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Ya hice que se enamoraran, ahora viene la follación

¿Qué es lo que hace una adolescente wattpadiana promedio —que jamás ha mantenido relaciones sexuales— para escribir sus escenas eróticas?

Fácil, ver porno.

Todas lo sabemos, no te avergüences, yo también lo hacía. ¿Y hay algo malo en ello? Pues déjame decirte que sí. ¿Qué hay de malo? Todo.

Para empezar, el sexo pornográfico es estereotipado y está enfocado en darle placer al hombre. En la gran mayoría de los vídeos de sexo heterosexual se puede apreciar una hora —e incluso más— de penetración vaginal, a veces en posiciones anormales que pueden a llegar a causar lesiones o simplemente son incómodas a la hora de la práctica.

En este primer capítulo me voy a centrar en desmitificar ciertas creencias erróneas del sexo hetero —más adelante hablaremos del sexo gay, lésbico y trans— que muchos tenemos gracias al bendito porno.

Primero debemos entender y aceptar que la penetración durante el acto sexual, por lo regular, tiene una duración —si acaba satisfactoriamente mediante el orgasmo— de entre cinco a quince minutos. Un tiempo mayor a ese penetrando a alguien, o siendo penetrado/a, puede ocasionar daño tanto en el pene como en la vagina.

¿Entonces por qué está mal visto —más en hombres que en mujeres— que alguien llegue al orgasmo en ese límite de tiempo? Porque tener sexo no solo es penetrar. Si tú —saliéndonos un poco de Wattpad— vas a mantener relaciones sexuales con alguien y esa persona te desnuda y te penetra, pues déjame decirte que a ambos les falta un tornillo. Eso puede resultar excesivamente doloroso tanto para el pene como para la vagina dado a la fricción por la falta de lubricación; más aún si es tu primera vez.

Entonces, si añadimos una hora de roces, jugueteo, besos, caricias y demás a quince minutos de penetración, ¿podría decirse que ya tenemos una relación sexual satisfactoria?

Mm, no exactamente.

Amigos, dejen que les cuente un secretito. Me lo guardan, ¿eh?

¡No todas las mujeres tenemos un orgasmo con el mete y saca!

De hecho, la mayor parte de la población femenina sexualmente activa no llega al orgasmo mediante la penetración. He ahí el porqué de que muchas se quejen de que sus parejas no les dan relaciones sexuales satisfactorias.

¿Qué es lo que sucede? Primero que nada, el porno. Verán, la educación sexual de casi todos los hombres —y muchas mujeres— es a través del porno, y éste nos muestra un alto disfrute femenino durante la penetración, llegando a hacerles creer que incluso con tan solo rozar a una mujer con su aparato reproductor, ésta ya estará gritando de éxtasis. No, amigo, no.

Existe algo que se llama clítoris. Y no, no es tu enemigo, hombre recién iniciado en el sexo, es tu aliado. Si bien es cierto que la vagina consta de numerosas terminaciones nerviosas, nuestra zona más sensible es este apéndice. De hecho, el clítoris es el único órgano cuyo fin exclusivo es el de dar placer sexual y para ello cuenta con ocho mil terminaciones nerviosas.

Y muchos dirán «Bah, todo esto ya me lo sabía yo, no me dices nada nuevo», pero les sorprendería —tanto como me sorprendió a mí— saber la gran cantidad de gente que aún cree que el porno es la mejor forma de educación sexual. Y más aún, la gran cantidad de escritores cuyas escenas mal narradas de sexo no hacen más que reforzar estos mitos.

Volviendo a lo nuestro, voy a hacer una aclaración y espero que sea la única vez que deba decir esto:

¡El clítoris, bajo ninguna circunstancia, puede ser penetrado! Ni el óvulo mordido. Amiga, no, no, no. Y definitivamente, no. Mil veces no.

Ok, si me dices la uretra, te lo paso. Claro, podría ser penetrada por mm, una aguja (?). Y, por si eres algo lento/a para entender el sarcasmo, no, no lo intentes ni dejes que nadie te intente meter nada ahí. Bueno, si tu pareja quiere meterte una aguja en la uretra, yo te aconsejo ir a la policía...

Siguiendo los mitos, también vamos a encontrar eso de que ambos llegan al orgasmo SIEMPRE al mismo tiempo. Están sincronizados, es que es exacto, al mismo segundo, y si cambian de pareja también se sincronizan con la otra. Esto es magia. Y pues no, no, no y no.

Sí hay parejas que alcanzan el orgasmo al mismo tiempo —o cerca—, ya sea por casualidad, destino, qué sé yo, pero esto no le pasa a todas e, incluso a las que les pasa, no les pasa siempre. Así que no se sientan mal si no logran tener ese orgasmo coordinado, perfecto, sublime y cósmico que veo mucho en las historias románticas.

Algo similar a este orgasmo sincronizado, que es más probable que suceda, es que el hombre tenga un orgasmo poco después de la mujer, ya que los hombres sienten más placer una vez la mujer llega, debido a las contracciones vaginales y los mismo sonidos que pueda emitir la fémina en cuestión.

Sin embargo, hay otra creencia que quiero desmitificar, en base a lo mencionado:

No todas las mujeres gemimos como actrices pornográficas.

De hecho, está comprobado, que la mayoría simula o finge los gemidos para darle placer auditivo a su pareja. Yo, en lo personal, no estoy de acuerdo. El que quiera gemidos y gritos, que se los gane. Cada quien debe trabajar su tierra si quiere obtener cosecha, sino viene otro y se la trabaja, ajá. Yo no voy a estar dañándome las cuerdas vocales así como así.

Y no, amiga, no está mal que no gimas o grites cada dos segundos durante la penetración. He visto muchos hombres quejarse de ello, pero ellos mismos contienen sus gemidos porque la sociedad retrógrada les ha dicho «Hombre, tú querer ser macho pecho peludo, tú no gemir, eso ser de mujeres, hunga, hunga» porque sí, sí y sí, los hombres gimen y no, no solo gays, no. Los hombres heterosexuales, en su mayoría, pueden llegar a gemir. 

Siguiendo la senda de los hombres y para que no venga alguno a decirme que solo favorezco a las damas en lo que escribo, aquí van dos buenos de un solo tiro:

No se obtiene más placer con un pene de gran tamaño y no todos los penes son grandes o tienen la misma forma.

He visto —DEMASIADO, SIEMPRE— que la mayoría de los protagonistas masculinos poseen grandes, enormes, GIGANTES herramientas. Y no, eso me parece inverosímil tomando en cuenta que la medida promedio de un pene erecto son 13 cm.

Ahora bien, ¿tamaño es placer? No. La cavidad vaginal solo posee sensibilidad en los primeros siete centímetros, así que no es necesario un metro de pene para sentir placer y, si leíste desde el principio, a estas alturas sabrás que incluso así da igual porque preferimos que nos estimulen el clítoris. 

¿Y el orgasmo cervical?

Al fondo de la vagina, en el cuello uterino, hay una especie de pared llamada fórnix posterior. Se puede obtener un orgasmo estimulando esa zona con el pene. Al estar en lo más hondo de nuestro orificio, se tiende a pensar que solo un miembro de gran envergadura podría estimularlo, pero existen diferentes posiciones con las que puede obtenerse.

Así que, chicos, no dejen que nadie menosprecie sus penes. Y, chicas, dejen de darle atributos innecesarios y estereotipados a sus protagonistas. Que bien, puede tener un pene grande, pero cada vez que leo «Y lo tiene enorme, me hará disfrutar» no puedo evitar poner los ojos en blanco.

De verdad, tamaño no es placer.

Y si seguimos con el tamaño, hay historias donde la protagonista dice «Oh, por Dios, la tiene enorme, me va a destrozar». No, Karen, no. La vagina se dilata hasta diez centímetros cuando una mujer va a parir, ¿y tú crees que un pene va a herirte? Déjame decirte que, si te hace daño, es porque no estás bien lubricada. Y si no estás bien lubricada, entonces ese «Dios griego del sexo» no es tan bueno como lo pintas.

Otra cosa es el fetiche que tienen muchos/as con las vulvas perfectamente depiladas y con forma de Barbie, a raíz del porno otra vez. Sí, así de mal nos han dañado.

Para que lo sepan, así como existen diferentes tamaños y formas del pene, también los hay para las vulvas. No todas las mujeres tenemos una vulva con forma de Barbie ni el clítoris pequeño y rosado ni los labios cerrados. Como dato curioso, añado que muchas actrices pornográficas se hacen costosas operaciones para modificar la forma de su aparato reproductor y pierden toda la sensibilidad por ello. 

Respecto al vello púbico, es elección personal. A mí no me gusta tenerlo durante la menstruación ni las relaciones sexuales, pero me gusta menos depilarme, así que a veces lo dejo y, ¿saben qué? Nadie me lo ha reprochado. Y si tú tienes una pareja que se queja de tus pelos, mándalo/a a joder a otro lado.

Respecto a las novelas, entiendo si no quieren asustar a sus lectores fetichistas narrando la visión de una vulva peluda, pero me gustaría que al menos consideraran en darles distintas formas, colores y tamaños. En el próximo capítulo hablaré más sobre la anatomía tanto femenina como masculina.

Y ya que hablamos de vaginas y orgasmos, otro mito es que todas las mujeres nos desbordamos de fluidos vaginales nada más con un roce.

Sí, siempre hay excepciones, hay mujeres que sí nos mojamos muchísimo con unas pocas caricias y besos, también depende mucho del ambiente y el causante, de la situación y el nivel de excitación. Sin embargo, hay otras —o incluso las mismas en diferentes ocasiones— que no mojamos lo suficiente y para ello existe algo que, en las novelas eróticas, parece que no. Se llama lubricante.

Para algunos/as está mal visto el uso de lubricante porque piensan que significa que no son capaces de mojar a su pareja. No obstante, hermanos míos, dejen que les diga algo: existen mujeres que no pueden lubricarse naturalmente, la sequedad vaginal es muy frecuente y no hay porqué sentirse avergonzada de ello. Puede deberse al estrés, inapetencia sexual, depresión o como consecuencia de depresivos y ansiolíticos, así como otros factores propios del cuerpo como la fecha de ovulación.

Incluso si la mujer lubrica por sí misma con notoriedad, es muy probable que no lo haga durante la primera vez sexual. Los nervios siempre son más grandes que la excitación y he ahí una de las razones por las que la primera vez tiende a ser dolorosa.

El siguiente no es un mito, pero sí una aclaración necesaria:

Algunas mujeres se orinan durante el orgasmo y disfrutan de ello.

Es muy común, más en mujeres con experiencia, que se funda el orgasmo con ganas de orinar y se haga una mezcla explosiva de ambos. Esto sucede porque durante el acto sexual, al estimular el punto G —del que hablaremos en otro capítulo— se ejerce presión en la vejiga mientras se penetra y esta se llena, vaciándose durante el orgasmo y produciendo lo que se conoce como squirt.

¿Cómo diferenciar un squirt de la eyaculación femenina?

Para los que no saben, la eyaculación femenina existe y se trata de la expulsión de un líquido con componentes similares al semen a través de las glándulas de Skene. Esto sucede en orgasmos a gran escala, de mucha intensidad y mayor duración que un orgasmo común.

Las principales características de este fluido son su aspecto blanquecino y algo pegajoso, además de estar compuesto por un antígeno prostático similar el semen, a diferencia del squirt, que es un líquido transparente compuesto principalmente por orina y que posee su característico olor.

Y creo que con esto hemos finalizado por hoy.

Si alguno de ustedes tiene algo más que agregar o considera que dije algo completamente disparatado, avíseme para corregirlo.

También me gustaría que me dejaran en los comentarios qué tal les pareció y sobre qué les gustaría que hablara en los próximos capítulos.

Besitos.

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