¿De qué iba este sujeto? Si creía que yo iba a seguir sus órdenes y llevarle a Lola cuando él quisiera estaba equivocado. Sonreí mientras la veía estirarse, parecía un pollo elástico haciendo yoga.

—Deja de estirarte, te aseguro que no vas a crecer más. —Dije ahora tomando su cadera y acercándome a verla.

—Entonces... ¿C-cómo era manejar?

—Conducir es fácil, lo difícil será hacer entender a una cebolla. —Comenté divertido soltándola— Bien, lo primero es que vengas hasta el piloto y te sientes, quiero ajustar el asiento a tus piernas cortas de pollo.

—¿Disfrutas insultándome? —Logró decirlo, y yo que pensé no se atrevería. Divertido, así me hacía sentir, y eso se agradece.

—Ven aquí. —Ordené tomando el dorso de su mano derecha y haciéndola entrar con la sutileza que, por alguna razón le estaba dando. No sabía si era venganza o dolor... pero tampoco me nacía hacerle daño físico.

Cuando ha subido, pasé mi mano por en medio de sus piernas en el asiento. No soy ningún tonto... he visto como su pecho se infló y sus mejillas se fueron a la luna. ¿Pero qué pasaría si mis manos avanzaran por entre sus piernas ahora? ¿Me dejaría hacerlo o me detendría?

Las ganas crecen, la miro, sus ojos se encuentran con los míos. Pero no soy capaz de unirlos ahora, por alguna razón creo que la mano volverá a interponerse entre nosotros y acabaría humillado. Negué y la acerqué al volante quitando mis manos de en medio.

Rodeando el deportivo me subí al copiloto y hablé sin verla.

—Lo primero que haces cuando te subes al automóvil es verificar que los cambios estén en neutro. Jamás debe estar en ningún cambio, aunque si estuviese en primera, asegúrate de que vuelva a estar en neutro.

— ¿Qué? —Su cara de confusión me hizo gracia, entonces tomé su mano y la guié hasta el mando de cambios.

—Estos son los cambios... en este deportivo llegan hasta el séptimo cambio, en autos comunes hasta el sexto... Lo llevas de adelante y hacia atrás... con toda confianza de enganchas, jamás dudes de tu mano. ¿Lo has entendido?

—S-sí...

—Bien, a continuación te pones el cinturón de seguridad. —La vi entonces moverse torpemente, ahora veo que en realidad no la han dejado vivir, cuando ni siquiera sabe cómo enganchar bien el cinturón. Aquello me dio algo de pena, ¿Por qué eran así con ella?— Lola, ¿Alguna vez has ido a algún lugar que no sea precisamente los ángeles?

—No, papá insiste en que debo de mantenerme a su alcance, entiendo que soy su tesoro, pero me asfixia... Supongo tu viajas mucho...

—Pues... —Lo pensé un momento, ¿qué debía decirle de mí realmente?— Viajo mucho, pero porque tengo mis propios negocios que heredé de mi padre, él murió cuando yo tenía cerca de cinco años, aun así tengo los mejores recuerdos con él...

—Oh... lo siento mucho...

—No, no lo sientas —Dije ahora más serio, no quería demostrarle debilidad— Entonces, repíteme todo lo que te he dicho.

Así, han pasado cerca de cinco horas, son las 23:30 Pm, y ninguno ha mirado su teléfono, no me olvidé de la reunión con la mafia, pero no quería irme ahora, estábamos hablando a cerca de algunos lugares a los que podríamos ir en cuanto ella pudiese sacar la licencia de conducir, y yo por mi parte le prometí, no sé por qué, llevarla al final del mundo...

— ¡No! ¡Ya son las 23:30! ¡Carlos debe estar esperando aun!

—No te preocupes, en veinte minutos estaremos ahí. Hablaré yo con tu padre si es necesario. —Me adelanté a decir cuando aceleré— ¿Crees que me malinterpretará por la hora?, simplemente le diremos que soy tu maestro de lengua extranjera y que te has quedado al ensayo de alguna competencia internacional de idiomas. ¿Ok?

Lola asintió temerosa, estaban sus piernas muy tensas, ¿Qué tan terrible podría ser su padre?

Cuando estábamos llegando, vi como estaba su padre afuera hablando con una patrulla de policías, su madre estaba como cotorra dando sus datos, y el lame bolas de Carlos, que ya nos ha visto, sacó a Lola casi del brazo para abrazarla. Ofuscado me bajé dando un portazo y acercándome a él:

—¿Qué te pasa? ¿Es tu mueble o qué? No vuelvas a bajarla así en mi presencia o te aseguro no existes más... —murmuré esto último haciendo que lola se separase con la delicadeza de antes.

— ¡Lola Colleman! ¿¡Te has venido en ese auto con este tipo!? —Su padre me miró con cara de fuego en el desierto. Su madre por su lado la ha arrebatado de nuestro lado y la ha dejado tras de ellos.

—Vino conmigo porque de hecho, este tipo la dejó tirada... ¿Qué remedio tenía? —Pregunté alzando una ceja cuando vi que Carlos se defendía con los argumentos que de hecho sonaban más convincentes.

— ¡Aléjate de mi hija! ¿Quién te crees?, aparecido de mierda... ya bastante tenemos con que Lola desee ser un ave libre. ¿Ahora vienes tú a pervertirla? ¡No te lo permito! Aléjate si no quieres que este jueguito tuyo acabe en tragedia... porque no me das miedo niño.

—Tampoco me da miedo señor Colleman, pero sepa una cosa... —Miré a Carlos y luego al hombre mayor y afirmé sin titubear— Lola no será el mueble de nadie mientras yo esté presente. ¡Buenas noches! ... Señor.

Subí ofuscado por lo ocurrido. Me daba un asco del demonio ver como la sobreprotegían, y sobre todo, me daba de cabeza en el volante porque había abierto mi boca más de lo que debía.

JavieraJames2604