¡Por todos los cielos!

A penas puedo creer que hemos llegado al final. Fue un año lleno de crecimiento tanto personal como profesional, estoy convencida de que maduré como escritora a lo largo del camino y ustedes fueron la mejor de las compañías.

Gracias a todas y cada una de mis lectoras por su apoyo incondicional. Gracias a ustedes que estuvieron conmigo desde el primer capítulo. Gracias a ustedes que llegaron después, a quienes llegaron en los últimos capítulos y a todas las que me dieron una oportunidad cuando la historia estaba concluida. Gracias por emocionarse con cada una de las palabras que componen ésta novela. Gracias por identificarse con nuestra amada Charlotte, de eso se trataba.

Gracias a mi madre, a mis hermanas y a mis amigas por aportarme un poco de ellas en la creación de mi entrañable Charlotte. Gracias a ti, Lottie, por darme tanto que contar. ¡Eres una jodida Diosa!

Gracias a mi amado padre por inculcarme el hermoso habito de la lectura, por alentar mi alocada imaginación, por cederme el control remoto cuando pasaban comedias románticas en la tv y por cuidar de mí como Lawrence Brown cuida de su Charlotte.

Gracias a mis amigos: Sussette, Yada, Mariel, Alexis y Uriel por su apoyo incondicional. No lo habría logrado sin ustedes echándome porras siempre. Gracias Yada, por insistirme en escribir mi final feliz. Gracias a Yaz Miller por ser mi mentora, guía y consejera. Gracias también por hacer de mis personajes parte de tu maravilloso mundo.

Y sobre todo...

(G)racias a ti, vecino, por convertirte en mi amor platónico. Gracias por tus sonrisas, tus ojos cafés y tu cabello quebrado que me inspiraron. Todo deriva de tu existencia, aunque jamás te enterarás de todo los sentimientos que provoca tu voz nada más oírla. No eres un bastardo y mucho menos el culpable del destino y sus jodidos errores de cálculo.