Final
Detuve el Jeep que compré especialmente para ahora tener en Santo Domingo. En la playa que mamá y papá estuvieron hace mucho tiempo, aquí donde cuantos amigos hicieron ambos, donde pasee junto a ellos durante mis primeros cuatro años de vida, y donde hoy me espera mi orgullosa venganza, la mujer de los ojos que me esperan con caricias, a la cual desee tener por esposa inconscientemente en cuanto la vi ser un mueble en las fotos de su familia, sabía que de alguna forma, esta chica cambiaría algo en mí, y como dice mi amigo Amir, todos tenemos un detonante que nos envía al túnel de la muerte, y Lola es mi detonante y mi túnel.
Al estacionarme tomé aire, me observé en el retrovisor, necesitaba pensar bien lo que haría ahora. Con Aruna, debo admitir, tuvimos un final bastante abrupto, desde ese día que la lancé al viento, es ella quien al pasar a mi lado no me ve, y por un lado me libera, pero por otro me atormenta, siento que fui un cobarde al haberla destituido de su honor, y de su familia, los cuales la recibieron con la condición de no saber nada más de mí o de mi familia. No siempre se puede ganar todo.
Cuando terminé de verme en el retrovisor observé mi reloj, las nueve de la noche en punto, el sol se está poniendo, mi camisa lila, y mis pantalones grises a juego con los que hoy serian mi calzado más limpio y apropiado bajé. Con las manos en los bolsillos me acerqué lentamente a la espalda de Lola, la cual delinee con la mirada, la deseo con todo mi ser aun cuando no se lo haga saber con mis palabras, sé que mis acciones si lo hacen.
Ella ha volteado lentamente, como si por alguna razón estuviésemos destinados a sentirnos. Le he sonreído levemente antes de extender mi mano para atraerla a mí y besarla con la efusidad que me permitía ahora que...
—Soy libre Lola, no por mucho, pero pretendo ser libre hasta que te enfades de nuevo.
— ¿¡Cómo!? ¿¡Entonces era verdad lo del divorcio temporal!?
He reído a carcajadas haciéndola caer a la arena, para luego encimarme y enseñarle un bonito anillo de oro con incrustaciones de esmeraldas.
—No me interesa que le llamen fanatismo Lola. Sin ti jamás he podido ser el mismo, así que abrázame ahora, y no me dejes ir o terminaré conmigo, porque ya lo ves, sin ti solo me ataco y me vuelvo un completo imbécil. Lola sé mi cable a tierra, ¿Quieres? Quizá a un nos falta mucho que recorrer, pero estoy seguro de que el amor o la venganza no nos encontró por casualidad.
Lola estaba ojiplática mirando el anillo en mis dedos, y luego a mí, de pronto pensé que quizá me estaba jodiendo y me diría que no, pero finalmente, pude ver cómo era que ella estaba llorando sobre mi camisa, y sin querer, ya éramos dos débiles que lloraban como niños, ¿Por qué nos costó tanto? ¿Por qué nos separábamos si nos queríamos tanto? ¡Que imbéciles!, pero a nadie más puedo culpar, fuimos más jóvenes, más ilusos que ahora, nadie nos enseñó cómo era amar, toda la vida Lola vio a su padre salir al trabajo, y llegar. Y toda la vida vi a mamá salir al trabajo, y llegar. ¿Qué ejemplos teníamos? Da igual, la vida a sopetones nos enseñó cuan fuertes debemos ser para afrontar al mundo que ahora nos pertenecía, ahora qué, seríamos una pequeña familia de a dos.
El sol se ha ido, y entre mis brazos, la he llevado a la mansión Alauî de Santo Domingo, nuestro pequeño gran nido, donde de hecho me he propuesto llenar de niños, no me importa cuanto tenga que gastar, quiero llenarla y para disfrutar a mis hijos, hacer todo lo que mi padre hubiese hecho conmigo, quiero ser feliz hasta que me muera con la mujer que elegí, y que Alá modelo para mí.
En sus ojos encuentro la paz, y en cada beso cargado que nos hemos dado esta noche, hemos subido la escalera sin dejar de abrazarnos, como tontos hemos caído en la alfombra de la habitación y mofándome de mi calidad de prometido dije:
—Princess Lola, se te cayó la corona.
—No, sólo la he cambiado por una de reina.
Su forma de hablar, y todo lo que me dice me traen en el universo alterno. Rodee en la alfombra dejándola sobre mí, y repasando los dedos de su mano derecha con mis labios, le he pedido:
—Desnúdate, y ofrécete para mí.
Lola se ha sonrojado, aquello era morboso, era nuestro. Llevé mi mano dentro de mi pantalón, y mientras ella me observaba quitándose la ropa con coquetería, comencé tocándome. Entre nosotros la imaginación no falta, y es que, nos debimos conocer antes, porque no hay explicación para todo esto. Me acerqué al borde de su braga y se la arranqué estando de rodillas frente a ella, besé su vientre bajo y su monte de venus. Sé que mi barba le provoca escalofríos, y es que no me la quito solo para disfrutar de su temblor corporal cada vez que la paso por su hendidura.
—Mírame Lola.
Subí lentamente hasta su rostro, y sin dar aviso, tiré de mi cinturón para atar sus manos detrás.
—Hoy pretendo dos cosas.
— ¿Cu... cuáles? —Preguntó con el bello erizado.
—Darte mucho placer, y traer un nuevo integrante a la familia Alauî-Colleman.
7 meses después
Desesperado miraba una y otra vez mi reloj, Lola no salía de su trabajo y la asesora ya nos estaba esperando. ¡Parece mentira que aun ahora se retrase! Hoy es un día muy especial, ya somos marido y mujer ante todas las leyes que conocemos, y gracias a eso, hemos podido hacer algo que deseábamos hace mucho.
Lola y yo estamos a un paso de conocer a nuestra hija, la niña se llama Diana, tiene cinco años y fue dada en adopción al nacer, su familia la abandonó allí, la asesora nos advirtió que Diana es una niña muy especial porque carece de confianza, pero es precisamente eso lo que nos movió a desear tener esa niña con nosotros.
Ofuscado toqué la bocina varias veces delante del edificio de Lola, como si en realidad me fuese a escuchar, pero es que me gustaba hacer enojar al conserje que para este tiempo ya es mi amigo.
— ¿Esperaste mucho guapo? —Preguntó apareciendo en mi ventana.
—Lo suficiente como para darte de nalgadas por la noche niña. —Respondí sin verla, pero ella lo sabe, esta es la escena que no quiero parar de vivir, nuestras constantes bromas.
— ¿Cómo crees que se lo tome? En realidad tengo nervios aun, ¿Le gustará nuestra casa? ¿Se llevará bien con mi familia? ¿Y si papá se pone gruñón?
—Lola. —La corté tomando su mano mientras con la otra conduzco— Nosotros seremos los padres, ¿A quién más le tiene que importar?
— ¡Tienes razón! ¡Pero es que no puedo evitar sentir nervios!
—Eres una chica bastante tonta, tendré que conseguirme una segunda esposa entonces.
— ¡Mirán!
Reí divertido, Lola era un atado de nervios. Mientras pintábamos la habitación de Diana, ella hablaba a cerca del Ballet, quiere llevarla a clases de Ballet ya que ella lo practicó de pequeña. También quiere darle un armario lleno de ropa nueva, y también desea que sea su modelo para probar una línea de ropa que ella misma confeccionará con las telas que le encargué al extranjero. En fin, Lola se lo ha planteado tan a fondo que ha estado usando un delantal que dice "Mamá pollo" en casa. Yo la dejo, pero a veces me preocupa.
La asesora nos saludó con una sonrisa cálida, y nos enseñó la ficha que habíamos llenado previamente para aclarar algunos puntos finales. Dicho esto, ella nos dirigió a una sala contigua en la que unos ojos color miel se nos asomaban curiosos detrás de un banquito.
Su cabello tenía ondas como las de mamá, y piel era de mi color, mixta.
—Diana... ¿No quieres saludar a el señor y la señora Alauî? —Preguntó la asesora extendiéndole la mano.
Diana, curiosa, dejó su oso de felpa sentado en la ventana que estaba a su altura y se acercó. Estando delante de nosotros sacudió levemente su vestido rojo y sonrió tímida.
Lola se puso a su altura y sonriéndole añadió:
—Diana, ¿No quieres que llevemos al osito a su nuevo hogar?, apuesto que encontramos una camita para él.
— ¿Para yiyi?
—¡Sí!, mira, este es mi esposo Mirán, es un poco gruñón, pero le gustan mucho los osos de felpa.
— ¿¡Qué!?
—Mirán... —Lola me observó enfadada y yo me puse a la altura de la niña también.
—Me gusta más ver Gravity falls.
— ¿¡Te gusta Gravity!? —Gritó eufórica la niña que rápidamente comenzó a saltar animada.
—En casa, tenemos las temporadas completas en netflix. —Terminé de decir.
— ¡Quiero ir!
Lola rió divertida al ver que la niña se me colgaba del cuello, y sin creérmelo, he sentido como un rayo me atravesó, sentí que este momento ya lo había vivido.
Perdí la noción del tiempo, cerré los ojos y Lola desapareció de mi vista y oídos.
—Mirán.
Una voz ya conocida me habló en la oscuridad, me voltee a ver para encontrarme con Papá.
— ¡PAPÁ! ¡Por Alá! ¡Te he buscado por tanto tiempo en mis oraciones que pensé estaba loco, nunca contestaste!
— ¿Qué crees que es muy fácil entrar a esta dimensión cada vez que quiero? Claro, de Agatha sacaste lo ílógico.
Papá rió, y yo como magdalena corrí a abrazarlo. Por primera vez sentí aquello que tanto me faltó, lo sentía muy cerca, tanto que su calor estaba junto a mí.
— ¡Hey! ¿No hay abrazos para mí? Me mortifique tantos años para nada...
La voz de mamá me hizo verla a un lado, y como pude hice que mis brazos los abrazaran a los dos.
—Ya magdalena, me manchas el traje. —Dijo papá que me revolvió el cabello.
—Yo los extraño tanto... Azeneth también ¡Será mamá! ¡Y yo tendré una hija!
—A Azeneth ya la enderecé pero ahora nos faltas tú. —Aseguró mamá.
—Tienes que saber hijo, que todo esto no sucedió por que sí, aunque no lo creas, todo tuvo un motivo bastante... ¿Particular? —Papá observó a mamá quien asintió.
—Existe un solo reloj, que cuenta la vida de todas las personas en el mundo, en él hay billones de nombres y épocas, y casualmente, fue el bis abuelo de Samir quien encontró ese reloj mucho antes de que nosotros existiésemos en este lugar.
— ¿Qué?
— ¿No escuchaste? —Papá alzó una ceja y negó.
—Descubrimos que el mundo tiene un ciclo particular, cada cierta cantidad de millones de años se reinicia el reloj y todos volvemos a aparecer, volvemos a conocernos como debe de ser, y tenemos vidas normales, donde de hecho nadie muere.
— ¿¡Por qué murieron entonces!? ¡No lo entiendo!
—Porque el bis abuelo de Samir comenzó a girar los palitos en nuestros nombres, en distintos lugares, y lo que es peor, en distintas épocas. Es por eso que vine a conocer a Agatha cuando ya casi tenía cuarenta, de otra forma, la hubiese conocido en mis veinte como debió de ser. —Dijo papá mirando a mamá que estaba jugando con una ardilla a su lado— ¿¡Agatha quieres prestar atención!?
— ¿Ah? ¡Sí!
—Esta mujer no cambia. Nada... —Se quejó papá sonriéndole.
—Samir y Vanja, fueron afectados cuando el bis abuelo giró en el nombre de Said y Rachel... y lamentablemente ustedes han sufrido el mal destino, por eso Lola y tú tuvieron tantos inconvenientes, pero sabes hijo, me alegra que aun con el tiempo desfasado, la distancia y el destino, ustedes le hayan dado una vuelta diferente.
No daba crédito a lo que escuchaba, todo se había liado por un reloj que encontró aquel bis abuelo. ¿¡M e estaban jodiendo!?
— ¿Entonces? ¿Qué sucederá ahora que nos hemos vuelto a encontrar?
—El reloj está perdido, y si sigue perdido, nos volveremos a encontrar en épocas distintas, con mil obstáculos otra vez... ¿A caso crees que ese tipo que tenía tu madre apareció por azar? ¡Nada de eso! ¡El tipo fue un truco más de las manecillas del reloj! El tipo debía nacer en Australia y vino a nacer en mi fecha de nacimiento en mi lugar del reloj, y yo en cambio, nací mucho antes pero no pude encontrar antes a Agatha.
—Necesito encontrar ese reloj. No quiero volver a pasar por todo esto. ¡Mamá! ¿¡Dónde encuentro el reloj!?
—El reloj podría estar muy cerca de ti... recuerda que, el bis abuelo Colleman puede volver a nacer ya que puso los palitos a su gusto, es claro que el viejo hizo de las suyas, y si nace, hallará nuevamente el reloj...
— ¡No puede ser!
Desperté en una sala de hospital, donde Lola preocupada me miraba tomando mi mano.
— ¿Qué paso? ¿Lola? —Mi mirada se achinó entonces, al ver detrás de ella a Samir, quién traía en sus brazos a un bebé.
—Mi amor, te desmallaste muy feo esta tarde que fuiste a buscarme al trabajo. ¿Estás bien?
— ¿Y diana? —Pregunté sin entender nada.
— ¿Diana? —Lola alzó una ceja confundida.
— ¡La niña pequeña! ¡De cabello en ondas! ¡La del osito!
—Cállate Mirán, estás en un hospital, ¿Qué no ves que el niño está durmiendo?
— ¿¡Qué niño!? —Me senté en la camilla con dificultad.
—Mi amor ¿No recuerdas a nuestro ahijado? Es el hijo de tu hermana Azeneth y Dylan... ¿Mirán? Te pego fuerte la azúcar esta vez... debes de dejarla. —Advirtió Lola.
Suspiré, de seguro todo había sido un sueño producto del desmayo, como pude me acomodé para ver al bebé, era muy parecido a Colleman.
—Por desgracia se parece a mi suegro, pero no te preocupes pequeño, te voy a llevar a donde un brujo para que te quite la mala cara.
— ¿¡Qué dices!? —gruño Colleman.
—Mirán... —Lola hizo una seña para que cerrará la boca, y así lo hice, estoy todo un mangoneado.
—Agradece que te dejé casarte con mi hija monstruo.
—Lo quiero mucho suegro —Dije con sarcasmo abrazando por la cintura a mi mujer.
Cuatro años después
— ¿Es positivo? —Pregunté del otro lado de la puerta. Hoy, Lola se hacía por enésima vez un test de embarazo, empezaba a creer que uno de los tenía problemas para tener bebés.
Ella ha salido entonces con el test en la mano, llorando apenada negó.
¿Por qué no podíamos tener hijos? Apenado la abracé devuelta.
—No te preocupes... lo intentaremos nuevamente...
—Pero... es que ya no sé qué sucede Mirán...
—No importa qué suceda, estaremos juntas pequeña. —Besé su frente y sus mejillas.
— ¡No sé que sucede para que seamos bendecidos así! ¡Tengo cinco semanas! —gritó enrostrándome el test en la cara.
Sin creérmelo tomé el test y lo repasé mil veces, la alcé de la cintura y caímos rodando por el pasillo. ¡Al fin seriamos padres!
Baje a toda prisa las escaleras y busqué en el patio trasero a mis suegros que jugaban polo con Azeneth (Hoy es el día en que mi pequeño ahijado viene a vernos, por supuesto sin su maldito padre.)
— ¡Seremos padres! ¡Lola está esperando de cinco semanas! ¡En tu cara Colleman!
— ¡Te demoraste mucho! —Dijo sonriendo, se acercó y nos palmeamos la espalda con orgullo.
— ¡Felicitaciones hermano! —gritó Azeneth que ahora estaba nuevamente embarazada del maldito de Dylan, hay personas que no aprenden.
— ¡Hay que celebrar entonces! ¡Que mi pequeño nieto está aquí y que mi Lola será madre! —Dijo mi suegra— Esperen... ¿Dónde está mi nieto?
Todos comenzamos a buscar por la extensión del patio, pero nadie veía nada. Rápidamente nos dividimos buscando por toda la mansión, parecía ahora más grande ya que buscábamos a alguien tan pequeño.
Subí a la planta tercera, donde teníamos las cajas de la mudanza, dudo que el niño esté aquí, pero Lola insistió en que subiera.
— ¿Dónde estará? —Pregunté mirando el alrededor lleno de cajas
Rápidamente identifiqué el sonido de pasitos que me hizo voltear, aquí estaba.
—Pequeño travieso, ¿buscabas que nos diera un ataque o matar a tu abuelo? Si es eso, piérdete más seguido —Bromee divertido.
—Mira. ¿Qué hola es?
Divertido miré el juguetito que llevaba, parecía un reloj insignificante lleno de puntitos.
—Haber... son las seis.
— ¿Las sei de quén? —Preguntó medio mal, aun no pronunciaba bien.
— ¿Cómo que de quién? —Confundido tomé el juguete y me acerqué los puntitos lo más cerca que pude, pero no lograba ver bien.
Extrañado, saqué una lupa de una de las cajas y comencé a leer, en los puntos habían letras... ¡NOMBRES! ¡ESTABAN TAMBIÉN NUESTROS NOMBRES!
—No puede ser...
Observé anonadado al niño.
— ¿¡Eres el abuelo Colleman!? —Pregunté asustado.
El niño sonríe y se echa a correr sin comprender nada, y yo, que parezco idiota negué, no podía ser posible, quizá, solo fue una mala broma... quizá fue un espejismo. ¡Cómo sea! ¡Este era mi tiempo y lo viviría!
Tomé al niño y bajé en busca de los demás, ese reloj se quedaría en esta tercera planta, de aquí no se movería.
JavieraJames2604
Epílogo
—Finalmente Mirán encontró el reloj, y no nos ha creído, ¿Qué dices pequeña? , ¿Lo asustamos?
— ¿Qué estás pensando Mohammed?
— ¿Cómo que qué? ¡Volvamos a nacer! Quiero volver a conquistarte, y sobre todo quiero volver a sentirte pequeña, aunque tenga que volver a reunir mi fortuna y darte la mejor vida, me la juego de nuevo.
— ¡Oh ya duérmete viejito!
— No seas aguafiestas, vente.
—Tengo una mejor idea —Dijo Agatha corriendo las manecillas a los lugares correctos— vamos a darnos una oportunidad nosotros, pero también todos los demás. Y además, vamos a devolverle este reloj a Alá, le pertenece, ya lo han usado mucho para generar desgracias.
—La única desgracia que me ocurrió fue conocerte y tener tan buenos amigos e hijos. Aun cuando uno está más descarriado que el otro, ¡Que desgracia más buena!
Y sin dudarlo más, hemos tomado el reloj, volveríamos a nacer, solo faltan tres años más para que Mohammed y yo volvamos a nacer en algún lugar del mundo, sí, tenemos fé en que nos encontraremos, daremos una nueva oportunidad para que todos y a cada uno, podamos ser felices... y podamos dejar de estar, en el tiempo equivocado.
Fin
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