♠9♠
[Advertencia: Capítulo largo]
— -yo -toy... -migo..
¿Ese es Hipo? Creo que puedo oírlo. Me esforcé para aunque sea poder oírlo.
— Eso no fue tu culpa amiguito. Ellos... Te obligaron a hacerlo.
¡Si es Hipo! Necesito dejar este control ya. Empecé a luchar internamente por tener el control y, aunque esta vez parecía hasta más fuerte, pude conseguirlo por pocos segundos y pude ver que una mancha se estaba acercando. Debe ser él.
— ¡Hipo! ¡Puedo oírte! ¡Sigue hablando!
— Tu jamás lo hubieras lastimado.
Mientras él me hablaba yo luchaba por tener el control, y sus palabras me daban fuerzas, a la vez que me emocionaban.
— Casi lo tengo.
— Jamás me lastimarías a mí.
Pude verlo cuanto acarició mi hocico.
— Nunca lo haría.
Estoy seguro que lagrimas amenazaban con salir de mis ojos.
— Porque tú, tu eres mi mejor amigo Chimuelo.
— Y tú el mío.
El control volvió a tomarme, pero casi lo tenía dominado.
— Mi mejor amigo.
Suficiente.
— Ya no voy a escucharte.
Sentencié y el control ya no me afectaba asique levanté la mirada y lo miré con una sonrisa.
— ¡Hipo lo logré!
— ¡Ese es mi dragón! ¡Así se hace!
— ¡Hipo!
Gorgoteé feliz.
— ¡Aquí estoy!
— ¡Gracias!
— ¡No!
Un bastón me golpeó la cabeza y noté que tenía a Drago encima mío asique cuando que quiso pegar otra vez mordí su bastón y me di la vuelta para que él cayera al agua.
— ¿Qué tal?
Hipo hizo un ruido de alegría pero al girar para tumbar a Drago también me había desequilibrado y ahora, sin nadie controlando mi cola, estaba por caer al vacío también.
— ¡Hipo!
Rugí asustado.
— ¡Allá voy!
Él se lanzó sin dudarlo pero estábamos muy lejos uno del otro y ya casi llegamos al suelo.
— Falta poco amigo, falta poco.
— ¡Sí! ¡Lo sé! ¡Apúrate y súbete!
Rugí y luego de eso Hipo logró abrir mi cola.
— ¡Bien hecho!
Dimos una vuelta y el Alfa nos tiró Hielo que esquivé fácilmente y luego empezamos a rodear una de las montañas de la isla.
— ¡Lo siento por todo! No sé que hacer.
— Tenemos que bloquearlo Chimuelo. ¿Confías en mí, amigo?
Me mostró un pedazo de tela y vi sus intenciones asique no dudé en responder.
— Con cada célula de mi cuerpo.
Él me puso la venta en los ojos asique agudicé todos mis sentidos al máximo.
— Podemos hacer esto. Tú, conmigo, unidos.
Escuché como cambiaba la postura de la cola asique supuse que ya habíamos dado la vuelta entera a la montaña.
— ¡Eso es! Ahora intentemos esto una vez más.
— ¡Espera! ¿Vas a lanzarte cuando no puedo ver?
— Tranquilo, cuando lo haga te quitaré la venda.
Pasamos volando por una zona en donde escuché muchos gritos de animo de los vikingos.
— ¡Deséenos suerte!
— ¡Ahí estás!
El control volvió a atacarme pero Hipo me tapó los oídos ayudándome a combatirlo.
— Solo ignóralo Chimuelo. ¡Ahora!
Puso la traba en la cola y empecé a subir para planear boca abajo en lo alto y mientras subía él saltó hacia atrás y me quitó la venda.
— Genial.
Miré hacia abajo y lo vi usando Gas de Cremallerus para explotar la cabeza del Alfa y que Drago salga disparado de ahí asique di un pequeño giro y me puse a su altura, notando que la cola del Alfa estaba justo delante. No otra vez.
— ¡Hipo cuidado!
— ¡Chimuelo! ¡Es ahora o nunca!
— Cierto, mis aletas.
Abrí mis aletas dorsales y me dio un poco más de velocidad.
— ¡Tu puedes amigo!
Hipo logró subirse a mi lomo y empezamos a subir en vertical a la vez que la cola y al final logramos esquivarla.
— ¡Lo logramos!
— Genial.
Aterricé justo enfrente de Drago creando una pequeña pared de humo pero no le di importancia a eso.
— ¡Qué no tome su bastón!
Gruñí y Hipo arrojó su espada de fuego para evitar que la tomara.
— ¡Detenlo ahí Chimuelo!
— Seguro.
Gruñí pero al ver como la pared de Humo se iba pude ver al Alfa detrás.
— Ya todo terminó.
— ¿Con que eso crees?
— ¡No te atrevas!
Alfa le arrojó Hielo a Hipo y sin dudarlo salté a él para protegerlo y lo abracé con mis patas. Una vez ahí no podía moverme demasiado y menos con Hipo debajo mío.
— ¡Oh por los Dioses!
— ¡Hipo cálmate!
Él estaba inquieto, asustado y balbuceando, yo no.
— ¡¿Cómo vamos a salir de aquí?! ¡Astrid me necesita! ¡Mamá acaba de volver y yo-!
Cada vez intentaba moverse más.
— ¡HIPO!
Rugí para que se calmara y lo hizo.
— Quédate quieto y déjamelo a mí.
Él asintió asustado asique lo apreté más con mis patas y empecé a cargar el disparo más potente que cargué jamás y luego de unos cuantos segundos disparé al piso y el Hielo se destruyó por completo.
Al liberarme me acomodé y le rugí enojado al Alfa.
— ¡NI EL HIELO NI TU CONTROL ME AFECTAN! ¡¿AHORA QUÉ HARÁS?!
Más calmado me giré a Hipo.
— Te lo dije. ¿Estas bien?
Luego de que él asintiera me di la vuelta a lidiar con "Alfa"
— ¡Se acabó!
Di un salto para quedar sobre uno de los picos de hielo.
— ¡Oye Alfa! ¡TE DESAFÍO A UN DUELO!
— ¡TE ARREPENTIRÁS NOCTURNA!
Luego de eso empecé a dispararle Plasma una y otra vez hasta que rompió el hielo en donde estaba asique salté a otro y seguí.
— ¡OYE! ¡DEJA DE HACER ESO!
Luego de tres disparos noté que había dejado de controlar al resto de dragones asique salté hacia donde estaba Hipo y rugí.
— ¡VENGAN DE ESTE LADO!
Los dragones me hicieron caso y mientras se pasaban yo seguía disparando.
— ¡Amigo! ¿Cómo hiciste eso?
— ¿El qué?
Dije entre disparo y disparo.
— ¡Estas brillando!
— ¿Lo estoy?
Me giré a ver mi lomo y efectivamente estaba brillando, pero me giré al oír;
— ¡¿Pero qué quieres que haga?!
Miré hacia arriba y ya estaban todos los dragones aquí.
— No sé como lo hago pero hay que acabar con esto.
Hipo asintió decidido y se subió a mi lomo.
— ¡OYE BESTIA!
Hipo y yo volamos hasta el Hielo más alto.
— ¡¿QUÉ HARÁS AHORA?! ¡¿EH?!
Hipo empezó a darle su discurso a Drago pero yo no le prestaba atención. Este maldito va a aprender por las malas a no meterse con Hipo.
— ¡TE ARREPENTIRÁS DE ESTO!
Rugió pero yo tenía un plan.
— ¡A mi señal!
Le rugí a la manada y cuando disparé una bola de plasma pequeña la manada entera comenzó a dispararle con todo. Genial, de esta forma entenderá que la manada tampoco lo quiere. Miraba orgulloso y seguro a la gran bestia, orgulloso de la manada, por al fin defenderse de los malos lideres, y seguro de mi mismo, sabiendo que puedo defender a Hipo de lo que sea. También pensaba en donde podía dispararle para dañarlo sin matarlo. Aunque merezca morir.
Cuando la manada terminó de dispararle rugió.
— ¡NO PUEDES CONMIGO!
— ¡¿QUIÉN DICE?!
— ¡SOY MUCHO MAS GRANDE QUE TÚ Y PODEROSO!
— ¡PUES A VER SI ESTO ES DE TU TAMAÑO!
Cargué otro disparo muy poderoso y lo disparé a uno de sus colmillos.
— ¡¡AHHHH!!
Él rugió de dolor y su colmillo se cayó.
— ¿Qué? ¿Pero qué haz hecho?
— ¡YO SOY EL ALFA! ¡NO TE METERÁS CON LOS DRAGONES! ¡Y MUCHO MENOS CON HIPO!
Rugí con todas mis fuerzas, usando por primera vez el Rugido Alfa.
— ¿Claro?
— Si, Alfa.
Agachó la cabeza.
— El Alfa los protege a todos.
Hipo dijo finalmente acariciándome la cabeza.
— Te deseo suerte.
Luego de eso desapareció en el mar y me cayó como balde de agua fría todo lo que había hecho. ¡¿Cómo es que hice eso?! ¡Superé mi limite de disparos! ¡Estaba brillando! No me dio mucho tiempo para pensar en eso cuando Hipo tiró de la silla para que volviera a tierra.
— Ya voy.
Aterricé en medio de un circulo que la multitud de gente había hecho y Hipo se bajó de mi y se alejó un poco. Podía ver al resto de dragones aterrizar al rededor mío mirándome lo que me pareció raro, pero entonces vi a Beta.
— ¡Oye Nocturna!
Aterrizó y empezó a caminar hacia mí.
— Es un honor para mí poder llamarte;
Se inclinó.
— Alfa.
Yo me puse en posición Real y el resto de dragones también se inclinaron.
— Bueno. ¡Viva el nuevo Alfa!
Rugí al cielo probando el Rugido Alfa y me sorprendí al ver a todos los dragones imitarme.
— ¡Viva el nuevo Alfa!
Sonreí al verlos hacer eso y me acerqué a Hipo.
— Nunca dejas de sorprenderme amigo.
Me acarició la cabeza.
— Gracias..
Ambos dijimos a la vez.
Luego de eso vimos a todos los dragones volver con sus dueños pero en un momento Rompe-Cráneos se le acercó a Hipo.
— Oí lo qué pasó, lo lamento mucho.
— No te preocupes, no fue culpa de nadie.
Sonreí al saber que no me tenía rencores.
— Pero, ¿ahora quién me montará?
— Puedes elegir a quién quieras.
Eret se acercó y sin dejarlo hablar Rompe-Cráneos se le acercó y lo empujó.
— Éste. Tiene su temperamento.
— Oye, Rompe-Cráneos necesitará alguien que lo cuide después de todo.
— ¿Cómo yo?
— ¿Lo dudas? Eres perfecto.
— Será un honor.
Después de eso Valka se acercó a Hipo.
— Tu padre estaría tan orgulloso como lo estoy yo.
— Gracias, me alegra que estés aquí mamá.
Me acerqué y Valka me acarició.
— Y aquí me quedaré.
— Qué bueno.
Luego Hipo se acercó a Astrid y ella activo su "aleta" haciéndonos reír a todos, menos a Hipo que soltó una risa falsa para luego besarla. Siempre supe que serían buena pareja.
Gothi se acercó y llamó la atención de Hipo, y al verla él se agachó. Quería acercarme más pero Valka me estaba acariciando la cabeza asique decidí quedarme donde estaba. Gothi se ensució las manos con un poco de carbón que había ahí, le dibujó algo en la frente a Hipo y se inclinó. Luego de eso Hipo se levantó y Bocón se acercó y gritó.
— ¡El Jefe ha llegado a casa!
Todos los Berkianos gritaron de alegría y cantaban a la vez "¡Qué viva el Jefe!" ya era todo muy épico de por sí pero decidí darle otro toque.
— ¡FUEGO!
La mayoría de los dragones, al oír mi rugido, dispararon al aire a la vez creando una sola gran explosión en el cielo. Hipo me miró sorprendido y ambos reímos. Sé que él es un gran Jefe.
Esto es Berk.
— Bien, primera tarea como Jefe, arreglar las casas.
Dijo Bocón y unos pueblerinos se acercaron.
— El techo de mi casa solo necesita unos troncos Bocón, no es para tanto.
Algo maltratado y cubierto de hielo pero es un hogar, es nuestro Hogar.
Miré a Hipo y él parecía pensar.
— Hay una plataforma que podemos usar para llevar los troncos hasta allá, amigo tu tendrías que agarrar las cuerdas con tus patas.
— Seguro.
— Que los demás empiecen una carrera de dragones mientras tanto. Merecen celebrar.
— Entendido.
Pusieron los troncos en una plataforma y con unas cuerdas las levanté y llevamos hasta una casa cerca de la entrada del Gran Salón, donde habían empezado a construir una estatua a Estoico.
— Muy bien amigo, sigue sus instrucciones. Necesitan la plataforma a poca altura para poder bajar los troncos.
Quienes nos atacaron nos implacables, y están locos. ¿Pero quienes los detuvieron?
Tormenta pasó Volando muy rápidamente por un lado nuestro.
Oh, son muchos más que eso.
— ¡¿Todo listo allá abajo?!
Hipo gritó y vi que le hicieron una señal de que todo bien.
— Vamos amigo, a ganar la carrera.
— Seguro.
Tal vez no seamos demasiados, pero representamos algo más grande que cualquier cosa que pueda lanzarnos el mundo.
Dejamos la plataforma en el suelo y volamos hasta ver la Oveja Negra en el cielo.
Somos la voz de la paz. Y poco a poco vamos a cambiar este mundo.
Tormenta estaba más cerca de la oveja pero yo era más rápido y pude tomarla.
— ¡Gracias!
Rugí al pasarlas.
— ¿La tienes?
Miré abajo.
— ¡Sí!
Dimos una vuelta hasta quedar a la altura del lugar de las cestas.
Nosotros tenemos algo que ellos no tienen.
Cuando nos acercamos lo suficiente de un empujón Hipo saltó y dejó la Oveja Negra en nuestra cesta.
Sí, tienen ejércitos, y tienen armadas.
Luego saltó al vacío y lo atrapé casi al instante. Habíamos ganado la carrera asique todos fuimos a la plataforma del Trono.
Pero nosotros, nosotros tenemos..
Tormenta había aterrizado justo al lado de donde iba yo.
— ¡Hazme lugar!
Lo hizo y pude aterrizar.
Tenemos Humanos.
— ¡Bien jugado!
El Fin.
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