"El deseo es la fuerza que empuja a la naturaleza humana, y si se aplica a los personajes se crea el impulso que hace avanzar la historia."

¿Qué sucede si el protagonista de tu historia no desea nada? Que lo tendrás vagando de un lado a otro hasta aburrir al lector.

Eso era lo que les sucedía a mis relatos. Tenía una descripción preciosa, pero nada más. Mis personajes no deseaban nada y la historia no avanzaba.

El deseo de tu personaje puede ser algo enorme y apasionante o más pequeño y sencillo. El tamaño no importa —tamaño, deseo, parece que estoy hablando de otra cosa, pero te prometo que no—, la clave es que lo desee con fuerza.

Cuando un personaje quiere algo con intensidad, su deseo se convierte en algo importante para el lector. Así logramos que se identifique con nuestro protagonista y que quiera saber más sobre su historia.

"Los engranajes de la máquina narrativa no comienzan a ponerse en marcha hasta que los personajes tienen un deseo."

Analicemos, por ejemplo, A través de mi ventana, de Ariana Godoy. Desde el principio nos queda claro cuál es el deseo de Raquel: conquistar a Ares, el chico del que está enamorada. Ese es el detonante de la historia y también el motor que hace que avance. ¿Conseguirá Raquel ligarse a Ares?

👉Deberes para esta semana:

Piensa en un personaje —puede ser un actor, una cantante, un bailarín, una escritora, un cocinero, un padre, un hijo, lo que quieras— y plantea un deseo para ese personaje. Debe ser un deseo profundo y específico —dinero, encontrar trabajo, conquistar a su jefe/a, hablar con cierta persona del pasado— no algo abstracto como el amor o el crecimiento personal.

Anótalo en tu libreta, bloc de notas o en Word porque volveremos a él más adelante.