♦6♦
A la mañana siguiente solo me desperté para pescar uno que otro pescado y luego me dormí colgado de mi cola en una rama esperando a Hipo.
Mi rama rompiéndose me despertó y la caída terminó de despertarme aunque no me había levantado aún del suelo. Pero lo que más me extrañó fue lo que empecé a escuchar.
— ¡Eh, sí sí! Es cierto, es cierto, es cierto, ya no voy a mentir. Fa-fabrico.. ¡Ropa!
¿Ese era Hipo con un muy obvio intento de excusa?
— Asique ya lo sabes, que lo sepan todos, llévame de vuelta, adelante, te sigo. ¡Au! ¿Por qué me lastimas?
En este momento solo tengo dos preguntas. ¿Estaba con alguien? Y ¡¿Acaba de dañarlo?!
— ¡Esto es por las mentiras! Y esto... Por todo lo demás.
— ¿Qué sucede?
— Hay no...
Me levanté y vi a la humana del día que fui al pueblo y ella me notó.
— ¡Al suelo!
Se tiró arriba de Hipo haciendo que caigan al suelo.
— ¡Suéltalo! ¡Déjalo en paz!
Rugía en furia.
— ¡Corre!
— ¡LA QUE DEBERÍA CORRER ERES TÚ!
Y justo cuando salté a ella Hipo la salvó.
— ¡Noo! ¡No!
Arrojó su hacha lejos.
— ¡Tranquilo!
— ¡NO ME DIGAS QUE ME CALME!
— ¡Tranquila!
— ¡QUÉ SE DISCULPE!
— Es una amiga.
Dijo calmado y eso hizo que me calmara yo.
— ¿Con que amiga eh? ¡¿Puedo saber porqué te estaba atacando?!
Gruñía intentando ir a por ella pero Hipo me detenía.
— Lo asustaste.
— No estaba asustado, te estaba protegiendo.
— ¡¿Yo lo asusté a él?!
Al parecer se dio cuenta de lo que pasaba.
— ¿Quién es él?
— Ahh... Astrid, Chimuelo.
Me senté mejor detrás de hipo
— Chimuelo, Astrid.
— Vete antes de que te mate.
Ella solo negó con la cabeza como si no se creyera lo que vio y se fue corriendo.
— Ta ta rá, es el fin.
— Pues al parecer también me entiende.
Dije ignorando a Hipo y restándole importancia al asunto mientras me iba a dormir otra vez.
— Oye, oye, oye. ¿A dónde crees que vas?
— Pues a dormir.
— Si ella llega a la aldea y les cuenta de nosotros ambos estamos muertos.
— Bieeeen.
Acepté cansado.
— No irá tan lejos.
No fue difícil encontrarla ya que su olor era muy particular y resaltaba por todo el bosque.
La seguimos por aire debido a que el bosque era muy frondoso y cuando llegó a un claro simplemente la tomé con mis patas delanteras. Claro que comenzó a gritar.
— Bájala cerca, quiero hablar con ella.
— Como digas.
Dije sin ganas.
La solté en la rama de un árbol bastante fino y yo aterrice en la punta de este haciendo que se doble.
— ¡Hipo! ¡Ya bájame de aquí!
— ¡Tienes que dejarme que te explique!
— ¡No voy a escuchar nada de lo que vallas a decir!
— Ignorante.
Gruñí por lo bajo.
— ¡Entonces no hablaré! Solo déjame mostrarte. Por favor Astrid.
Ella empezó a escalar la rama para poder subir en mí, cosa que tampoco le sería tan fácil.
— No te atrevas a dañarlo.
Luego de mi pequeña advertencia solo se subió. Como me encantaría hacerla polvo con tan solo una bola de plasma.
— Bájame de aquí.
— Chimuelo, al suelo, con cuidado.
Me acarició la cabeza. No, si lo hago Hipo me odiaría. No debe ser TAN malo lo que le haga.
— ¿Ves? No hay nada que temer.
¡¿Nada que temer?! ¡Soy un maldito Furia Nocturna!
— Yo no diría eso.
Levanté el vuelo verticalmente lo mas brusco y rápido posible y claro que escuché sus gritos.
— ¡Chimuelo! ¡¿Cuál es tú problema?! ¡Dragón malo!
No podía evitar reír ante la situación asique les di un pequeño descanso mientras planeaba.
— Generalmente no se porta así... Ay no.
Contraer una de mis alas fue suficiente para empezar a caer de costado y luego boca abajo hasta hundirnos en el mar.
— ¡¿Chimuelo, qué haces?! ¡Necesitamos caerle bien!
Dijo mientras me zambullía en el agua una y otra vez pero yo solo lo ignoraba. Hasta que ella se disculpe no iba a parar.
Luego solo subí lo más alto que pude para empezar a dar vueltas mientras caíamos.
— Y ahora las vueltas. ¡Gracias por nada! Reptil inservible.
De nada. Humano apestoso.
— ¡Está bien! ¡Lo siento! Lo siento... ¡Bájame de esta cosa!
¿Lo dijo? Creí que iba a tener que seguir por más tiempo.
Extender mis alas fue suficiente para que dejáramos de dar vueltas. Un hermoso atardecer se puso a la vista, y aunque ya era una hermosa vista, quería que ambos sintieran lo que era tocar el cielo asique planeando muy despacio tomé altura hasta llegar a las nubes. Entré en una y cuando salimos estábamos rodeados de nubes. Volé muy cerca de una para que puedan intentar tocarla. Pilares de nubes rosadas se hicieron presentes justo antes de ver una especie de techo de nubes. Al atravesarlo ya era de noche y una gran Aurora Boreal parecía darnos la bienvenida. Sobrevolar las nubes era algo que siempre me dio paz asique pensé que a ellos también les serviría. Cuando la nube se acabó me di cuenta que estábamos sobrevolando Berk. Los vi felices y sorprendidos, comenzaba a oler sus hormonas.
Como nos estábamos acercando demasiado a muy poca altura, di la vuelta para planear sobre el océano sin lugar fijo a donde ir.
Todo este tiempo hubo un silencio maravilloso. No era ese silencio que te hacía sentir incómodo, era un silencio de Paz. Uno que ahora Astrid decidió romper.
— Tú ganas, lo admito. Esto es fantástico. Es... Es estupendo, él es estupendo.
Luego de sus cálidas palabras me acarició un poco el cuello, cosa que aprecié.
— ¿Y ahora qué?
Escuché a Hipo suspirar preocupado.
— Hipo, ¡tu examen final es mañana! Y vas a tener que-
— Es hora de traerme la comida en manada.
¡No! ¡No ahora!
Tuve que bajar un poco de altura si quería quedar en mi lugar de siempre con la manada, pero lo hice muy de golpe.
— Chimuelo, ¿qué pasa?
No podía responderle, ya estábamos rodeados.
— Hey, ¿qué pasa?
— ¡Agáchate!
— A un lado Nocturna.
Dijo un Pesadilla Monstruosa apareciendo entre la niebla.
— Vamos, apresuren el paso.
— ¡No estorbes!
— ¡Quédate quieto!
Muchos dragones empezaron a aparecer y a terminar de rodearnos.
— ¿Qué sucede?
— No sé. Chimuelo, tienes que sacarnos de aquí amigo.
— ¡Silencio!
Sentía que ellos estaban hablando pero dejé de escucharlos. Sí ella se da cuenta que estoy llevando humanos vamos a morir todos.
Llegamos a la zona de las rocas, cada vez estábamos más cerca y ellos seguían gritando de vez en cuando.
El Nido ya estaba a la vista. Esa terrorífica montaña que le daba pesadillas a cualquier cachorro y hasta a algunos adultos, estaba por ser explorada por unos simples humanos.
Cuando entramos por una grieta comenzaron a gritar pero por suerte se callaron enseguida. Todos comenzaron a lanzar sus presas a la vez. Esta calmada. Bien. Mientras nadie la haga enojar dudo que nos note.
Aterrice en una de las rocas que estaban vacías y solo esperé a que la manada decida irse.
— Es satisfactorio saber que toda nuestra comida termina en un agujero.
— No se están comiendo nada...
Justo en ese momento un Groncole joven apareció. ¡¿Por qué no trae nada?! Abrió la boca y tiró un pescado bastante pequeño. Ese compa ya esta muerto, nomás no le han avisado.
— ¿Y esto?
Dejó un momento de silencio.
— ¡NO ES SUFICIENTE!
Rugió mientras saltaba y se lo tragaba vivo.
— ¿Qué es eso?
— Eso, es la Muerte Roja.
Cuando estaba escondiendo su cabeza se detuvo a mitad de camino. Ahora somos nosotros los muertos.
— ¿Humanos?
— Ya amigo, tenemos que irnos.
— ¿Tú crees?
— ¿Fuiste tú Nocturna?
— Ahora.
— ¡TRAIDOR!
Rugió a la vez que iba a darme un mordisco pero logré salir volando antes.
Asustados, todos los dragones salieron volando y eso me ayudó a escapar.
— ¡NO ESCAPARAS!
Para su mala suerte, un Cremallerus Espantosus fue alcanzado en mi lugar pero supongo que me sirve para que crea que me mató.
El resto del camino de vuelta a Berk yo seguía en Shock por lo sucedido. No iba a poder volver al Nido nunca más. Aunque bueno, si siempre que vuelo tengo que ir con Hipo dudo que eso sea una buena idea, asique tal vez sea para mejor.
Cuando me di cuenta ya sobrevolamos la Cala asique solo aterricé.
— No, no, tiene mucho sentido. Es como una colmena gigante. Son los obreros, ella es la reina y los controla.
No lo hubiera dicho de mejor manera.
— ¡Busquemos a tu padre!
— ¡No! No.
Yo solo observaba la escena callado. Depende de Hipo hacerle entender que más humanos es una mala idea y confío en él.
— Aún no. Van a matar a Chimuelo, no. Astrid debemos pensar bien esto.
Aww se preocupa por mí.
— Hipo, acabamos de descubrir el nido de los dragones, lo que los vikingos buscamos desde que llegamos aquí. ¿Y quieres guardar el secreto? ¡Agh! ¡¿Para proteger a tu dragón mascota?! ¡¿Es en serio?!
— Sí.
Wow, ni siquiera lo dudó.
— Está bien. ¿Y qué hacemos?
— Solo, dame hasta mañana. Pensaré en una solución.
Me dio sed asique me acerqué al lago y empecé a beber.
— Esta bien.
Le pegó.
— Esto es por raptarme.
Hipo me miró como diciendo "¿Qué sucede con ella?"
— Mujeres.
Le dije simplemente y cuando se giró a enfrentarla ella le dio un beso en su mejilla.
— Y eso... Por todo lo demás.
Dijo antes de salir corriendo y Hipo se quedó viéndola. Yo solo me acerqué a él.
— Se ven lindos juntos.
— ¿Y-y-y tú que estás mirando?
— Nada.
Luego de diez minutos Hipo seguía en esa posición, en ese lugar, parecía hipnotizado.
— ¿No deberías irte?
— ¿Q-qué? ¡Oh! Ah. Sí. ¡Hasta mañana Chimuelo!
Dijo y salió corriendo. Como dragón cuya raza solo tiene una pareja de por vida, predigo que estos dos acabarán juntos.
Luego de eso solo le prendí fuego al piso y me acosté para dormir.
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