Tipos de escenas
Existen diferentes tipos de escenas sexuales y estilos a la hora de escribirlas, hoy voy a hablarles de los más conocidos.
Antes aclaro que esto no está establecido en las reglas de la literatura o algo así, sino que me lo inventé basándome en los diferentes escritos eróticos que he leído a lo largo de mi vida como lectora, con el motivo de ofrecerles opciones para que ustedes puedan decidir cuál se acopla mejor a su estilo narrativo o a determinadas historias.
Sexo escueto.
La principal característica es que narran el acto de manera muy genérica, sin adentrarse de manera profunda en las sensaciones, mencionando el acto de forma rápida.
Ejemplo:
«Andrés cargó a María y la llevó a la habitación, depositándola sobre la cama. Ambos se besaron y se acariciaron, sintiéndose entre jadeos y deshaciéndose de la ropa para hacer el amor hasta el amanecer.»
Ventajas.
• Es muy práctico, no necesitas ahondar en el tema.
• Te salvas de poder cometer algún error y escribir una escena inverosímil.
• Te ahorras mucho tiempo (e investigación, si eres inexperto/a)
• Hace que tu historia pueda ser apta para un rango de edad más amplio.
Desventajas.
• Con este tipo de escenas, te arriesgas a dejar insatisfechos a los lectores por el corte directo de la tensión sexual.
• Pierdes la oportunidad de mostrar a tus personajes en uno de sus momentos más íntimos y/o vulnerables.
Sexo médium.
Con este método, alargas la acción, pero sin ahondar del todo en las sensaciones.
Ejemplo:
«Andrés cargó a María entre sus brazos y la llevó consigo a la habitación, que se hallaba sumida en la penumbra. María respiró hondo cuando la dejó sobre la cama, pero no lo soltó, se agarró a su cuello para besarlo mientras las manos de él exploraban bajo la superficie de su blusa.
Entre mordidas, jadeos y unos cuantos besos húmedos que se deslizaron por el cuello de María, ambas se deshicieron de la ropa, profundizando el roce de labios y otorgándose caricias más atrevidas. Andrés dejó escapar un quejido cuando María atrapó su miembro erecto con la mano y la miró, entre sorprendido y excitado, mientras ella le sonreía con las mejillas sonrojadas por el calor y la vergüenza.
María no estaba segura de si debía continuar, pero pensó que ya habían llegado demasiado lejos como para arrepentirse, así que lo masturbó tal y como había aprendido de sus anteriores amantes; los sonidos que emitía Andrés le indicaron que estaba haciendo un buen trabajo y fue recompensada con un largo y espeso chorro blancuzco que impactó en su estómago.
Andrés la besó, callando su risa nerviosa, y le devolvió el favor con los dedos. María gemía y se abría, recostando su espalda sobre la cama mientras el muchacho movía los dedos largos por los costados de su clítoris, apresándolo y tirando de él con una inesperada delicadeza.
La humedad de María se convirtió en un río que desbordó sobre la cama cuando la lengua de Andrés impactó contra su lugar más sensible. Ella se mordió la lengua cuando la alcanzó el orgasmo, y exclamó un chillido que fue de todo, menos erótico; por suerte, Andrés estaba tan afanado en su tarea que no lo notó.
Una vez más se besaron, esta vez con un encuentro de lenguas que sabía al sexo de María. Andrés se acomodó entre sus piernas mientras rasgaba el paquete de un preservativo, apuntando su miembro, que de nuevo se endurecía, sobre su entrada. Ella no se hizo esperar y lo rodeó con las piernas cuando acabó de colocárselo, tironeando en un intento por que la penetrara sin piedad, pero Andrés era paciente, por lo que bajó los besos hacia sus pezones erguidos mientras frotaba toda la longitud de su miembro en el húmedo sexo de María.
—Ya, ya, ya —lo animaba ella, dándole un apretón en el trasero.
Andrés se echó a reír y cedió, besando tierna y sutilmente sus labios mientras la tomaba por las caderas y se adentraba en ella con una lentitud que excitó e irritó a la desesperada María. Sin embargo, la lentitud duró poco: Andrés la miró, esta vez con un brillo perverso en los ojos, y reanudó el acto con vigor, moviendo sus caderas tan rápido que acabó antes de lo esperado, dejando a María frustrada e insatisfecha.
Pero no se sintió decepcionada, pues tenía hasta el amanecer para invertir esa situación. »
Ventajas.
• Es lo bastante largo y detallado como para complacer a la audiencia pecaminosa sin llegar a cansar.
• Muestras un poco sobre la personalidad de los personajes (aquí, por ejemplo, trato de indicar que son dos polos opuestos; Andrés paciente y María impaciente)
Desventajas.
• Tienes mayor riesgo de cometer un error.
• Puede ser un tedio para ti si no acostumbras o no te gusta escribir este tipo de escenas.
• Tardas más tiempo.
Sexo descriptivo.
Este es el último y más amplio, el acto es narrado a detalle, indagando en cada una (o casi todas) las sensaciones de los participantes. Lo que busca es que el lector viva el momento por sí mismo, metiéndose en la piel de los personajes.
Ejemplo:
«Andrés cargó a María entre sus brazos, aferrándose a su calor y perdiéndose en el deseo que brillaba en sus ojos. La llevó consigo a la habitación, que se hallaba sumida en la penumbra a excepción de las luces de la calle que entraban por la ventana. María respiró hondo, controlando el temblor de sus manos, cuando él la dejó sobre la blanda superficie de la cama; no lo soltó, se agarró a su cuello como una enredadera para besarlo con el sentimiento que era incapaz de pronunciar.
El silencio los envolvía, pero no necesitaban mayor sonido que el de sus bocas efusivas mientras las manos de Andrés exploraban curiosas bajo su blusa causándole un torbellino de placenteras sensaciones en el vientre. Fue aquel placer inicial que los condujo a subir de nivel, mordiéndose los labios mientras las prendas de ropa caían una tras otra sobre el suelo y los labios de Andrés trazaban un camino de besos húmedos sobre su cuello. María se deleitó pasando las manos sobre el áspero vello que se arremolinaba en el abdomen bajo de su compañero mientras que él le mordía el inicio de sus pequeños, pero firmes pechos.
Andrés dejó escapar un quejido cuando María atrapó su miembro duro y erecto con la mano, entonces la miró, entre sorprendido y excitado, mientras ella le sonreía con las mejillas sonrojadas por el calor y la vergüenza; la había atrapado, no era la niña inocente que había creído.
María no estaba segura de si debía continuar, pero pensó que ya habían llegado demasiado lejos como para arrepentirse, así que lo masturbó tal y como había aprendido de sus anteriores amantes, moviendo la mano de arriba abajo, alternando la velocidad y dando suaves apretones mientras acariciaba con la otra mano los testículos; los sonidos que emitía Andrés le indicaron que estaba haciendo un buen trabajo y fue recompensada con un largo y espeso chorro blancuzco que impactó en su estómago.
Ante el desastre, María estalló en una risa nerviosa, pero Andrés la besó, tomando su cabeza con una ternura que le hizo olvidarse de todo, excepto de él y de esos dedos largos que se acercaban peligrosamente a su sexo húmedo. Sin poder ni querer evitarlo, María se abrió arqueando sus caderas y Andrés la atacó, frotando entre sus pliegues hasta encontrar su clítoris palpitante. Los gemidos se hicieron presentes cuando el muchacho comenzó a mover los dedos por los costados de la perla del placer, apresándola y tirando de ella con una inesperada delicadeza.
La humedad de María se convirtió en un río que desbordó sobre la cama cuando la lengua de Andrés impactó contra su clítoris, moviéndose como un látigo castigador que la invadía y producía espasmos incontrolables. Se mordió la lengua cuando la alcanzó el orgasmo, y exclamó un chillido que fue de todo, menos erótico; por suerte, Andrés estaba tan afanado en su tarea que no lo notó.
Sus labios volvieron a encontrarse, esta vez con las lenguas uniéndose al encuentro junto al dulce sabor del sexo de María. Andrés, notando que una nueva erección volvía a crecer, se acomodó entre las piernas de su compañera mientras rasgaba el paquete de un preservativo, apuntando su miembro sobre la entrada de María. Ella no se hizo esperar y le rodeó la cintura con las piernas cuando él acabó de colocarse la única barrera que debía existir entre ellos; tironeó, en un intento de que la penetrara sin piedad, pero Andrés era paciente, por lo que bajó los besos hacia sus pezones erguidos mientras frotaba toda la longitud de su miembro en el húmedo sexo de María.
—Ya, ya, ya —lo animaba ella, dándole un apretón en el trasero.
Andrés se echó a reír y cedió, besando tierna y sutilmente sus labios mientras la tomaba por las caderas y se adentraba en ella con una lentitud que excitó e irritó a la desesperada María. Sin embargo, la lentitud duró poco: Andrés la miró, esta vez con un brillo perverso en los ojos, y reanudó el acto con vigor, moviendo sus caderas muy rápido, sin darle pausa entre cada penetración. María rasguñó su espalda, empezando a sentir una oleada de placer, pero Andrés acabó antes de lo esperado, dejándola frustrada e insatisfecha.
Sin embargo, no se sintió decepcionada, pues tenía hasta el amanecer para invertir esa situación. »
Ventajas:
• Es poco probable que tus lectores queden insatisfechos.
• Tendrás la oportunidad de dar rienda suelta a los pensamientos más eróticos que tengas y a tus propias fantasías.
• Podrás añadir detalles del físico, personalidad y gustos de tus personajes de forma natural.
Desventajas:
• Puede llegar a ser algo pesado y excesivo para ciertas personas.
• Escribirás más y tendrás que fijarte bien en los detalles.
• Tu historia será apta para un público más reducido.
Ahora que ya sabemos los tres tipos de narración, vienen las preguntas del millón:
¿Cuál es el mejor?
No existe tal cosa como «el mejor», son estilos y depende mucho del gusto personal de cada escritor. Si buscas complacer a todos tus lectores, te aviso que nunca podrás porque todas las personas tenemos gustos diferentes y siempre habrán quienes lo prefieran de otra manera, así que hazlo como a ti te guste.
¿Cuándo se debe usar cada uno?
A pesar de que le decisión, al final, es tuya, es importante tomar en cuenta la clase de historia que estás escribiendo para saber cuál estilo se adapta mejor a ella.
Mi recomendación es la siguiente:
Todo lo que escribas debe ser relevante para el desenlace de tu obra, lo que no lo sea entonces es relleno y sobra, por eso, aunque escribir una escena erótica muy explícita te asegure un montón de lectores curiosos/morbosos, si te eres fiel a ti mismo, debes preguntarte:
¿Realmente es importante esto para la trama?
Si estás escribiendo fantasía o ciencia ficción, donde los mundos, la magia y la ciencia es lo que más debe resaltar, ¿de verdad es necesario añadir un montón de romance y sexo explícito? ¿Aportan algo a la trama?
Por supuesto, siempre hay excepciones y, sea como sea, es tu historia y puedes hacer lo que quieras con ella.
¡Doble actualización! Un premio por la tardanza, pero no se me acostumbren :0
No soy la mejor haciendo escenas eróticas (una ironía), pero al menos intento que sean creíbles y lo más reales posibles sin perder ese toque romántico y fantasioso.
Así que díganme, ¿cuál es su estilo favorito? Y, ¿cuál es el que suelen usar en su obras/escritos?
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