Capítulo XXVI
Nota: Capítulo largo.
====== Narra Hipo ======
Han pasado un par de días desde el ejerció de entrenamiento que Heather organizó para los chicos. En ese tiempo Heather y yo estuvimos muy ocupados: ella supervisando el entrenamiento de los jinetes de Berk y yo junto a mi padre atendiendo los problemas de la aldea y aprendiendo de él.
Era momento de que Heather y yo nos tomáramos un descanso.
Así que, mientras Camicazi y Leina vigilaban a los jinetes Berkianos, fui con Heather hasta la montaña más alta de Berk.
Si bien el clima en la isla era frío todo el año, en la montaña lo era aún más, tanto, que siempre había nieve en la cima. Una vez ahí, nos subimos sobre nuestros dragones y comenzamos a deslizarnos cuesta abajo.
—¡Woohoo! —Exclamó Heather emocionada al tomar la delantera. Mientras Cizalladura decidía por dónde ir Heather se volteó hacia mí y movió su mano como si se estuviera despidiendo—. Te veo abajo Hipo.
Ese gesto por parte de Heather elevó mi espíritu competitivo.
—Vamos amigos, no podemos quedarnos atrás —Le dije a Chimuelo y él pegó su cabeza más a la nieve haciendo que nuestra velocidad aumentará lo suficiente para sobrepasar a Heather.
Nos pusimos justo delante de Cizalladura y Chimuelo extendió una de sus alas para bloquear la visión de nuestras rivales hasta que vimos un pequeño arbusto justo adelante.
—¡Ah! —Grito Heather al ver que iba a chocar contra la rama del arbusto. Y, aunque lo intento no pudo esquivarlo—. ¡Ay! —Exclamo tras el impacto de la rama en su cara—. ¿Entonces así va a ser eh? —Preguntó de forma retadora mientras se quitaba la poca nieve que había quedado en su cabeza debido a la rama.
—No tengo idea de lo que hablas —Le dije sarcástico.
Ella me miró con severidad y sin darme cuenta le indico a Cizalladura que disparará a una pequeña loma de nieve que estaba justo en frente de mí y la cual yo estaba apunto de saltar junto con Chimuelo pero, debido al impacto, obviamente no logramos hacerlo y terminamos perdiendo el control de nuestro descenso por un momento.
Heather y Cizalladura otra vez tomaron la delantera.
—¿Como estuvo eso Hipo? —Preguntó ella entre risas.
La mire desde atrás pensando en mí siguiente movimiento.
Pero...
Entonces escuchó un fuerte estruendo atrás de mí y al voltear vi una avalancha que avanzaba hacia nosotros muy rápido.
Rápidamente intenté mover la posición de la cola de Chimuelo para poder alzar vuelo pero, aunque lo intente varias veces, no pudimos hacerlo.
—Tú cola está congelada —Le dije a Chimuelo mientras veía como la avalancha de activa más y más. No podríamos salir de ahí, o al menos no sin ayuda—. ¡Heather! —Llamé con fuerza.
Ella volteó a verme y su expresión paso de emoción a pánico cuando vio la avalancha. Cizalladura alzó vuelo con facilidad y se detuvo en el aire por un momento.
—¡Hipo! —Exclamo Heather, con temor en su voz.
Me deslice sobre el lomo de Chimuelo hasta su cola y trate de quitar el hielo, pero era inútil, el mecanismo de la cola estaba muy congelado.
—¡Aguanta! —Grito Heather al verme.
—¡No, regresa! —Le dije al ver que la avalancha ya estaba a muy pocos metros detrás de Chimuelo.
Rápidamente Heather descendió sobre Cizalladura y extendió su mano hacia mí. La sujete con fuerza, pero, justo después de eso la avalancha nos alcanzó y terminamos cayendo en una enorme grieta.
Quedamos atrapados y lo que era peor: cada vez hacia las frío.
—Heather —La llamé, no se podía ver nada. Incluso temí que ella no me respondiera y algo malo le hubiera pasado.
—Hipo tengo frío —Respondió, le calme un poco al oirla, pero, su voz era temblorosa. Y, el frío se hacía cada vez peor.
—Ven aquí —Le dije llamándola con mi voz y moviendo mis brazos para intentar encontrarla. Ella rápidamente se juntó conmigo y la abracé, intentado darle el mayor calor posible.
—¿Donde estan los dragones? —Preguntó Heather.
En ese momento un destello morado iluminó la oscuridad que no nos dejaba ver absolutamente nada.
—¿Chimuelo? —Dije.
Y seguido de la luz morada vino una amarilla.
—¿Cizalladura? —Preguntó Heather.
Chimuelo y Cizalladura continuaron disparando una y otra vez a la capa de nieve que estaba sobre nosotros, hasta que quedamos libres.
—Puedo ver el sol —Dijo Heather—, ¡vamos a salir de aquí! —Agrego emocionada.
—Salvaron nuestras vidas —Dije, asombrado por lo que habían hecho los dragones.
Entonces mire a Heather y ella me miró a mí, y fue cuando nos dimos cuenta de que estábamos abrazados. Rápidamente y con incomodidad nos separamos.
—Asi que, estamos bien... —Dije apenado sin poder verla.
—Sí, sin problemas —Respondió ella. Luego se puso de pie y se subió sobre Cizalladura—. Bueno, salgamos de aquí.
====== Narra Estoico ======
—Argh..., ¡aja! Ahí está. Bah... Justo lo que pensé. No está dando leche, ninguna lo está —Dijo Bocón luego de revisar a la Yack.
Abono y Cubeta habían acudido a mí, informándome que los animales no estaban produciendo nada; ni huevos, ni leche, y que las ovejas actuaban extraño. Resolver este asunto era muy importante ya que las heladas estaban por llegar.
—Ya lo sabemos Bocón —Le dije—. Queremos saber por qué.
—Esto me recuerda a cuando mudé a mi madre con la cabra: ella era mala, desagradable, se comía todo... La cabra estaba tan asustada que no daba leche.
—Entonces... ¿Que quieres decir Bocón? —Le pregunté confundido. Lo había llamado para obtener respuestas y terminó confundiéndose más con es extraña forma de hablar.
—Mamás y cabras no se mezclan —Respondió—. Lo mismo con animales de granja y dragones. Dejamos de pelear con ellos y ahora hay algunos sueltos por la isla como si nada —Dijo.
Y en eso, apareció un Cremallerus, que derribo una cerca de la granja, y detrás de él iban los gemelos y también iba un pesadilla Monstruosa y un Gronckle, montados por Patán y Patapez, todos iban detrás del Cremallerus para intentar atraparlo... Aunque en sus intentos causaron varios destrozos en la granja.
—Como dije... asustados —Volvió a hablar Bocón luego de que algunas ovejas se alejaran corriendo después de ver a los dragones.
La aprendiz de Hipo, Leina, quien volaba sobre su dragón aterrizó junto a nosotros.
—Disculpenos señor Estoico —Dijo bajando de su dragón y acercándose rápidamente a mí—. Ellos no me hacen caso —Señalo a los chicos.
—¿Donde esta mi hijo? —Le pregunté.
—Se fue con Heather —Respondió.
—¿Y Astrid? —Pregunto Bocón señalando a la joven con su garfio—. Ella siempre mantiene a los chicos controlados.
—Se fue con Camicazi. Ellas dos se la pasan compitiendo en todo —Respondió soltando un suspiró.
—¡Alto! —Grite tan fuerte que los chicos y los dragones se detuvieron al instante. Me acerque a ellos junto con Leina mientras los miraba severamente—. Estamos ocupados con algo importante por aquí —Dije mirando hacia los animales—, regresen al ruedo. Se suponen que allí es donde iban a practicar con sus dragones.
—Jaja sí, pero Hipo se fue a quien sabe donde con Heather —Comentó Brutacio, burlón. Él y su hermana habían dejado de seguir al Gremallerus solo para decir eso.
—Quien sabe que estarán haciendo —Agregó Brutilda siguiendo el tono burlón de su hermano.
—Regresen ahora —Les ordené muy serio. Ellos volvieron a lo suyo y atraparon a su dragón, después se fueron hacia el ruedo.
—Gracias por su ayuda —Me dijo Leina volviendo a subir a su dragón para luego irse volando al ruedo.
Sin los chicos y los dragones ahí continúe atendiendo el asunto de los animales junto con Bocón.
—Entonces Bocón, ¿Que hacemos? —Volví a preguntar, per en eso, un lamento por parte de Cubeta nos hizo voltear a verlo.
—¿Tu cubeta no se está apretando verdad? —Le preguntó Abono acercándose a él.
—No —respondió—, yo solo... ¡Dolor! —Exclamó de forma dolorosa sujetando la cubeta que estaba en su cabeza.
—Cuando su cubeta se aprieta significa que viene una tormenta —Explico Abono.
—No hay tormenta, todo está bien —Dijo Cubeta retorciéndose en el suelo tratando de ignorar el dolor.
—Cubeta... —Le regaño Abono.
—No quiero que haya una tormenta —Le dijo Cubeta a Abono—. Si un rayo le pega a mi cubeta podría acabar menos inteligente —Agregó. Y nuevamente sufrió un ataque de dolor.
—Oh, ho, hoo, esa cubeta está apretada. Y entre más apretada mayor es la tormenta —Explicó Abono.
Me costaba creer que Cubeta sea capaz de anticipar una tormenta solo con la cubeta en su cabeza. Y lo más raro era que aún faltaban varios días para las heladas.
—Eso está mal. Las tormentas no llegan tan temprano —Le dije a Bocón.
—Y además, ¿Quien dice que se puede predecir tormentas con una cubeta? —Le preguntó Bocón a los otros dos—. Para eso son los huesos de pollo y las patas de ganso.
—No olviden que esa cubeta predijo la tormenta de Olaf.
—Esa fue fuerte. Pasamos días desenterrando a Mildew —Agregó Cubeta mientras continuaban quejándose por el dolor.
—Estoico, confía en la cubeta —Me dijo Abono con seguridad.
—Tú confía en la cubeta —Le dije—, quiero una segunda opinión —Agregue y me fui de ahí junto con Bocón a buscar a Gothi.
Cuando llegamos a la casa de la anciana
—Ghoti, necesito tu guía, ¿Va a venir una tormenta? —Le pregunté.
La anciana comenzó a escribir con su bastón, sobre un montón de arena que tenía en su piso de madera.
—¿Que dice Bocón?
—Dice... Tú... que crees... ¿Eh? —Respondió y volteó a verme. Luego ambos miramos a Gothi confundidos, no habíamos entendido lo que nos quiso decir.
Gothi giro sus ojos y luego levantó su bastón para señalar detrás de mí y de Bocón. Ambos volteamos y vimos que la anciana tenía su puerta y sus ventanas bloqueadas con tablones y clavos.
—¿Como puedes estar tan segura? —Le pregunté—. ¿Fueron los huesos de pollo o las patas de ganso?
Ella volvió a escribir algo en el piso y Bocón lo tradujo para mí.
—Dice que podía escuchar los lamentos de Cubeta desde aquí.
====== Narra Hipo ======
Luego de lo que sucedió en la montaña Heather y yo nos reunimos con los chicos y le contamos lo que había pasado.
—Eso suena genial Hipo —Dijo Patapez emocionado.
—Lo sé, fue increíble —Añadí igual de emocionado que mi amigo—. Es como si su instinto protector se prendiera —Dije intento encontrar las mejores palabras para explicar lo sucedido.
—Vaya, así que los Dragones con los que peleamos durante años los salvaron eh... —Comentó Astrid con ironía.
—Sí, si no fuera por ellos Hipo y yo nos hubiéramos congelado —Dijo Heather.
—Podrían haber utilizado sus cuerpos para calentarse mutuamente —Comentó Patapez, aunque fue uno de sus típicos comentarios intelectuales podía entenderse de otras maneras.
Heather se apartó de mí luego se ese comentario.
—¿Quien haría eso? —Dijo sin alzar la mirada.
—Sí, que loco —Agregué igual de incomodo.
—Bueno Hipo... —Habló Camicazí poniéndose detrás de mí y pasando sus brazos sobre mis hombros—, si aún tienes frío yo te puedo calentar —Dijo muy cerca de mi oído pero lo suficientemente fuerte para que todos pudieran escuchar.
Sonreí ante la broma de mí amiga. Luego aparte sus brazos de mí y ella se sentó en medio de mí y Heather, muy pegada a mí.
—¿Quieres ayudarme a calentar a Hipo? —Le preguntó a Heather, y está vez Heather le dio un fuerte golpe en el hombro.
En eso llegó Gustav, junto con otros chicos.
—Hipo, el jefe te está buscando —Dijo, y señaló al gran salón—. Se ve enojado.
Me levanté un poco fastidiado.
—Se ve enojado desde el día en que nací —Dije subiendo a Chimuelo.
Me dirigí al gran salón en busca de mi padre y lo encontré junto con Bocón. Rápidamente él me explico la situación con los animales y la escasez de alimentos mientras nos dirigíamos a las granjas. Al principio me sorprendió que no hubiera suficiente alimento, ya que había traído bastantes provisiones de mi isla, pero luego recordé que habían muchas personas en Berk que no habían ido a mí isla y que como estaban hambrientos hicieron un gran festín cuando regresamos a Berk.
—Con una fuerte tormenta llegando no podemos quedarnos encerrados sin pescar ni cazar por meses —Dijo mi padre, caminando de un lado a otro.
—Pero es muy temprano para una tormenta —Dije recordando las fechas en la que ocurrían tormentas en la isla—. Estamos a medio invierno, el invierno devastador llegará como en un mes.
—No según Gothi —Negó mi padre.
—¿Pero que puedo hacer? No puedo controlar el clima.
—Pero sí a los dragones —Respondió mi padre—. Si no dejan de asustar a los animales no tendremos suficientes provisiones.
La puerta de la cabaña se abrió y entraron Abono y Cubeta, con un pequeño balde.
—¿Que paso? —Le preguntó mi padre al verlos, rápidamente le quitó el balde a Abono de las manos y lo reviso buscando algo.
—Ni una gota de leche —Respondió Abono—. Y eso que estuve intentandoló con la pobre Yack por tres horas.
Mi padre y todos los demás en el lugar me miraron.
—Pero los dragones no quieren asustar a nadie —Hable a favor de los Dragones—. Ellos no comen animales de granja, comen peces.
—Cierto, pero son enormes y causan desastres. Además recibimos reportes de que los gemelos estaban haciéndoles bromas a todos en la isla con su Cremallerus... Y creo que eso empeoró la situación con los animales —Dijo Bocón de forma acusadora.
—Aquí es donde dices "Yo lo arreglo" —Dijo mi padre mirándome.
—Yo lo arregló —Dije—. ¿Cuando tiempo queda antes de la tormenta?
—Una semana —Respondió Abono.
Me calme al escuchar eso, cualquier problema con los dragones podia resolverse en ese tiempo. Además en ese tiempo fácilmente podía ir a mi isla y volver con provisiones para Berk.
—Tiempo suficiente —Dije, pero entonces, Cubeta grito de dolor.
—¡Perdón! Tres días —Corrigió Abono.
—Okey menos tiempo... Podría ser un problema —Dije un poco preocupado—. Mejor comienzo ahora mismo —Agregue y salí de la cabaña junto con Chimuelo.
Fui a buscar a Heather y a los demás para que me ayudarán con la tarea. Luego llevamos a algunos animales al ruedo junto con los dragones para intentar que perdieran el miedo pero todo parecía inútil: los animales corrían cada vez que lo acercábamos a un dragón.
—Tranquilo muchacho —Le dije a un Yack.
—Sí, los dragones asustan pero son solo lagartos grandes —Agrego está vez Astrid quien me ayudaba con el Yack.
—Como Patán —Dijo Brutació, burlón. Patán lo sujeto con fuerza y amenazó con golpearlo, aunque al final no lo hizo.
Astrid y yo acercamos el Yack hasta donde estaba colmillo pero cuando el animal vió al dragón se fue corriendo al otro lado de la arena.
—¿Que tal si lo vemos desde la perspectiva del animal? —Pregunto Patapez. Él, Heather y Leina estaban con las ovejas.
Patapez se inclinó en el piso y comenzó a gatear como un bebé haciendo algunos sonidos de oveja y caminó hasta colmillo.
—No da tanto miedo —Dijo, pero, Colmillo abrió su boca y rugió levemente, casi parecía que le iba a arrancar la cabeza a Patapez. Él corrió asustado y se cubrió debajo de Albóndiga buscando protección—, pero me quedo del lado de las ovejas —Agrego atemorizado.
Hicimos varios intentos ese día pero ninguno tuvo éxito así que regresamos los animales a los graneros.
Al día siguiente el clima ya empezaba a empeorar. El tiempo se me agotaba. Y aún no tenía progreso alguno con los animales.
Volví a reunirme con los chicos y los animales en el ruedo.
—Saben, yo aprendí que si tienes una experiencia con algo que te asusta ya no será tan malo —Dijo Heather, acariciando a una oveja intentando calmarla.
—¿Pero como podemos hacer que los animales tengan una experiencia así con los dragones? —Pregunté. Ya me estaba quedando sin ideas y solo faltaban dos días para que llegara una tormenta que podría tenernos atrapados en el gran salón por varios días o semanas.
—¿Que tal si le mostramos que los dragones también le tienen miedo a algo? —Comentó Leina cargando una gallina.
—Es un buen plan —Dijo Heather y luego le pidió a patapez que trajera unas anguilas y él la obedeció.
Cuando Patapez regresó reunimos a los animales frente a los dragones y después tomé a las anguila y las acerque a los dragones quienes retrocedieron atemorizados.
Los animales miraron de forma extraña a los dragones.
—Parece que funciona —Comentó Astrid.
Una de las anguilas se me resbaló de las manos y se arrastró hasta colmillo, quien dio la vuelta asustado y con su cola lanzó una oveja que terminó estrellándose con el muro del ruedo.
—Urh... —Gruñí. Esto ya estaba comiendo un fastidio—. Así nunca vamos a progresar...
—No te preocupes, resolveremos esto —Me dijo Heather intento reconfortarme.
—¿Preocupado? ¿Te parezco preocupado? —Le cuestione sarcástico. Era obvio que estaba muy preocupado.
Entonces repentinamente llegó Bocón.
—¡Todos fuera! —Exclamó— la tormenta está aquí —Dijo y me dí cuenta que ya estaba nevando.
—No hemos progresado aún Bocón —Dije.
—Vayan al gran salón —Agrego Bocón reuniendo los animales junto con Abono y otro vikingo que lo había venido a ayudar.
Suspiré resignado. Ya no podía hacer nada más.
—Vayan al gran salón —Le dije a los chicos—. Y lleven a los dragones.
Por mi parte, ayude a Bocón a resguardar a los animales llevándolos a los graneros. Les dejamos suficiente alimento y luego cerramos los graneros lo mejor que se podía.
Luego nos dirigimos al gran salón. Cada vez hacia más frío y nevaba más fuerte.
—Llego antes de lo esperado —Comentó Bocón, cerrando la enorme puerta del gran salón y viendo como ya todo afuera estaba cubierto por la nieve.
====== Narra Heather ======
Las horas pasaron, ya debía ser de noche. La tormenta estaba en su peor momento, y eso se notaba por el frío que hacía; incluso dentro del gran salón hacía frío, por lo que tuvieron que encender varias hogueras para mantener el calor en el lugar.
Todos las personas estaban en silencio, calentándose con el fuego. Según Hipo, normalmente en una tormenta así las personas estarían comiendo mientras esperaban a que el clima volviera a la normalidad, pero las reservas de alimento eran pocas y no se sabía cuanto tiempo duraría la tormenta. Debido a eso Estoico ordenó razonar la comida y lo único que había para comer en estos momentos era avena con un poco de pan.
Me reuní con Hipo, Camicazí, Leina y nuestros Dragones en una mesa, apartados de la mayoría de la gente de pueblo. Comíamos en silencio. Miré a Leina, aunque tenía puesto un chaleco y una capucha de piel que la abrigaba era claro que tenía frío. A diferencia de los otros dragones, Garf no tenía un gran calor corporal así que Leina no podía calentarse con él.
Hipo la miró notando que tenía frío.
—Ven aquí, quédate junto a Chimuelo —Le dijo, sentando a Leina al costado de Chimuelo y dándole otra manta para que se cubriera.
—Pareces una bebé —Dijo Camicazi, burlona. Leina la miró con fastidio, haciendo un puchero, y diciendo que actuaba con más madurez que Camicazí—. Ay..., pero si eres tan linda —Agregó pellizcando las mejillas de Leina—, como una bebé.
—Vengo de un lugar cálido donde nunca hace frío ¿Como esperas que me adapte tan rápido a él? —Comento Leina, con obviedad, apartando las manos de Camicazi de su cara.
Hipo se sentó a mi lado viendo como Camicazi jugaba con Leina, quien ya parecía mucho más cómoda al estar junto a Chimuelo.
Al ver a Leina disfrutando del calor de mi dragón Patapez, los gemelos, Patán y Astrid, hicieron lo mismo con sus Dragones y se acurrucaron junto a ellos. Incluso algunos niños se acercaron a los dragones, sobre todo a Colmillo, que pareció no importarle que mucha gente lo tocará.
—Estoy abrazando un tibio malvavisco —Comentó Brutacio, estaba arriba de Colmillo abrazándolo y disfrutando de su calor en vez de estar con su Cremallerus junto a su hermana.
De repente la puerta del gran salón fue abierta y entraron unos hombres y una gran ventisca helada.
—¡Estoico, los animales han escapado! —Exclamó uno de ellos.
Rápidamente una gran multitud se reunió alrededor de aquellos hombres. Hipo y yo también nos acercamos a ver qué pasaba. Y los comentarios no se hicieron esperar:
—Sin los animales no tendremos suficiente comida.
—¿Ahora como sobreviviremos?
Y como esos hubieron más comentarios.
Pero, lo que me molestó oír fue que algunas personas culpan a Hipo de la situación por haber traído Dragones a Berk.
"¡Después de todo lo que él ha hecho por ustedes!" Dije en mi mente, enojada.
Estoico calmó a la multitud. Algunos propusieron ir a buscar a los animales pero Estoico se negó a eso, dijo que la seguridad de las personas era más importante.
Hipo y yo solo mirábamos la situación. La tormenta solo tenía unas pocas horas de haber comenzando y ya había destruido los graneros, eso significaba que se volviera peor. Note que Hipo tenía la mirada perdida, mirando hacia la puerta del gran salón.
—Esto es mí culpa —Dijo de repente.
—Los animales escaparon por qué la tormenta abrió el granero —Le dije poniendo mi mano en su hombro—. Tú no causaste la tormenta.
—Ellos me culpan a mí Heather —Me dijo, mirandome directamente.
Por "ellos" atribuí que se refería a los Berkianos.
Hipo se apartó de mí y comenzó a caminar hacia Chimuelo.
—¿A donde crees que vas? —Le pregunté, aunque sono más como un regaño.
—A arreglar las cosas —Me respondió sin siquiera voltear a verme.
—Hipo —Llame fuerte pero me ignoró—. ¡Hipo!
Él no me prestó atención y subió sobre su dragón y, aprovechando que la entrada del gran salón seguía abierta, se fue volando a fuera para buscar a los animales, en plena tormenta de nieve.
—¡¿Pero que?! —Exclamó Estoico. Ni siquiera fue capaz de ver cuándo Hipo salió debido a la gran velocidad de Chimuelo.
Me quedé parada un momento, molesta, odiaba cuando Hipo me ignoraba así y hacía locuras como esas.
—¿Que pasa Heath, a donde va Hipo? —Me preguntó Camicazi acercándose junto con Leina.
—Arg... Ese idiota está buscando su muerte —Respondí con fastidio—. Vamos a vigilar que no se lastimé —Le dije a Camí.
—Ni me hacía falta que me lo dijeras —Me respondió. Luego se volteó a ver a los jinetes de Berk—. ¡Ey! Ustedes también vienen —Les dijo, y sin más subió sobre Tormentula y se fue volando.
Rápidamente cada jinete subió a su dragón y fueron tras Camicazi para ayudar a Hipo. Yo estaba por salir cuando vi que Leina también lo iba a hacer.
—No, tú te quedas aquí —Dije, la sujete de hombros deteniéndola.
—Iré ¡No puedes detenerme! —Exclamo, intentó montar a Garf pero esta vez la detuve sujetando su mano.
—¡Te quedas aquí! —Le grite con fuerza—. Mira como estás —Dije. Le mostré a Leina sus manos, estaban muy fría y sus dedos estaban poniéndose azúl. Ella no soportaba bien el frío e insistía en querer salir a ayudar—. Sí sales terminarás congelada ¿Acaso quieres morir?
Leina me miró frustrada.
Sabía que ella quería ayudar pero no podía dejar que lo hiciera si eso la ponía en peligro.
—Fijense que permanezca aquí... Y que no tenga frío —Le dije a Estoico y a Bocón, ellos asintieron a mí petición con un gesto de cabeza. Leina, junto con Garf, regresó hasta la mesa en donde estábamos antes junto
Sin más retrasos salí sobre Cizalladura y entré a la feroz tormenta.
El clima era tan malo que casi no se podía ver nada. Y el frío era extremo. Tenía poco tiempo para encontrar a Hipo y a los demás, junto con los animales, antes de morir congelados.
—Bien chica ¿Cres poder encontrar sus rastros? —Le pregunté a Cizalladura. Ella gruñó en afirmación pero unos pocos segundos después un destello morado iluminó el cielo—. Allá están —Señale algunas siluetas que había alcanzado a ver.
Cizalladura voló a toda velocidad hasta reunirnos con los demás y con Hipo.
Los animales estaban dispersos en un área aproximada a nosotros así que nos separamos y para a buscarlos.
Camicazi y Astrid habían hecho una especie de cerca con las púas de sus dragonas. Y cada vez que encontrabamos a un animal lo metíamos dentro de esa jaula.
Fuimos reuniendo unos cuantos animales pero por cada uno atrapado la tormenta empeoraba. Llegó un punto en donde nisiquiera podíamos ver a más de cuatro metros, fue entonces que todos nos reunimos cerca de la jaula de los animales, sin saber que hacer ahora.
—¿Ahora que hacemos Hipo? —Pregunto Camicazi, estaba temblando y frotaba sus brazos para intentan calentarse—. Tormentula no puede oler nada.
Ella no era la única, ví como los gemelos, Astrid, Patapez y Patán también temblaban, yo estaba en la misma situación, y la tormenta solo se hacía cada vez peor.
—Madera, traigan madera rápido —Dijo.
Patán y Astrid buscaron un poco de madera, sin alejarse demasiado de nosotros, y volvieron muy rápido. Hipo apilo la madera y luego saco de su traje su espada y uno de los tubos donde guardaba gel de pesadilla monstruosa y cubrió la madera con este último para luego encenderla con su espada, pero, al poco tiempo de haber encendido se apagó.
—Todos acerquencé —Dijo Hipo al ver que ya no podía volver a encender fuego y mantener una flama.
Ni siquiera el fuego de los dragones serviría para mantener encendida la fogata ya que el viento la apagaria rápidamente. Los dragones se quedarían cada vez con menos disparos en cada intento por volverla a encender la fogata, así hasta que finalmente ya no tuviera más tiros.
Todos hicimos lo que Hipo dijo y nos pegamos los unos a los otros, intentando compartir nuestro calor corporal, pero no funcionaba.
Entonces, uno a uno, los dragones fueron poniéndose a nuestro alrededor, con sus alas extendidas, bloqueando la fría brisa que impactaba directo con nosotros. Luego dispararon fuego a nuestro alrededor, rodeandonos con un aro de calor, y volvieron a encender la madera que se había apagado.
—Nos están protegiendo —Dije. Sentí como poco a poco el calor volvia a mi cuerpo. Sin la fuerte brisa la fogata no se apagaria tan fácil.
—Wow —Exclamó Patapez, asombrado y disfrutando de la calidez.
Chimuelo fue a la jaula de los animales y derribo alguna de las púas. Pensé que los animales escaparían pero en vez de eso se fueron acercando a nosotros. Al principio parecieron asustados por los dragones pero luego se echaron en el suelo, como si la presencia de ellos ya no les importara.
—Lo logramos —Dijo Hipo, sonriendo al ver a los animales cómodos cerca de los dragones.
El tiempo pasó y nos quedamos dormidos mientras los dragones nos cuidaban.
Al día siguiente despertamos y el clima ya se había calmado.
Una de las gallinas se había dormido sobre Brutacio y cuando él despertó y se la quitó de encima vió que la gallina había puesto un huevo.
—¡Miren! —Exclamó—. Mi linda gallina puso un huevo.
—¿Tu gallina? —Le preguntó Astrid con una ceja arqueada.
—Regla Thortom —Respondío Brutacio—. Si algo amanece encima de ti entonces es tuyo —Dijo a la par de Brutilda.
—Bien, llevemos a los animales al gran salón —Dijo Hipo—. Debemos refugiarnos.
—¿Que? Pero si ya pasó la tormenta —Comento Camicazi señalando el cielo.
—Eh, no es así Camicazi —Dijo Patapez moviendo su mano en negación—. Esta apenas fue la primera de la temporada..., Aún faltan las peores.
—No creo que las otras que vengan sean peores que está —Dijo Patán, ya estaba arriba de Colmillo y tenía a dos ovejas con él—. ¿Y que estamos esperando? ¿Que les hagan un retrato?
Tras ese comentario de Patán todos elevamos vuelo sobre nuestros dragones y ellos tomaron a los animales más grande con sus patas mientras que nosotros cargabamos a las gallinas o las ovejas pequeñas sobre nuestras piernas.
En poco tiempo llegamos al gran salón y entramos con los animales. Fuimos recibido por la multitud, quienes se asustaron al ver a los animales entrando junto a los dragones.
—Hipo, ¿Estan todos bien? —Le preguntó Estoico rápidamente al verlo.
—Estamos bien —Respondió Hipo—. Y mira, los animales ya están bien con los dragones —Dijo mostrándole el huevo que una de las gallinas había puesto durante la noche.
Estoico solo sonrió mientras colocaba su mano en uno de los hombros de Hipo.
—Bien hecho hijo... bien hecho —Fueron sus palabras hacia Hipo.
===== Fin Del Capítulo =====
¿Me extrañaron?
Este capítulo lo tuve que reescribir varias veces ya que no me gustaba el resultado final. Además, lo recorte cuando ví que ya tenía más de cinco mil palabras.
Y aún así... Siento que está un poco "flojo", ya que pase varios errores ortográficos por alto mientras escribía y cuando iba a corregirlos olvide en donde estaban, así que sí ven las palabras que escribí mal avísenme para corregirlas.
Pero bueno, cualquier falló que el fanfic tenga lo arreglare cuando haga la edición de todo el fanfic.
Notas del Capítulo:
1) Este capítulo es la adaptación del capítulo de la serie titulado "Caza de animales".
2) Como ya vieron, en este capítulo Hipo interactuó más con la gente de Berk y sus excompañeros.
Ya les dije que quiero adaptar algunos capítulos de las series para que Hipo se relacione más con los personajes originales, para ya después pasar a la etapa final del fanfic: los eventos de CEATD3.
3) Sobre Garf y su "falta de calor"...
En la serie se ve que los canto mortales son de una isla cálida y que no tienen un disparo de fuego, sino que disparan ámbar y este es muy frágil al calor.
Así que pensé en que, si bien, todos los dragones son reptiles Garf y su especie, son los más parecidos a los reptiles reales, que dependen de la temperatura del ambiente para mantener su temperatura corporal. Mientras que el resto de los dragones pueden mantener su temperatura sin problemas.
...Y aunque sé que hay dragones de hielo en la franquicia, esos dragones son precisamente de climas fríos y nunca salen de ahí, así que nunca estarían en un lugar cálido.
Así que me dije: "El canto mortal es la única especie que depende del ambiente para mantenerse caliente... Si Garf sale en la tormenta va a morir congelado".
¿Que les pareció esto? ¿Tiene sentido para ustedes?
Preguntas para ustedes:
1) ¿Encontraron todas las referencias en este capítulo?
2) Según ustedes, y lo que han visto, este fanfic es: Hicstrid, Hiccther, Hiccazi (Camicazi, no se cómo se escribe este ship).
Preguntó por qué he visto que muchos han agregado el fanfic a listas de lecturas de romance y cosas así. Y yo quiero que esté fanfic sea más de aventura/fantasía como las películas.
3) ¿Como les parecieron las escenas de Hipo y Heather?
4) ¿Que tal ven la forma en la que Hipo, Heather, Camicazi y Leina actúan con los Berkiano? ¿Creen que es "natural"?
Preguntó por qué, como vieron en este capítulo, a pesar de que ellos interactúan durante el entrenamiento no lo hacen más allá de eso. Sino que Hipo, Heather, Camicazi y Leina se quedan por su lado mientras que los jinetes de Berk por otro.
Y lo hice así por que se supone que Hipo lleva años sin interactuar con ellos, y por su parte; Heather, Camicazi y Leina no conocen a ningún Berkiano, entonces pensé que deberían ir interactuando poco a poco... ¿Pero que piensan ustedes?
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