo vaciada en la boca de Giovani. Isabela vio como la garganta de él se movía dejando pasar el fuerte líquido. Sin embargo, el olor penetrante ya había invadido parte del cuerpo de Isabela, así de sensible era con el alcohol y sentada se tambaleó un poco.

-Oye- Giovani la atrapó del hombro, estabilizándola y mirándola con el ceño fruncido.

Ella se apretó el entrecejo, sintiéndose algo mareada. Eso había sido rápido. Si lo hubiera tomado hubiera caído de bruces sobre la mesa con solo un sorbo.

-Isma, nosotros nos vamos- Giovani declaró al notar el estado de la mujer.

-¿Qué? ¿Tan pronto? Sí, vamos a la mejor parte-

Giovani no le prestó atención y dejó unos billetes sobre la mesa para levantarse y ayudar a Isabela a hacer lo mismo. La tuvo que agarrar de la cintura cuando ella estuvo inestable y se tambaleó hacia adelante.

-¿Ella se encuentra bien?- Isma notó su estado.

-Ella sí. Solo está cansada- le dijo el Ceo pasando un brazo por debajo de las piernas de la mujer y cargándola en brazos. Los de ella se enrollaron alrededor de su cuello, aferrándose con fuerza.

E Isabela sintió como él la llevaba de vuelta al auto, aunque sus ojos se cerraron por completo, sumiéndose en la oscuridad. Solo para despertar y encontrarse en una habitación que no conocía, y... con Giovani durmiendo abrazado a ella.

¿Qué demonios ocurrió?

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