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- ¡Ahí están! ¡Los tengo!
Un rugido de un Nadder nos interrumpió, pero sabía exactamente quiénes eran. Y, como sospechaba, lo confirmé cuando la ví aterrizar.
- ¡Chimuelo!
- ¡Tormenta!
Corrí a saludarla y de camino me encontré con Astrid. Luego de saludarla Tormenta y yo hicimos nuestro saludo.
- ¡Un Dos Tres! ¡Gira la cabeza y otra vez!
Ambos gruñimos al mismo tiempo y luego reímos, y empezamos a caminar para el otro lado de la isla.
- ¿Qué tal? ¿Cómo te fué?
Pregunté recordando que hoy era la gran carrera.
- Nos fué genial, casi perdemos contra los gemelos, pero solo porque los otros Jinetes querían que ganaran.
- Qué absurdo.
- Sí, es como si nosotros juguemos como cachorros para ver quién es más rápido por tierra.
Dijo alardeando.
- Claro que no necesitamos hacer eso para saber quién es más rápido.
Dije sabiendo quien lo es.
- Obviamente soy yo.
Dijimos al mismo tiempo y nos miramos sorprendidos.
- Espero que no estés pensando lo mismo que yo.
Dijo ella divertida y yo, sin decir nada, salí corriendo y ella me persiguió.
- ¡No te atrevas!
Ella rugió mientras me seguía jugamos un buen rato y fué muy divertido. Aveces ella me perseguía a mí y aveces yo a ella. Pero en un momento pasamos justo por donde estaban Hipo y Astrid haciéndolos caer.
- ¡Cuidado! Uy... ¡Lo siento!
Cuando nos cansamos nos sentamos cerca de un tronco caído a descansar.
- Esto es absurdo, estamos jugando como si fuéramos cachorros.
Dije divertido.
- Sí, el colmo sería que nos pusiéramos a pelear por un palo.
Inmediatamente después de que dijera eso miré al tronco caído y luego la miré a ella. Me levanté enseguida para tomarlo con mis dientes pero ella fué más rápida y me lo ganó, pero yo salté y lo mordí del otro extremo, peleando por el tronco. Cuando ella me ganó el tronco otra vez salió corriendo y obviamente la perseguí.
- ¡Chimuelo!
- ¡Tormenta!
Ambos fuimos llamados por nuestros jinetes asique dejamos lo que hacíamos y fuimos hacia donde estaban corriendo. En cuanto llegamos ellos nos montaron y nos indicaron volar hacia el Humo que había cerca del horizonte.
Volamos en silencio por encima de un bosque que parecía quemado. Yo iba mirando para abajo, buscando algún dragón o animal en lo que quedaba del bosque, pero no ví nada.
Cuando levanté la mirada ví lo que parecía un fuerte, pero estaba cubierto de picos enormes de hielo. Me detuve mirando el lugar tu Tormenta lo hizo igual. La miré y ella también estaba desconcertada.
- No te alejes.
Hipo le dijo a Astrid asique supuse que quería explorar el lugar. Nos acercamos a los picos de hielo buscando señales de vida o cualquier señal pero no vimos nada.
- ¿Pero qué pasó aquí?
Miré hacía abajo y ví una huella de dragón. Por el Alfa, es tan grande que parece otro Muerte Roja.
- No me gusta esto.
- Ya, tranquilo amigo.
Tengo un mal presentimiento.
- ¡FUEGO!
- ¡Cuidado!
Logré esquivar la red pero atrapó a Tormenta.
- ¡Chimuelo! ¡Astrid se va a soltar! ¡Atrapala!
A sus órdenes la atrapé, y dí toda una vuelta para luego aterrizar a unos metros de donde estaba capturada.
- ¡Tormenta!
- Quietos.
Advertí y Hipo sacó su espada Infierno sorprendiendo a todos
- ¿Otra vez aquí? Por las Barbas de Odín.
Dijo el que parecía el Líder y se paró arriba de Tormenta.
- ¿Asique es un Furia Nocturna?
- Y tú eres hombre muerto.
Gruñí amenazante.
- Creí que se habían extinguido.
Dijo feliz y sus compañeros sonrrieron.
- Ustedes morirán si no la liberan.
Hipo me hizo señas con su mano para que me calmara pero no podía.
- ¡Parece que nuestra suerte esta cambiando muchachos! No creo que Drago tenga uno de esos, en su ejército de bestias.
¿Ejercito de Bestias?
- Uh, no queremos problemas.
- Debieron pensarlo antes de robar todos nuestros dragones.
- ¡Déjala!
- ¡Y hacer pedazos nuestro Fuerte!
Señaló a la estructura de madera cubierta de hielo. ¿En serio creé que un Furia Nocturna y un Nadder pueden hacer eso?
- ¿Crees que lo hicimos nosotros?
- Atrapar dragones es de por sí bastante agotador como para que ustedes jinetes de... buen corazón lleguen a rescatarlos.
Un segundo...
- ¿Hay otros.. Jinetes de Dragones?
- Aparte de tu amigo ladrón que vino anoche tú dímelo. Tal vez tengas un feroz Escupe Hielo de tú lado, pero tenemos una meta que cumplir.
- Quieto.
Amenacé porque se había bajado se Tormenta, pero en vez de hacer nada miré a Hipo y a Astrid. Parecen curiosos, voy a esperar a ver que pasa para atacar.
El tipo siguió hablando.
- ¿Cómo esperas que le expliquemos este desastre a Drago Manodura?
- ¿Drago.. Mano qué? ¿Algo de lo que dices tiene sentido?
- Está esperando un nuevo cargamento de dragones para su ejercito, mañana temprano.
- Y a Drago no le gustan nada las excusas.
Dijeron dos cazadores.
- Esto fue lo que me regaló la ultima vez que llegué con las manos vacías.
Dijo el líder mostrando una cicatriz en su pecho.
- Prometió que no sería tan considerado en el futuro.
Hipo empezó a hablar pero no le presté mucha atención. Este tipo hizo una seña para que nos disparen en cualquier momento, cualquier movimiento fuera de lugar y le tiro un pedazo de hielo encima.
- Extraña y hostil persona que no conocemos.
- ¿Dónde están mis modales? Me llamo Eret. Hijo de Eret.
Sacó una espada de su espalda.
- ¡El mejor Atrapador de Dragones! Después de todo... No cualquiera atraparía un Furia Nocturna
Me señaló con su espada.
- ¡Nos iremos antes de que te mate!
Rugí enojado.
- Este dragón es Chimuelo. Está diciendo que nos iremos. Ahora.
- Todos dicen eso. ¡Atrápenlos!
Inmediatamente después de oír eso disparé al pico de hielo que ya había localizado y les cayó justo encima dándonos tiempo para liberar a Tormenta y salir volando.
- ¡Nunca lograrán conservar a esos dragones! ¡¿Comprenden?! ¡Drago irá a buscarlos a todos!
Fue lo ultimo que oímos de ese tipo.
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