Capítulo 3
—Lola ¿De verdad usarás eso esta noche? Yo creo que te verías bien en un traje sastre, no hay por que usar un vestido forzosamente.
—Claro, yo debo usar un pantalón mientras tu vas con tus pintas de motorista ¿no? Olvidalo, además mamá me ayudo a buscar este hermoso vestido ¿No es preciso?— lo sostuve por los hombros apartándome del espejo de cuerpo completo para mostrar a Dylan como se me vería.
—Si es muy mono, pero eso complica mi trabajo, más moscones que ahuyentar —lancé la prenda a la cama colocando mis manos en jarras.
—¿Quién te dijo que hicieras eso? No solo pierdes el tiempo, me molesta que hagas eso, algún día conoceré al chico indicado y ni tu ni mis padres podrán impedirlo —el muy bribón sonrió caminando a la puerta.
—Eres mi única hermana caramelo, te guste o no, siempre cuidaré tus espaldas.
Tomé un cojín dispuesta a golpear su cara, pero fue más rapido cerrando la puerta, esta noche es la inauguración del casino, pero ni aun así me permiten faltar a clases, el campus al que asisto es enorme, no solo por su inmenso terreno, también por que apartir de este año pondrán en funcionamiento el nuevo edificio para Universitarios. Subí al auto de Dylan que me esperaba como siempre, a mi no se me permitía conducir, mi padre tiene miedo que sufra algún accidente, yo digo que exagera, pero su temor proviene del pasado, me parece que él tuvo alguno hacía años.
—Quiero aprender a manejar un auto— espete molesta mrando por la ventana.
—Me lo dices a mi ¿Po que...?— me volví a él con una sonrisita batiendo mis pestañas— No, olvida esa locura lola, si te enseño nuestro padre no solo me dará una reprimenda, me quitará el auto y de eso nada preciosa.
—Estoy tan irritada con todos ustedes, Les agradezco que me amen y me cuiden, pero ustedes ya rayan en la locura, dentro de poco seré mayor de edad y planeó salir de casa, independizarme— mis palabras hicieron que mi hermano detuviera el auto de golpe.
—Deja de pensar locuras, lola, cielo se que quieres conocer el mundo, pero creeme que esta más podrido de lo que te puedas imaginar, te amo, eres mi hermana y si por mi fuera te dejaría eternamente en tu burbuja, si alguien te lastimara juro Por Dios que partir su cara será poco.
Asentí, esta conversación era la misma de toda la vida, y no dudaba ni por un segundo que Dylan llegará a tal extremo por mi, de hecho, hace un año estaba por confesarme a un chico, pero él había apostado con su grupito que se podría acercar a la "imposible" la gente piensa que no lose, pero así es como me llaman para burlarse de mi, de la excesiva protección de mi familia, mis ojos amenazaban con llorar así que obviando todo me coloque los cascos para escuchar algo de música, sin duda las melodías podían sanar el corazón, busque entre mi playlist hasta hallar una canción que adoraba, sin miramientos le he dado reproducir escuchando a Annette Moreno con "PRINCIPE AZUL" habitual en mí, me puse a cantar mientras de reojo miraba a mi hermano sonreír con algo de pena.
Deseo en una estrella, tú eres lo que soñé, mi corazón un vuelco da...
brilla, brilla, brilla, eres mi estrellita, juntos vamos a alumbrar...
y cayó... del cielo... una estrella que despertó mi amor... y me dijo
que era bonita y con el tiempo fue mi príncipe azul...
mientras cantaba y pensaba un poco en la letra la melancolía me inundo, o al menos hasta que la letra termino llegando a la escuela, todo seguía su cotidianidad y mis amigas esperaban por mí en el estacionamiento, me despedí de Dylan que no tardo en coquetear con las chicas, todas caían y las compadecía un poco, acercándome a ellas nos dimos un beso en cada mejilla, teníamos que ponernos al corriente con lo ocurrido este fin de semana, yo escucharía de sus parejas sentimentales y me mantendría en segundo plano como siempre.
caminando por los jardines levante un momento la vista un instante, como pasa en las películas en cámara lenta un chico pasaba ante mí, su rostro me era familiar, pero no recordaba de donde, en ese instante nuestras miradas se cruzaron, a lo que desvié la mía, una tontería seguramente.
—Lola ¿Qué miras? Como sea, estamos hablando de la fiesta de esta noche, mi hermano Carlos quiere conocerte, le he prometido que los presentaría y bailarías con él ¿hay algún problema con ello?—pregunto Lena mi mejor amiga
—No tengo inconveniente, me gustaría conocerle, me has hablando tanto de Carlos que ya tengo curiosidad- trate de buscar con disimulo al joven de hacía unos minutos pero ya no estaba ¿sería mi imaginación?
La escuela termino y volví a casa para alistarme, mi madre había contratado a dos maquillistas profesionales, me deje hacer de todo por ellas, al final del arduo trabajo el resultado fue hermoso, mi vestido lila de encaje combinaba con el maquillaje y peinado que consistía de una cola alta con un crepe bien arreglado, me fascinaba, los tres arreglados nos pusimos en marcha directo al casino donde mi padre esperaba por nosotros, al llegar como siempre besó a mamá con adoración y palmeo el hombro de mi hermano con orgullo mientras que a mí me sonreía y extendía su otro brazo a lo que no dude a correr y abrazarlo ganándome un beso en la frente, amaba a mi padre pero siempre sus muestras de afecto eran de ese modo, como si tuviese cinco años.
—Este es un gran día para nuestra familia, por favor pasémoslo bien, vayan con sus amigos y lola... mucho cuidado
-Lose papá, lo tengo grabado a fuego, tranquilo- mis palabras se escuchaban tan escuetas y ellos lo notaban, nunca he ocultado mi inconformidad, pero justo ahora estaba feliz por no tener que estar a su sombra así que fui en busca de mis amigas, al hallarlas hemos hablado y bailado como descocidas, pero en cierto punto estaba sedienta así que fui por algo de beber, ella sección de bebidas tome una piña colada pero sin alcohol, yo no bebía.
—Así que eras tú la de Massimo Dutti, mira lo que son las casualidades de la vida, además de ser una hija de papis, eres la princesa del cuento, no tomas alcohol, pero hablas como trailero, rara combinación —casi escupí la bebida al escuchar aquello
—¿De qué hablas? no te conozco de nada- la verdad es que si, ahora que lo tenía cara a cara lo reconocí de inmediato
—Me mandaste a la mierda ¿lo olvidaste ya?
Justo ahora deseaba que la tierra me tragara y me escupiera en una paradisiaca isla, pero nada, aquí seguía con la cara ardiendo de la vergüenza por mi osadía, mordí mi labio señal de los nervios recordando lo ocurrido, la atenta y curiosa mirada de mi padre me hizo saber que tenia que hacer algo o se acercaría
—En verdad me disculpo por eso, mmm... ¿Quieres bailar? tómalo como in tratado de paz- pero antes de siquiera escuchar su respuesta ya lo estaba arrastrando a la pista de baile
SantVict
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