Capítulo 21
Narra Janisse
Mi día está resultando ser un completo asco. Llegué esta semana con mucha energía después de un fin de semana de trabajo productivo y realmente hoy, no me estaba yendo como yo esperaba.
Para comenzar, me expulsaron de dos materias en plena clase, en frente de todos los estudiantes haciéndome pasar vergüenza. En la vida me habían expulsado de un aula y resulta que hoy fueron dos.
Lo de menos son las materias, lo que me jode es que no fue mi culpa. En esas dos materias, Cristián y yo coincidimos en el salón. No me dejaba en paz y eso provocó más de un regaño por parte de los profesores antes de expulsarme del aula. Parece que su nuevo pasatiempo es hacerme la vida imposible en lo que queda de preparatoria.
Salgo una hora antes del colegio por motivos razonables. En la última materia del día también está el innombrable y no tengo intenciones de ir por tercera vez a la dirección en un día, dos fue el colmo, no más.
-Estamos tan conectados, que hasta para faltar a la última clase, coincidimos -dice arrogante. Para mi mala suerte, estamos solos en el estacionamiento pues todos deben estar en la última clase como ya mencioné.
Queriendo ignorarlo sin importar que meesté hablando, paso de largo a su lado, deseando que me dejé en paz. Cada día me convenzo más de que alejarme de él es la mejor decisión que puedo tomar en este momento.
-¿Qué mierda estás haciendo? -chillo, tratando de no demostrar lo asustada que estoy. Me ha jalado del brazo con fuerza para arrinconarme en la pared del estacionamiento. Cualquier persona que pase a la salida, no nos ve. - Suéltame, Cristián -Intento escapar de su agarre, pero se me hace imposible y menos cuando vuelve a empujarme contra la pared, provocando que me golpeé la cabeza. Los mareos llegan a mí.
-No prestaste atención a mis palabras, Janisse -me amenaza -. Te advertí que te alejarás de ese idiota con el que te vi el fin de semana. Tienes que entender que eres malditamente mía y de nadie más.
-Yo nunca seré tuya -declaro. En una fracción de tres segundos, donde baja la guardia, le doy la clásica patada en las pelotas y salgo corriendo.
Cuando me he alejado lo suficiente, que compruebo que no logró seguirme, me detengo, agitada. Agarro el celular del bolsillo de mi pantalón y llamo a mi madre, pero no responde el celular. La otra persona que viene a mi mente es Lucas, busco sus contactos para probar suerte, es posible que esté trabajando.
-¿Janisse? -responde con sorpresa.
-Sí, soy yo. Eh, ¿estás ocupado?, ¿te interrumpí en algo? -pregunto en primer lugar. Lo que menos deseo es molestarlo.
-No, para nada. Y para ti, menos aún -admite y me parece muy tierno.
-Gracias. ¿Te importaría pasarme a buscar en el instituto?
-Claro que no. Mándame la ubicación, pero, ¿no deberías estar en clases?
-Ven a buscarme y te cuento. Necesito salir de aquí -La línea se queda en silencio por unos segundos.
-Mándame la ubicación -reitera -, que tan pronto pueda, llego por ti.
-De acuerdo. Nos vemos -enseguida que cuelgo la llamada, le mando la ubicación y me responde en un mensaje que ya salió.
Llega por mí en aproximadamente quince minutos. Me subo al auto y sin decir nada, arranca. Me pierdo en la vista de la ventana sin preguntar a dónde vamos. Se estaciona frente a un edificio. Me abre la puerta del auto una vez entramos al estacionamiento y subimos el elevador. Me sorprendo cuando marca el piso del ático con contraseña y todo. Esto solo lo he visto en pelis.
-¿Quieres beber algo? -me dice mientras yo solo veo el inmenso lugar donde vive Lucas.
-Agua.
-¿Solo eso? -pregunta -Tengo jugo, malteada e incluso, podemos compartir un helado.
-Apuesto que amas el helado de chocolate. -Hago un pequeño chiste, para ver si me relajo un poco.
-Me gusta, pero soy más de los sabores raros, limón, menta, pistacho, caramelo, naranja, piña.
-¡Qué bien! Nunca he probado esos sabores. Siempre compro de vainilla, que es mi favorito.
-¿Te gustaría compartir un helado de caramelo? Tengo vainilla, pero me gustaría que probarás el caramelo, es muy rico. -Levanto las cejas ante la mirada que me ha dado cuando dijo su última frase.
-Sí, claro. Me encantará probarlo.
Se mueve con agilidad buscando un gran pote de helado que perfectamente podemos comer ambos hasta reventar. Busca unas mantas puesto que el aire está puesto, nos acomodamos uno frente al otro en el sofá y comenzamos a comer. Espera mi reacción al dar el primer bocado.
-¿Qué te parece?
-Delicioso, dulce. Me encanta.
-¿Puedo probar? -pregunta y lo miro extrañada.
-Claro. -Para mi sorpresa, se acerca lentamente a mí y pasa su lengua por mis labios para sentir el sabor del caramelo en mi boca.
-Aquí sabe mucho mejor -dice, saboreando sus labios. Me quedo en silencio sin saber qué hacer.
Se acerca a mí, acaricia mis brazos para tomar mi rostro entre sus manos y me besa. No sé a dónde nos lleve esto, lo que sí sé es que quiero más de este pequeño cielo que me hace sentir.
Ahora mismo todo lo sucedido ha pasado a un segundo plano. Siento que más allá de las palabras de aliento que Lucas me pueda dar, sentir su cariño, su protección y lo rápido que vino a mí cuando lo llamé, me hace sentir muy bien.
Me sorprende cuando sin romper nuestro beso, me alza en peso para comenzar a caminar a no sé dónde. No importa, solo no quiero que deje de besarme como lo hace.
-Preciosa, te estoy llevando a mi habitación. -Detiene el beso para decirme -. No quiero que pienses que me aprovecho de la situación -coloco mi dedo sobre su boca para callarle.
-Jamás pensaría eso de ti. Si no quisiera esto, créeme cuando te digo que te hubiera cortado el primer beso que me diste -sonríe satisfecho y entramos.
Aparta mi cabello suelto a un lado, para repartir besos por todo mi cuello. Cuando llega al lóbulo de la oreja, las descargas que experimenta mi cuerpo son nuevas, sobre todo entre mis piernas, las cuales aprieto en busca de un alivio que no llega.
La ropa desaparece de nuestros cuerpos mutuamente solo quedando en ropa interior. Caemos en el inmenso colchón, que es muy suave. Se coloca entre mis piernas y puedo sentir su dureza y la fricción de nuestros sexos excitados se siente deliciosa.
-Me encantas -dice y tomándome desprevenida, me coloca de espalda para comenzar a repartir besos por toda mi espalda. En mi puta vida imaginé que la espalda tuviera tantas zonas erógenas. No puedo parar de moverme y jadear.
-Ya -le ruego, quiero más, deseo sentirlo. La excitación entre mis piernas supera lo que yo pensé que sería.
Así mismo de espalda Lucas retira el tanga simple que uso y suelta un jadeo al tocar mi sexo húmedo. Eso provoca que vuelva a colocarme frente con frente a él y sin detenerse, bajar a mi sexo. El aire de su respiración provoca un cosquilleo espectacular y el lametazo que le da a mi feminidad después me hace despegar mi espalda de la cama.
Lame, chupa, devora mi sexo como si fuera el helado más delicioso que ha probado. Mis piernas comienzan a temblar. Los espasmos de mi cuerpo siento que me harán explotar, sin embargo, cuando siento mi cuerpo cerca de acabar, se detiene.
Sube por mi cuerpo y no me di cuenta cuando se ha quitado el bóxer y su pene está erecto por mí, en todo su esplendor, listo para unirse a mí sin siquiera haberlo tocado.
Comienza a entrar con suavidad, siento que el dolor supera el placer que sentía hace unos minutos, intento que no se dé cuenta, pero cuando logra entrar por completo, un pequeño grito que no puedo disimular sale de mi boca.
-Joder, Janisse. Eras virgen -afirma -. Tenías que habérmelo dicho. Hubiera podido tener más cuidado y prepararte mejor.
-Estoy bien, no te preocupes. Por favor, no te detengas -le suplico.
-Solo lo hubiera hecho si me lo pedías -reconoce -. Te haré olvidar el dolor que acabas de experimentar.
Dicho y hecho. El dolor comenzó a disminuir apenas mi vagina se adaptó a su intromisión. Aquellas cosquillas durante el sexo oral volvieron aparecer, pero esta vez más fuertes que antes. Acompaño sus movimientos con torpeza queriendo sentir más y lo consigo un poco. Comenzamos a respirar pesadamente y mis piernas comienzan a temblar, siento como mi cuerpo se eleva, mis piernas no paran de temblar y el orgasmo arrasa con mi cuerpo como un terremoto provocando que el de Lucas se desencadene de la misma forma.
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