/Narra Hipo/

  Vimos como Chimuelo se fue volando con su novia, mientras que nosotros nos ocupabamos de Berk. Todo estaba destruido y tomaría tiempo volver a construirlo todo pero... ¿Era necesario que reconstruyeramos todo aquí? 

  Estaba distraído en mis pensamientos cuando Astrid me tocó en el hombro. Ella, Heather y mi madre estaban con los brazos cruzados y pude deducir que estaban furiosas conmigo. Eso ya me lo esperaba debido a que me fui solo, sin decirles nada y sin poder ayudarles durante todo el tiempo que sufrieron. Traté de buscar ayuda con la vista y cuando vi a mi padre, el solo negó con la cabeza y retrocedió lentamente.

  Luego del rápido pero doloroso castigo por parte de las tres, ellas y todo el mundo quisieron saber como encontré a los Furias Nocturnas, no tuve mas remedio que contarles la historia completa.

Flashback

  Todo empezó cuando Chimuelo y yo nos habíamos ido. Tuve un sueño en donde ellos me llamaban, pero no solo ellos. Pude ver claramente como ellos junto a otros jinetes me guiaban, eran iguales a mi y al mismo tiempo eran distintos. Mis sueños sobre ellos eran como un instinto que me guiaba. Un día Chimuelo y yo encontramos una isla en donde escuchamos rugidos. Buscamos por todas partes hasta que finalmente los encontramos a una familia. Esta familia tenia al menos 20 Furias Nocturnas y eso para nosotros ya era algo. Chimuelo logró calmarlos y "hablar" con ellos. Poco a poco iban confiando en nosotros y acercando aún más.

  Recuerdo que descansamos ahí para luego continuar nuestro viaje ya que me sentía mareado. No había tomado mi mezcla en todo el día y me estaba perdiendo. Intenté buscar los ingredientes cuando un Furia hembra de avanzada edad me vio y me detuvo con su pata. Ella pisaba mi bolsa con su pata derecha delantera y yo me estaba desesperando. No pude aguantarlo más y le grité, estaba enloqueciendo y perdía el control, pero ella no se movía y tampoco se alteraba. Ella solamente me rodeo con su ala y pude sentir calma. Ella no hacia nada, solamente me acompañaba y me arrullaba con un canto. Aunque solo eran sonidos que hacia con su gargante, parecia una canción de cuna. No supe como explicarlo, era simplemente hermoso y milagroso, ya que gracias a ella pude ver un poco mejor lo que causaba mi enfermedad. Me volvía loco o me perdía por el estres y cuando me desesperaba, eso terminaba empeorando mis síntomas. Mi enfermedad no desapareció, solamente se hizo más tolerable y más fácil de controlar. Durante los días siguientes aprendía junto a ella, y los demás Furias que ibamos encontrando, la forma de controlarme sin necesidad de la mezcla.

 Junto con los Furias que encontramos en aquella isla, Chimuelo y yo continuamos con nuestro viaje. Buscamos por todas partes a los Furias Nocturnas y los fuimos encontrando de a poco, hasta que algo inesperado pasó. Primero encontramos alrededor de unos 40 Furias y para mantener el orden, Chimuelo los controlaba con el modo alfa. Cada vez que los encontrabamos, se sumaban y nos seguían. Un día, antes de que me diera cuenta, comenzaron a aparecer uno tras otro, salían de sus escondites por su cuenta solo para reunirse con nosotros. Crias, adolescentes, adultos y hasta ancianos salieron de donde fue sus hogares durante años para encontrarse con el alfa e inclinarse ante él.

Hipo: *Sorprendido* Todos estan aqui. Toda tu especie realmente estaba estaba viva, estaban escondidos. Podriamos ganar la guerra con todos ellos.

Chimuelo: Gggggg

Hipo: ¿Estas diciendo que podríamos perder aún con ellos?

Chimuelo: *Asentir*

Hipo: Creo que tienes razón... En ese caso, es momento de llamar a todos los dragones, a todo el mundo.

Fin del Flashback

Hipo: Lugo de que Chimuelo llamó a todo el mundo, nos encargamos de entrenar a todos los Furias en el poco tiempo que tuvimos y buscar a todos los dragones disponibles. Me detuve en los mercados del norte para comprar algunos materiales y el resto ya lo saben.

 Valka: *A punto de llorar* Entonces ¿Estas curado?

Hipo: No curado, pero ya no necesito la medicina. Podría decirse que mi enfermedad es en realidad instintos de supervivencia y un poco de locura vikinga. *Acariciando a un Furia* Gracias a ellos ahora estoy mejor.

  Mi madre me abrazó mientras lloraba y luego se sumo Heather, mi padre, Bocón y por último Astrid.

Astrid: Con razón no estabas en ese modo asesino mientras peleabas contra Grimmel.

Hipo: ¿De qué hablas? Si estaba en ese modo contra Grimmel.

Astrid: *Sorprendida* ¿Qué?

Hipo: Lo pude controlar, por eso no se notó.

Estoico: Bueno, dejando eso de lado ¿Que haremos con Berk? Tenemos que reconstruir todo.

  Sabía que lo que dijo era cierto pero si ya habían atacado a Berk y a los Berkianos antes, quiere decir que lo volveran a hacer.

Hipo: Padre, tenemos que hablar.

  Tardé un tiempo en convencer a mi padre, pero pude hacerlo. Le dije que el viejo Berk ya no era seguro por lo que tendriamos que irnos a otra parte para estar a salvo. Pero estar lejos no significa que olvidaremos nuestras raices.

  Los dias siguientes a eso, logramos mudar a todos los Berkianos, o los que sobrevivieron, a una nueva isla y allí empezamos desde cero. Antes de darnos cuenta, todas las casas estaban hechas, los comedores y otros lugares tambien y hasta pudimos hacer una enorme plaza. Pudimos terminar de construir la nueva aldea con un poco de ayuda extra y de paso hicimos una fiesta con ellos para celebrar. Al terminar la fiesta, cada clan volvió a su respectiva isla, los heridos se recuperaron y...... los dragones se fueron.

  Cuando Chimueo y la Furia Luminosa volvieron, nos mostraron a mí y a mis padres el mundo oculto. Era un mundo hermoso lleno de dragones, pero los humanos no eramos bienvenidos. Mi padre, quién buscó este mundo gran parte de su vida, estaba emocionado y feliz por verlo con sus propios ojos, incluso más que mi madre. Al principio no sabía para que me mostro esto... hasta que lo entendí. Mientras los dragones estuvieran con nosotros, jamás estarían completamente a salvo. Fue muy difícil despedirme de Chimuelo, pero ambos sabíamos que era lo mejor. Todos los dragones, incluidos los Furias Nocturnas, se fueron al mundo oculto, mientras que él, Brincanubes y Rompecraneos nos llevaron a Nuevo Berk, en donde tuve que explicar todo lo sucedido. En tan solo dos días, todos los dragones desaparecieron del archipielago.

  Pude seguir en contacto con nuestros aliados, me convertí en jefe y me casé con Astrid. Mi padre y mi madre por fin pudieron tener una vida tranquila. Heather se quedo con nosotros y se casó con Patapez, sigue protegiendome y trabajando para mí pero también tiene su propia vida. Eret y Viggo se convirtieron en mis consejeros, guardaespaldas y amigos, y al igual que Heather, también tuvieron sus propias vidas y formaron sus propias familias. Cuando Patán se recuperó, lo devastó la noticia acerca de los dragones y se puso a llorar, lo que me sorprendió bastante. Él y los gemelos continuaron con sus vidas y los caminos que tomaron fueron aún más sorprendentes.

  Pasaron 10 años desde que terminó la guerra y los dragones se fueron. Muchas cosas pasaron que apenas puedo recordar pero al menos había paz y tranquilidad. Hace tiempo que no nos vemos pero seguimos en contacto, por ejemplo: lo último supe de Dagur fue que se casó con Mala, y cosas similares a eso pasaron. Extraño a Chimuelo cada día que pasa pero no por ello descuido a la mujer que amo y los hijos que tuve con ella. Un día, luego de un arduo día de trabajo, fui a un punto alto a vigilar todo el pueblo y de repente escucho unas risas. Astrid y los niños vinieron a verme y de paso a disfrutar del paisaje.

Hipo: Hola cariño.

Astrid: Hola mi amor. ¿Qué haces?

Hipo: Trato de conseguir una buena vista.

Astrid: *Triste* Yo también los extraño, a veces hay dias en los que deseo haber tenido mas tiempo con ellos, pero al menos están a salvo y eso me tranquiliza.

Hipo: A mi también - Dije para verla mientras que los rayos del sol del atardecer iluminaban su rostro - ¿Pero sabes? Hay algo que aún me tranquiliza y es saber que soy el único que conoce tu secreto.

Astrid: ¿Aún te acuerdas de eso?

Hipo: Jure jamás decircelo a nadie.

Astrid: ¿Te acuerdas lo que era?

Hipo: Tu secreto era que, a pesar de ser una chica ruda y fuerte, seguías teniendo un deseo muy femenino y para proteger tu reputación no querías que nadie se enterara. Deseabas ser madre y esposa de la persona que amabas. Hablando de eso... ¿A quién amabas en ese entonces?

Astrid: *Riendo* ¿Tu quien crees? *Toma las manos de su esposo* A ti.

  Mientras nuestros hijos jugaban, Astrid y yo nos dimos un suave y tierno beso.

/Narra el autor/

  Hipo no era el único que tuvo un final feliz. En el mundo oculto, un alfa vigilaba todo el lugar mientras se aseguraba que ningún humano entrara en el mundo. Luego de un largo día de trabajo, el dragón volvio a su nido y allí encontró a la Furia Luminosa y a tres crías híbridas. Estos tres eran muy juguetones y no daban señales de parar pronto. Acarició a sus crías y se acercaba a su pareja de vida para abrazarla con sus alas. El alfa vio al cielo recordando el nombre que un amigo una vez le dio. Al ver a su familia recordó todas las aventuras que tuvo y las cosas que había hecho. Su nombre era Chimuelo, el Furia Nocturna que se volvio un Alfa y el primer dragón en amistarse con un humano. Y sabía que algún día, ambos mundos volverían a unirse y se reencontraría con su amigo.

FIN

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  Hola a todos. Quiero decir tres cosas antes de terminar con esto.

  Primero, hice un pequeño guiño a mi próximo proyecto, el cual ya estoy escribiendo. Esperenlo ya que la primera parte de esta historia saldrá más pronto de lo que creen.

  Segundo. Aprovechen para hacer preguntas acerca de la historia o de cualquier otra historia que responderé todas sus dudas. Si quieren que hagan un preguntas y respuestas, avisen y quizás lo haga.

  Y tercero, les agradezco por haber seguido, apoyado y comentado esta historia. Espero les haya gustado.

  Nos veremos pronto.