Luego de un rato volando ví que Brinca-Nubes bajó la velocidad.

— C-Creí que íbamos a comer.

— Eso haremos, sí.

Valka y Brinca-Nubes se giraron y nos hicieron una señal para que nos detengamos. Cuando lo hicimos Valka nos miró y luego miró hacia abajo haciendo que Hipo y yo también miremos hacia abajo y vi un grupo de tres Shocks Marinos rodear un cardumen de peces y el Alfa salió de las profundidades y se los comió a todos de un bocado y hasta saltó del agua.

— ¡Reunanse! 

Me sorprendí al ver que antes de caer al agua el Alfa escupió todos los peces al cielo.

— ¡Disfruten!

Valka reía por la cara de Hipo mientras que yo estaba atónito, nunca había visto tantos peces juntos en toda mi vida. Dragones salieron de la nada y empezaron a comerse los peces que caían y miré a Hipo preguntandole qué hacer y él me hizo seña para que los acompañara.

— ¡PECES!

Bajé en picada hasta la altura del mar en donde con mi hocico atrape más peces de los que como en una semana, no podía ni cerrar bien el hocico. Luego volví a tomar altura hasta donde estaba Brinca-Nubes y al verme con el hocico llego de peces él y Valka rieron.

— Vengan, vamos a una isla a comer.

Los seguimos hasta un especie de Hielo flotante que tenía nieve arriba en donde Hipo cocinó un par de peces para él y Valka y yo me comí todos los míos

— Mamá esto es increíble llevo cinco años explorando lo que hay mas allá  del Archipiélago y por fin te encuentro.

— Bueno, yo llevo veinte años en esta Isla. ¿Tu tienes un mapa de lo que exploraste?

Hipo asintió y sacó su mapa mientras Valka se levantaba.

— Hace unos años me fui con unos amigos a explorar y nos hicimos una base llamada La Isla del Dragón, y desde La Isla Del Dragón encontré todo esto. 

Cuando terminó de explicar levantó la mirada y vio a Valka dibujando sobre la nieve algo. Voy a mostrarle como se hace. Busqué algo con lo que dibujar y encontré un pico de hielo al borde de la isla asique lo arranqué y empecé a dibujar.

— ¡Miden! ¡También ze digujar!

Di toda una vuelta al rededor de Brinca-Nubes mientras él me seguía con la vista y cuando terminé abrí mi hocico para soltar el hielo pero se pegó a mi lengua.

— ¿Qué? Suedtame.

Agité la cabeza para ver si salía pero no se despegaba.

— ¡Hipo adudame!

Corrí hacía él y le mostré el Hielo.

— ¿Probaste dispararle fuego al hielo para que se derrita?

Me sorprendí por la obvia solución y usé el disparo que uso para calentar el suelo para derretir el Hielo.

— Gracias.

— ¿Ahora que hacemos mamá?

— Hmmm... Algo divertido...

Ella miró a Brinca-Nubes en busca de alguna idea y él se elevó un poco en el aire y luego planeó en el lugar hasta aterrizar.

— Gran idea Brinca-Nubes. Hipo, monta a Chimuelo y sígueme.

Hicimos lo que nos dijo y ella y su dragón nos guiaron hasta un acantilado bastante alto.

— Oye, nocturna. Cuando nos acerquemos quédate planeando.

— Okey.

Brinca-Nubes iba por delante mío y cuando se acercó lo suficiente lo vi elevarse sin aletear.

— ¿Qué?

Me acerqué y una fuerte ráfaga de viento me elevó.

— ¡WOAW!

Más dragones aparecieron desde arriba del acantilado y saltaron empezando a volar. Yo saqué mi lengua afuera sonreí y miré a Hipo.

— ¡Qué divertido!

Estoy seguro que si se soltaba de la silla saldría volando. Luego de mirar a Hipo miré a Valka quién empezó a caminar por encima de las alas de los demás dragones pasando de Dragón en Dragón hasta llegar a mí en donde despeinó a Hipo y luego siguió caminando por mi ala hasta caer arriba de Brinca-Nubes.

— Gran truco.

— Gracias, le gusta hacerlo.

Sin darnos cuenta nos alejamos de la corriente de aire provocando que tengamos que aletear.

— Cuando estoy aquí arriba, ni siquiera siento el frío solo me siento...

— Libre...

Hipo y ella son iguales. 

— ¡Justo eso es lo que significa ser un dragón Hipo!

— Me parece extraordinario que te sientas un dragón. ¿Pero puedes...?

Se levantó y se quitó el arnés. Oh no.

— ¡¿VOLAR?!

Ni me dio tiempo a decirle nada antes de que saltara al vacío.

— Espero que algún día se lastime enserio.

— ¿Qué?

— Si, es un...

Vi al Beta viéndome mal.

— Digo.... ¡Espérame!

Volé hasta quedar a su altura y lo seguí mientras presumía de sus alas a su madre pero cuando me di cuenta estaba gritando porque se iba a chocar.

— ¡Hipo!

Logré atraparlo y atravesar la montaña por un agujero y caímos en una zona con nieve. Cuando dejé de rodar abrí mis alas.

— Por el Alfa...

Mire mis alas pero ahí no estaba Hipo. 

— ¡¿Qué?! ¿¡Juraría qué-?!

— ¡¡JA!!

— ¡¿QUÉ?!

Él salió de la nieve y empezó a dar vueltas.

— ¡Viste! ¡Estuve cerca!

Estornudé y me sacudí.

— ¡Casi lo logro esta vez Chimuelo!

— ¿En serio?

Con mi cola hice que se caiga. Algún día dejará de darme estos sustos. Luego de eso su madre se acercó y les di su espacio hasta que ella se acercó a mí mientras yo me lamía.

— Oh, hola.

Me agaché para que pueda acariciarme pero hizo algo que me dio una corriente eléctrica en la espalda.

— Eso... Eso se siente bien...

— Ahora puedes dar esos giros cerrados.

Me sacudí y vi que en mi lomo mis aletas dorsales se dividieron dándome la posibilidad de hacer giros cerrados, entre otras cosas.

— ¡Hipo mira esto, mis aletas se abrieron!

Me acerqué a él saltando de felicidad.

— Oye, ¿tú sabías eso?

— ¡Sí! ¡Pero no sabía como conseguirlo!

Miraba como podía abrir y cerrar mis aletas dorsales y luego veía a Hipo.

— Todos los dragones tienen sus secretos. Y ¡yo te los mostraré todos!

— ¡Sería fantástico! 

Me puse a saltar y dar vueltas en la nieve y hasta me metí debajo de la misma haciendo un mini túnel.

— ¡Lo haremos!

Salí de debajo de la nieve y noté que estaba abajo de Brinca-Nubes cuando me arrojó nieve a la cabeza.

— ¿Qué te sucede? Pareces un cachorro.

— ¡Valka abrió mis aletas dorzales!

Me incliné y le mostré como las abría y cerraba.

— Wow.

— ¡Lo sé!

Luego de eso seguí mirando mis aletas dorsales por un rato hasta que ví que Brinca-Nubes se acercó a Valka asique yo me acerqué a Hipo sin dejar de ver mis aletas dorsales.

— Pero hay que-

— No, debemos proteger a los nuestros.

Wow, casi lo mismo que dijo Estoico.

— De prisa, tenemos que regresar.

Hipo me miró cansado como preguntándome qué hacer, pero yo no estaba en mis casillas.

— Hazle caso, mira lo que me hizo.

Dije mientras veía a mis aletas y luego a Hipo, asique él solo suspiro pesado.

— Muy bien, vamos.

Él se subió a mi lomo y empezamos a volar de vuelta al Gran Nido, como decidí nombrarlo. Iba volando con mis aletas abiertas pero con cada aleteo mi altura subía más, incluso si no lo deseaba.

— Amigo, será mejor que las cierres, ya las usaremos en otro momento.

— Oh, seguro.

Las cerré y pudimos volar normalmente.

Cuando llegamos al Gran Nido Valka nos dio una zona con pasto bastante bonita para que podamos dormir la siesta y se fué.

— Por ahora esperemos, tal vez Drago quiera atacar este lugar.

Yo asentí y me acosté a dormir.