Capitulo VI
Hoy es el día en el que deberían llegar los Berkianos y mi padre, deberían de llegar al atardecer. Mentiría si digo que no estoy nervioso, eso se notaba hasta en mi manera de caminar y mi madre y Heather lo notaron.
—¿Que hago? ¿Que le digo a mi Papá? —Me preguntaba histérico caminando de un lado a otro— ¿Como reaccionara al verme después de tantos años? ¿Me odiará por haberme ido de Berk?
Seguí haciéndome fintas durante un rato hasta que Heather me detuvo tomándome por hombros y sentándome en una silla junto a mi madre y ella.
—¡Vamos Hipo! Pareces un niño —Exclamo Heather luego de ver mi comportamiento—, has enfrentado a muchos enemigos, a Dragones gigantes y has dirigido una tribu... ¿Como es que te preocupa ver a tu padre?
—Ella tiene razón hijo, estoy segura que tu padre estará feliz de verte.
Mire a mi madre y note que tenía una expresión de tristeza, seguro que estaba pensando lo mismo que yo y se preocupaba de la reacción que mi papá podría tener luego de no haberla vista por muchos años.
Le tome las manos a mi mamá y la mire directo a los ojos.
—Estará feliz de vernos —Afirme sonriendo un poco—. Mi padre te extrañaba demasiado cuando era Niño.
Si, definitivamente mi padre extrañaba a mucho a mi mamá, recuerdo que cuando era Niño él con frecuencia lloraba frente a la chimenea sujetando el casco de mi mamá.
Una noche baje a la cocina por un vaso de agua y vi a mi papá frente a la chimenea, me detuve al final de las escaleras tratando de que no me viera, pero, fallé. Mi papá al verme me llamo y comencé a ir hacia el, luego me cargo y me sentó en sus piernas.
—¿Nos vas a conseguir otra mamá? —Le pregunte sabiendo que lloraba porque extrañaba a mi madre.
—No Hipo —Respondió él—, tú madre es la única mujer a la que he amado no quiero otra... —me miró y creo que noto que estaba un poco confundido—, es lo que viene con el amor. Con él vienen grandes momentos y grandes pérdidas... es parte del trato.
"Lo que viene con el amor", esa fue una de las cosas que aprendí de mi papá. Aunque nuestra relación no fue muy buena en mis últimos años en Berk estoy seguro que mi padre aún nos ama mucho a mi mamá y a mi.
—Tenemos que prepáranos para su llegada —Dije poniéndome de pie y jalando un poco a mi madre para que hiciera igual.
Los Berkianos serían los primeros en llegar de todos mis aliados, tenía que preparar algunas cosas para cuando la Junta de los Aliados inicie, debía de preparar cabañas para que los visitantes se hospeden y debía pensar en cómo presentarme a mi padre.
—¿Y si usamos las armaduras? —Preguntó Heather pasándome mi casco—. Podemos usarlas para dar la bienvenida a los Berkianos y luego cuando estes solo con tu padre te quitas el casco. ¿Simple no?
Lleve mi mano a mi barbilla y pensé un momento lo que Heather me dijo.
—Me parece bien —Afirme tomando mi casco y colocándomelo—. Solo que lo haremos un poco diferente, me quitaré el casco en frente de aquellos que acompañen a mi padre sería muy raro que solo mi papá supiera quien soy... ademas, los Berkianos igualmente se darían cuenta de quien soy cuando lleguen los otros aliados.
Como jefe debía recibir a los visitantes sólo, pero esta vez lo sentía diferente, necesitaba apoyo de mis amigos.
—Quiero que estés conmigo en todo momento —Le dije serio a Heather mirándola directamente a los ojos.
—Jajaja dalo por hecho Niño —respondió y bajo la máscara de mi casco para luego salir corriendo y yo tras ella.
Chimuelo y Cizalladura como todas las mañanas estaban con mi madre, Leina y los otros chicos para enseñarles nuevos trucos y técnicas.
Heather y yo estuvimos corriendo un rato hasta que la alcance en la entrada de la Arena, ella intentó entrar corriendo pero la puerta estaba cerrada desde dentro así que no pudo abrirla y fue ahí donde la atrapé pegándola a la puerta.
—Me la pagarás pronto y lo sabes —Dije poniendo mis manos en la puerta para evitar que Heather volviera a salir, pero, repentinamente la puerta se abrió y ambos caímos en el piso.
Caí sobre Heather y quede a centímetros de su cara, ambos nos sorprendimos por la caída y por tenernos tan cerca. Nos quedamos así unos pocos segundos que parecieron minutos y luego volteamos a un lado y vimos a madre, a Eret, a Leina y a sus compañeros, y a los Dragones.
—Están muy activos hoy ¿no es así? —Preguntó Eret en un tono de broma.
—Niños si van a hacer eso mejor que sea en privado —Agregó mi mamá muy seria causando un par de risa en los chicos.
Leina corrió rápido hacia donde estábamos Heather y yo nos ayudo a ponernos de pie.
—¡Discúlpeme maestro! —Exclamo mi aprendiz preocupada—. No sabía que estaban en la puerta. Iba a salir para buscar pescado para los Dragones.
—Está bien, no te preocupes —Le dije sorbiendo y removiendo un poco su cabello con mi mano.
Heather se alejó más de mí y fue a donde Cicelladura y el resto de los chicos y Dragones.
—Ni una palabra —Oi que los amenazo, todos sabían que hacer enfadar a Heather era una mala idea y seguro que si le decían algo sobre lo sucedido momentos atrás harían que se enfadara así que se quedaron en silencio.
—¿Como va su herida Jefe? —Preguntó Eret.
Había olvidado que había sido herido muy recientemente, hace como tres días en una batalla contra los cazadores... mi armadura no siempre es buena, aveces pasan estas cosas.
—Mejorando —Afirme llevando mi mano al área afectada, mi hombro izquierdo.
Como uso la espada con mi brazo izquierdo mi madre insistió en que descansara estos últimos días y no me permitió salir a las misiones.
—Bueno... —Dije para cambiar el tema—, a lo que vine. Necesito que estén conmigo para recibir a los Berkianos.
Algunos me miraron confusos ya que normalmente era yo quien recibía a los visitantes, Leina y los chicos no sabían que Estoico era mi padre o sea que no sabían que yo era de Berk.
—Chicos necesito que ustedes los reciban cuando lleguen y los lleven al Gran salon —Dije mirando a Leina y a sus compañeros —Heather y Eret estarán conmigo en el gran salón... —me acerqué a mi madre— tú también estarás conmigo pero no te quitarás tu casco, esperaremos el momento adecuado —Ella asintió.
Con eso todo estaba listo para recibir a los Berkianos, aún faltaban un par de horas para su llegada así que decidí practicar con los Chicos. Tuve mucho cuidado de que mi herida no se abriera pero aveces sentía dolor cuando mi espada chocaba con las armas de mis oponentes.
Íbamos a seguir practicando hasta el atardecer pero vimos que Derek llegó a la arena.
—Hola Hipo —Me saludó con un apretón de manos—, llegaron unos visitantes. Tienen la carta de invitación para la Junta.
Abrí mis ojos muy sorprendido, seguro que eran los Berkianos.
—Llegaron antes de tiempo —Exclamé corriendo hacia Chimuelo para montarlo—, hagamos lo que les dije chicos.
Todos me obedecieron y nos separamos; Leina y sus compañeros fueron a recibir a los Berkianos, mientras que mi madre, Heather y Eret se pusieron sus armaduras y me acompañaron al Gran salón.
▅ ▆ ▇ █ Narra Estoico █ ▇ ▆ ▅
Estábamos cerca de nuestro destino, ya podía ver la isla a la lejanía.
—¿Que crees que estén tramando? —Me preguntó Spitelou—. Por lo que sabemos Aliarse con nuestra tribu no los beneficiará.
—El tiene razón —Afirmó Bocón—, hay algo raro con todo esto.
—Solo sé que Berk necesita este tratado —Dije serio sin dejar de mirar la isla a la cual íbamos a llegar.
El tiempo pasó y finalmente llegamos a la isla, todo era diferente a Berk o a cualquier tribu que haya visitando antes, su muelle y sus barcos eran más grandes de lo normal y lo que más me sorprendía y alarmaba era que habían Dragones. Cuando desembarcamos un hombre se nos acercó y se presentó como Derek. Al principio pensé que era el jefe ya que las personas y dragones que estaban en el muelle se apartaron cuando llego, pero luego supe que él era simplemente el herrero del pueblo. Dijo que esperáramos en el muelle y fue a buscar a su jefe.
Pasaron varios minutos hasta que vimos llegar a otros Dragones, de ellos bajaron los mismos chicos que habían ido a Berk.
—El jefe los está esperando —Nuevamente la que hablaba era la chica con el arco extraño, quizá era la Líder de su grupo y alguíen importante en la isla—. Es por aquí.
La chica comenzó a caminar junto a sus compañero y yo junto a los míos los seguimos.
Mientras caminábamos por la aldea me fijaba en todo lo que podía sin llamar tanto la atención; las casas eran bastante grandes y parecían frágiles pero algo me decía que eran muy resistentes, los Dragones convivían muy bien con las personas y lo sabía ya que los veía trabajando juntos. Ninguno de los habitantes de la isla parecía prestarnos atención a pesar de que todos los Berkianos tenían sus armas en mano.
Nos detuvimos al frente de una gran puerta.
—Será mejor que guarden esas armas —Habló uno de los chicos que nos escoltaban—, al jefe y a los Dragones no les gustara verlos armados.
—Pero si acabamos de pasar por el pueblo y nada nos pasó —Hablo Patan siendo él.
Una de las chica lo miro de una forma amenazante.
—Fue porque nuestros Dragones estaban cerca —Dijo señalando a los cinco dragones que los acompañaban—, los otros Dragones los respetan.
—Bueno... el Jefe espera —La chica del arco hizo una seña a los Dragones y comenzaron a empujar las puertas hasta abrirlas completamente—. Entren.
Nos adentramos en el enorme lugar, era como tres veces más grandes que El Gran Salón de Berk y estaba iluminado por Dragones Gusafuego, conocía a esa especie de Dragon ya que al igual que los Terrores Terribles son como una Plaga que encuentras en todas partes.
Seguimos avanzado hasta estar frente a quienes parecían ser los Lideres de esta Tribu;
eran cuatro personas, todas con unas armaduras extrañas y un casco cubriéndoles el rostro. Por la contextura de cada uno de ellos pude deducir que eran dos hombres y dos mujeres, estaban sentados en una larga mesa, quizá esta isla no solo era dirigida por un Jefe sino que además de tener un líder principal también tenían un consejo formado para tomar desiciones grupales.
El hombre que estaba sentado más en el centro se levantó.
—¡Bienvenidos a la Aldea Dragón! —Exclamo el que seguramente era el Jefe ya que fue el primero en hablar—, por favor preséntense... —Tras decir eso se sentó.
Yo di un paso al frente dispuesto a presentar a mi gente y a mi mismo.
—Yo soy Estoico el Vasto Jefe de Berk —Luego de preséntame comencé a presentar a mis acompañantes—. Él es Bocón el Rudo y él es Spitelout, son mis hombres de más confianza
—¿Y los otros? —Preguntó una de las mujeres que estaba sentada junto al líder de esta aldea.
Claro que los iba a presentar, después de todo han demostrado ser buenos y confiables guerreros.
—Ellos son los nuevos miembros de la guardia Berkiana; ella es La Gran Astrid Hofferson la mejor guerrera de Berk, él es Patan Mocoso el futuro jefe de Berk, él es Patapez Ingerman y ellos son los gemelos Brutacio y Brutilda Torthon. El resto de mi gente espera en el barco.
Hice una pausa esperando una respuesta por parte del Jefe de la aldea pero no la hubo así que lance una pregunta.
—Ahora les toca a ustedes presentarse —Propuse con un debido respeto.
—Lo haremos en la cena —Habló nuevamente el que parecía ser el Jefe—, hemos preparado un banquete para su llegada, estará listo en unas pocas horas mientras tanto Leina y sus compañeros les mostrarán sus cabañas.
La chica que nos había guiado hasta el Jefe se inclinó un poco ante él para luego voltearse, no sin antes decirnos que la siguiéramos, y comenzar a caminar hacia la salida donde nos aguardaban sus compañeros y sus dragones.
Luego de caminar nuevamente por toda la aldea llegamos a una zona un poco alejada del pueblo donde había casas enormes, tan Grandes que fácilmente podrían vivir veinte personas en ellas.
—Se quedarán aquí —Hablo la chica que por lo que había oído de parte del jefe se llamaba Leina.
—El jefe ordenó construir estas casas para recibir a los visitantes y aliados —Agregó está vez el chico—. Cada casa es para una tribu.
¿Cada casa es para una tribu? Pensé al ver que habían varias de esas enormes casas, habían al menos unas doce o quince de esas casas enormes y si las casas son para recibir a los aliados entonces esta aldea tiene muchos más aliados que Berk y los clanes con los que está aliado.
Entramos en la casa y vimos mejor el interior, al pasar la puerta lo primero que vimos fue la sala con la chimenea, la sala era bastante grandes y tenía varios muebles como sillas y estantes. La casa estaba iluminada por más Dragones Gusafuego algo que me parecía peligroso ya que la madera podría incendiarse.
—Hay suficientes cuartos para todos —Dijo una de las chicas que nos escoltaban, era la que usaba un hacha—, están en la parte de arriba.
—¡El primero en elegir se queda con el mejor! —Exclamaron los gemelos a la vez que salían corriendo hacia las escaleras.
—Todos son iguales para evitar discusiones —Agregó la misma chica del hacha.
—Bien si necesitan algo pueden llamarnos —Leina se acercó a mi extendiéndome su mano para despedirse.
—Pero aún no sabemos sus nombres —Le dije estrechando su mano.
—¡Cierto! —Exclamó— Bueno, yo soy...
Una de sus compañeras la interrumpió empujándola un poco.
—Yo soy Kyala —Se presentó la otra rubia del grupo además de Leina—, él es Raxel —señaló al chico—, ella es Nadja —Dijo mirando a la chica de cabello castaño—, está de aquí es Tryna —Señalo a la de pelo negro— y ella es Leina... —dijo mirando a su amiga a la cual había empujado unos momentos atrás—, es La aprendiz directa del Jefe.
Ese ultimado dado me llamo la atención, Leina no era una chica muy alta y no se veía tan fuerte como sus compañeros, pero, si era La aprendiz del Jefe debia ser una buena guerrera... a su manera.
Quisiera verla combatir algún día.
—Supongo que eso es todo —Mencionó Leina mientras caminaba a la puerta con sus amigos—. Ahora si nos vamos. El banquete estará listo pronto.
Luego de Leina y los otros se fuera ordene a todos que eligieran sus habitaciones, luego de eso todos nos reunimos en la sala para hablar. Necesitaba dar una buena impresión para poder llevar a cabo este tratado ya que Berk lo necesitaba, le pedí principalmente a los gemelos que se controlaran. Sin nada más que decir solo esperábamos a que el banquete estuviera listo para hablar con el jefe.
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