♦5♦
Al día siguiente, a primera hora, Hipo llegó con la cesta de comida y muy emocionado.
— Cuando termines de comer iremos a practicar, ya tengo todas las posiciones de la cola anotadas solo necesitamos saber para qué son.
Dijo rápidamente mientras arrojaba los peces.
— ¿No podemos hacerlo simplemente en el cielo? No hay obstáculos y ya sabemos que podemos volar bien.
Dije mientras comía.
— Esta bien. Termina rápido así podemos empezar.
— Seguro.
Dije luego de tragar un pez y tomar otro.
Luego de un rato ya estábamos listos asique se subió a mí y despegamos.
Volamos en dirección contraria a donde estaba el pueblo hasta que llegamos al extremo de la isla. Hasta ahora era un planeo que casi no tenía equilibrio pero ahora que llegamos a la altura de las nubes íbamos a corregir eso.
— Haber amigo, vamos a hacer esto despacio.
Dijo en lo que me acariciaba un poco el cuello.
— Ahí vamos, ahí vamos. Posición... Tres. ¡No, cuatro!
En ese momento escuché el ruido de mi cola cambiando de posición y me giré a verla. Solo era para planear.
— Bien..
Un planeo casi horizontal fue suficiente para que la cola se desestabilice pero Hipo lo logró arreglar.
— Ahora sí, más rápido, más rápido.
— ¡Claro que sí!
Rugí mientras empezaba una picada.
— ¡Bien amigo, bien amigo, bien amigo!
Frente a nosotros un Arco de roca que debíamos atravesar y después de verlo noté que si lo íbamos a lograr.
— Bien...
El sonido de las gaviotas llegó a mis odios antes que el de Hipo.
— ¡Sí funciona!
Él quiso hacerme girar para esquivar una roca pero terminó llevándome a ella.
— ¡Au!
— Ay, a... ¡Lo siento!
— Descuida.
Lo mismo pasó otra vez.
— ¡Oye!
— Fue mi culpa.
Claro que lo fue.
— Espabila.
Dije girando mi cabeza lo que hizo que le pegara con una de mis orejas.
— ¡Au! Si, si, ya voy. Posición cuatro. No, tres.
En ese momento mi cola me incitó a ir hacia arriba y obviamente yo no pude queja alguna.
— ¡Vamos!
Dije por lo bajo cuando empecé a subir.
— ¡SIII!
— ¡Si! ¡Más arriba!
Amaba sacar la lengua mientras hacia eso.
— ¡Sí! Hay, esto es estupendo.
— Ya lo creo.
— El viento en... ¡Mis notas! ¡NOO!
¿"No"? ¿Quería que frenara?
Cuando lo hice vi algo sobre mí pero solo era Hipo. ¡¿HIPO?!
— ¡NOOO!
— ¡NO! ¡OH VAMOS!
Ambos rugimos cuando empezamos a caer.
— Ay dioses, ay dioses. ¡AY NO!
— ¡Hipo! ¡Ayuda!
Le rugí con miedo cuando empecé a girar en mi lugar mientras caía.
— Oye, oye. Tienes que- ¡que anivelarte! No, no, no, no. Vuelve hacia mí.
— ¡Es difícil!
— ¡Vuelve hacia mí! ¡Au!
Sentí que le había pegado con la cola y eso fue suficiente para que me esforzara más y logré dejar de dar vueltas.
— ¡Ahora! ¡Sujeta la silla!
Cuando sentí que lo hizo ya estábamos a mitad del camino.
— ¡Tú puedes!
Ya se había sentado y abierto mi cola asique me puse en posición de caer en picada.
— ¡Eso es, ahora sácanos de aquí!
Él tiró de la silla indicándome que frenara pero a esta velocidad era imposible y vi que enfrente nuestro había muchas rocas escondidas en la niebla y no podíamos cambiar de dirección.
— ¡Nos vamos a estrellar más te vale pensar en algo!
Por suerte cuando terminé de rugir eso cambio la posición de la cola y pudimos esquivar las rocas. Posición 4, posición 2, una pirueta y ya estábamos afuera.
— ¡SIIII!
Gritó cuando logramos salir, era hora de celebrar a mi manera. Arrojé una bola de plasma y me preparé para el placentero calor.
— Por favor...
Dijo cansado.
Cuando atravesamos la bola de fuego giré mi cabeza para verlo y tenía el cabello hacia atrás y algunas quemaduras en su ropa. No pude evitar reír.
— No te rías y busquemos un lugar donde descansar.
No tuvimos que volar mucho para llegar a una isla deshabitada que tenía poca vegetación y estaba a cierta distancia del nivel del mar.
Hipo se pasó toda la tarde pescando y explorando la isla, aunque yo haya mucho por explorar, mientras que yo le cuidaba la espalda y a veces lo ayudaba a pescar.
Cuando el Sol empezó a caer juntó unas ramas y las encendió. Luego me dejó todos mis pescados en una zona mientras él cocinaba el suyo. Me acosté detrás de él con mis pescados entre mis patas delanteras y con mi cola rodeaba a Hipo. Al comparar nuestros peces ví injusto que yo tenga tantos y él solo uno asique le di la mitad de uno de los míos.
— ¿Quieres?
— Ammm...No, gracias. Mejor este.
Dijo mostrando su pescado casi completamente cocido.
— ¡Oigan ese dragón tiene muchos peces!
— ¿Qué hay del humano?
— Es solo uno. ¡Podemos acercarnos!
Los gruñidos de un pequeño grupo de Terribles Terrores llamaron mi atención y lo hizo mucho más su tema de conversación.
— No crean. Estos son míos.
Gruñí escondiendo mis peces con mis patas al ver que se acercaban a mí.
— Oye, comparte ¿quieres? Vamos, solo uno.
Decía uno con ese odioso tono que tienen mientras se acercaba a mí.
— ¡No!
Le di un gruñido corto pero con un mensaje claro. Son míos.
— ¿Qué?
Claro que me sorprendió ver a uno llevarse la cabeza de pez que le había ofrecido a Hipo. Y obviamente dos se pusieron a pelear por ella.
— Idiotas.
De repente un pescado se puso a saltar como su estuviera vivo.
— ¿Pero que- ¡No lo harás!
Resultó ser un Terrible Terror queriendo robármelo asique luchamos por él y obviamente yo gané. No pude evitar reírme en su cara.
— ¡¿Te ríes?! ¡Ya veras presumido!
Yo no estaba sorprendido y cuando tomó aire para escupirme fuego yo le lancé una mini bola de plasma a su garganta y así me dejó en paz.
Al parecer Hipo empezó a interactuar con ellos pero yo no le ponía atención. Prefiero comer rápido para que estos idiotas no me los roben. ¿Ya les había dicho que odio a los Terrible Terror? Roban comida y se hacen los tiernos pero son insoportables.
Cuando terminé mis peces los dragoncitos ya se habían ido y la Luna empezaba a salir.
— Volvamos...
Simplemente se subió en mi lomo y alzamos vuelo.
Durante el camino hubo silencio, demasiado silencio, puede que no sea incómodo, pero era como si él estuviera reflexionando en algo. Cuando llegamos simplemente se despidió y se fue, como si no estuviese en si mismo. Me preocupa, espero que esté bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro