Capítulo 3
Cruzamos miradas, pero no hablamos.
Papá los llevo a la sala de estar donde todos se ubicaron para comenzar a platicar. Escuché como mamá me llamaba, salí corriendo a la cocina para no estar bajo esos ojos, que sí, en efecto no habían parado de mirarme.
—Cariño ¿Puedes ayudarme a llevar estas tazas de café? —pregunto mi madre sin mirarme, estaba ocupada rellenando las 2 tazas faltantes.
{No mamá, no quiero llevarle café al chico de apellido multimillonario {, respondió mi conciencia.
Me limite a asentir con la cabeza.
Comencé a buscar una bandeja entre los cajones para no tener que llevar las tazas en manos. Cuando ubiqué las tazas en la bandeja comencé a caminar con mucho cuidado para no derramar nada.
Llegué a la sala de estar y comencé a repartir las tazas, ellos la recibían y me deban un 'gracias', deje al individuo de ultimo. Al llegar a su asiento tomé la taza entre mis manos y se la di, rozamos un poco nuestros dedos.
No se si estaba loca, pero sentí una chispa de corriente con ese pequeño contacto.
Volví a la cocina a dejar la bandeja, la verdad es que no sabía qué hacer, ir a mi cuarto seria de mala educación, además las escaleras estaban justo frente a la sala, había una pared que dividía la sala de la escalera, pero igual yo era visible si subía.
Al final opté como siempre, por ir al jardín, estando ahí me senté en unos de los columpios que mi papá hizo para mí cuando yo tenía alrededor de unos 10 años.
Estaba tan distraída que no note que alguien había ocupado el otro columpio.
—Hola, Laia —saludo.
Escuchar como pronuncio mi nombre fue interesante, lo pronuncio con mucha delicadeza.
No sabía que mi nombre se pudiera escuchar así de bien.
—Hola Nil —lo salude por su nombre, pues él también me había dicho por mi nombre. Aunque me hubiera gustado decirle chico con apellido de multimillonario para molestarlo.
La brisa estaba fresca, de hecho, hacía frío, pero solo un poco, nada exagerado.
—No pensé encontrarte aquí —hablo después de unos largos segundos.
—Ni yo —admití—. ¿Eres migo de papá?, ¿Cuántos años tienes? ¿Cómo es que conoces a mi padre? ¿Acaso de hiciste una cirugía facial para parecer de menos años? — solté sin pudor, la verdad es que soy muy curiosa.
—Wow, con calma, primero, mi padre es amigo de tu padre, me obligo a venir aquí y segundo tengo 17 y no, no me he hecho ninguna cirugía—respondió—¿Por qué?
—Oh. Es que pensé que eras más viejo, tenía muchas teorías del porque estabas aquí. —lo acaba de llamar viejo, que vergüenza.
—Oye, ¿Por qué me dices viejo? —se hizo el ofendido— ¿tengo cara de señor jubilado?
Me eché a reí lo que provocó que la también riera, tenia una risa muy contagiosa.
—No es eso—me excuse—solo es que esa era una de mis teorías —explique en un murmuro.
—Así que... ¿Una de tus teorías era que yo era un señor jubilado amigo de tu padre? —pregunto con el ceño fruncido.
—Bueno—jugué con mis dedos—, pues sí, algo así, además tienes apellido de multimillonario.
—Si, lo recuerdo, niña mora.
—Deja de burlarte de mi apellido —me cruce de brazos.
—¿Yo? Te recuerdo que tú me acabas de decir viejo —se defendió.
—Cualquiera hubiera pensado lo mismo que yo—me defendí.
—No creo que alguien en sus cinco sentidos piense que me hice una cirugía facial—me miro juzgón— Esta belleza que ves, es natural.
—Creo que me caes un poco mal—lo juzgue con la mirada.
—¿Por qué? ¿Por decir la verdad?
—Por engreído—me encogí de hombros.
—A ver si comprendo, ¿Crees que soy un engreído solo porque me alague a mí mismo? —su voz tenia un timbre diferente, como si quisiera oculta su risa.
—Pues sí —admití— no quieres aceptar que tienes Botox en esa cara fea—apenas dije eso me arrepentí de ser tan imprudente.
Nil se puso la mano en el pecho con indignación.
—Ya van dos insultos en menos de una hora, señorita Mora
No pude evitar reír.
—Lo siento, tu cara fue muy graciosa —me burle.
—Ahora te burlas de mi cara—se cruzó de brazos, indignado.
Hice chocar mi columpio contra el suyo para hacerlo estremecer, el hizo lo mismo, pero con un poco más de fuerza, me aguerre fuerte de las cuerdas para no caer. Nos comenzamos a reír muy fuerte.
Hace mucho tiempo no me reía de esa manera desde...bueno, pues él.
Aleje ese pensamiento de inmediato, la verdad es que me la estaba pasando bien para estar pensando en ese engendro. Paramos de reír, a mí ya me dolía la panza de tremenda carcajada que solté.
—tu risa es contagiosa —Nil hablo primero.
—Yo...no suelo reír tanto.
—¿Por qué? Sí tienes una risa preciosa.
okey, okey, que está pasando aquí, solo fue un cumplido ¿verdad?, no debo alértame.
—Me parece que eres muy coqueto, y nos acabamos de conocer.
—Decir un cumplido no es ser coqueto —me corrigió.
—Respondiendo a tu pregunta, es una larga historia —no quería contarle eso, nos acabábamos de conocer esa tarde. Solo mis padres sabían lo ocurrido a parte de Dayana.
—tengo tiempo —dijo con una sonrisa ladina.
—No me siento cómoda al hablar de eso, fue algo tráumate para mí.
—Oh, no lo sabía, lo siento —dirigió su mirada al suelo.
—No te preocupes —me miro e hicimos contacto visual por un momento. Sin duda no podía acostumbrarme a esos ojos.
Pero igual, no tendría que acostumbrarme a sus ojos ya que no nos volveríamos a ver.
—¿Algún día podre saberlo? —volvió a sonreír.
—Tal vez. O podría darte alguna pista —lo mire, el aún seguía con esa sonrisa que me hacía sentir extrañamente bien.
—Pues dame esa pista.
—Sí la quieres, gánatela —sin más me lévate del columpio dirigiéndome a casa, ya tenía frío y no podía estar un segundo más bajo esos ojos.
Fui directo a mi habitación para buscar un abrigo, mi abrigo favorito. Es de color morado pastel –mi color favorito- ese abrigo era muy suave y me quedaba grande lo que lo hacía aún mejor. Escuche como mi mamá me llamaba para despedirme de lo amigos de papá.
Bajé lo más rápido que pude, me situé junto a mis padres y me despedí de todos.
—Adiós, Laia —otra vez esa pronunciación delicada de mi nombre.
Adiós, Nil.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro