Estoy saliendo de mi casa y veo el deportivo negro de Nil ya esperándome, me invito a salir hace media hora y cuando le pedí permiso a mis padres no dudaron en acceder.

Vaya que este chico nos tiene loquitos a todos.

—Hola Nil —salude mientras tomaba asiento en el lugar del copiloto.

—Hey Lil —me miro con su característica sonrisa— No tenía esperanzas de que aceptaras la salida.

—¡Oye! —puse cara de indignación— Claro que iba aceptar la salida, te lo debo luego de todo lo que has hecho por mí.

—No me debes nada querida Lil. Todo lo he hecho porque me gustas —aclaro su garganta al ver que lo estaba mirando juzgona— porque me gusta verte feliz —corrigió.

—¿Ah sí? ¿Por qué te gusta verme feliz?

—Porque al verte sonreír me llenas de vida —su mirada fue como si estuviera pensando profundamente— Es como si una corriente de electricidad pasara por cada uno de mis huesos.

Lo mire con una sonrisa sincera mientras me debatía si debía decirle o no, luego de pensarlo hable sin más.

—Tú también me haces feliz mi querido Nil —para evitar su mirada me enfoque en el paisaje.

Pude sentir como me observaba, pero no dijo nada, solo se limitó a poner Line Without a Hook-Ricky Montgomery y comenzó a tararearla mientras tamborileaba el volante.

Disfruté de la canción y de su compañía y al finalizar la canción rompí el silencio.

—¿A dónde vamos Nil? —por fin despegue la vista de la ventana para mirarlo.

—Espero que hayas traído vestido de baño —rio con burla.

Aún no procesaba la información cuando mire a mi alrededor y estábamos en una playa.

Yo estaba estupefacta porque nunca había venido a ella, es como si Nil conociera lugares desconocidos, al menos para mí. El cielo se teñía de gris y dejaba ver las estrellas y la gigante luna llena que se veía cerca de las aguas de la playa, la luz de la luna hacia un reflejo hermoso.

Estaba tan concentrada que no me di cuenta que Nil había bajado y estaba a mi lado con su mano extendida hacia mí.

—Vamos Lil —tome su mano para bajar del deportivo.

-—Wow, estás loco, son las 8 de la noche seguro que el agua esta helada. — reí mientras lo miraba.

—Igual nos vamos a bañar y no acepto un no como respuesta —sujeto mi mano y prácticamente me arrastro para llegar al agua.

—Espera —comencé a gritar para que se detuviera cuando estábamos más cerca del agua— No traje vestido de baño.

Lo dije como excusa, porque en realidad no quería congelarme.

—Yo tampoco; vamos, no seas cobarde Laia —dijo mientras me miraba retador.

—No soy cobarde —me cruce de brazos.

—Si claro —luego de eso no tardo en alzarme y ponerme como un costal de papas en su hombro.

—¡NOOOOO! —grite tan fuerte que mis oídos dolieron —está bien me meteré pero déjame quitarme la ropa.

Nil me bajo y comencé a quitarme la blusa y el pantalón, Nil miraba expectante mientras seguía mis movimientos. Al final quede en ropa interior.

—¡Estupendo! —dijo Nil al mismo tiempo que él hacía lo mismo.

Estábamos en ropa interior y nos metimos al agua y para mi sorpresa estaba tibia, no tenía frío.

Nil me tiro agua en la cara y yo se lo regrese, comenzamos una guerra como de almohadas solo que esta vez con agua. Nuestras risas no cesaron en ningún momento, estaba tan feliz de estar ahí con él, me llenaba de alegría y ahí me di cuenta que él también me llenaba de alegría hasta los huesos.

Salimos del agua luego de varias horas y nos sentamos en la arena a admirar la luna.

—Estamos como pasitas —le comenté mientras miraba nuestras manos.

Nil río.

—Te advertí que saliéramos antes –me acuso.

—No te quejes, igual te gustó.

—Sí, me divertí mucho, eres la mejor compañía del mundo –—me dijo mientras me regalaba su amplia y perfecta sonrisa.

-—Igual yo, gracias por aparecer en mi vida Nil —mire la luna, admirando lo hermosa que esteba.

—¿Qué? ¡Por qué no estas mirando la luna? —cuestioné al ver que Nil me estaba mirando a mí.

—Porque estoy admirando algo mucho mejor que la luna —menciono sin despegar sus ojos verdes de mí.

En ese momento fue como si viajara a otro plantea, sentía las típicas mariposas por todo mi estómago estremeciendo con fuerza, todo mi sentido común se descontroló, sentía mi corazón desbocado, como si se fue a salir por mi boca.

Gracias —dije avergonzada por su piropo.

—Podría decirte tantas cosas Laia, pero si te fijas en la forma que te miro deberías saberlo todo.