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Capítulo 17

En el parque Carlos y yo tonteabamos con helado, este me llenaba del frio postre la nariz y chupaba, la verdad me daba cosquillas cosas que me hacía reír, con él estoy viviendo una relación dulce, divertida y que me llena de alegría, continuamos así hasta que ambos teléfonos sonora ¿Pero que? Nos hemos mirado extraños, cada uno saco su móvil, por mi parte me quería morir al leer el comentario, pero Carlos, él estaba molesto.

—¿Como se atreve? Es que es tan canalla que no le basta la humillación que te hizo pasar, ahora planea hacerlo público —tiene razón, el comentario tenía varias reacciones ya.

—No le prestemos atención, no vale la pena, tengo una mejor idea— rápidamente fui a la bandeja de salida mandando un privado.

Princesa_Lola_CH

Como te lo dije algún vez, vete a la mierda, no tengo más nada de tu interés, ahora soy feliz con un verdadero hombre que no me encuentra insípida.

Okay, lo último estaba además, en todo este tiempo Carlos nunca me ha faltado ni insinuado nada, cosa que le agradezco, las crueles palabras de Mirán me habían generado cierta desconfianza en mi cuerpo, no estaba segura de complacer a nadie.

—Pido al cielo no encontrarlo, con las ganas que tengo de hacerle pagar su cobardía.

—Esta bien, ahora vamos a bloquear a esa rata inmunda— ambos soltamos la carcajada por el sobrenombre, pero me engañaba a mi misma, podía bloquearlo, insinuar que había sido de otro, pero lo cierto era que ver su nombre aceleraba mi corazón, maldito que no se dejaba gobernar por mi sensata mente que dictaba odiarlo— vámonos, debo volver a casa, tú padre es muy estricto y no quiero quedar mal en mi trabajo.

—¿Te explota?— cuestionó mi novio casi alarmado.

—No, claro que no, solo debo empezar mi día desde muy temprano, ya sabes, la preparatoria, las tareas, el trabajo, es muy agotador.

—Seguirias viviendo como lo que eres, una princesa si la ambición de otro no los hubiese alcanzado.

Sonreí débilmente ¿Que podía hacer? Nada, salvo seguir con mi vida, llegamos a casa donde me despedí con un tierno y corto beso, la casa estaba en silencio, no habia nadie, cosa que me hizo recordar que mis padres cenarían fuera, subiendo las escaleras el ruido de carcajadas en la habitación de Dylan llamó mi atención, soy curiosa, y eso me llevó a escuchar tras la puerta a mi hermano hablar con su mejor amigo Luis.

—Como te lo digo, es que esa niña no entiende—se ha callado por unos momentos escuchando —Ni loco amigo, sí, no te voy a mentir, esa chica hace unas mamadas de ensueño, es candente y aunque no dudo que tirarmela sea placentero, prefiero abstenerme— ¿De quien hablara? No niego que me incomodaba su conversación, pero quería saber quien era esa chica— ya te digo, la muy infantil va de tipo en tipo para causarle, yo se que... Pero no, nunca, jamas de los jamases sería posible algo serio con Azeneth Alauî— escuchar ese nombre me hizo perder equilibro dando de narices contra el suelo mientras abría la puerta por completo— te llamo luego.

—Lo siento, yo solo...— me puse de pie rápidamente sacudiendo mi ropa.

—Tu solo estabas escuchando ¿Pero que te pasa lola?

—La pregunta es ¿Que te pasa a ti? La hermana de Mirán ¿En serio? Hermanito, no soy quien para decirte que hacer con tu vida privada, pero no con ella, esa maldita familia nos jodio.

—¿Te piensas que no lo se? Mira caramelo, yo no me meto en tus cosas y tu no lo haces en las mías, solo te diré esto, esa niña Alauî no significa nada para mí, y creeme que ella esta más que consciente— no negaría que me sentí un poco más aliviada.

—Bien.

No obstante continuamos la charla más calmados, le he contado lo del comentario de Mirán, su reacción fue la misma de Carlos, cosa que me corroboraba que mi decisión de bloquearle era la más acertada, le desee buenas noches a Dylan y fui a dormir.

La siguiente mañana me aliste para la escuela y llevé un juego extra para el trabajo, mi familia ya no desayunaba juntas, ya no nos dábamos ese lujo de perder tiempo, tomé cualquier cosa del refrigerador y fui al auto para conducir a la preparatoria, creo que comienzo a perder peso, ya no como con regularidad, no me incomoda, aquello puso mis curvas en su lugar, pero Carlos se preocupaba por mí.

Bajé del auto y fui a la cajuela para tomar alguna cosas, pero apenas la cerré y gire, ya estaba aprisionada por el causante de mis desgracias.

—Suéltame si no quieres una patada en los huevos de nuevo.

SantVict

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