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Capítulo 20

Haber visto a Lola fue una maldición, no logré dormir nada, y encima de todo mañana tendría que ir a ver a quien fuese a tomar por segunda esposa. Mis pensamientos están rodando por la ventana mientras trato de no moverme demás para no hacer ruido y despertar a Aruna.

Si Lola se casaba no habría ninguna vuelta atrás, pero es que ya tampoco le veía vuelta, había perdido su confianza y mucho más. Cansado de esta situación decidí una sola cosa por el momento:

Un viaje con mi esposa y la segunda (que no será segunda hasta dentro de un mes de prueba, sí, he pedido un mes de prueba sin mayores miramientos, sólo una salida con ella para decidirme.) Lejos de los ángeles donde me encontraría a Lola en todos lados, aun cuando el lugar fuese muy grande, se ve reducido si los dos estamos aquí.

—Mirán...

La voz de Aruna me hizo voltearme algo enfadado, me enfermaba que despertase también cuando sólo quiero pensar.

—Mirán, ¿Estás pensando en ella?

Aruna es mujer, no es ninguna tonta, sabe bien que pienso en Lola por la noche, que miro el collar que pensaba regalarle, y que compré una nueva perla en anillo solo para recordar esa salida que tuvimos.

— ¿No te basta con tenerme atado todo el día, sino que también quieres tenerme de noche?

—Mirán, olvida a esa mujer, solo te trae desgracia y un muy mal humor... por favor, dale una oportunidad a esto... mira yo no quiero hablar con un jeque porque de verdad te quiero como mi esposo, estoy enamorada de mi esposo...tú no lo recuerdas pero, cuando aun era una niña, tú y yo íbamos juntos a la mezquita con nuestras familias... tu padre era amigo de mi padre... y cuando él murió —Alcé la mirada a la de ella al escucharla hablar de mi padre— yo estaba ahí, tratando de ser un apoyo para ti, Mirán... desde siempre me has gustado, no he olvidado ningún sólo momento, ni siquiera cuando tomabas mi mano en la mezquita...

Escucharla hablar me ha traído más de un recuerdo, pero era cierto todo lo que decía pues rápidamente me fui al pasado y la recordé:

13 años atrás:

—Mamá, ¿Papá dónde está?

—Papá... —Mamá está algo triste, sus ojitos están hinchados de tanto llorar, pero aun no entiendo por qué— papá está muy cansado Mirán, quizá tenga que dormir por mucho tiempo...

— ¡Papá nunca está cansado! ¿Dónde está, mamá?

—Mirán, está durmiendo, sí... por favor hijo, no preguntas más... —Insistió mamá levantándose mientras se secaba sus lágrimas.

Esa tarde estaba jugando con mis dinosaurios, estaban Abdul, Nazat y Gonur. Uno era el imponente tiranosaurio, el otro era un velocirraptor, y el último era un Carnotaurus.

—Entonces el imponente rey de la selva avanza en dirección que el aroma de la presa se acerca, ¡Está muy cerca! ¡Y paf! ¡Se lanza y le tritura el cuello! Es una nueva victoria segura para el rey lagarto, ¡El tiranosaurio rex alías Abdul del norte!

—Hola mirán —Alcé la mirada y vi a una mujer de unos cuarenta años con cara rendonda que me sonreía, yo le sonreí devuelta y ella habló— ¿Podrías jugar con Aruna un rato?, necesito hablar con tu mamá unos minutos...

Observé a la niña de pelo claro que miraba el piso y accedí sin pensar, no me molestaba su presencia. Enseguida ella tomó a Abdul pero no me ha gustado nada, es mi dinosaurio así que se lo quité y le di otro.

—Tú juegas con este. —Dije sin mirarla.

—Me gustan los dinosaurios...

— ¿¡Cuál te gusta!? —Pregunté alucinado, a las niñas no les gustan los dinosaurios.

—El Jirafattitan...

— ¡Pero ese es muy aburrido!

—Pero... puede aplastarte con sus grandes patas... y golpear con su larga cola... o alcanzar cosas con su cuello largo...

—Pensándolo así puede ser, pero igual el tiranosaurio se los come.

— ¡Eres muy cabezota!

— ¡Y tú una débil! —Enfadado la empujé y la hice caer, ella se limpió y me empujó devuelta— ¿¡Quién te crees!? ¿¡No sabes quién soy yo!?

— ¡Pues no! ¡Y no me interesa saberlo!

— ¡Soy un Alauî! ¡No pongas tus manos sucias de nuevo sobre mí!

En ese instante la puerta fue abierta hasta atrás, ella y yo nos quedamos viendo con atención cuando una cosa café, parecida a un cajón café entró en casa, y detrás, muchas personas con flores e igual de tristes que mamá. Enseguida mi mirada se fue a mamá que gritó muy fuerte abrazada de la mamá de esta niña. Me acerqué a ella y tiré de su vestido, ella me miró de reojo y volvió a secar sus lágrimas.

—Mamá, ¿Por qué lloras?

—No pasa nada mi amor... no pasa nada...

—Mirán... —La niña tras de mí me habló apenada, yo no entendía nada. Pero me causaba mucha curiosidad esa caja café larga.

Cuando mamá se alejó de nosotros a la cocina a preparar café con la mamá de la niña Aruna me acerqué lentamente a la caja café que estaba algo en altura. Divertido tomé una silla, como no había nadie aquí aun, me permití abrir la caja con impaciencia, quería saber a toda costa que era.

Al ver el rostro de mi papá frente al mío lo vi dormir, en verdad estaba durmiendo, mamá no me mintió.

—Papá ¿Vamos a jugar con Abdul? Quiero que sepas una cosa, yo no lo creía, pero creo que los dinosaurios son parientes de las gallinas.

Al ver que papá seguía dormido moví un poco la caja café y golpee el vidrio que nos separaba un poco.

— ¡Ya papá! ¡Despierta! Estoy aburrido, mamá no hace nada más que llorar. ¿Por qué no quieres despertar? —Sigue sin despertar, lo moví más, pero se resistía— ¡PAPÁ! ¡PAPÁ! ¡MOHAMMED! —Era mi última opción, se enoja conmigo cuando lo llamo por su nombre

— ¡MIRÁN! —Mamá me sorprendió, parecía horrorizada y me alejó de la silla y de la habitación en donde está papá— ¡No vuelvas a venir a esta habitación!

— Papá está realmente muy cansado...

— ¡Ay hijo! No vuelvas a venir aquí... por favor.

Asentí a lo que mamá dijo, esa noche la niña Aruna se quedó con su mamá, la casa estaba llena de personas, yo estaba cansado así que le pedí a mamá que me fuera a acostar. Enseguida me arropó y me contó que nuevo dinosaurio encontró ella en el jardín, divertido la abracé, pero enseguida, vi a Aruna entrar con su mamá, la niña iba en pijama.

—Mirán, por esta noche tu amiga Aruna dormirá contigo, por favor sé bueno.

—Mamá... no es mi amiga... —Murmuré bajo para que no nos escuchara.

—Mirán... sólo esta noche, necesito quedarme con la mamá de Aruna a ordenar el despacho de papá... ella me ayudará, ya vez papá está dormido.

—Está bien...

Mosqueado me acosté dándole la espalda. No me gustaba para nada esta niña. Pero en medio de la noche me hizo despertar, estaba recogida como gusano.

— ¿Qué te pasa?

—La oscuridad me asusta...

— ¿Y qué quieres? Es de noche. —Respondí más mosqueado que antes.

—Mirán, tengo miedo...

Rodé los ojos y me voltee a verla, tomé su mano y cerré los ojos.

—Duérmete.

Cuando la recordé sentí que mi corazón volvía a latir, era cierto, yo había sido así de tierno con esa niña, esa niña que ahora es Aruna, la mujer. Traté de obviar a Lola ahora mismo y me recosté a un lado de Aruna tomando su mano, quizá podría olvidarla, y si no la olvidaba, al menos crearía una nueva historia.

Esta noche volví a dormir, pero no fue hasta el primer rayo de sol que desperté y me duché en compañía de Aruna que me besaba la espalda, me voltee un poco y le dejé un beso en su frente con una sonrisa.

—Espero que la pasemos bien Aruna, espero que de algún modo creemos la historia que pides...

—Así será vida mía.

Cuando terminé de vestirme y ella también fuimos por la chica de la otra familia, hemos pedido la salida que me prometieron, y junto a la chica llamada "Betania" fuimos hasta Miami en el Jet Privado.

Aquí he quedado horrorizado, las mujeres andan casi desnudas, parece más Sodoma y Gomorra, todas andan en bikini o algo así, al menos toleraba los shorts, pero bikinis... eso ya era mucho. Aruna gritó cuanta bendición le salió por la boca al verlas pasearse, y Betania que era una chica tímida al extremo se cubrió la boca impresionada.

Caminé con cada una del brazo y llegando a un restaurante a la orilla de la playa nos sentamos en una mesa de tres.

—Bueno, si al menos la vista nos alcanza para ver algo rico en un plato, habrá valido la pena. ¿No crees Betania? —Pregunté mirándola, la chica poseía unos ojos azules preciosos, casi parecían joyas, aunque lo cierto es que no llevaba ninguna.

—Valió la pena salir con ustedes dos... contigo. —Afirmó al último.

—Mirán es un buen marido Betania, ya verás. —Aruna pasó una mano por mi hombro y yo le guiñe. Trataría de ir en paz.

Tras pedir nuestros platos y esperarlos por cerca de 15 minutos comenzamos a degustar los tres.

Una música animada me hizo sonreír, recordaba cuando bailaba con mamá esa música latina. Miré a la pista y parecían todos animados bailar, pero mis ojos se fueron por unas piernas definidas que bailaban como sin su dueña, y cuando me fui a encontrar con su rostro y con las manos de otro tipo en ella apreté la mandíbula. Lola se había vuelto una exhibicionista, una cualquiera. ¡Qué asco de mujer!

Aruna que pareció notar a quien observaba rápidamente propuso:

—Bailemos vida mía.

— ¿Qué?

—Bailemos.

—Yo no bailo esta mierda.

—Entonces pidamos algo nuestro.

La osadía de esta chica me dejó medio sacado de onda, pero dispuesto a joderle a Lola la cita o lo que fuera me levanté y le dije a Betania que viniera también.

Aruna se acercó al tipo que ponía la música, y cuando comenzó a sonar la hermosa melodía de Reyhani (Mardin Çiftetellisi) todos posaron sus ojos en mi esposa que comenzó a bailar como lo hacen las mujeres para su marido en nuestro país, claro, esta mierda no debía de ser porque eso queda solo para la intimidad, pero me daba igual, no quería detenerla. Betania por su lado, comenzó a hacer lo mismo, y mientras me rodeaban bailando yo alcé los hombros chasqueando los dedos. Baile típico, movimiento típico, pero lo que no era nada típico era lo que estaba por hacer.

Divertido al acabar la canción, tomé la mano de Betania, y le di el anillo con la perla que había comprado para recordar a Lola, besé sus nudillos a vista y paciencia de Lola, y tras hacerlo, sonreí a esta última con descaro. El anillo no significa nada, es un mero obsequio para Betania, la devolveré tras esta salida, pero mejor que Lola pensase que ella no era la única que podía olvidar.

JavieraJames2604

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