Capítulo XXII
====== Narra Leina ======
—Volveremos mañana —Dijo el maestro Hipo al despegar con chimuelo y partir de regreso a la aldea dragón.
—Ahí van... —Dijo Patapez mientras veíamos como se alejaban— ¿Que se sentirá montar a un dragón y volar por el cielo? —Me pregunto. Luego me miró con obviedad y agregó— Oh, cierto... Tú lo haces siempre.
—Si, pero no siempre fue así —Le respondí mientras recordaba el pasado..., la isla en la cual nací—. Antes de conocer a Hipo nunca hubiera imaginado que podría hacer todo lo que pudo hacer ahora.
El viento comenzó a mover las copas de los árboles y segundos después rozó mi piel, fue entonces que me di cuenta del gran frío que hacia en Berk. Había escuchado que en Berk nevaba durante nueve meses del año y en los otro tres ocurrían fuertes granizadas. Era de lógico por que los Berkianos se vestían con trajes tan abrigados.
—¿Podrías decirme dónde puedo conseguir alguna ropa nueva? —Le pregunté a Patapez quien no tardó en notar que tenía frío—. Creo que un cambio de estilo me vendría bien —Dije mientras frotaba mis manos para calentarlas.
—Oh claro. Sígueme —Dijo y comenzamos a caminar de regreso a l aldea.
Era asombroso ver lo rápido que los Berkianos trabajaban en la restauración del pueblo. ¿Si podían trabajar así de rápido y eficiente por que no repararon sus casas desde antes? Quizá la falta de comida no les dejaba sentirse bien motivados para hacerlo. Deje de pensar en eso y me concentre en seguir a Patapez.
—Este es un almacén en donde guardamos pieles, lana, cuero, y ropa —Dijo cuando finalmente nos detuvimos frente a una pequeña cabaña—. Espera aquí, iré a pedirle las llaves a Bocón —Agrego caminando hacia la herrería la cual estaba muy cerca del almacén.
Patapez regreso rápido e introdujo la llave en la cerradura.
—Puedes pasar. Elige lo que necesites —Dijo al abrir la puerta y cediendome el paso—. Bocón me dijo que Estoico le dijo que cualquier cosa que Hipo o sus acompañantes necesitaran se las dieramos.
Cuando cruce la puerta fui empujada por Garf quien estaba tratando de entrar conmigo pero debido a su tamaño de le hacía imposible cruzar la puerta.
—No, no, no, espérame aquí —Le dije acariciándole la cabeza—. No tardaré mucho —Agregue sonriendo. Garf obedeció y se quedó afuera a esperarme. Así que finalmente entre al lugar y cerré la puerta.
El clima de la isla donde nací y el de la isla dragón eran cálidos por lo que siempre usaba ropa ligera y no muy abrigada para no sentir tanto el calor pero en Berk el clima era muy frío por lo que ahora necesitaba ropa más abrigada.
Dentro del almacén había mucha ropa de la cual podía escoger.
—Esto me trae recuerdos —Dije para mí misma mientras sonreía.
Hace años estuve en la misma situación de ahora solo que junto con mi hermana. Ambas debíamos escoger nuestras ropas para una gran ceremonia. Yo escogí lo primero que vi pero ella al verme vestida con eso comenzó a reírse, luego me pidió que me la quitara y me paso otra ropa que ella había escogido.
"Es mejor hacer que la ropa combine entre sí y con tu cuerpo" Fueron sus palabras hacia mi. Desde entonces cada vez que escogía ropa nueva siempre trababa de que fueran del mismo color o de colores que combinarán, y sobre todo ropa con la que me viera bien y me sintiera cómoda.
Esta vez elegí una camisa negra con una gruesa capucha de lana, un par de largos guantes que me cubrían casi todo el brazo, un pantalón negro, botas de piel y otro trozo de piel que enrolle en mi cintura sujetándolo con mi cinturón de cuero para que me abrigara un poco más las piernas.
Lo único que no había cambiado de mi traje anterior era mi cinturón junto con una pequeña bolsa que colgaba de él. Era algo que me había dado mi hermana cuando deje mi antiguo hogar.
—Listo —Dije al salir del almacén y ver a Patapez tocando y examinando las escamas de Garf.
Me pareció que a Patapez no le importó mi presencia ya que continuo tocando las escamas de Garf y tomando apuntes en su libreta.
—Este es el canto mortal del que habla el libro de Hipo. ¿Podrías hacer que cante? Quisiera escuchar la melodía que usan para atraer a sus presas.
—Lo siento pero no puedo... —Le respondí acercándome más a ellos. Al oír mi respuesta Patapez me miró con desánimo—, bueno... digo, más bien Garf no se sabe las canciones que cantan otros cantos mortales.
—¿Que? —Pregunto confundido.
—Según me explico Hipo; Heather encontró a Garf cuando era un huevo en una isla, justo cuando un destroza cavernas estaba a punto de comérselo así que lo rescató y lo llevo a la isla Dragon —Respondí y comencé a relatar la historia—, ahí el huevo eclosionó y salió Garf. Él era casi imposible de controlar y se la pasaba cantando, no le hacía caso a nadie —Agregue riendo levemente. Ahora que lo pienso Garf aveces hace lo que se le viene en gana y no le hace caso a nadie, nisiquiera a mi—. Pero Heather se dio cuenta que si le cantabas él te escuchaba y obedecía, así que ella y también Hipo lo criaron cantándole varias canciones todos los días. Cuando Garf creció y lo intentaron regresar a la isla se dieron cuenta que los otros cantos mortales no lo trataban bien debido a que las canciones que él cantaba eran las que ella y Hipo le habían enseñado y no las que ellos usaban para comunicarse entre ellos o cazar. Así que regresaron con él a la Aldea dragón. Hipo me lo entrego después de eso.
Una vez acompañe a Heather a la isla de los cantos mortales y escuche sus canciones. Para alguien que nunca había escuchado a un ala cantante la canción de Garf podría resultar igual a la de los otros de su especie pero en realidad eran muy diferentes. Ahí entendí que Garf era muy similar a mí, e incluso a Hipo, alguien que es visto como un bicho raro por los suyos.
—Interesante —Dijo Patapez mientras escribía en un pequeño cuaderno—. Así que pueden aprender nuevas canciones pero si lo hacen se les hará difícil comunicarse con otros de su especie —Agrego y cerró su cuaderno.
—Esto... ¿Te gusta leer mucho cierto? —le pregunté con curiosidad y él asintió moviendo la cabeza.
—Un hombre sin estudio es un ser incompleto —Respondió.
—¿Podrías prestarme algunos? Mejor si son historias o fábulas —Dije un poco nerviosa, aún no estaba acostumbrada a hablarle a Patapez y menos a pedirle favores a personas que no conocía bien.
Patapez acepto sin problemas mi petición y me pidió acompañarlo hasta su cabaña ya que tenía los libros ahí. Luego de esperar afuera unos pocos minutos el salió con dos libros en las manos y me los entrego.
—Gracias —Le dije y me despedí de él pues me dijo que tenía que ir a reunirse con sus amigos ya que se habían unido a la guardia de Berk.
Caminé por la aldea buscando un buen lugar para comenzar a leer el libro que Patapez me había prestado. Estuve así durante varios minutos hasta que finalmente vi un pequeño banco que estaba junto a un árbol.
—Es perfecto —Me dije a mi misma.
Me apresure al lugar y me senté en el pequeño banco para comenzar a leer. Elegí un libro y guarde el otro. Primero toque la cubierta del libro, era de cuero duro, luego lo abri y respire para percibir su aroma. El olor de un libro nuevo era algo que siempre me había gustado.
—"Canción de hielo y fuego"... —Dije leyendo el título escrito en la portada del libro.
Comencé a leer y rápidamente me sumergí en la historia, imaginando los escenarios y a los diferentes personajes, también imaginaba como hablaban. Estuve tranquila, sumergida en mi lectura hasta que oí unos pasos seguido por una voz desconocida.
—Hola hermosa ¿Eres nueva por aquí? Soy Gustav —Se presentó sujetando mi mano e inclinándose un poco frente a mi—. ¿Podrías darme el placer de saber tu nombre?
—Soy... Soy Leina —Le respondí con timidez. Nunca supe como tratar con desconocidos si estaba sola.
—¿Por que estás tan sola? —Pregunto.
—No estoy sola —Le respondí—. Estoy con mi... ¿Dragón? —Dije en un susurro al darme cuenta que Garf no estaba conmigo.
—¿Que dijiste? —Me pregunto el chico confundido.
—Dije que estaba con mi dragón... Pero no sé dónde se metió —Y tan pronto como dije eso Garf apareció.
—¡¿Un dragón?! —Exclamó sorprendido al ver a Garf el cual lo tomo por los hombros y lo subió casi a la copa de un árbol —¡Ey bajame de aquí! —Gritaba mientras se sujetaba con fuerza de una rama para no caerse.
Garf descendió hasta mi lado y comenzó a acurrucarse en mi. Le dije varias que fuera a bajar a Gustav del árbol pero no me obedeció, en lugar de eso, salió volando hacia la cabaña en donde dormíamos.
—Esto... ¡Disculpa! —Dije en voz alta para que Gustav me escuchara y me fui rápidamente a seguir a Garf.
Sin saber que más hacer tome mi libro y me fui corriendo de ahí seguida de Garf. Espero no volver a encontrarme con ese chico, no sabría que decirle. Seguramente me odiaría. Todo por culpa de mi dragón.
—¡¿Pero que te pasa?! —Le reclamé a Garf dándole un golpe en su pata que pareció no haber sentido— ¡Solo estábamos hablando!
Garf no parecía estar molesto, estaba actuando así por algo más... Y pronto me di cuenta del porque se comportó así con Gustav.
—Vaya... ¿Estas celoso? -Le pregunté burlándome un poco-. Tú seguramente me abandonaras cuando conozcas a una hembra... Todos los hombres son iguales.
Garf hacia muecas mientras yo hablaba, como si se estuviera burlando de mi o algo por el estilo. Cuando termino se dio la vuelta y se cubrió la cabeza con sus alas y su cola para ignorarme.
—¡Bien! Yo tampoco te hablaré —Le dije dándome la vuelta. Comencé a caminar de regreso a la cabaña dejando a Garf solo, y no pasaron ni dos minutos cuando ya estaba otra vez conmigo—. Jajaja, vez que no puedes vivir sin mi —Le dije burlándome mientras me acercaba a él para acariciarlo—, pequeño bebé dragón —Finalice.
De repente escuchae el chillido de un Alcón muy cerca de mi. Comencé a buscar por los alrededores y en el cielo con mi mirada y vi al ave posada en la rama de un árbol. Era un halcón de alas plateadas. El halcón de mi hermana.
—Silys —Dije feliz por verlo mientras le rascaba la cabeza— ¿Que noticias me traes de mi hermana? —Pregunte y dirigí mi mano al lomo del ave, en donde había un pequeño tuvo en donde se guardaban las cartas que Silys debía entregar. Saque dos cartas y muy entusiasmada regrese a la cabaña para leerla.
Garf y Silys me siguieron sin necesidad de que yo tuviera que pedírselo. Al llegar a la cabaña busque unos trozos de carne para alimentar a Silys pues seguramente estaba cansado del largo viaje. Luego me senté en un mueble abrí una de las cartas.
"Querida hermana, ya casi se cumplen cuatro años desde tu partida de nuestro hogar.
¿Como has estado?
No recibí ninguna carta de tu parte la última vez que envíe a Silys, si no que más bien, él regreso con la misma carta que había escrito para ti. Estuve preocupada estos últimos días pensando que algo te había pasado, pero me calme cuando recibí tu mensaje.
Me sorprendió mucho ver a un dragón del tamaño de Silys chocar con la ventana de mi habitación. Cuando lo vi enseguida supe que lo habías enviado, mas cuando vi la carta que tenía atada en su cola.
No sé si en realidad alguien más además de mi lo vio, espero que no sea así, trate de enviarlo de regreso pero no lo logré así que ahora lo tengo oculto en mi habitación... Es un desastre... Solo nuestra madre sabe de él. Tienes que decirme cómo cuidarlo bien ¿De acuerdo?
Así que, ahora estas en un isla llamada Berk, la tierra de origen de tu maestro, acompañandolo a él.
Que bueno.
Como tu hermana me alegro que estés cumpliendo ese sueño que tenías de salir a tener aventuras, y que hayas encontrado personas que cuiden de ti. Pero, ya falta pocos meses para nuestra ceremonia de mayoría de edad, me entristece un poco que no estés aquí.
Me gustaría mucho que vinieras para celebrar nuestra ceremonia juntas, al igual que en el pasado"
—Yo tambien te extraño —Susurre al terminar de leer la carta de mi hermana.
Luego abrí la siguiente carta.
"Hace unos días llegaron unos hombres extraños a pedir una audiencia con nuestro padre. No sé con certeza todo lo que hablaron, pero, por lo que oí querían que nos unieranos a ellos para luchar en una gran guerra. Nuestro padre se negó, claro, pero los hombres siguieron insistiendo e invitaron a nuestro padre a una reunión con sus líderes y él aceptó.
Para cuando te llegue esta carta creo que ya habrán pasado dos días de su partida.
Nuestra madre se ve angustiada. Preocupada por nuestra gente.
La mayoría de los clanes están en pánico, preparándose para una posible guerra de la cual aún desconocemos la razón.
Mantente segura y no te involucres..."
—¿Por que me involucraría en una guerra sin saber la causa? —Comente con una leve risa. Mi hermana, a pesar de ser la menor, siempre se había preocupado demasiado por mí.
Busque un pedazo de papel y un lápiz y comencé a escribir una carta de respuesta.
"Querida hermana...
Ya veo que te gustó mucho el dragoncito que envíe, se llama Dart, es un terrible terror entrenado para entregar mensajes y para rastrear a cualquier persona con su olfato.
Sobre su cuidado, creo que te enviaré una copia del libro que escribió mi maestro, "Como entrenar a tu Dragón", estoy segura que eso te gustará. Allí hay información de todas las especies de dragones, como entrenarlos, cuidarlos y cuáles dragones no se pueden entrenar.
Ten por seguro que no me involucraría nunca en una guerra de la cual desconozco la razón. Tú también haz lo mismo, sé que eres muy fuerte pero no por eso te arriesgues a morir. Aún no nos hemos vuelto a ver.
Quisiera regresar para pasar nuestra ceremonia de mayoría de edad juntas. Pero si lo hago, estoy segura que nuestro padre no me dejaría irme una vez más y tendría que cumplir con mi deber como heredera, no quiero eso.
Aunque... Trataré de ir a escondidas para poder verte".
Y con eso finalice la carta para mí hermana.
"Se la enviare mañana, así Silys tendría tiempo suficiente para descansar" Dije en mi mente.
Ahora solo tenía que pensar en una forma de ir a visitar a mi hermana en secreto, sin que Hipo ni los demás se preocuparan por mí o, al menos, invitar una buena excusa para poder viajar sola ya que, conociéndolos, seguramente vendrían conmigo.
Estuve pensando en que podía hacer hasta que me di cuenta ya había anochecido. Deje ese tema de lado y fui a preparar algo para que Garf, Silys y yo cenaramos. Luego, mientras intentaba dormir pensé que lo mejor sería contarle a Hipo lo que quería hacer..., Esperaría su regreso al día siguiente.
==== Fin del Capítulo ====
He regresado del HelHeim.
¿No que me iban a quemar la casa si me tardaba en actualizar?
Esto podría considerarse como un capítulo de "Relleno", uno de varios que vendrán, en donde iré trabajando la trama de Leina, pero, eso no significa que no hayan datos esenciales en ellos, pues, en este ya dejó un indicio de lo que va a pasar más adelante.
También tengo algunos capítulos "especiales" en espera de que la historia avance un poco más para ser publicados.
Acá les muestro algunos de los bocetos que hice de Leina.
Notas del Capítulo:
1: Hago una clara mención al capítulo de Carrera al borde en donde encuentran el huevo de Garf y se lo llevan a la orilla del dragón.
También al hecho de que los Cantos Mortales pueden aprender otras canciones cuando son crías pero eso les causa problemas para relacionarse con otros de su especie.
Pregunta para ustedes:
1) ¿Han notado errores? Ya sean de escritura, continuidad o argumentales.
Saben que su ayuda es importante para que esté fanfic mejore y sea uno de calidad.
2) ¿Ya están siguiendo mi perfil de Wattpad?
Veo que muchos me dejaron comentarios pidiendo que continuará el fanfic o preguntando cuando publicaría algo nuevo a pesar de que en "mi muro" avise que no tenía teléfono...
Si siguieran mi perfil podrían enterarse de esas cosas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro