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Capítulo 16: La Pérdida de Alguien Querido

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Narra Hipo:

No... No, no, no... ¡No!

Me detengo completamente en seco ante la horrible escena frente a mis ojos, dejándome caer sobre mis rodillas directo a la nieve. Dirijo mi mirada a Chimuelo, el cual se encuentra exhalando sonoramente, lleno de molestia y con una mirada completamente perdida.

Intento mantener la poca voluntad que me queda para incorporarme de la nieve y correr una vez más hacia Nereida, desesperado porque lo que estoy pensando sea una horrible mentira. Por favor, que esté soñando... por favor, que esto sea una pesadilla de la cual despertaré pronto.

—No... -susurro con un enorme dolor mientras corro y llego a Nereida, la cual se encuentra bajo los enormes pedazos de hielo-

—Nereida... -escucho a mi padre susurrar con dolor-

—¡Agh! -exclamo haciendo fuerza para quitar los enormes pedazos de hielo del cuerpo de Nereida. Después de hacerlo, intento girar su cuerpo boca arriba- ¡Nereida! -vuelvo a hacer fuerza para girarla, su cuerpo está demasiado pesado. Y temo que sea por lo que estoy pensando-

—¡Nereida! -escucho a mi madre llegar a mi lado con rapidez-

—Nereida... -susurro con dolor y desesperación mientras observo toda su anatomía con preocupación- no... ¡No!... -niego con mi cabeza, tomando su rostro delicadamente entre mis manos y observo a mi madre colocar su mejilla directo en el pecho de Nereida, buscando sus latidos-

—Valka... -mi padre llega a nuestro lado, esperando la respuesta de mi madre como yo ante el estado de Nereida-

Mi madre busca con desesperación los latidos de Nereida, y su expresión llena de dolor me es suficiente para sentir mi corazón romperse en mil pedazos. Cierra sus ojos con fuerza, separándose con lentitud de su pecho y mirándome con arrepentimiento.

—... No... -susurro con un enorme dolor, sintiendo el aire irse de mis pulmones- no, no, no... ¡no! -oculto mi rostro en el cuello de Nereida, abrazándola con fuerza mientras las lágrimas comienzan a fluir de mis ojos- ¡Nereida! -sollozo con fuerza-

Escucho aleteos acercándose y tengo el presentimiento de que son Astrid y los demás en sus dragones. Sin embargo, yo no elevo mi mirada. No estoy dispuesto a ello. Siento a alguien colocarse a mi lado y acariciar mi espalda en señal de consuelo. Puedo suponer que es Astrid.

Momentos después, siento el cuerpo de Nereida moverse un poco, lo cual me hace levantar la mirada con esperanzas. Pero veo que la razón de sus movimientos es Chimuelo, quien intenta que su mano haga alguna acción que le indique que sigue viva. Una enorme molestia me invade por completo.

—¡No! ¡Apártate de ella! -lo empujo con la poca fuerza de voluntad que tengo y él me mira con tristeza- ¡largo! ¡Vete de aquí! -le grito molesto mientras me incorporo un poco. Él me observa triste y confundido, intentando acercarse a mí para saber qué es lo que hizo mal. Pero no lo dejo- ¡lárgate! -mi voz completamente molesta lo hace correr lejos y encogido de temor-

—No fue su culpa -me dice mi madre con tristeza, provocando que me deje caer con fuerza una vez más a la nieve- lo sabes -coloca su mano en mi hombro, en señal de consuelo- buenos dragones... bajo el control de malas personas... hacen cosas malas

Vuelvo a tomar el cuerpo de Nereida entre mis brazos, abrazándola con fuerza mientras sollozo una vez más. No ella. No debiste llevártela a ella, no debiste. Ella no merecía morir. No ahora que todo parecía ir perfectamente bien.

Momentos después de haber alejado a Chimuelo de Nereida, escucho su llamado desesperado. Elevo mi vista al cielo y veo que Drago se ha adueñado de él, al igual que de todos los dragones aliados bajo el control de la Salvajibestia.

—¡Rápido! ¡Reúnan a los hombres y véanme en Berk! -ordena Drago desde los aires montado en Chimuelo-

—¡Chimuelo! -grito incorporándome del suelo e intentando llegar a él para salvarlo-

—¡No! Hijo -mi madre me detiene rápidamente con dolor en su voz mientras yo forcejeo débilmente su agarre-

Observo cómo los aliados de Drago, la Salvajibestia, los dragones aliados y Drago montado en Chimuelo se alejan de la isla, dispuestos a atacar Berk. Me he quedado sin fuerzas para luchar en estos momentos, por lo cual, solo observo con un enorme dolor la situación.

Me dejo caer a la nieve una vez más, encorvándome por el dolor interno y suelto un grito desgarrador. Las lágrimas aparecen salvajemente en mis ojos y mi respiración comienza a volverse acelerada. Golpeo una y otra vez la nieve con los puños de mis manos, intentando descargar mi enojo.

—Hipo -la voz de Astrid se hace presente a mi lado y enderezo mi anatomía hasta quedar solo apoyado en mis rodillas en la nieve-

Debo ser fuerte. Por mi tribu, por mis padres, por Chimuelo... por Nereida. Detengo las lágrimas en mis ojos y me sorbo la nariz, controlando mis emociones. Miro a Astrid con cierta seriedad camuflada de tristeza.

—Lo siento -digo con voz ronca- sé que debo ser fuerte ante esta clase de situaciones

—Sí, debes ser fuerte -me responde Astrid un tanto dudosa- pero también tienes derecho a desahogarte con aquello que tengas dentro -apoya una mano en mi hombro- no es muy bueno mantener sentimientos dentro. Estos pueden destruirte internamente sin que te des cuenta

—¿Entonces qué me recomiendas hacer? -le pregunto mirándola a los ojos-

—¿Qué piensas tú que Nereida hubiera querido que hicieras? -me pregunta con una pequeña sonrisa-

—Que no llorara por su muerte -sonrío levemente- pero que siempre la mantuviera en mi corazón. Y eso es lo que haré -me incorporo de la nieve y me giro para caminar hacia los demás, quienes se encuentran alrededor del cuerpo inerte de Nereida-

—¿Qué quieres que hagamos, hijo? -me pregunta mi madre-

—Hay que hacerle una ceremonia -me inclino para tomar el cuerpo de Nereida entre brazos- una ceremonia de despedida -le sonrío débilmente a su rostro lleno de paz-

—¿Crees que eso le hubiera gustado? -me pregunta mi padre- digo... ella parecía no querer mucho a los vikingos. No creo que hacerle una ceremonia vikinga honrando su muerte le guste del todo -se encoge de hombros-

—Entonces solo una ceremonia sin que su cuerpo se vaya en un barco hacia el Valhalla -comienzo a caminar hacia el santuario- que su cuerpo se quede descansando en las profundidades del santuario, para que así se sienta como en casa

—Me parece una buena idea, hijo -mi madre me sonríe con calidez- hay que comenzar las preparaciones para su ceremonia especial

Después de casi una hora, la ceremonia para Nereida se encuentra lista. En un barco vikingo dejamos ir solo la prenda que Drago rasgó de su brazo para que así al menos una parte de ella pueda ir en paz y descanso hacia el Valhalla.

Su cuerpo se encuentra apoyado en mis piernas, donde yo la sostengo y abrazo como si fuera una bebé. Observo detenidamente su rostro lleno de paz y tranquilidad y esbozo una pequeña sonrisa a la vez que unas cuantas lágrimas se deslizan por mis mejillas y caen en su rostro.

—Que las valquireas te den la bienvenida, y te guíen por el gran campo de batalla de Odín -escucho a Bocón comenzando a narrar- que canten tu nombre con amor y furia, para que lo escuchemos alzarse desde las profundidades del Valhalla. Y que sepamos que has tomado el lugar que te corresponde en la mesa de los reyes. Porque ha caído una gran guerrera -cierro mis ojos con fuerza- una heroína, una joven respetable, una chica fuerte y valiente... una amiga -puedo escuchar como la voz de Bocón se rompe un poco con dolor-

Desde mi posición hincado, tomo el arco y flecha. Coloco la punta de la flecha en fuego, prendiéndola para después apuntar directo al cielo. La suelto y observo cómo cae directo al barco en el cual la prenda de Nereida yace.

Los demás repiten mi acción momentos después, iluminando los cielos y al mismo tiempo prendiendo en llamas al barco, en señal de despedida. Miro el barco a lo lejos, y mis ojos se cristalizan para después dirigir mi vista a Nereida.

—Nereida, lo siento -intento no sollozar- no soy el mejor amigo vikingo que tú querías que fuera. Y no soy el protector de la paz que yo creía ser. Yo... no sé... -suspiro con fuerza- perdóname por todo -vuelvo a abrazar su cuerpo con fuerza, ocultando mi rostro en su cuello-

Siento cómo los demás tienen sus miradas posadas en nosotros, y sé que no intervienen en el momento por cierto respeto. Sabían lo mucho que Nereida significaba para mí, Nereida significaba algo para todos nosotros.

De un momento a otro, siento un fuerte movimiento de parte del cuerpo de Nereida, como si tomara una gran bocanada de aire. Aquello me hace alejarme con rapidez y observarla con sorpresa. Tal es mi impresión al ver que comienza a toser con cierta debilidad.

—... ¿Nereida? -pregunto casi sin voz-

—... Definitivamente eres un cabeza dura -Nereida ríe con debilidad- pero eres mi cabeza dura favorito

—¡Nereida! -exclamo con una inmensa alegría y alivio mientras las lágrimas inundan mis ojos y abrazo a Nereida con extrema fuerza-

Me he vuelto a quedar sin palabras, saber que Nereida está viva y ha vuelto a mi lado me ha hecho increíblemente feliz de nuevo. Siento sus brazos envolverme con delicadeza y me separo un poco para verla a la cara. Los demás vikingos corren rápidamente hacia nosotros.

—¡Nereida! ¡Estás viva! -escucho a Patapez exclamar con ciertas lágrimas en sus ojos-

—¡Gracias a Thor! -escucho a los gemelos decir-

—¡Estoy tan feliz! Denme un segundo -escucho a Patán decir mientras sorbe su nariz, haciéndome reír por imaginarme que está llorando-

—Gracias por regresárnosla, Odín -escucho a Bocón decir con una gran felicidad-

—¡Por todos los dioses! ¡Nereida! -escucho a Astrid exclamar con suma felicidad-

—¡Nereida! -mi madre exclama y veo cómo se coloca a mi lado rápidamente, llena de un gran alivio y con lágrimas en los ojos. Me separo un poco más de Nereida para que pueda abrazarla-

—Valka... -susurra Nereida y mi madre acaricia su pelo maternalmente-

—Estás bien, ya estás a salvo... -susurra mi madre con una gran sonrisa-

—Nereida... -escucho a mi padre colocarse a mi otro lado y mi madre separa a Nereida de su abrazo para que pueda ver a mi padre-

—Señor Estoico... -Nereida lo mira con una pequeña sonrisa-

—No tenías que... -mi padre intenta regañarla por haberse arriesgado para salvar su vida, pero Nereida lo detiene rápidamente-

—Usted no tenía que arriesgar su vida para salvarme -Nereida dice con cierta firmeza- después de todo, yo fui la causa principal de todo esto -mira hacia abajo apenada- siento mucho haberlos engañado... a todos ustedes... -me mira- en especial a ti... Hipo

—... Estoy tan feliz de que estés viva -susurro rompiendo en llanto de nuevo y la vuelvo a abrazar fuertemente-

—Soy de clase "Golpe" -ríe- puedo tener cuerpo humano, pero por dentro sigo siendo la misma que he sido desde que nací. Es muy difícil que alguien de mi misma clase pueda asesinarme

—Oh, Thor... -suspiro separándome una vez más para verla a la cara- tendrás que explicarme demasiadas cosas, chica dragón -río, haciéndola reír más fuerte-

Después de unos momentos, ayudo a Nereida a incorporarse de mis piernas y es recibida entre brazos por todos los presentes. Ella mira a todos con una gran sonrisa en sus labios y sus ojos un tanto cristalizados a causa de su gran felicidad.

—¿Y Furia Nocturna? -pregunta buscando a Chimuelo por todos lados. Las sonrisas de todos se desvanecen, incluyendo la mía-

—Drago lo tiene -respondo con la mirada baja y un sentimiento de culpa-

Miro a Nereida y observo que se ha quedado sin palabras, anonada por mi respuesta. Puedo ver en sus ojos que se está culpando enormemente por todo lo que ha sucedido. Cierra sus ojos con fuerza y suspira con una pequeña risa irónica.

—Justo lo que menos quería que pasara -susurra con voz un tanto rota- de todos los dragones, él era el que menos quería que saliera lastimado por mi culpa

—No es tu culpa, Nereida -la regaño tomándola de los hombros para evitar que pierda la razón culpándose por todo- Chimuelo no está lastimado, simplemente Drago lo tiene bajo su custodia. Y lo recuperaremos -sus ojos se iluminan ante mi última frase-

—Quiero ver la expresión de Drago al ver que he regresado de la muerte -una sonrisa maliciosa se forma en sus labios, haciéndome reír-

—Definitivamente eres un caso único -revuelvo su cabello con mi mano juguetonamente, haciéndola reír-

—Ustedes dos tienen mucho de qué hablar. Nosotros alistaremos todo para partir directo a Berk y recuperar a los dragones al igual que salvar la isla -dice mi madre con una sonrisa-

—Los dejaremos solos -dice mi padre con una sonrisa de igual forma y comienza a retirarse con los demás siguiendo sus pasos-

—¿Quieres quedarte aquí o ir a alguna parte en especial? -le pregunto a Nereida después de que todos se han ido-

—Me gustaría ir a una parte en especial -me responde con una pequeña sonrisa tímida-

Después de unos minutos, Nereida y yo nos encontramos sentados en la parte alta del santuario, desde donde pude ver por primera vez a la Salvajibestia. Observo en sus ojos el dolor al ver el lago vacío, sin la presencia de su enorme amigo.

—Es extraño ver el lago completo -dice con una mueca, intentando evitar las lágrimas-

—Sí. Pero ten por seguro que él aún seguirá aquí -respondo intentando reconfortarla-

—Lo sé -susurra cerrando sus ojos suavemente-

Pasan los minutos, y ambos nos quedamos en silencio, observando el lago sin la presencia de la Salvajibestia. Sé que es duro para ella aceptar su muerte. Pero al menos me hace sentir feliz que ella sabe que la Salvajibestia está en un lugar mejor.

—Nací en una pequeña comunidad de dragones en una isla escocesa -la escucho comenzar a narrar, y la miro con sorpresa- Furia Nocturna y yo nacimos el mismo día. Recuerdo haber salido de mi huevo y comenzar a explorar mis alrededores, entre los nidos de los demás dragones -sonríe con nostalgia- en uno de esos nidos, observé cómo un huevo comenzaba a romperse, y me quedé esperando a que el dragón saliera. Después de un tiempo, Furia Nocturna salió del huevo, y cuando ambos nos vimos supimos en ese momento que seríamos amigos por toda la vida

—Increíble -susurro con una sonrisa-

—Crecimos juntos, no nos separábamos ni un segundo -sus ojos comienzan a cristalizarse- éramos los dragones más unidos de toda la comunidad. Surcábamos los cielos juntos, explorando nuevas islas y descubriendo nuevas comunidades de dragones. Hasta ese día hace seis años -la sonrisa de sus labios desaparece- Drago había decidido atacar mi isla, tomando venganza por haber sido yo la causante de la muerte de su tribu, la destrucción de su aldea -su mirada se endurece- yo no tenía la culpa de que su maldita aldea haya decidido capturarme para asesinarme, era un dragón novato en ese entonces, aún no sabía controlar del todo mis habilidades -mira hacia abajo algo apenada- en ese entonces, en mi momento de terror, molestia, pánico, mis habilidades salieron a flote, descontrolándose y comenzando a destruir todo a su paso. Observé cómo mi comunidad llegaba a mi rescate, entre ellos se encontraba Furia Nocturna. Mientras los demás atacaban las casas y secuestraban vikingos, Furia Nocturna se dedicó a ayudarme a salir de mi prisión. Fue en ese entonces que Drago observó la escena y pudo entender que mi lazo con Furia Nocturna era sumamente fuerte. Escapamos de la isla, dejándola en cenizas y sin muchos habitantes, creando un sentimiento de venganza en el corazón de Drago -cierra sus ojos con fuerza-

—Así que fue por eso que buscaba de cierta forma herirte como lo hiciste con él en el pasado, llevándose aquello que más apreciabas -digo analizando su historia, y ella asiente con la cabeza-

—Ese día del ataque, lo que él más quería era encontrar a Furia Nocturna para matarlo. Pero yo por suerte logré ocultarlo de su vista, exponiéndome ante él momentos después en un momento de huida -abre sus ojos, completamente cristalizados y con unas cuantas lágrimas deslizándose de ellos- en ese momento, él intentó volverme parte de sus aliados con la Salvajibestia, pero mi mentalidad era sumamente poderosa para poder ser controlada por alguien más. Al ver que yo no sucumbía a las órdenes de la Salvajibestia, decidió usar magia antigua para convertirme en lo que soy ahora -se señala a sí misma de pies a cabeza- al ver en lo que me había convertido, quedé completamente en shock y no sabía cómo actuar. Me había convertido en mi peor enemigo. Un humano. No sabía cómo reaccionaría Furia Nocturna al verme en tal estado, pero gracias a una acción que definía nuestra amistad, supo identificarme y me aceptó como su amiga de nuevo

—¿Y entonces sucedió lo de la isla? -le pregunto, recibiendo un sí de su parte-

—Pasó tiempo antes de eso. Furia Nocturna y yo nos dedicamos a explorar en busca de un nido que nos aceptara como parte dé, pero al ver que una humana era parte del dúo provocaba que los dragones rápidamente nos rechazaran -suspira- ayudábamos a obtener comida de las islas, claro que también una parte era para nosotros, y defendíamos a los dragones de los vikingos, liberándolos de las redes y esas cosas. Hasta que llegamos a la Isla de Berk -vuelve a cerrar sus ojos con fuerza- todo iba bien hasta que vi una red acercarse a nosotros con rapidez, golpeándonos con fuerza y provocando que yo cayera de Furia Nocturna mientras observaba como él caía directo a la isla -su voz se quiebra- ahí me di cuenta de que lo había perdido por completo, y ahora estaba sola

—Nereida... -rápidamente la envuelvo en mis brazos, mientras ella comienza a sollozar-

—Tuve tanto miedo Hipo -solloza- miedo de que Furia Nocturna hubiera muerto en esa isla. De pensar que yo había quedado completamente sola, sin familia

—Pero ahora no estás sola, me tienes a mí y a los habitantes de Berk -la consuelo- ahora tienes una familia

—Gracias por haber salvado a Furia Nocturna -me abraza fuertemente mientras solloza en mi pecho- agradezco de todo corazón que hayas sido tú el vikingo que lo haya encontrado

—No tienes nada qué agradecerme -susurro dulcemente-

—Perdona que no te dijera todo esto antes -se separa de mí para verme a los ojos-

—No, lo entiendo -sonrío cálidamente- tenías desconfianza de un chico que era vikingo y había sido el causante de la caída de tu mejor amigo, era obvio que no me contarías algo así a la ligera

—Que por cierto, aún no te perdono habernos hecho caer -ríe golpeando mi hombro con algo de fuerza-

—¡Auch! ¡Ya dije que lo sentía! -río quejándome del golpe-

—Entonces... ¿qué haremos ahora? -me pregunta-

—Iremos a salvar a Furia Nocturna -le respondo- pero primero, hay que idear un plan

—Tengo una gran idea -me mira sonriendo con un brillo en sus ojos, dándome a entender que se le ha ocurrido algo grande-

—¿Chicos? -escucho a mi madre detrás de nosotros y Nereida y yo giramos nuestras cabezas para ver al grupo observándonos-

—Tenemos que volver a Berk -digo con seguridad- ... Un jefe protege a los suyos -miro a mi padre, quien me dedica una mirada de orgullo-

—Ah... ¿con qué? -me pregunta Brutacio-

—Eh... se llevó a los dragones -me dice Brutilda como si fuera obvio-

—Pero no se los llevó a todos -dice Nereida con una sonrisa triunfante-

El momento ha llegado. Nos enfrentaremos a Drago ManoDura una vez más. Y esta vez... ganaremos.

¡Hola chicas! ¿Cómo han estado? ¡Finalmente capítulo nuevo! ¡Yay! <3<3 por Thor, perdonen que me tardara más de una semana de lo que había acordado en publicárselos, todavía tuve mis trámites de universidad estas últimas dos semanas y agh, fue batalloso, y en dos semanas entro a los cursos, así que prácticamente no tuve vacaciones </3</3 además de que mis primos vinieron de visita por un mes y estuvimos todos los días fuera porque mis padres quisieron sacarlos a pasear xD </3

Pero bueno, ¿qué les ha parecido el capítulo? ¡Les he regresado a Nereida! ¡Ámenme! <3<3 okno, ya lo tenía planeado todo desde hace años xD ya no me maten, que no soy capaz de dejar a nuestro Hipo sin su chica <3<3 finalmente se revela la historia de Nereida, cosa que estaba muy ansiosa de escribir y compartirles :33 así que espero que les haya gustado el capítulo, ¡ya saben que las amo con todo mi corazón y mi alma! ¡Gracias por seguir apoyándome a pesar de actualizar cada dos meses! xD </3 (me odio por eso xD) espero verlas pronto con un capítulo nuevo, ya estamos en las últimas, ¡así que a darle con todo! <3<3 ¡nos vemos luego! Byeee :333 <3<3<3

Foto de Multimedia: Hipo en la ceremonia de Nereida (que en la película es la de Estoico (8 *se pone a llorar* condenado seas Guillermo del Toro por proponer que fuera él quien falleciera </3)

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