Capítulo 5
NARRA NAIA
Ya habían pasado 2 años desde que Daiki y yo llegamos a Berk y hemos mejorado mucho en nuestro entrenamiento, tanto que superamos a Astrid.
¿Que cómo paso eso?
Fácil.
Después de haber pasado tres meses entrenando, Estoico nos dijo que probaría nuestras habilidades peleando contra Astrid, pero no los dos al mismo tiempo, sino que primero uno y al día siguiente el otro.
Al principio ella nos ganaba en cuestión de minutos, pero al quinto mes le costaba más tiempo vencerme a mí, y cuando le tocaba enfrentar a Daiki, él quedaba empate con ella.
Al terminar el año, con la que quedaba en empate era conmigo. Y con Daiki.. pues él salía vencedor. Y para terminar, al año y medio los que salíamos ganadores éramos nosotros.
Gracia a eso, Estoico me dijo que fuera como un "guardaespaldas" para Hipo. Me dijo que lo protegiera, bueno eso me dijo enfrente de él, pero a solas me dijo que lo vigilara de que no se meta en lío, lo que es imposible ya que casi siempre se mete en lio y lo peor de todo es que a veces lo ayudó je je, sin que lo noté Estoico.
Bueno, ahora me encuentro en la herrería con Bocón afilado las armas, ya que estamos siendo atacados por dragones.
— ¿Dónde está Hipo, Naia? —preguntó Bocón, sin mirarme y siguiendo con su trabajo.
— Quien sabe —respondí aburrida, cada vez que Hipo no está conmigo me hacen esa pregunta.
— ¿No es tu trabajo como "guardaespaldas" saber donde esta? —volvió a preguntar haciendo comillas con una mano ya que con la otra no puede. Él sabe que lo de guardaespaldas es solo para vigilarlo.
— Tranquilo, de seguro Estoico ya se dio cuenta y lo mandó para acá —le dije sabiendo lo que pasa afuera, ya que pude darme cuenta que está pasando lo mismo que en la película.
De pronto llegó Hipo quitándose el chaleco y preparándose para trabajar.
— Ah, que bueno que vienes a la fiesta, creí que ya te habían llevado —dijo Bocón
— ¿A quién? ¿a mi? ja, por favor, soy demasiado musculoso para su gusto —dijo mientras levantaba un martillo y lo colgaba en la pared— Los dragones no sabrían qué hacer con todo esto —mostrando su brazo, esa parte me causó gracia, pero trate de no reirme.
— Bueno necesitan un mondadientes ¿o no? —dijo sarcástico
Abrí la ventana tomando las armas y pasándoselo a Hipo para que lo calentará, mientras yo me puse a afilar las espadas, cuando termine de afilar dos espada me voltee a ver a Hipo, quien ahora estaba en la ventana viendo quien sabe que.
Fui hacia donde esta él y vi a los chicos ayudando a pagar el fuego, Patapez, Patán, Brutacio, Brutilda, mi hermano y...Astrid, esa última lo pensé con asco al ver la cara de tonto que pone Hipo. Tenía ganas de golpearlo para volverlo a la realidad, pero me resistí y volví a mi trabajo.
Hipo estaba a punto de salir pero Bocón lo detuvo.
— Eh —dijo Bocón mientras agarraba el cuello de la ropa de Hipo
— Aaaah no puede ser, quiero ir, tengo que dejar mi huella.
— Ya dejas bastantes huellas en lugares equivocados —le regaño.
— Mira, dos minutos, mataré un dragón y mi vida cambiará infinitamente, hasta podría tener novia.
— Creí que Naia era tu novia.
— ¿QUE? —grite sorprendida y sonrojada, luego miré a Hipo pero el miraba hacia otro lado, no podía ver si tenía cara de desagrado o de avergonzado.
— Escucha hipo —continuo ignorando mi grito —Te pesan los martillos, no puedes con las hachas ni puedes lanzar con estas —dijo mostrando unas boleadoras que fueron arrebatadas de su mano por un vikingo, para luego lanzarlo a un dragón.
— Es verdad, pero esto lo lanzará por mí —dijo dando unos leves golpes a lo que parece ser una lanza boleadora automática, haciendo que se dispare y pegándole a un vikingo.
— Vez, esto es un ejemplo de lo que estoy hablando
— Fu-fue solo un problema de calibración.
— ¿Que no sabés Hipo, que si quieres pelear algún día con dragones tienes que cambiar todo… esto?.
— Pero acabas de señalarme completó
— Si, eso es, tienes que dejar de ser tú
— Aaaah.
— Aaaah, si.
— Tú, tú te vas a meter en problemas, por mantener toda mi vikingues bruta encerrada, mira que habrá consecuencia —dijo tratando de intimidar con sus palabras
— Creo que me arriesgaré. Afila la espada, ahora —le ordeno
El se puso a afilar la espada mientras yo le pasaba las armas ya listas a los vikingos.
Minutos más tarde se escuchó a un vikingo gritar "Furia Nocturna", me asomé a la ventana junto a Hipo y vimos al Furia Nocturna, bueno no se veía bien ya que es muy rápido. Volvimos a donde esta Bocón quien se estaba por ir a la batalla.
— Vigilen el lugar chicos, me necesitan haya —caminó hasta la salida pero se detuvo— Naia vigila a Hipo que no salga —me dijo y luego miró a Hipo— Quédate ahí... quieto... ahi, tu me entiendes —termino de decir para luego irse dando un grito de lucha.
Hipo me miró como pidiendo permiso, siempre hace eso cada vez que quiere hacer de la suyas.
— Se lo que vas a decir, y esta bien, pero esta vez iré contigo —le dije mientras tomaba un escudo
— Si —dijo mientras llevaba el lanza boleadora automática.
Salimos de la herrería y la gente nos gritaba que volviéramos. Llegamos a un lugar algo solitario e Hipo preparó su máquina y espero a que su objetivo aparezca. Escuchamos el sonido que hacen los Furia Nocturna antes de disparar, Hipo lanzó la boleadora haciendo que lo empujara hacia atrás.
— ¿Hipo estas bien? —pregunté ya estando alado de él.
— Si —respondió mirando como caía Chimuelo— Ooh le di, si le atiné, ¿alguien más vio como lo hice? —preguntó emocionado pero un dragón apareció detrás de nosotros— Aparté de ti.
El dragón escupe fuego a Hipo pero yo me puse enfrente de él protegiéndonos con el escudo.
— ¡CORRE! —le grité a Hipo.
Salimos corriendo con un Pesadilla Monstruosa detrás de nosotros, yo esquivo las bolas de fuego que van hacía mi y uso el escudo contra las que van hacía Hipo.
Nos escondemos detrás de un palo grande quien recibió el último disparo del dragón, miramos hacía unos de los costados para ver al dragón, pero vimos a Estoico que se abalanzaba hacia el dragón que estaba del otro costado.
— Ya no tienes más, he —dijo Estoico al ver que el dragón ya no podía disparar.
Le dió varios golpes con el martillo y cuando el dragón se fue, el palo donde estábamos escondidos se rompió dejando al descubierto a ambos.
— Lo siento, papá —se disculpó apenado, mientras miraba como los dragones se llevan a las ovejas— Pero le di a un Furia Nocturna
Estoico lo tomó del cuello de la ropa y se lo llevó con él, yo por mi parte lo seguí a una distancia algo alejada para que no me regañen.
— No como las últimas veces papá, esta vez de verdad le di. Estaban ocupados y tuve un tiro libre, pregúntale a Naia si no me crees ella me vio, cayó cerca del puta cuervo, vamos a buscarlo para que… —fue interrumpido por Estoico.
— ¡BASTA! ya basta, siempre que pones un pie fuera se desata el desastre, no entiendes que tengo mayores problemas, el invierno está muy cerca y tengo todo un pueblo que alimentar.
— Aquí entre nos, al pueblo le hace falta menos alimentó ¿no crees?
— ¡ESTO NO ES UN JUEGO HIPO! agh ¿porque no puedes obedecer las más simples órdenes?.
— No, no puedo evitarlo, veo a un dragón y tengo que asesinarlo ¿no?, es lo que soy papá.
— Agh si, eres muchas cosas Hipo, pero un cazador de dragones, no eres. Vuelve a casa. Fijate que llegué , —le dijo a Bocón, el se acercó dándole un leve golpe en la cabeza a Hipo— Tengo que limpiar su desastre.
Yo seguí a Bocón e HIpo, pero antes de poder alcanzarlo Estoico me detuvo.
— Luego hablaré contigo Naia —me dijo enojado.
— Sí señor —dije apenada.
Seguí mi camino y escuché como se burlaban de Hipo.
— Que bien peleaste Hipo —dijo Brutacio con burla.
— Nunca vi a nadie meter la pata así, nos ayudaste —dijo Patan también burlándose.
— Gracias, gracias, hice el intento, ¿si? —respondió Hipo con sarcasmo.
Bocón agarró de la cabeza a Patán y lo tiró para atrás, pero él volvió a levantarse.
— Tu siempre ayudado a tu novio a meterse en problemas ¿no? —se burló Patán esta vez de mi, yo no respondí solo pase por su lado y le di un codazo en la cara haciendo que le sangre la nariz, mi hermano y los demás se rieron de él hasta Astrid.
EN LA CASA DE HIPO
Me encuentro escondida detrás de la casa de Hipo, tuve que venir corriendo para llegar antes que ellos, Hipo y Bocón acaban de llegar y ahora están hablando.
Luego de eso Bocón se fue e Hipo entró a su casa, para salir por la puerta trasera pero antes de alejarse lo agarró del chaleco.
— AAAAH —grito, de seguro cree que lo descubrieron.
— Shhhh, no grites, sé a dónde vas, así que iré contigo.
— Naia eras tú, me asustaste —dijo suspirando de alivio— Está bien, vamos.
EN OTRO LADO
NARRADOR
En el Gran Salón están los vikingos fuertes en una reunión, Estoico le está explicando a lo vikingo donde atacar y cuando, advirtiéndole que probablemente no regresen con vida.
— ¿Quién irá conmigo? -preguntó Estoico, pero nadie respondió— Está bien, los que se queden cuidaran a Hipo —todos levantaron la mano dispuesto a ir con él— Si, así está mejor.
— Bien, empacare mis calzones. —dijo Bocón levantándose del asiento.
— No, necesito que te quedes y entrenes a los nuevos reclutas. —dijo Estoico volviendo lo a sentar.
— Ah perfecto y mientras esté ocupado Hipo cuidará el horno, fundira el metal, afilara espadas, estará mucho tiempo solo ¿que podría salir mal?
— ¿Qué voy a hacer con él, Bocón?
— Que entrene con los otros.
— No, hablo en serio.
— También yo.
— Estará muerto antes de que saques al primer dragón de su jaula.
— Bagh, eso no te consta.
— Claro que sí, estoy seguro.
— Claro que no.
— No, de hecho si lo sé.
— ¡CLARO QUE NO!
— ¡ESCUCHA! Ya lo conoces, desde que empezó a gatear fue… diferente, no escucha, tiene la atención de un gorrión. Lo llevó a pescar y se pone a cazar... a cazar troll.
— Los troll existen, se llevan los calcetines, pero solo los izquierdo, ¿Que se creen?
— Hipo no es como yo.
— No puedes frenarlo estoico, solo puedes prepararlo, se que no le tienes mucha fe, pero la verdad es que no estarás siempre para protegerlo, él va a volver a salir, probablemente este fuera ahora y lo mas seguro es que Naia este con el.
— ¿Naia?... CLARO NAIA.
— SI, NAIA, eh, ¿Qué pasa con ella?
— Le diré a ella que lo proteja en el entrenamiento.
— Muy bien pensado Estoico, el problema es que aun no sabemos si participará. No la vi muy interesada en enfrentar dragones.
— Yo la convenceré.
CONTINUARA...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro